El euskera en las instituciones científicas
* Traducción al español del original en euskera
Josemari Velez de Mendizabal

Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos está acreditando con firmeza su compromiso con respecto al euskera, con una voluntad más férrea que nunca. La propia historia de la institución nos conduce hasta sus orígenes para dar con las primeras reivindicaciones y proyectos en favor del euskera. En este sentido, es bien largo el camino que Eusko Ikaskuntza lleva recorrido, un camino que a buen seguro nunca ha recibido el reconocimiento que se merece. En todo caso, es evidente que un proyecto planteado a partir de la convicción jamás espera beneficiarse de la recompensa del reconocimiento, ya que en realidad asienta su éxito sobre la correcta y dignamente organizada recolección diaria.

Desde aquel lejano 1918 hasta la actualidad, Eusko Ikaskuntza ha celebrado un total de quince Congresos, espacio de tiempo en el cual la sociedad vasca ha cambiado de manera considerable -lamentablemente, no siempre a la velocidad y en las condiciones deseadas- y se ha adentrado en el siglo XXI con la firme convicción de afrontar los nuevos retos. En lo que respecta al euskera, considero que nos encontramos ante una inigualable ocasión, dado que, aun cuando en ocasiones nos invada la sensación contraria, nuestra lengua jamás ha gozado de tanto apoyo como hoy en día.

En cualquier caso, opino que la evolución positiva de la lengua, proceso que nunca llega a su final, puede ser mejorado desde diversas perspectivas. A pesar de que la responsabilidad recaiga sobre toda la sociedad, las instituciones científicas deben sostener un enorme peso, ya que el euskera -a quien durante siglos desde círculos interesados se la ha tachado de vulgar- debe en los momentos cruciales dejar su huella sin temores ni complejos. Como concierne a una lengua viva y moderna.

Eusko Ikaskuntza, tal como quedará patente a lo largo del desarrollo de su XV Congreso, es una moderna institución científica que se adentra en el siglo XXI con la firme intención de perdurar tantos años o más que los que conforman su andadura. Con el objeto de que el resultado de su trabajo repercuta en el desarrollo integral de la sociedad vasca, el euskera ocupa además un destacado lugar dentro sus planteamientos generales.

Los discursos de palabras grandilocuentes se quedan en la nada si no cuentan con un empuje práctico y con esquemas de trabajo correctamente estructurados. Por tal motivo, consciente de que nos hallamos frente a un largo y escabroso camino, al escribir estas líneas no quisiera caer en simplismos. La débil lengua que -con mayor o menor suerte- a lo largo de miles de años ha sabido hacer frente a un sinfín de descalificaciones, necesita de todo tipo de remedios, para que, incluso en la actualidad, consiga no perecer ahogada entre los frágiles y engañosos períodos de bonanza.

Ni la ciencia ni la cultura se pueden desarrollar por decreto. De probarlo, moriríamos en el intento, al igual que sucedería con el instrumento lingüístico en que se desarrollaran esa ciencia y esa cultura. El concepto de cultura va tan unido al de libertad, que considero fundamental disponer del derecho a elegir una lengua. Nunca se debería imponer nada que pudiera resultar embarazoso a quien se adentra en un proceso de creación. La postura contraria podría suponer un atentado contra la sacrosanta libertad.

Pero, por favor, no vayamos a incluir en la misma cesta a las lenguas que gozan de diferente estado de salud y concederles a todas ellas el mismo tratamiento, ya que tal proceder llevaría a la muerte a las más débiles. En los hospitales no todos los ingresados reciben los mismos cuidados y recetas. Si, tal como se expuso durante el II Congreso Mundial de la lengua española celebrado en octubre en Valladolid, quien cuenta con cuatrocientos millones de hablantes necesita que se adopten medidas especiales, ¿qué no vamos a poder exigir para lenguas como la nuestra?

Es a la propia sociedad vasca a quien corresponde mantener vivo el euskera y velar por su supervivencia, mientras que entidades como Eusko Ikaskuntza deben trabajar por mejorar constantemente la calidad de la lengua. Tal como afirmaba, nos encontramos en un buen momento -siempre lo estamos-, en el que además las nuevas tecnologías nos pueden ofrecer un magnífico servicio; claro que toda tecnología resultaría baldía si no fuera acompañada de juiciosas planificaciones. Ahí es, precisamente, donde debe radicar el protagonismo de las entidades científicas.

La administración vasca debe apoyar amplia y generosamente la labor de las entidades científicas, sin alegar ninguna excusa. Las alternativas estudiadas nos exigen multiplicar nuestros esfuerzos, con lo cual los poderes públicos, de la mano de la sociedad civil, deben proteger la adopción de precursoras y sensatas medidas con la finalidad de que el euskera prosiga avanzando por el esperanzador camino recorrido en los últimos veinticinco-treinta años.


Josemari Velez de Mendizabal, gerente de Eusko Ikaskuntza

Euskonews & Media 145.zbk (2001/11/23-30)


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