Aunque
oriundo de Bergara, Javier Retegi vive en Arrasate, donde además
de haber cursado sus estudios ha perfilado sus sueños,
proyectos y esfuerzos e invertido incontables horas de trabajo.
Su trayectoria profesional es tan densa que resulta imposible
condensarla en unas pocas líneas. Ha sido, entre otros,
director de la Escuela de Ingenieros de Arrasate, presidente de
IKERLAN, viceconsejero de Educación del Gobierno Vasco
y consejero de Industria, Pesca y Agricultura. En la actualidad
es rector de Mondragon Unibertsitatea y responsable de tecnología
y calidad de MCC (Mondragon Corporación Cooperativa). Ha
cosechado innumerables éxitos tanto personales como profesionales,
como bien refleja la situación actual de la universidad
del Alto Deba y la prosperidad de sus empresas. Aun así,
retegi conversa sobre el trabajo, la vida y sus experiencias
con gran humildad, recalcando una y otra vez que el bien más
preciado de la sociedad y del mundo son las personas.
-Cuenta con
una sólida carrera que abarca el mundo empresarial, el
político y el educativo. ¿En cuál de ellos se ha
sentido más cómodo? ¿Qué le han aportado?
En los tres campos me he sentido cómodo
y contento. Son mundos completamente distintos, que nada tienen
que ver entre sí. El mundo más lógico y preciso
es el empresarial, porque ahí las cosas hay que exponerlas
con total claridad. La empresa debe practicar un juego limpio
y competir con las demás con sus propias fuerzas. La política,
en mi opinión, es un campo de gran importancia, porque
a fin de cuentas los políticos lo que hacen es dirigir
el futuro de la sociedad, una función que conlleva una
gran y muy importante responsabilidad. Pero al mismo tiempo considero
que es un mundo sumamente complicado, por la constante presencia
de los medios de comunicación y de discusiones. Además,
la política no es tan limpia como la empresa. Por su parte, el mundo educativo
es sinónimo de futuro, está ligado a la esperanza.
Es un campo que exige tener un gran corazón. La educación
establece las bases de la sociedad, la política determina
la dirección a seguir, y la empresa facilita los medios
económicos. Los tres campos se complementan entre sí.
Yo he tenido la ocasión de trabajar en los tres, muy a
gusto, pero sin olvidarme de que cada uno tiene una propia identidad.
-Desde estos
tres campos ha gestionado tanto el sector público como
el privado. ¿Qué diferencias ha apreciado entre uno y otro?
Además
de haberme movido en el mundo de la política, también
he trabajado en el ámbito privado, tanto en la universidad
como en la empresa. Cuando era consejero de Agricultura y Pesca
me resultaba muy duro levantarme por la mañana y leer en
la prensa cómo nos atacaban, porque después tenía
que defenderme. Yo creo que esa situación llega a marcar
el camino o carrera de cada persona. En el mundo de la empresa
o de la educación, por contra, uno mismo puede escoger
el camino que desea seguir, acorde con su personalidad, pero en
la política hay que integrar todas las opiniones, la de
uno mismo y la de los demás. En el ámbito privado
resulta más fácil actuar conforme a las ideas, opiniones
o proyectos que uno pueda tener, aunque resulte más conveniente
trabajar en equipo y compartir el esfuerzo con todos los compañeros.
En todo caso, hay menos obstáculos.
-Ha sido testigo
de todo el proceso de evolución de MCC (Mondragon Corporación
Cooperativa). ¿Pensó en sus comienzos, hace ya treinta
años, que llegaría a obtener los resultados actuales?
Hace veinticinco años que falleció
don Jose Maria Arizmendiarrieta, y ya entonces albergábamos
grandes esperanzas. Ambos compartimos infinidad de horas de trabajo.
Fue profesor mío en la Escuela de Ingeniería de
Arrasate, y más tarde empecé a trabajar con él.
Fue entonces cuando establecimos las bases de la estructura actual,
que no son otra cosa que las personas: su orientación,
su voluntad y su actitud. Arizmendiarrieta, al modelar las personas,
estaba sembrando las semillas de los frutos actuales, aunque por
aquel entonces no podíamos ni tan siquiera imaginar que
algún día llegaríamos a conocer esta situación.
Nuestras empresas han avanzado muchísimo, incluso Eroski
y Lankide Aurrezkia, sin olvidarnos de la Universidad y de la
Educación. Hace veinticinco años sólo teníamos
un centro educativo. Comenzamos a impartir clases de ingeniería
técnica el año 1968, pero nos resultaba imposible
trazar la actual Mondragon Unibertsitatea. Estoy seguro de que
dentro de diez años dirán exactamente lo mismo.
Ahí radica nuestra fortuna. Contamos con un equipo inmenso,
las estructuras ya están implantadas, la gente participa
a través de ellas y así todo va evolucionando. Si
este movimiento sigue creciendo es gracias a que los propósitos
siguen manteniéndose en pie. En la actualidad trabajamos
en el grupo cooperativo casi 60.000 personas, con una inmensa
facturación. Mondragon Unibertsitatea está constituida
por tres facultades. Los cursos de doctorado ya están en
marcha y el número de alumnos no cesa de aumentar. Todo
eso nos posiciona en un alto nivel.
-De modo que
el secreto del éxito de MCC son las personas...
Sin
ninguna duda. Nuestra prosperidad se basa en las personas, al
igual que la prosperidad de todas las sociedades. Y no sólo
es la sabiduría de las personas lo que hay que tener en
consideración; desde mi punto de vista, las cualidades
más valiosas son la actitud y la voluntad. Considero fundamental
comulgar con unos criterios y objetivos concretos, porque es el
único modo de ayudarse mutuamente, que a su vez tiene un
enorme efecto multiplicador. En estos momentos soy el responsable
de la tecnología y calidad de MCC y rector de Mondragon
Unibertsitatea. En ambos ámbitos hay unos grupos buenísimos,
con grandes esperanzas y muchísima fuerza. En lo que respecta
a la gestión, yo veo dos posibilidades: la que te obliga
a animar constantemente a los compañeros de trabajo, y
la de que sean ellos los que te animen. Yo estoy en este segundo
caso: observo que la gente viene empujando, y eso es enormemente
positivo.
-¿Cuáles
son los principales retos que debe afrontar el mundo empresarial? Por lo que se refiere
a la empresa, es evidente que la competencia se ha extendido a
todo el mundo. Es un mundo muy variable que nos obliga a estar
en alerta permanente y preparados para abordar cualquier cambio.
Podemos ir al extranjero a fundar empresas, o bien dar la bienvenida
a los extranjeros que vienen aquí. Además, el producto
puede cambiar en cualquier momento. Nuestra fuerza se basa en
las personas y en la sabiduría. Nuestras empresas son empresas
investigadoras de primer orden, altamente innovadoras. Dentro
de nuestra ideología cooperativista es la persona la que
prima. Es un modelo perfectamente aplicable en Gipuzkoa y en Euskal
Herria, pero no tanto en el extranjero, en países como
Brasil o México, por lo que tenemos que realizar una profunda
reflexión para dar con el método de trabajar en
otro país. Hoy en día es todo un reto determinar
dónde y cómo podemos implantar nuestra ideología
cooperativista en este mundo globalizado.
-¿Y en el mundo
de la educación o de la Universidad? Estamos presenciando
un gran cambio social que a su vez está dando paso a un
nuevo modelo educativo. El que tenemos resulta insuficiente y
es necesario crear un nuevo sistema que, aunque desconozco qué
características debería reunir, tenemos que empezar
a experimentar, ver qué se viene haciendo en otros países
y en otras universidades para finalmente establecer nuestro propio
modelo. No podemos implantar un modelo extranjero; tiene que ser
nuestro. Y este trabajo no concierne sólo a una universidad,
sino que se trata de un tema que deberíamos abordar conjuntamente.
Es un reto general.
-¿Se
mantienen en contacto con otras universidades? ¿Suscriben acuerdos? Mantenemos un estrecho
contacto con varias universidades extranjeras. Además,
este año, con motivo del nuevo modelo educativo, nos proponemos
elaborar un proyecto de investigación europeo en el que
también intervendrán universidades americanas. En
lo que respecta a Euskal Herria, estamos la Universidad del País
Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea, la Universidad de Deusto,
la Universidad de Navarra y nosotros. Colaboramos sobre todo con
la Universidad de Deusto y con la UPV-EHU, pero no es suficiente.
Deberíamos colaborar más estrechamente.
-¿Qué
presencia tiene MCC en el extranjero?
Tenemos delegaciones en varios países
de Europa. Respecto a América, destacaría como núcleos
más importantes Brasil, Argentina y México. También
tenemos varias empresas en China y en Tailandia. En total son
veinte las fábricas que tenemos en el extranjero. Nuestra
intención es que en cuatro años pasen a ser sesenta,
y de ese modo triplicar la producción externa. Las ventas
en el extranjero serán de aproximadamente un 57%. Aunque
el hecho de que el grupo cooperativo vaya a evolucionar a pasos
gigantes en otros países, y ello suponga un gran riesgo,
hay que señalar que por encima de todo están nuestra
identidad y nuestra razón de ser. Invertiremos los beneficios
obtenidos en el extranjero en esos mismos países, para
así contribuir al desarrollo de la sociedad, que incluye
aspectos como la educación y la investigación. De
este modo, todos saldremos ganando, tanto ellos como nosotros.
-Por lo que
a Mondragon Unibertsitatea se refiere, ¿qué novedad destacaría
de este recién inaugurado curso? Hoy en día tenemos
tres facultades principales: la escuela de Ingeniería de
Arrasate, la facultad de Ciencias Empresariales de Oñati,
y la de Humanidades y Ciencias de la Educación de Eskoriatza,
que ofrecen la oportunidad de estudiar diferentes carreras. Como
novedad, destacaría las dos nuevas carreras de telecomunicaciones
que se han puesto en marcha en Ingeniería. En cualquier
caso, considero que nuestra mayor novedad es la evolución.
Ahora que el primer y segundo ciclo ya están desarrollados,
hemos apostado por el tercero. Hemos puesto en marcha cursos de
doctorado, y confiamos en que dentro de ocho años lo estarán
realizando el 5% de los alumnos. Este año realizarán
por primera vez la tesis doctoral unas veinte personas. También
mencionaría nuestros títulos propios, claro reflejo
de la expansión que están teniendo los master y
cursos avanzados. Ofertamos un total de diecisiete masters y estamos
alcanzando un buen nivel en la formación continua.
-¿Cuál
es el secreto para que en Deba Alto no haya rastro alguno del
paro?
Aquí hay un gran movimiento
y mucho trabajo, pero de haber algún secreto, es el de
pensar libremente. No buscamos sólo el desarrollo de la
persona, sino el desarrollo personal dentro del desarrollo social.
Tratamos de integrar la sabiduría y riqueza de cada persona
en la sabiduría y riqueza de la sociedad. Además
de ser un proyecto personal, es un proyecto
social, colectivo. Aunque no conozcamos el paro, nuestro reto
más inmediato es crear empleo de primer orden. Nuestros
jóvenes están cada vez más formados y queremos
que nuestras fábricas alcancen un alto nivel. Ya no disponemos
de más tierras donde construir nuevos edificios, las carreteras
están llenas de coches, y apenas tenemos espacio físico
donde poder vivir. Por eso, queremos crear empleo de alto nivel,
de investigación y de servicios avanzados, un trabajo que
se adapte a las demandas de nuestros jóvenes. A través
del proyecto Garaia las empresas y universidades realizarán
conjuntamente investigaciones de alto rango para innovar la educación
y la empresa. Es el principal reto de este valle.
-¿Con qué
se encuentra Javier Retegi al volver la mirada hacia atrás?
¿Cuáles considera sus logros favoritos? ¿Hay algo de lo
que se arrepienta? Cuento con una larga
carrera. Cumpliré sesenta y cinco años y empecé
a trabajar a los diecisiete. Pero siempre he tenido el mismo objetivo:
el de alcanzar el desarrollo personal y localizarlo en el desarrollo
de la sociedad. Al mirar hacia atrás observo que he cometido
muchos errores, pero que eran necesarios. En esta vida hay que
arriesgarse. Quien no se arriesga nunca comete errores. De modo
que los errores son buenos, siempre y cuando uno se dé
cuenta de ello y esté dispuesto a rectificarlos. No hay
que permanecer sin hacer nada. Evidentemente, hay cosas que sí
cambiaría, pero en general estoy conforme con el trabajo
que hemos realizado. Y si ha servido de alguna ayuda a esta sociedad,
pues me alegro. Fotografías: Teresa Sala
Euskonews & Media 144.zbk
(2001/11/16-23)
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