San
Miguel de Aralar ha estado desde siempre relacionado con la salud,
bien de las personas, las casas, los campos o los animales. Como
si de un salud-dador se tratara, al estilo de los que recorrían
los pueblos, es su efigie la que se acerca alas poblaciones y
a la personas, además de recibirlas en
su santuario de Aralar.
No se conoce
con exactitud porqué visita San Miguel los pueblos de Navarra
(1), pero hace cinco
salidas desde el Santuario según un recorrido que varía
muy poco de un año a otro y siempre por localidades de
la Navarra noroccidental. El recorrido se prepara minuciosamente
cada año, con la referencia del año anterior respecto
a las localidades y la de la pascua de Resurrección respecto
a las fechas. Puede variar una o dos semanas
de un año a otro, pero cada pueblo lo suele recibir el
mismo día de la semana y en un horario parecido. D.
Inocencio Ayerbe y D. Miguel Azpíroz, de 88 y 87 años
de edad respectivamente se encargan de todos los detalles.
En total, aproximadamente
cuatro meses de recorrido en el que se visitan enfermos, se bendicen
los campos y se saluda a los amigos además de cofrades
y sacerdotes. Mientras haya vecinos en los pueblos
donde es tradicional la visita no se deja de acudir, aunque salgan
pocas personas a recibirle (5, 6).
La mayoría son municipios pequeños, de régimen
agrícola y/o ganadero y con censos que no suelen superar
los trescientos habitantes (2).
Ritual de la visita a los pueblos
Se comienza con el ritual de la bendición
de los campos en la cuatro direcciones con un
orden determinado: Este, Sur, Oeste y Norte, recitando pasajes
del evangelio (3). Tradición
y habilidad hacen que el sacerdote se oriente rápidamente
hacia dónde dirigirse primero; incluso indica con su mano
hacia dónde será el siguiente giro para dirigir
el rezo al resto de la concurrencia. Los fieles, que se colocan
detrás de los sacerdotes, la cruz parroquial y San Miguel,
van girando en estas cuatro direcciones escuchando el ritual de
la bendición. Tras esta lectura de pasajes del Evangelio,
el sacerdote que ha llegado con la imagen, imparte la bendición
del hisopo en las cuatro direcciones: "La bendición
de Padre, Hijo, y Espíritu Santo descienda y permanezca
siempre en estos campos y en todos sus frutos, Amen". El
ritual con sus oraciones y bendiciones se hace en euskera en las
localidades vasco-parlantes.
A
continuación, se dirigen a la iglesia con cánticos
de bienvenida que en algunas localidades se reparten impresos
a los asistentes para que participen. Una vez dentro, según
la costumbre de cada pueblo, se "da a adorar" la reliquia
que porta el Ángel a los fieles al pie del altar. En otras
ocasiones, se hace tras la celebración de la misa, pero
si se hace antes, se hará también al final. La persona
encargada de conducir el coche que le ha llevado hasta allí,
se coloca a un lado con una bolsa o un cestillo para recoger las
donaciones que se depositan al besar la reliquia.
Tras la misa,
que celebra el sacerdote de la localidad, se besa nuevamente la
reliquia antes de salir. Fuera de la iglesia, D. Miguel asperja
el suelo simbólicamente (en le pórtico o delante
de la iglesia) y bendice a los asistentes con la imagen del Santo
Ángel nuevamente en las cuatro direcciones, despidiéndose
con un "hasta el año que viene y salud para todos".
La visita a los
enfermos Si hay enfermos para visitar
en la localidad, tras la celebración de la misa y haber
bendecido a los asistentes, quita el soporte en el que viaja la
imagen y con San Miguel en su regazo, el sacerdote, acompañado
por el sacerdote anfitrión, se dirige a visitar a las personas
mayores y/o enfermos que lo hayan solicitado. Si no hay visitas
de este tipo, se dirigen a casa del cofrade para visitarles y
si procede tomar un refrigerio.
Aunque no esté
claro el origen de la visita a estas localidades ni la fecha exacta
en que comenzaron las salidas, no parece descabellado pensar que
visitar a los enfermos es un consciente motivo para las mismas,
según indica D. Inocencio por la documentación que
ha consultado. En el siglo XI, según refiere Goñi
Gaztambide en su Historia de los Obispos de Pamplona, había
unos cuarenta mil cofrades de San Miguel, que eran atendidos por
veintiún capellanes. No es de extrañar que por ley
de probabilidades hubiera entre ellos alguno enfermo. Parece ser
que la imagen iba a visitar a los cofrades que por su postración
no podían desplazarse al Santuario y bien pudiera ser éste
el comienzo de esta tradición. De hecho,
cuando la efigie llega a Pamplona, hace su primera visita a la
iglesia de San Nicolás, cerca de la cual, en la calle de
San Miguel existía un hospital con este nombre. D. Joaquín
Arazuri (4) en su detallado
estudio de las calles de Pamplona, cita alguno más con
igual nombre en los otros burgos. El hospital estaría en
donde actualmente está la calle San Miguel, bajo la jurisdicción
de San Nicolás y por este motivo en Pamplona es la primera
parroquia en visitar.
En los pueblos,
si se requiere la presencia de San Miguel en el domicilio de algún
enfermo o anciano, un familiar concierta la cita con el sacerdote
de la localidad quien informa a D. Miguel del lugar donde se encuentra
la casa.
En las casas
concertada la visita es breve. La falta de salud requiere discreción
y la ancianidad no es propicia a situaciones tan emotivas. D.
Miguel da a besar la imagen y tiene unas palabras de ánimo
para todos. Esta atención suele verse
compensada con un donativo. La cantidad estipulada más
o menos como agradecimiento es lo que suele costar encargar una
misa por alguna intención: mil pesetas en el año
2001 (5). Como se comprenderá
la cantidad es variable, pero no suelen verse monedas.
En otras localidades,
generalmente si el relicario ha pernoctado allí, la visita
a los enfermos puede ser de par de mañana, antes de la
celebración de la misa. Incluso veinte domicilios en alguna
ocasión. Esta visita suele hacerse de forma reservada:
los dos sacerdotes con la imagen de San Miguel. Otras veces, las
personas que han acudido a la recepción, acompañan
respetuosamente hasta la casa del enfermo, esperando en la puerta
hasta que termina la breve estancia y de nuevo acompañándolo
hasta la casa del cofrade donde descansará antes de acudir
a otra localidad.

Bajada del
Ángel a Larraun, 22 de abril de 1962. Foto: Luis Larrinaga
En Pamplona dejaron
de visitarse a los enfermos en sus casa en la década de
los años cuarenta aproximadamente porque resultaba muy
cansado subir y bajar escaleras en tantos domicilios y el programa
de visitas no daba para más. No obstante,
si hay una situación apremiante puede solicitarse al párroco
correspondiente la visita del Ángel al domicilio particular,
aunque no suele utilizarse este recurso (6).
Sí que visita en su recorrido en Pamplona los centros hospitalarios
y algunas instituciones relacionadas con la salud. Es también
patrono de los especialistas y personal que trabaja en radiología.
A finales de
los años sesenta y en la década de los setenta,
parecía que estas vistas del Ángel de Aralar eran
esperadas por menos número de personas, temiéndose
por su continuidad. Pero en la actualidad,
a tenor de los recorridos que sigue realizando y el interés
con que es recibido, parece que San Miguel seguirá visitándonos
y salud-dándonos durante mucho tiempo.
(1)
Entrevista por Lola Cabasés a D. Inocencio Ayerbe en
Diario de Noticias del 23 de abril de 2001, pags. 40-41. En
este mismo día llegaba el Ángel de Aralar en
su visita anual a Pamplona. (VOLVER)
(2) Nomenclátor de Navarra 1-1-1999.
(VOLVER)
(3) Ritual de la visita de San Miguel de Aralar=Aralarko
Mikel Goiaingeruaren ikustaldirako ohikune liburua. Pamplona
1996. (VOLVER)
(4) Arazuri, José Joaquín: Pamplona
calles y barrios. Tomo III, p. 112. (VOLVER)
(5) En casa de un anciano de una localidad
de las estribaciones del Perdón. (VOLVER)
(6) Con D. Miguel Azpiroz en Artazu en el
año 2000. (VOLVER) |
Inocencio
Ayerbe Iruñean hil zen irailak 22an, 88 urte
zituela. Uharte-Arakilen jaioa, azken 56 urteotan Aralarko
Santutegiko kaperaua izan zen. Euskal Herri osoan ezaguna,
euskararen erabileraren bultzagile eta santutegiaren zaindari
aparta izan zen.
Inocencio
Ayerbe falleció en Pamplona el pasado sábado
día 22 de septiembre, a los 88 años. Nacido
en Uharte-Arakil, fué capellán de San Miguel
de Aralar durante los últimos 56 años. Conocido
en toda Euskal Herria, impulsor del euskara, cuidó
el Santuario sobremanera.  |
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