El
cine vasco y por extensión el sector audiovisual vasco
en su conjunto, han estrenado el nuevo milenio con un éxito
sin precedentes. Un importante número de las producciones
realizadas en Euskadi durante el año 2.000, así
como el trabajo de guionistas, actores, directores y técnicos
de nuestro País han recibido el reconocimiento expreso
de la Academia de la Artes y Ciencias Cinematográficas,
que los ha incluido en su prestigioso elenco de finalistas para
los Premios Goya instituidos por la propia Academia.
Si
hay un apartado en el cual se refleja con mayor intensidad el
éxito del audiovisual vasco, éste es el correspondiente
al Cine de Animación, resultando especialmente relevante
la circunstancia de que 3 de los 4 largometrajes finalistas han
sido producidos por empresas y creativos pertenecientes al Sector
Audiovisual Vasco, recayendo finalmente en la obra KARRAMARRO
UHARTEA – LA ISLA DEL CANGREJO de IRUSOIN el premio al mejor largometraje
de animación del año 2.000.
Dicho reconocimiento
público lleva implícita la consideración
del Sector Audiovisual Vasco como ámbito de gran potencialidad
al que se le reserva un papel trascendental en el contexto de
la cada vez más tangible de la Economía del Conocimiento.
Precisamente, el cuyo elemento clave en la cadena de valor de
esta dimensión económica reside en el llamado Capital
Intelectual o Creativo, materia prima que este País
se ha demostrado que atesora y cuya utilización intensiva
a través de la consolidación de las Industrias Culturales
de la que resulta motor la Audiovisual, resulta un deber y a la
vez una oportunidad para todos.
En cualquier caso,
la apuesta por el desarrollo del Audiovisual Vasco como sector
emergente y con vocación estratégica en relación
al nuevo escenario global encuentra su justificación más
inmediata a partir del análisis comparado de la significación
y peso del Audiovisual en otras economías de referencia.
El sector audiovisual
es un sector considerado estratégico por la mayoría
de los países desarrollados. A éstas alturas no
creo que vayamos a descubrir a nadie que, junto con la industria
automovilística y la armamentística, el sector audiovisual
lleva varias décadas siendo uno de los sectores más
pujantes de la economía de los EE.UU. Por su impresionante
capacidad tractora sobre otros sectores de servicios e industrias
auxiliares, por la cifra de negocios que aporta al P.I.B., por
su capacidad de generar empleo y por sus cifras de exportación,
el gobierno de los EE.UU. ha defendido y continúa defendiendo
con uñas y dientes los intereses del sector audiovisual
norteamericano en todos los foros y acuerdos comerciales internacionales.

La Isla del
Cangrejo.
Pero el sector audiovisual
ya no es un sector estratégico solamente para los EE.UU.
Desde mediados de los 80, países como Alemania, Francia,
Gran Bretaña, Italia y España conscientes de la
cada vez mayor colonización cultural y comercial de los
contenidos audiovisuales norteamericanos, y en consecuencia, de
la importancia de contar con una industria audiovisual local que
fuese capaz de competir comercialmente con las multinacionales
estadounidenses, comenzaron a tomar decisiones políticas
y económicas dirigidas a fomentar la creación y
el desarrollo de contenidos audiovisuales locales. Pronto comprobaron
los responsables políticos de éstos países
que estas primeras medidas, que principalmente se habían
dirigido a facilitar a las empresas locales cierta capacidad financiera
que les permitiera producir contenidos y a que los operadores
de TV, los distribuidores y los exhibidores tuvieran ciertas obligaciones
más o menos exigentes para con los productores locales,
no eran suficientes.
A principios de los
90 la industria audiovisual local europea había conseguido
formar una nueva y excelente generación de jóvenes
profesionales del cine y de la televisión. Los empresarios
del incipiente sector comenzaron a ser conscientes de que para
crear una verdadera industria audiovisual europea ésta
se debería basar en el diseño y desarrollo de proyectos
audiovisuales estrictamente comerciales y que éstos podían
y debían convivir con los contenidos audiovisuales denominados
de autor. (En los EE.UU prácticamente cada director tiene
su propia productora pero żalguien tiene alguna duda sobre cuál
es el tipo de contenido que verdaderamente permite crecer a la
industria audiovisual norteamericana?)
Pero para aquella
época conceptos como la sociedad de la información,
la economía del ocio, del entretenimiento, de la educación,
y en suma la globalización de los contenidos ya habían
comenzado a ser acuñados en los planes estratégicos
de las empresas globales norteamericanas.
La estrategia de
integración vertical de estas macro-compañías
que ya estaban perfectamente posicionadas en Europa y que contaban
además con una dilatadísima experiencia en el mercado
audiovisual mundial, les permitía controlar y conocer a
la perfección no solamente toda la cadena de valor de la
industria de la producción, distribución, exhibición
y emisión de los contenidos audiovisuales, sino también
aumentar su capacidad tractora hacia otros sectores del ocio y
del entretenimiento como los parques temáticos (tractores
a su vez de la industria turística), la explotación
de otros productos derivados (merchandising) etc.

Ahmed, el
príncipe de La Alhambra.
Según la mayoría
de los analistas económicos, la Industria Cultural y el
Sector Audiovisual serán los factores estratégicos
de desarrollo de la economía europea en los próximos
20 años.
Ante esta realidad
ineludible, las estrategias están claramente definidas.
Los Grupos de Comunicación más importantes ya han
tomado posición, y se observa como los grandes consorcios
de telecomunicaciones proceden a la adquisición multimillonaria
de empresas productoras de contenidos (AOL-Time Warner) cerrando
de esta manera el círculo que parte con la detentación
de las redes de comunicación en línea y finaliza
con la adquisición de los contenidos que van a fluir por
dichas redes. Dicho proceder es imitado en escalas económicas
inferiores en dimensión, observándose en el Estado
español la integración de concentraciones empresariales
similares (Grupo Telefónica-Antena3-Lola Films....).
En este contexto
el futuro del Sector Audiovisual Vasco pasa por dejar que sea
fagocitado y abducido en alguno de los procesos de concentración,
que no olvidemos que considerarán entre sus objetivos hacerse
con el Capital Intelectual y Creativo tan vanagloriado recientemente,
o por el contrario instrumentar una apuesta estratégica
basado en el desarrollo y consolidación de un Sector Audiovisual
Vasco dinámico, capaz de sustentar estructuras estables
de producción de contenidos, capaz de responder mejor que
ningún otro a las exigencias de la adaptación tecnológica,
capaz de contribuir a la proyección exterior de un País
en clave positiva, y capaz en suma de realizar una contribución
fundamental al desarrollo económico y social de Euskadi.
IBAIA, Asociación
de Productores Audiovisuales Independientes del País Vasco,
apuesta por esta segunda opción, y en este sentido resulta
muy interesada en confluir en su diagnóstico con la Administración
Pública Vasca, Euskal Irrati Telebista, resto de asociaciones
profesionales, y elaborar de manera consensuada un marco de fomento
del Audiovisual Vasco que nos permita dar la razón a ese
guru de la Nueva Economía que es Jeremy
Rifkin, Presidente de la Fundación de Tendencias Económicas
de Washington DC, que en un muy reciente artículo alababa
el "empeño de los puebles catalán y vasco
en preservar su herencia cultural en una Europa sin territorios".
*"Un nuevo
actor en la escena global" Jeremy Rifkin. elpais.es (4
de Julio de 2.001).
Iñaki Gómez Sarasola,
presidente de IBAIA (Asociación de Productoras Audiovisuales
Independientes del País Vasco) |