Durante
los últimos años, un grupo interdisciplinar de investigadores
de la Facultad de Filología y Geografía e Historia
de la Universidad del País Vasco en Vitoria, trabaja sobre
un viejo problema que ha ocupado a numerosos historiadores: la
Lucha de Bandos en el País Vasco. Cada generación
hace su historia y quienes formamos parte de este equipo de investigación
nos hemos propuesto revisar las aportaciones que se habían
realizado hasta la fecha y desde nuestras inquietudes historiográficas,
con las nuevas informaciones documentales, proponer nuevas vías
de análisis y exponer a la comunidad científica
los resultados de nuestro trabajo.
El arranque de
nuestra investigación, desde el punto de vista bibliográfico,
fueron los trabajos de quienes, especialmente durante los años
setenta, cambiaron de un modo sustancial el planteamiento del
problema y protagonizaron la renovación historiográfica
en el País Vasco: J. Caro Baroja, I. Arocena, A. de Otazu,
J. A. García de Cortázar y E. Fernández de
Pinedo. Fueron ellos quienes señalaron los obstáculos
que hasta entonces habían impedido avanzar en el conocimiento
de las llamadas luchas banderizas. El primero, la reducción
de los enfrentamientos entre los banderizos a una pugna entre
caballeros, entre nobles, entre iguales que competían entre
sí por el honor o para demostrar su valor, cuando en realidad
bajo esa denominación tradicional latían también
conflictos sociales que, como en otras áreas de la Europa
medieval, enfrentaban a los señores con sus campesinos
dependientes o con las gentes de las villas. Probablemente, la
espectacularidad de la narración de Lope García
de Salazar parece haber singularizado tanto el conflicto que,
para algunos autores, parece ser exclusivo del País Vasco
y únicamente aristocrático. Por ello consideramos
imprescindible abordar la cuestión desde referencias metodológicas
homologables con las experimentadas en el análisis de otras
luchas sociales en otros territorios hispanos y europeos y entender
la denominación Lucha de Bandos en sentido amplio, es decir,
en referencia a un conjunto de enfrentamientos sociales que se
suceden en Álava, Guipúzcoa y Vizcaya durante la
Baja Edad Media en el marco de la ofensiva señorial, desatada
entre otras razones por el descenso de sus rentas, y de la reacción
antiseñorial protagonizada por los campesinos, por los
pequeños hidalgos y las gentes de las villas. Esta propuesta
significa, en definitiva, equiparar Lucha de Bandos a conflictividad
social en el País Vasco durante la Baja Edad Media en el
contexto de la primera crisis del sistema feudal en Europa.
La segunda propuesta
gira en torno a la necesidad de abordar el problema desde las
nuevas fuentes que, gracias a los esfuerzos realizados por las
administraciones locales, provinciales o la administración
central hoy se encuentran a disposición del investigador.
Es cierto que una parte de la información que puede utilizarse
para el estudio de la sociedad bajomedieval en el País
Vasco ha sido publicada durante la última década
por la Sociedad de Estudios Vascos en su Colección de Fuentes
Documentales Medievales del País Vasco, pero además
es necesario perseguir otras informaciones en los Archivos Nacionales
-Archivo General de Simancas, Archivo Histórico Nacional
y de modo particular en el Archivo de la Real Chancillería
de Valladolid- y eclesiásticos –el archivo Diocesano de
Pamplona cuenta con una riquísima documentación-
donde puede encontrarse una abundante información, sorprendentemente
inédita en su mayoría. Además, para el seguimiento
de la historia familiar y las estrategias de los distintos linajes,
la gestión de sus patrimonios y un largo etcétera
de cuestiones aún pobremente iluminadas resultan esenciales
los fondos documentales de los archivos familiares o privados.
Por otra parte,
con la experiencia acumulada, parece oportuno considerar, desde
el punto de vista metodológico, tres cuestiones. La primera
se refiere al ámbito cronológico que debe enmarcar
futuros estudios. Es imprescindible superar las tradicionales
barreras de la división histórica tradicional e
introducirse en el siglo XVI, no solo porque la documentación
de ese siglo nos ofrece una información notablemente más
rica y abundante que la de los siglos XIV y XV, iluminando procesos
anteriormente difícilmente indescifrables, sino, sobre
todo, porque, de otro modo, no cabe entender un fenómeno
como el que pretendemos analizar en toda su magnitud. La segunda
sugiere que el acercamiento a los problemas es necesario hacerlo
desde el microanálisis. Durante los años setenta
y ochenta se construyó el modelo sobre el que se han apoyado
las distintas aportaciones. Los estudios de conjunto sobre la
evolución de la sociedad nos ofrecieron un seguro armazón
sobre el que hemos confeccionado la historia de la sociedad vasca
durante los últimos años. Es la hora de atender
con mayor precisión aún, al estudio de los procesos
magistralmente señalados desde un pequeño conjunto
de informaciones documentales, de acercarnos otra vez, a los viejos
y nuevos materiales para contrastar sus informaciones y las propuestas
e interpretaciones de aquellos autores que desbrozaron el camino
por el que hoy transitamos. La tercera proposición pretende
integrar en la explicación de los fenómenos sociales
aquellas contribuciones que otras disciplinas pueden aportar al
conocimiento del problema que nos hemos planteado. Es necesario,
por tanto, plantear la resolución de los problemas desde
la interdisciplinariedad.
Desde los planteamientos
metodológicos señalados, los objetivos que pretendemos
cubrir en los próximos años son los siguientes:
En primer lugar, respecto a las fuentes, continuaremos con la
creación de un banco de datos de documentación lo
más amplio posible y promoveremos la edición crítica
de los últimos capítulos del Libro de las Bienandanzas
e fortunas de Lope García de Salazar. En segundo lugar,
nos hemos propuesto realizar una aproximación a la historia
de los Parientes Mayores que no solo identifique la trayectoria
personal y familiar de algunos de sus miembros más destacados
concretando las bases de su hegemonía económica,
social y política durante los siglos XIV y XV, sino también
profundizar desde la literatura y la antropología en su
universo mental y en particular en el de Lope García
de Salazar. Finalmente, pretendemos profundizar en el estudio
de los fundamentos y primera formulación de la universal
hidalguía y en el de las bases que asentaron la transformación
institucional con la emergencia de las Juntas Generales como nuevo
órgano de poder y legitimidad en Álava, Guipúzcoa
y Vizcaya.
Durante los últimos
años el equipo de investigación ha transitado por
los caminos que he señalado hasta ahora obteniendo algunos
resultados que han sido presentados a la comunidad científica
y a todos aquellos interesados por estos temas. Los primeros se
publicaron en La Lucha de Bandos en el País Vasco.
De los Parientes Mayores a la Hidalguía universal. Guipúzcoa,
de los Bandos a la Provincia, libro en el que se
recogen las aportaciones presentadas al Symposium que, con ese
nombre, se celebró en Vitoria en Diciembre de 1997. Recientemente,
los medievalistas del equipo han publicado Los señores
de la guerra y de la tierra: nuevos textos para el estudio de
los Parientes Mayores guipuzcoanos (1265-1548), y trabajan
en la publicación de nuevo libro en el que se recogerán
nuevos documentos inéditos sobre las villas y las Juntas
Generales del territorio guipuzcoano. En ellos puede encontrar
el lector las referencias bibliográficas fundamentales
tanto de los clásicos, como de quienes protagonizaron la
renovación historiográfica de los años setenta
o las más recientes aportaciones de los investigadores
que en los últimos años han publicado artículos
y libros sobre el problema entre los que se encuentran los miembros
del equipo de investigación que durante los próximos
años continuarán trabajando sobre el mismo.
José Ramón Díaz
de Durana, Universidad del País Vasco |