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                      Título de la publicación: Revista 
                      Internacional de los Estudios Vascos 
                    Año 
                      de la publicación: 1928 
                    Páginas 
                      del artículo: 417-418 
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A 
 pesar de lo venerada y 
 popular que es la imagen de este Cristo en Guipúzcoa y 
 en todo el país vasco, pocos serán sin embargo los 
 que la reconozcan en esta reproducción.  
  
La costumbre de verla con el sayón 
 ricamente bordado, que la piedad de los fieles en el siglo XVIII 
 puso cubriéndola, y al igual de otras imágenes similares, 
 hace que nos sea extraña la verdadera efigie tallada que 
 así quedó oculta.  
No es, sin embargo, por pobreza artística 
 ni por carencia de expresión mística por lo que 
 debió cubrirse. Preciosísima escultura bizantina, 
 obra indudable de un gran artífice de su época, 
 rarísimo ejemplar de la efigie de Nuestro Señor 
 Jesucristo sin barba, acertada interpretación ascética 
 de la Persona Divina y a la vez perfectamente humanizada en una 
 bien estudiada anatomía y por último refundido todo 
 ello en una síntesis de belleza y de elegancia, adonde 
 hoy mismo, apenas llega el arte más depurado;es esta escultura 
 digna de ser difundida y admirada, y la devoción de sus 
 numerosos fieles sólo podría salir ganando con ello. 
  
Acerca de su origen, hay dos versiones:la 
 una la de haberse encontrado en el mar, sin precisión de 
 lugar, ni fecha. La otra, que es la que se tiene por auténtica 
 en la misma iglesia, es la de ser un regalo de San León 
 Obispo de Bayona, hacia el siglo X.  
No conociendo hoy antecedentes bastantes, 
 ni dónde buscarlos, para enfocar una monografía 
 fundamentada de esta imagen, sólo puede decirse que el 
 examen de la escultura parece confirmar la segunda 
 versión.  
El estilo y la factura coinciden 
 con los de esa fecha probable y lo depurado de su traza denota 
 ser de mano maestra, tal y como pudo 
 ser la del encargado por el Obispo de la época, para un 
 regalo de esa importancia. 
  
El señor Párroco actual 
 del Santuario de Lezo, persona que a su bondad y virtudes añade 
 un respeto y cariño al arte muy estimables, es naturalmente 
 un gran admirador de la imagen y a su amabilidad debo esta interesante 
 reproducción para la Revista de Estudios Vascos.  
J. de O.   |