Ha
llovido lo suyo desde que en la antigua Grecia tuvieran lugar
las colosales representaciones, fuente de las tragedias, comedias
y dramas satíricos que hoy conocemos, que se celebraban
en honor al dios Dionisos (Baco). Esquilo, Sófocles y Eurípides,
por citar sólo algunos de los grandes autores, son todo
un referente de nuestro teatro actual.
 | Máscaras
que representan la Tragedia y la Comedia |
*Esquilo.- Considerado el
padre de la tragedia, el poeta lírico propugnaba en sus
obras ("Prometeo encadenado", "La Orestíada", etc.) la
preeminencia del Derecho frente al odio cegador, de la justicia
frente a la ley, y del espíritu frente a la fuerza.
 | Imagen
de un teatro griego |
*Sófocles.- De carácter
abierto y pacífico, Sófocles no ensalzaba a los
dioses cual Esquilo, ni compartía la postura racionalista
de Eurípides. Opinaba que las verdaderas causas que conducían
a un héroe hacia la perdición o a la gloria eran
de índole psicológica, y no las leyes del destino.
Este autor simboliza la conciencia de la infelicidad humana y
la entereza ante el sufrimiento, así como el pensamiento
racional y las oscuras fuerzas que escapan al mismo.
Para hacerse una idea de la influencia
de este autor, basta recordar que las versiones más conocidas
de los frecuentemente mencionados personajes de Electra, Antígona
o Edipo son suyas.
| Fichas
antiguamente empleadas como entradas |
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*Eurípides.- Tachado
de escéptico por los eruditos de su tiempo por negarse
a venerar a los dioses y por desentenderse de los mitos de Grecia,
Eurípides prefería tratar los anhelos y el espíritu
de las personas que alabar la trágica grandeza de los héroes
antiguos. Alcanzó el éxito después de su
muerte. Entre sus obras más conocidas destacan Medea, Las
Bacantes, Las Troyanas, Helena, Hécuba y la drama satírica
El Cíclope.
En los tiempos que corren, en que
apenas tenemos tiempo para respirar, todas y cada una de las veces
que tengo ocasión de leer, estudiar o contemplar en escena
alguna obra de los mencionados autores, me quedo estupefacta al
constatar lo poco que ha cambiado el ser humano a lo largo de
todos estos años. A pesar de lo mucho que ha evolucionado
nuestro aspecto exterior, nuestras actitudes moralistas y racionalistas,
nuestra conciencia de infelicidad, sed de venganza o de justicia,
luchas, ansias, carácter, etc. siguen siendo exactamente
iguales.
Sé que en la actual era de
los audiovisuales y de Internet mucha gente considera el teatro
como un género entumecido y anquilosado. Pero, en mi opinión,
no todos los viajes se pueden realizar en trenes de alta velocidad,
porque, aunque resulte curioso, el saber andar y orientarse son
mucho más provechosos para nuestra formación personal.
Me acuerdo de unas recientes declaraciones del director del Odeón
Théâtre de L'Europe, Georges Lavaudant: "La
BELLEZA del teatro radica en que no tiene necesidad de rendir
cuentas a la actualidad. No tiene porqué afanarse en estar
de actualidad".
Iñake Irastorza, actriz |