1) TÓPICOS O LUGARES COMUNES
Muchos
ciudadanos que viven ajenos al mundo que se desarrolla en euskera
pensaban -muchos todavía lo piensan- que el producto que
se imparte en euskera en la universidad ofrece una menor calidad.
Incluso diría que esta tendencia se acentúa cuando
se discute acerca de la enseñanza del derecho en euskera.
Tras esta opinión se esconde en ocasiones, el desconocimiento
de la materia, otras veces, un cierto tradicionalismo inconfesado,
esto es, un deseo inconsciente de que las cosas deberían
seguir haciéndose como en el pasado, y lógicamente,
en algunos casos, prejuicios explícitos.
En
algunas ocasiones la causa del lugar común es el profesorado.
Tal vez porque cuando se inició la enseñanza universitaria
en euskera se improvisó en alguna medida ésta, y
tal vez porque en algunos casos podía estar en tela de
juicio la calidad de la docencia del nuevo profesorado, lo cierto
es que fue tomando fuerza el tópico acerca de la menor
calidad de la docencia en euskera. Creo incluso que una parte
del profesorado al que me refiero, siente este mismo temor, a
tenor de las inquietudes que he notado en algunos profesores que
he conocido.
En otras ocasiones es el alumnado
el origen del tópico. El idioma y el pensamiento van encadenados.
No hay dudas acerca de que son precisos instrumentos lingüísticos
maduros para desarrollar un pensamiento abstracto y profundo y
la preparación lingüística que presentamos
algunos alumnos en euskera no sería en todos casos suficiente
para progresar en unos estudios universitarios. Siendo verdad
el tópico, cuando realicé estudios universitarios
en castellano también pude observar alumnos, en los cuales
tampoco el idioma y el pensamiento podrían considerarse
maduros para cursar estudios universitarios, y los cursaron. Hace
algunos años, por otra parte trabajé como profesora
en enseñanza secundaria y pude comprobar que había
alumnos brillantes en ambas lenguas (euskera y castellano) y que
había alumnos con un conocimiento y destrezas insuficientes
también en ambas lenguas. Para analizar todos los aspectos
que abarca y que encierra el tópico citado, sería
preciso un análisis mucho más severo que este mero
juicio impresionista.
Los tópicos citados se refieren
a cualquier enseñanza desarrollada en lengua vasca. Pero
la enseñanza del derecho presenta en mi humilde opinión
aspectos específicos.
La tradición histórica
de los temas de enseñanza y los materiales. Cuando nos
acercamos al caso de la Justicia y del derecho, no cabe duda de
que la tradición histórica pesa especialmente sobre
la actualidad. Utilizando términos como usara Leizarraga
"en los pueblos del euskera" no se utilizó el
euskera como lenguaje jurídico-administrativo, salvo en
casos muy excepcionales y limitados. Es por ello que no podemos
satisfacer hoy día nuestras necesidades lingüísticas
de una tradición jurídica, como sí pueden
realizar en el caso catalán. La tradición latina-romance
es el punto de partida imprescindible que debe asumirse sin complejos
y sin prejuicios.
Los materiales se encuentran todavía
fundamentalmente en castellano. Esta circunstancia le exige al
estudiante y al profesor un esfuerzo especial, pero esta dificultad
presenta, en mi humilde opinión, algún tipo de ventaja
en lo personal: al ser imprescindible la realización del
esfuerzo de aprendizaje en dos idiomas, el alumno se prepara para
desarrollar su labor profesional en las dos lenguas.
2) PERSPECTIVA LIMITADA Y PERSONAL
DE LA DOCENCIA EN EUSKERA
Profesorado. No he notado especiales
diferencias en la calidad con respecto a las asignaturas cursadas
en castellano. Excepcionalmente he encontrado algún profesor
purista-neologista en el tratamiento del idioma y esto ha entorpecido
la comprensión de la asignatura, además de generar
la sensación de hallarme ante otra lengua distinta del
euskera, ante una especie de "euskeranto".
El lenguaje técnico. Tengo
una opinión muy formada sobre este particular, así
que siendo una cuestión clave para el futuro de la enseñanza
que se desarrolla en euskera en nuestro país, aprovecharé
estas líneas para mostrar mi opinión sin ningún
género de dudas:
La tendencia purista-neologista:
El euskera necesita diariamente nuevas entradas léxicas
para alcanzar nuevas funciones lingüísticas. El purismo-neologismo
no toma en consideración el contexto sociolingüístico
real. No toma en cuenta que el castellano y el euseka crean dentro
de cada uno de los hablantes bilingües y en la realidad social
relaciones permanentes, y que no podemos hacer como si no fuéramos
bilingües o como si no existiera una tradición jurídica
desarrollada en latín y en lengua romance.
El castellano antiguo vivió
un proceso similar al que vivimos los hablantes del euskera hoy
día cuando se dio el paso de las funciones populares, orales
a las funciones públicas y escritas, especialmente desde
los siglos XIII en adelante. Y para poder desarrollar suficientemente
las capacidades expresivas del idioma, no dudó en tomar
miles de palabras de los idiomas en que se desarrollaban ya las
mismas –muy especialmente del latín-. Así desde
el siglo XVI el castellano aparece en el contexto internacional
como una lengua poderosa literariamente hablando.
Mogel y Larramendi fueron los precursores
del purismo-neologismo de Sabino Arana. Y esta tendencia ha aparecido
en la historia del euskera dificultando la estandarización
de la lengua vasca –atrasando este importante proceso durante
muchos años- y dificultando su extensión –porque
el "euskeranto" no era comprendido por
los lectores vascongados.
Desde el primer testimonio del euskera
se observa la tendencia al pragmatismo lingüístico.
El primer testimonio fue hallado en San Millán de la Cogolla,
como glosa a un texto en latín en el que el monje plurilingüe
y conocedor de latín, castellano y euskera deseaba aclarar
lo que le resultaba oscuro en latín. En unas pocas frases
datadas en los albores del anterior milenio puede verse la naturalidad
del mestizaje que ocurre en hablantes de varias lenguas. Una de
las frases que allí se recoge: "guec adiutu ez dugu"
parece que significa "nosotros no tenemos ayuda". El
adiutu, es una expresión macarrónica de lo que había
sido latín, que se usaría en el romance primitivo
y que el vascongado había asumido para enriquecer también
en euskera su capacidad expresiva.
3) PARA SUPRIMIR LOS TOPICOS, SUPERAR
EL "EUSKALCENTRISMO" Y REALIZAR UNA APUESTA FIRME POR
LA CALIDAD
Seguramente soy atrevida
por puro desconocimiento pero sólo se me ocurre un modo
de superar el diagnóstico tópico referido en las
líneas anteriores: superar el "euskalcentrismo"
y que la gente que trabaja en la producción y enseñanza
en euskera desarrolle una efectiva apuesta por la calidad. Intentaré
aclarar estos dos conceptos.
Considero
como "euskalcentrismo" la postura que no considera
la sociedad real y que sólo observa aquello que sucede
privativamente a los vascoparlantes, que muchas veces en
lo lingüístico da lugar al purismo-neologismo;
en última instancia es la tendencia de soñar
que algún día existirá un entorno propio
y que desarrollará de forma perfecta una tradición
pura y absolutamente distinta y separada, sin tener en cuenta
a los hombre y mujeres reales, bastante más mestizos.
Estoy de acuerdo con Federico Mayor Zaragoza cuando afirma
que hoy día la única cosa que genera respeto
en el contexto internacional con respecto a un fenómeno
identitario es la realización de una producción
cultural de calidad.
Por ello, y como
consecuencia de todo lo afirmado creo que debemos trabajar en
euskera y con calidad para darnos más a conocer públicamente
y en todo el mundo. Generar la codicia de ser traducidos a otras
lenguas, ser un espejo donde otros deseen ser vistos. Para poder
despejar los prejuicios de quienes desconocen esta faceta vascoparlante,
es preciso hacerlo con la fuerza del deseo en positivo y del prestigio. Maite Pagazaurtundua Ruiz, alumna
de Derecho en el Campus de Donostia |