Así es como tuvimos conocimiento
del fotógrafo Eustaquio Aguirreolea, un hombre sobradamente
conocido por los ancianos de Bergara, algunas de cuyas postales
constaban en nuestro archivo. Ante tal descubrimiento, decidimos
ponernos en contacto con sus familiares, quienes desde el primer
momento nos acogieron con toda amabilidad y se mostraron dispuestos
a compartir sus pertenencias fotográficas.
El fondo Eustaquio
Aguirreolea
Tras corroborar el interés
social que reviste el fondo conservado por los descendientes de
Aguirreolea, llegamos a un acuerdo según el cual las placas
originales de cristal se limpiarían y guardarían
en cajas específicas, y de igual modo se sacarían
unos internegativos, a partir de los cuales el Ayuntamiento ha
digitalizado las imágenes y realizado dos copias por fotografía
-una para la familia y otra para el Consistorio- en formato "tif.",
habiendo sido además autorizado para tratar las imágenes,
cuya descripción ya se encuentra disponible en una base
de datos.

Vista general
de Bergara, hacia 1918. Autor: Eustaquio Aguirreolea.
Archivo Municipal de Bergara. Fondo E. Aguirreolea, 0048
El libro
El libro viene a ser el
último eslabón del proyecto. Habiendo confeccionado
ya el fondo fotográfico, y con la participación
de diversas personas, procedimos a preparar una obra en la que
se profundizara sobre la figura de Eustaquio Aguirreolea.
El libro se divide en los siguientes
apartados:
- El prólogo, elaborado por
Leopoldo Zugaza.
- "Los inicios de la fotografía
en Bergara", por Mikel Murgizu Bakaikoa.
- "Eustaquio Aguirreolea: biografía",
por Arantzazu Oregi Goñi.
- "El pintor Eustaquio Aguirreolea",
por Ana Arregui Barandiaran.
- "La conservación del fondo",
por Pablo Ruiz Garcia.
- El catálogo
- Las postales
No conformes con sólo mostrar
las imágenes, decidimos dar un paso más y escarbar
en la historia de la fotografía de nuestra localidad, para
de tal modo poder saber cómo, cuándo y a través
de qué personas se produjo su difusión.
En los cuatro primeros capítulos
del libro se detallan la vida y la obra de Eustaquio Aguirreola.
Así, en el primer capítulo, Mikel Murgizu relata
cómo fueron los inicios de la fotografía en Bergara.
A partir de datos que disponemos se ha podido constatar la afición
por este arte del III Conde del Valle, José María
Murua Gaytan de Ayala, que la practicaba con el daguerrotipo que
adquiriera en Sevilla en 1842 (a señalar que Daguerre presentó
su invento en París en 1839). El Conde bergarés
acostumbraba a comprar fotografías, un hábito que,
a la vista del precio a las que éstas ascendían,
no estaba al alcance de cualquiera.
En
1854 vino a Euskal Herria el inspector auxiliar de dibujo del
Seminario Real, el azpeitiarra Jose Miguel Olazabal, también
fotógrafo, según se desprende de una de las fotografías
del IV Conde del Valle, donde se puede distinguir la inscripción
"J.M. Olazabal. Pintor y Fotógrafo", clara señal
de la proximidad existente entre la fotografía y el dibujo.
El IV Conde del Valle, Ignacio de
Murua y Balzola (1863-1953), no sólo dio continuidad a
la afición de su padre de comprar fotografías, sino
que además él mismo empezó a sacarlas. Parece
ser que en su residencia, el Palacio de Errotalde, disponía
de un completísimo laboratorio donde almacenaba miles de
placas de cristal. Desgraciadamente, no nos ha llegado más
que una ínfima parte.
Es obvio que las circunstancias que
se daban en Bergara (el Real Seminario y numerosas adineradas
familias) estaban directamente relacionadas con los comienzos
de la fotografía.
Eustaquio Aguirreola
(Bergara, 1867 - Donostia, 1953), contemporáneo del IV
Conde del Valle, cursó sus primeros estudios en Bergara
y recibió clases de dibujo en la academia de Jose Miguel
Olazabal, una vez finalizadas las cuales, y en lugar de quedarse
a trabajar en la pastelería de la familia, decidió
estudiar en la Escuela de Arte y Oficios de Donostia. La reforma
de los planes de estudios de 1885 estableció tres ramas
distintas: la industrial, la artística y la comercial.
Pensamos que Eustaquio, en su afán por dedicarse a la pintura,
escogió la variante artística, integrada por asignaturas
como dibujo de figuras y adornos, copias de escayola, aritmética
y geometría práctica. Finalizó los estudios
hacia 1888 con magníficas calificaciones, y sabemos, por
medio de un artículo publicado en el diario "La Voz de
Guipúzcoa", que incluso se le otorgó algún
que otro premio.

Puente y calle
de Zubieta a principios de siglo (Postal) Autor: Eustaquio
Aguirreolea. Archivo Municipal de Bergara. Fondo Juan Idigoras,
R. 8742
Deseoso por aumentar sus conocimientos,
Aguirreolea se marchó a París para asistir a las
clases que se impartían en la renombrada academia Julian.
En estos años de su estancia parisina se presentó
a las subvenciones convocadas por la Diputación Foral de
Gipuzkoa, en las cuales quedó en segundo lugar. Más
tarde también iría a Roma.
En 1891 volvió a Euskal Herria
para contraer matrimonio con Juliana Josefa Arana. Los recién
casados fijaron su residencia en el número 19 de Barrenkale,
en cuya primera planta Eustaquio Aguirreola abrió una tienda
de artículos de droguería, perfumería, pintura,
objetos de decoración y fotografía. De los datos
que disponemos del impuesto industrial -los primeros datan de
1905- se desprende que Aguirreola era el único fotógrafo
de Bergara. Sacaba las fotografías en el desván
de su casa, para así aprovechar la luz natural, y las revelaba
en la planta baja. Abandonó las tareas de decorador y pintor
en 1918, y nueve años más tarde traspasó
la tienda a Toribio Jauregi.
Una de las personas
que con más detenimiento ha estudiado la faceta artística
de Eustaquio Aguirreolea es Ana Arregui Barandiaran. Como mencionábamos,
el pintor recibió sus primeros cursos de pintura en la
academia de Jose Miguel Olazabal de Bergara, y más adelante
en la Escuela de Arte y Oficios de San Sebastián. Fue,
además, junto con Manuel Losada, Nemesio Mogrovejo, Ignacio
Zuloaga y Pablo Uranga, uno de los primeros artistas que partió
hacia París para aumentar sus conocimientos artísticos.
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Imagen
de San Ignacio. Esta
escultura es obra de Gregorio Hernández y se encuentra
en la iglesia del Seminario (Postal)
Autor: Eustaquio Aguirreolea.
Archivo Municipal de Bergara. Fondo B.K.E. (Ariz Ondo),
R.4827 |
No resulta fácil
precisar el contenido de la obra de Eustaquio Aguirreola, pero
lo que sí podemos afirmar es que la mayoría de las
pinturas de las que tenemos conocimiento datan entre 1891 y 1905-1910.
Poco antes, en 1887, pintó dos apóstoles en la ermita
de San Marcial, y, un par de años más tarde, en
la de San Blas. Es muy probable que su primera obra maestra la
constituyan los evangelistas que se encuentran en cada una de
las pechinas de la nave central de la Iglesia de la Virgen de
la Piedad de Antzuola. A destacar, asimismo, la obra que realizó
en 1900 en la recientemente restaurada Sala de Plenos del Consistorio
de Bergara. Las pinturas de las fachadas de los presbiterios de
la iglesia de San Miguel de Angiozar, en las cuales se reproduce
la Sagrada Familia y la muerte de San José, las realizó
en 1901.
Pero la obra de Aguirreolea es aún
más extensa. En 1902 abrió en su casa, junto con
Cayetano Borne, una academia de dibujo. Cuando a principios de
siglo la Diputación Foral de Gipuzkoa empezó a convocar
subvenciones para la apertura de escuelas profesionales municipales,
el Consistorio bergarés aprovechó la ocasión
para nombrar a Aguirreolea director y profesor de la escuela artística
y profesional municipal. De 1906 en adelante, las clases de aritmética,
geometría, dibujo lineal, dibujo de figuras y dibujo artístico
se impartieron en la última planta del recién construido
edificio comercial.
Eustaquio Aguirreolea se sentía
muy vinculado a la villa de Bergara, y participaba asiduamente
en las distintas actividades culturales del municipio, como la
Fiestas Euskaras de 1905 o el evento conmemorativo del 300 aniversario
de la llegada del Cristo crucificado de la Agonía
a Bergara, de 1926. En 1930, además, participó activamente
en una de las comisiones organizativas del V Congreso de Eusko
Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos.
Los dos últimos
capítulos del libro, "El catálogo" y "Las postales"
respectivamente, son una buena muestra de la obra de Eustaquio
Aguirreolea, actualmente expuesta en el Salón de Plenos
del Ayuntamiento. La escasa información existente en torno
a las fotografías ha dificultado considerablemente la confección
del catálogo. Nuestro propósito de ofrecer todos
los datos posibles (lugar de la toma de la fotografía,
fecha y descripción de la imagen, etc.) nos ha obligado
a consultar a los ancianos del pueblo, examinar actas y expedientes
del Ayuntamiento, y hojear periódicos de la época.

Dantzaris
delante de la ermita de San Marcial, hacia 1911. Autor: Eustaquio
Aguirreolea. Archivo Municipal de Bergara. Fondo E.Aguirreolea,
0066
La publicación de las 44 fotografías
temáticamente clasificadas ha tratado de respetar al máximo
las medidas originales. El primer apartado se vertebra en torno
a Eustaquio Aguirreolea y a su familia; el segundo muestra las
fotografías de la Escuela de Arte y Oficios de Bergara;
el tercero panorámicas y calles del municipio; el cuarto
las obras artísticas de Bergara; el quinto los retratos
que el fotógrafo sacó en su estudio, y en los dos
siguientes los actos sociales, procesiones, bailes y estudiantes
de la localidad. Se muestran de igual modo fotografías
de los municipios de Elgeta, Zumaia, Arrasate y Antzuola, así
como las del fotógrafo Jose Miguel Olazabal y del Conde
del Valle.
A partir de 1905, Eustaquio Aguirreolea
realizó también postales de Bergara; sin embargo,
y a pesar de que tales fotografías han tenido una amplia
difusión, pocas veces se ha hecho constar su nombre. Autor
de tres colecciones, publicó dos recopilaciones de postales
bajo el título "Vergara. 10 tarjetas postales", y una tercera,
"E.A. Vergara", en la que, en tinta roja, describía el
contenido de las mismas. En ellas, el autor muestra imágenes
tanto de las obras artísticas (el Cristo crucificado de
la Agonía y la escultura de San Ignacio, entre otras) como
de distinguidos edificios situados en Bergara (la Casa Zavala,
donde en su día se hallaba el laboratorio del Seminario
Real, o la Torre de Olaso). La costumbre de enviar postales constituía
así una forma más de dar a conocer la villa bergaresa.
Arantza Oregi Goñi, archivera
municipal