INTRODUCCIÓN
A
través de este artículo pretendemos mostrar cuáles
han sido y son actualmente las distintas estrategias que las mujeres
en general y los grupos de mujeres organizados en torno al movimiento
feminista han desarrollado para acceder al poder político.
También veremos cuáles son los argumentos en los
que se basan las distintas estrategias. Las mujeres han desarrollado
una práctica de liberación que puede ser personal
pero han señalado que la forma de lograrlo sólo
puede ser colectiva. Difícilmente una mujer por si sola
podrá despegarse de la adscripción del sexo al que
pertenece. (INDICE)
LA NECESIDAD DEL
ACCESO A LA REPRESENTACIÓN POLÍTICA DE LAS MUJERES
Partimos del hecho
de que la actividad política institucional en los países
de nuestro entorno se centra en las democracias representativas.
Esta actividad política se ha desarrollado como si las
mujeres no estuviéramos ( es decir al margen de la reflexión
de género). Los ideales democráticos de "Igualdad"
y "Libertad" nacen como "Derechos del hombre", ello ha supuesto
exclusión, ignorancia o subsunción para las mujeres
en los hombres. En la actualidad la "diferencia sexual" es algo
inscrito en el pensamiento y en la práctica política,
por lo que debemos pensar que hemos de cuestionar todos aquellos
conceptos y metas consideradas como universales, y desde luego
el supuesto convencional de una ciudadanía sin género
y abstracta, ya que se ha demostrado hasta la saciedad que este
tipo de categorías operan en realidad a favor del hombre,
en el sentido de que convierten al varón en el metro con
el que debemos medirnos las mujeres.
En las democracias
la política se ha identificado con la esfera pública
y se ha obtenido como consecuencia que la actividad democrática
es una prolongación de las actividades que han estado históricamente
asociadas a los hombres. Acierta Anne Phillips, cuando afirma
que una visión de género(feminista diríamos
nosotras) tiene por lo menos dos implicaciones:
1ª Por una parte
la necesidad de que desarrollemos mecanismos representativos que
reconozcan explícitamente la diferencia de género
y la desigualdad de género, para que de este modo se garantice
una nueva proporcionalidad entre los sexos en aquellos ámbitos
dentro de los que se toman las decisiones políticas (políticas
de cuotas, paridad...).
2ª Por otra parte
tomar como guía de la acción todas las aportaciones
de la política del movimiento de las mujeres para reordenar
la relación entre las esferas de pública y privada
(políticas que aspiran al 100% de la representación).
Entendemos que ambas cuestiones (actividades) deben ser entendidas
como transitorias. Como decía una buena amiga somos feministas
para no tener que serlo algún día. No aspiramos
a un mundo en el que las mujeres tengamos que hablar continuamente
como mujeres o en el que dejemos hablar a los hombres como hombres.
Lo que defendemos como tantos otros subordinados, marginados o
silenciados es la necesidad de asegurarnos una voz que garantice
la presencia de nuestras aspiraciones. Este periodo se entiende
como un momento de tránsito hacia una ciudadanía
plena e igual. Entendemos la democracia sólo como aquellas
actividades encaminadas a eliminar los desequilibrios que han
forjado siglos de opresión.
Pensamos que el feminismo
ha puesto en cuestión muchas de las cuestiones que se daban
por supuestas en el ámbito democrático. Los conceptos
y divisiones clásicas han sido desechados por la reflexión
y la práctica política feminista (público/privado,
derechos colectivos/derechos individuales, derecha/izquiera, universal/particular...).
El feminismo mantiene una particular discusión que se traduce
en distintas formas de hacer política, y tres de los ejes
en los que podemos basar y desarrollar el programa del MF serían.
- La subrepresentación de
las mujeres en la política local, nacional y estatal.
- La des-generización de
la linea divisoria público/privado.
- La experiencia del MF como democracia
participativa.
Si las aspiraciones,
expectativas y perspectivas de las actuales democracias consisten
en una representación razonable y control popular esporádico
(elecciones cada 4 años), deberemos observar y concluir
que la democracia liberal se resiste a cualquier representación
sustancial de las mujeres, y así podemos comprobar que
en la mayoría de las democracias occidentales contemporáneas,
el número de mujeres elegidas sigue siendo abrumadoramente
bajo. Podemos decir que las mujeres hemos logrado la igualdad
política formal sin que con ello se haya producido una
influencia política sustantiva relevante. Las mujeres estamos
claramente subrepresentadas en la actual composición de
los órganos de representación política cualquiera
que sea el ámbito al que nos refiramos. Luego la pregunta
que nos podemos y debemos hacer es ¿cuál es exactamente
la alternativa que podríamos proponer?.
a.- Una de las respuestas
podría ser la que apunte a aumentar la proporción
de las mujeres elegidas. Pero sabemos que este hecho no necesariamente
aumentaría la representación sustancial de las mujeres,
ya que sólo cuando existan mecanismos a través de
los cuales las mujeres podamos formular nuestras propias políticas
o intereses podremos hablar de una adecuada "representación".
b.- Entonces si
no es la proporción sin más, ¿qué debemos
responder?. Una posible pregunta sería la que aborda la
cuestión de la relación entre la igualdad política
y las condiciones substanciales tanto de índole social
como económica. Por ejemplo, en el pequeño número
de países en los que actualmente se ha producido un gran
cambio en la representación (países nórdicos,
Noruega, Suecia, Dinamarca), hecho que no ha sucedido el resto
de los países europeos, ni mucho menos en América,
incluido EE.UU, el cambio en la representación política
de las mujeres (mayor número) no ha conllevado un cambio
de la proporción de esas mujeres en otros ámbitos.
Si hacemos referencia a uno de ellos como es el laboral observaremos
que en los dos tipos de países (los de mayor proporción
de representación política de las mujeres, y los
de menor) la situación de las mujeres en el mercado de
trabajo es el mismo. Como consecuencia de esta observación
podemos indicar la política se constituye como una variable
independiente. Parece que son posibles igualdades políticas
sustanciales en ausencia de una reforma social o económica
de fondo, con lo que podríamos concluir que la actual democracia
liberal no es tan contraria a las mujeres o a sus intereses.
En todo caso lo
que no debemos olvidar es que salvo en los países nórdicos
las mujeres figuran en la política estatal entre el 2 y
el 10% y en EE.UU. e Inglaterra ha costado romper la barrera del
5%. En lo referente a la política local las cifras mejoran
algo, entre el 10 y el 14%. Junto con estos datos recordar que
buena parte de la legitimidad democrática se encuentra
en la fundamental equivalencia entre democracia y representación,
entre democracia y sufragio universal. Datos y pretensiones legitimadoras
que cuestionan la pretendida irrelevancia de la composición
de los órganos en los que se toman las decisiones sobre
cuestiones que afectan fundamentalmente tanto a nuestra vida pública
como privada. No olvidemos que para el MF no ha habido dudas,
la lucha por el derecho al voto ha ido acompañada con campañas
en favor del derecho de las mujeres a ser elegidas.
En los años
60 resurge el movimiento de mujeres nombrado como la segunda ola
del MF. Este nuevo movimiento tiene unas ciertas características
en lo referente a la actividad política. Se posiciona a
favor de la democracia directa, rechaza críticamente a
los partidos políticos, y desde luego la representación
política institucional es uno de sus últimos objetivos
si realmente lo es. Este MF considera que los temas reales de
la democracia y de la participación política estaban
en otra parte. Pero a partir de los 90 surge una fuerte corriente
que apoya la defensa de una mayor paridad en la política
institucional y poco a poco se ha convertido en un tema importante
y fundamental.
Pasemos a continuación
a ver las distintas estrategias que ha desarrollado el MF para
lograr esa mayor representación política dentro
de los órganos en los que se toman buena parte delas decisiones
que afectan a nuestras vidas públicas y privadas. (INDICE)
LA ESTRATEGIA DEL
ACCESO A TRAVÉS DE LOS PARTIDOS TRADICIONALES: COOPTACIÓN
Y MERITOCRACIA
Esta estrategia
basa su defensa en una noción de justicia básica
y encaja dentro de una amplia gama de argumentos que denuncian
la discriminación y la segregación sexual siempre
que ésta ocurre. Como ejemplo podríamos decir que
de la misma manera que es injusto que las mujeres sean cocineras
pero no ingenieras, secretarias pero no directoras, es injusto
que deban ser excluidas de las actividades centrales en el terreno
político; en realidad dada la fundamental importancia de
la política, es aún más injusto que se mantenga
a las mujeres fuera de ella.
Las mujeres feministas
que han optado por esta vía, la de la integración
en la política a través de los partidos tradicionales
se encuentran por lo menos con dos problemas.
a.- El de la meritocracia. Es
un prejuicio común que en política como en tantos
lugares, deben estar aquellas personas que valen para ello,
es decir que tienen los suficientes méritos para ostentar
cualquiera de los cargos a los que podamos hacer referencia.
Pues bien, las mujeres se encuentran con un problema ya que
parece que sólo ellas debieran mostrar y demostrar que
son valiosas, es decir, que valen para el cargo que debe ser
cubierto con la consiguiente coletilla de que si llegan siempre
quedará la duda de si llegaron por valiosas o por ser
mujeres.
b.- El de la cooptación.
Lo más irónico de todo esto es que lo que realmente
se oculta es que en política no llega el que vale (el
que tiene los méritos suficientes, esto siempre será
un argumento a posteriori para justificar al elegido). En los
partidos políticos tradicionales, ajenos a los procesos
democráticos de elección, los que llegan son los
que son cooptados por grupos de poder que van a defender los
intereses de esos grupos, independientemente de que sean valiosos
o no, o de que tengan los suficientes méritos para desempeñar
el cargo, y no voy a hacer referencia a muchos de los ministros
y líderes que hemos visto pasar por delante de nuestros
ojos. Y lo curioso de estos grupos de cooptación es que
están constituidos exclusivamente por hombres, con lo
que si una mujer es cooptada es porque defiende sus intereses
y no los intereses de las mujeres, quizás de l@s ciudada@s
que dicen representar.
Aparte de la meritocracia
y la cooptación nos encontramos con otro problema adicional
y es que en los últimos tiempos en los que el acceso al
poder político se ha constituido como un problema de la
democracia, las organizaciones de mujeres han introducido por
lo menos, en la defensa de la justicia de su participación,
una cuestión más. Esta cuestión se refleja
a veces en un argumento que hace referencia a que las mujeres
aportarían a la política un conjunto diferente de
valores, experiencias y habilidades: que las mujeres enriquecerían
la vida política, en general en la dirección de
una vida más cuidadosa y compasiva. Otras veces se refleja
en una versión más radical del argumento, a saber,
que hombres y mujeres están en conflicto y que no tienen
ningún sentido que las mujeres sean representadas por hombres.
Si el primer argumento,
el de la defensa de la justicia de la participación de
las mujeres, no aporta nada sobre el contenido de la actividad
de las mujeres en el caso de que lograran acceder a la política,
el segundo argumento, en cualquiera de sus dos versiones, conlleva
que el acceso de las mujeres a la representación política
supondría un cambio en el contenido de la política
y en la forma de hacer política.
La subrepresentación
indica que hay un problema, ya que si no hubiera diferencias sustanciales
entre hombres y mujeres, blancos y negros, pobres y ricos, los
elegidos serían sin duda una muestra más indiscriminada
de los electores. Pero la reiterada subrepresentación de
cualquier categoría social nos indica que hay un problema.
Una desviación tan marcada no puede ser nunca un resultado
accidental, se tiene que deber a algo.
El argumento de
la justicia invita a usar la vía de la meritocracia y la
cooptación ya que no dice nada sobre el contenido de la
participación política de las mujeres sólo
alude a lo formal de la representación numérica
a que eliminemos o suavicemos los obstáculos que encontramos
para la participación de las mujeres en la política.
Por el contrario con las otras dos versiones del argumento de
los valores diferentes de las mujeres o de los intereses diferentes
se da un paso más que nosotras consideramos un paso hacia
adelante.
El paso adelante
consiste en considerar que la diferenciación sexual en
las condiciones y experiencia ha producido un punto de vista específicamente
de mujer que es o complementario o antagónico al del hombre.
Cualquier sistema de representación que excluye consistentemente
a las mujeres no es sólo injusto; no se puede tomar ni
siquiera como representación. (INDICE)
LA
LUCHA POR LA PARIDAD: UN PRINCIPIO O UNA ESTRATEGIA
La democracia representativa
no puede producir un perfecto reflejo de la sociedad, la única
garantía de ello sería que todos los ciudadanos
se reunieran en asamblea general. Dentro de los límites
de la representación, es difícil ver cómo
se podría llegar a un acuerdo sobre las categorías
que habría que cubrir en la representación. Esto
nos lleva a preguntarnos si lo que queremos es que los intereses
de las mujeres sean representados por mujeres o sus necesidades
y preocupaciones por el partido al que apoyan.
La política
de paridad (50%) tiene una virtualidad para trabajar políticamente
en el interés de las mujeres, y es hacer visible de forma
moderada que las mujeres pueden ser descritas como un grupo cuyos
intereses deben ser representados. Luego la cuestión relevante
ya no sería ser representadas como mujeres individuales
(mujeres con su derecho a votar y a presentarse en las elecciones
para ser elegidas), sino ser representadas como grupo. El argumento
justificativo sería el siguiente. "Debido a su posición
materialmente diferente en la sociedad, las mujeres tienen intereses
objetivamente diferentes de los hombres, pero el ingreso de las
mujeres como actores individuales en la escena política
no significa que se persigan activamente esos intereses" (Sapiri).
Y el problema consistiría en que a pesar de que las mujeres
políticas desarrollan diferentes estilos de compromiso
político, también son excesivamente cautas al hablar
por las mujeres. Así que las políticas que favorecen
a las mujeres se introducen con frecuencia como un subproducto
del cambio de circunstancias (nuevas necesidades del mercado de
trabajo, o de la fortuna de otros grupos sociales(igualdad de
oportunidades, por los negros en EE.UU.). Puede que sea necesario
elegir a más mujeres pero como condición no basta.
La paridad sigue sin ser suficiente, aunque sea una buena estrategia
y suponemos que llegará el momento en el que sea una realidad
no perseguida sino reflejo de una sociedad donde el sexo es un
dato de la persona políticamente irrelevante. (INDICE)
¿EL
CIEN POR CIEN DE LA REPRESENTACIÓN ES UNA UTOPÍA?
Entre las numerosas
acepciones del vocablo poder recogidas en el diccionario de Maria
Moliner nos interesa especialmente la siguiente: "Poseer un poder,
es poseer la capacidad para realizar algo". Pues bien, hay mujeres
que han tomado conciencia de su situación, y que han decidido
terminar con la situación de opresión en la que
viven, quieren emanciparse, liberarse, y ser ellas mismas.
Han admitido
que esta situación de opresión respondía
a la existencia concreta del poder político y social que
ejercían los hombres sobre las mujeres. Poder, que habían
ejercido históricamente en su contra, de forma absoluta
y autoritaria, es decir, ejerciendo la fuerza.
Hubo un tiempo en
el que al no considerar con detenimiento que había distintas
formas de ejercer el poder, redujeron todas a una, a la identificación
del poder con la dominación. Por ello abandonaron aquellos
caminos en los que intuían, creían o veían
algo que se pareciera al poder patriarcal.
Desarrollaron otras
formas de hacer política que se sitúan al margen
de lo institucional (la democracia participativa aludida más
arriba). Hay que reconocer que lograron éxitos. Esta forma
de entender la política es seguida por muchas mujeres hoy
en día dentro del M.F, pero también se ve la necesidad
de hacer otros recorridos políticos.
El sector que ve
esa necesidad se concreta en el ámbito del País
Vasco en Plazandreok. En este proyecto se entiende que la situación
de opresión en la que viven las mujeres es tan polifacética
como las innumerables maneras en las que se expresa y se ejerce
el poder, y si se está dispuesta a cambiar muchos de los
ámbitos donde éste se ejerce, no encuentran ninguna
objeción razonable para no incidir en el ámbito
del poder político. Y respecto a algunas dudas razonables
como la que afirma que el poder corrompe, no olvidan que el término
poder es un término dialéctico. Entienden que el
poder debe negociarse permanentemente, es decir, transitar de
unos grupos a otros, compartirse/repartirse.
Afirman sin temor
a equivocarse que la democracia moderna conoció en su origen
la exclusión absoluta de las mujeres . Los hombres hicieron
un pacto interclasista que no fue intersexual. La historia del
sujeto político moderno es la historia de un sujeto no
neutro sexualmente. De ahí se concluye que la diferencia
sexual es políiticamente relevante, y la crítica
que hace el feminismo a los conceptos de libertad, justicia, derechos,
poder, público-privado, ciudadanía, democracia,
de los que están excluidas las mujeres como colectivo.
Al mismo tiempo, el feminismo introduce temas que al estar relacionados
históricamente con las mujeres no eran, ni son, considerados
poliíticamente "importantes" en el ámbito del poder
político: aborto, sexualidad,
maternidad, trabajo doméstico, etc.
Teniendo en cuenta
la experiencia histórica y personal de las mujeres intentan
hacer una política que no privilegie el espacio público
a costa de considerar el espacio privado como un espacio poliíticamente
irrelevante. Una política que considere la posibilidad
de lograr una sociedad democrática en la que las mujeres
sean ciudadanas de pleno derecho y tal y como lo expresa Pateman:
"El problema más profundo y complejo para la teoría
y práctica política es cómo pueden incorporarse
plenamente en la vida política los dos cuerpos de la humanidad,
tanto la individualidad femenina como la masculina: ¿cómo
puede transformarse el presente de dominación patriarcal,
de oposición y dualidad, en un futuro de diferenciación
autónoma, democrática?". Este es su reto.
Y como dice María
Xosé Agra "no se resuelve únicamente con oponer
a la democracia liberal la democracia activa, participativa. El
entrecruzamiento entre feminismo y democracia lleva a una redefinición
de las esferas pública y privada, desde parámetros
no marcados por la diferencia sexual política, lleva a
extender la democracia a la esfera doméstica, a la esfera
del trabajo. Ensanchamiento de la democracia, democratización
de la vida cotidiana, de los tiempos, y las responsabilidades.
Quizá ésta sea una interpretación ajustada
del famoso lema "lo personal es político", una concepción
más amplia del poder, lo cual no implica afirmar que lo
personal y lo político sean idénticos, sino un cambio
de la política tradicional, una transformación derivada
de la irrupción de las mujeres en el espacio público-político".
Dicha irrupción
se está produciendo con la incorporación de mujeres
a título individual en los partidos políticos, y/o
por los sistemas de cuotas que dichas mujeres intentan implantar
en los mismos. Aún valorando ambas cuestiones como positivas,
desde esta posición no se deja de pensar que alguien se
queda fuera: las mujeres. Ya que hoy por hoy aunque se vea la
presencia de algunas mujeres en el ámbito político,
consideran que las mujeres siguen excluidas de la política
como colectivo con una problemática específica.
Desde esta perspectiva
se persigue que las mujeres concretas, con sus intereses y necesidades,
estén representadas en el poder político.
Lo que les anima
es la idea de cambiar el espacio de la política. Se afirma
que los gobiernos no hacen nada por las mujeres a no ser que se
les fuerce muy claramente, y cuando se les fuerza, hay siempre
un desperdicio de energía y un reblandecimiento de las
ideas. Cuando no se les fuerza se produce sin más un retroceso,
y a las cuestiones del aborto, guarderías, servicios sociales....
nos remitimos.
Ejercer el poder
de esta nueva manera supone que primero hay que lograrlo y esto
sea quizás su mayor dificultad ya que los hombres en el
ejercicio del poder lo han usado para construir distintos espacios
y adjudicarlos. Mientras ellos transitan cómodamente entre
los distintos espacios que han creado excluyen a las mujeres de
uno de ellos -el público- haciendo creer que las cuestiones
que en él se tratan nada tienen que ver con las mujeres,
y que lo que les interesa, no es digno de ser expresado en tan
inmaculado espacio. A este último, le dan el valor de lo
"universal", ignorando que lo universal sólo puede ser
la suma de lo público y lo privado. Unico espacio que esta
estrategia califica de legítimo y universal.
Este proyecto político
aspira a universalizar la política, a incluir los intereses
de las mujeres como colectivo, a expresar su voluntad de existir,
a que sean representadas, a incidir dentro del poder político.
Sus principales objetivos se pueden resumir en: Hacer una política
no androcéntrica, conseguir el 100% de la representación
política como sexo; Incorporar la realidad, la visión
y la forma de hacer política de las mujeres a la política;
denunciar la discriminación sexual existente y proponer
medidas que garanticen la igualdad; fomentar pactos entre las
mujeres y con las mujeres de los otros grupos políticos
en base a objetivos comunes; transmitir a la sociedad que no sólo
se pretende el bienestar de las mujeres ya que la consecución
de éste beneficia a la sociedad en su conjunto. (INDICE)
Arantza Campos, profesora de
Teoría del Derecho-UPV/EHU |