Los
riesgos constituyen realidades cotidianas con las que convivimos.
Un riesgo es cualquier causa capaz de producir un daño
o una perdida (a personas o patrimonios). Por tanto, un riesgo
implica una "situación potencial" que puede actualizarse
(suceso no deseado, accidente) en cuyo caso, se producen los daños
o perdidas.
Sin
pretender desarrollar una clasificación de modo exhaustivo,
pueden considerarse, al menos grupos de riesgos
según la tipología que los origina. Así el
origen del riesgo puede ser un fenómeno: Atmosférico,
Geológico, Biológico, Social, Técnico, Físico,
Químico y Nuclear.
LA PERCEPCIÓN
SOCIAL DEL RIESGO
La sociedad exige actualmente una
reducción paulatina y rápida del nivel general de
riesgo, no obstante en muchos casos admite una serie de riesgos
y convive con ellos, aunque la percepción social del riesgo
está basada en criterios subjetivos como:
Individualidad de la amenaza.
La sociedad es mucho más sensible a catástrofes
sociales que a catástrofes individuales, independientemente
de la cuantificación del daño que conlleven.
Voluntariedad del riesgo.
Los riesgos voluntariamente aceptados se estiman generalmente
de forma excepcionalmente baja (pocos motoristas admiten que el
riesgo que corren es alto).
Familiaridad con el riesgo.
Los riesgos más comunes o que se está más
acostumbrado a observar pierden relevancia en el contexto social.
Tamaño de la catástrofe.
Es obvio que la sociedad es más sensible a una catástrofe
de grandes proporciones que a pequeñas catástrofes
localizadas, aunque, a la larga, estas resulten, sumadas, mucho
más probables y más perjudiciales que aquéllas.

Accidente
aéreo Monte Oiz. 1985.
Información sesgada de
los medios de información. La importancia que los medios
de comunicación conceden a cierto tipo de catástrofes
puntuales las hace aparecer mucho más frecuentes de lo
que realmente son. En este sesgo de la información intervienen
criterios políticos, filosóficos y económicos
difíciles de analizar e imposibles de cuantificar.
Cercanía social del riesgo.
La sociedad se preocupa fundamentalmente por el riesgo que considera
geográfica o temporalmente cercano, asignando pues valores
excesivamente bajos (comparativamente) a los riesgos que considera
lejanos o extraños a su propio entorno.
Evaluación subjetiva de
los daños. El cuerpo social analiza de forma también
subjetiva los daños producidos como consecuencia de una
catástrofe, dado que su medición objetiva es necesariamente
compleja y dilatada. Este factor actúa en cierta manera
como multiplicador de los anteriormente mencionados.
Visión de futuro. La
sociedad actual de los países desarrollados es mucho más
sensible a los riesgos que puedan causar daño a futuras
generaciones que a aquellos que actúen únicamente
de forma directa sobre sus actuales componentes.
Temor a lo desconocido. Los
posibles accidentes cuyas consecuencias aún no son de dominio
público causan a los componentes de la sociedad un estado
de ansiedad y angustia que magnifica excesivamente dichas consecuencias
y objetiva excesivamente, ampliándola, la probabilidad
de su ocurrencia.
En consecuencia la presencia de riesgos
es inevitable y muchas veces consecuencia del desarrollo de la
humanidad por lo que resulta imprescindible el establecimiento
de un sistema de PROTECCION. (INDICE)
EL SISTEMA DE
PROTECCIÓN
El planteamiento general del proceso
por el que se alcanza la SEGURIDAD hace necesario considerar previamente
un análisis de los principios básicos que la rigen:

Los accidentes y sus no deseadas
consecuencias (los daños) son en sí fenómenos
reales y naturales que se explican por causas, sobre las que es
posible incidir y son susceptibles de manipulación a través
de acciones protectoras.
Sin embargo, no siempre
es posible llegar a conocer con exactitud y evidencia científica
las causas de los accidentes y, por tanto, los daños que
pueden producir.
El principio fundamental sobre el
que se sustenta el análisis científico de la Seguridad
puede sintetizarse en la ecuación siguiente:

La ruptura de esta ecuación
es, en esencia, la finalidad de la PROTECCION, y su resultado
es la SEGURIDAD.
La búsqueda de la Protección
Para conseguir la protección,
analicemos cómo es posible actuar sobre los términos
de la ecuación.
La existencia del primer término
del binomio de esta ecuación es una realidad cotidiana,
de múltiple origen, con la que el hombre convive.
En general, no será posible
eliminar la causa sustantiva capaz de producir un daño
y, como máximo, será factible reducirla cuantitativamente
en algunos casos. Es el riesgo que está presente acompañando
a cualquier situación activa o pasiva del hombre.
El segundo término del binomio
de la ecuación, representa el conjunto de circunstancias
que, acumuladas sobre el origen del riesgo, son capaces de desencadenar,
por su concurrencia, la aparición del accidente y los
subsecuentes daños. Constituyen, por tanto, las concausas
que, necesariamente, deben darse y estar presentes para que
el accidente se produzca. Este segundo término puede
frecuentemente ser manipulado para reducirlo cuanto sea posible
y/o eliminarlo. Si es posible su eliminación, queda rota
la ecuación y se evita el accidente.
La actividad desarrollada para
lograr eliminar o reducir los dos primeros términos de
esta ecuación constituye la función sustantiva
de la PREVENCION DEL ACCIDENTE.
Finalmente, el segundo miembro
de la ecuación, el "Accidente" (1)
surgirá si se ha producido la concurrencia de los dos
términos del primer miembro. Se ha producido el fracaso
de la acción sustantiva de la prevención y aparecerán
los daños que el accidente provoca. Sólo es posible
entonces actuar contra el accidente mismo, para minimizar los
daños: es la LUCHA CONTRA EL ACCIDENTE.
En resumen, la PROTECCION, cuyo
resultado es la SEGURIDAD, debe comprender siempre dos actividades:
La PREVENCION DEL ACCIDENTE, y la LUCHA CONTRA EL ACCIDENTE.
(INDICE)
LOS PLANES DE
EMERGENCIA
En las situaciones de emergencia,
se produce una ruptura de la normalidad habitual, como consecuencia
de los daños y pérdidas que el accidente produce.
En estas situaciones es preciso, tan pronto como sea posible,
iniciar las actuaciones de respuesta necesarias para reducir los
daños y las pérdidas, luchando contra el accidente,
para limitarlo en extensión e intensidad, si aún
se está desarrollando o para rescatar, auxiliar y recuperar
a las víctimas producidas y, finalmente, rehabilitar los
servicios afectados, si el accidente ha cesado o, incluso, si
se está desarrollando.
Esta respuesta al accidente implica
el empleo de medios materiales, que es preciso conocer
para actuar con eficacia, así como el dominio de los criterios
y tácticas de uso de los mismos, que permitirán
emplearlos en condiciones de seguridad para quien los utiliza,
al tiempo que se obtiene el máximo rendimiento de ellos.
Por otra parte, intervendrán medios humanos, cuyas
funciones deben estar perfectamente definidas y coordinadas, de
modo que el objetivo común se logre con el mínimo
esfuerzo y la máxima eficacia. Por último, estas
actuaciones deben responder a un concreto programa de actuaciones,
tan detallado y flexible como sea posible, recogido en el correspondiente
Plan de Emergencia, elaborado con antelación y adecuado
a los riesgos presentes en el ámbito al que se aplica.
Un Plan de Emergencia es un documento
que intenta dar respuesta a cuatro preguntas:
1. - ¿QUE PUEDE PASAR? Análisis
de riesgos y cálculo de consecuencias. 2. - ¿QUE SE DEBE HACER?
Planes de actuación. 3. - ¿QUIÉN DIRIGE?
¿DESDE DONDE? 4. - ¿CON QUE MEDIOS?
La finalidad del Plan
es intentar reducir al máximo la Improvisación,
de forma que la actuación en una emergencia debe de estar
sujeta a unas normas establecidas. (INDICE)
LA PREVENCIÓN
Y EL PLAN DE ACTUACION
Cualquier plan de prevención
comienza con la identificación y el entendimiento de los
riesgos, que pueden darse en un área determinada.
Objetivo de la prevención:
La PREVENCIÓN es el conjunto de medidas estructurales
y no estructurales, basadas en la Predicción que buscan
llegar al mínimo daño económico -social que
puede producir un Riesgo- Peligro. Tiene por objetivo general
el evitar la aparición de cualquier suceso no deseable
o bien, si esto no fuera posible, reducir sus consecuencias aislándolo
para evitar su posible evolución y facilitar su neutralización.
Las acciones dirigidas a la implantación
de sistemas preventivos, al igual que aquellas que tienen por
objetivo la actuación ante el siniestro, deben de estar
encuadradas dentro de unos límites razonables, que combinen
la seguridad con la inversión requerida para conseguirla.
Las Medidas Preventivas
pueden ser de dos tipos: Medidas estructurales que consisten en
la aplicación de los elementos estructurales necesarios,
o en la modificación de los existentes, de forma que se
evite la aparición de un incidente o se reduzcan sus consecuencias
a un mínimo razonable, y Medidas funcionales que se basan
en la asignación a determinadas personas de una serie de
pautas a seguir en materia de seguridad.
CONCLUSIONES
Debe ser mediante un proceso de planificación
como se determine qué riesgos y qué costos está
la sociedad preparada y dispuesta a asumir, y a cambio de qué
beneficios. La selección de estas medidas puede ir desde
la opción de no hacer nada (con la afrontación de
las pérdidas por la comunidad) hasta llegar a modificar
el proceso físico en sí mismo (por ejemplo mediante
la construcción de embalses), pasando por medidas intermedias
como la minoración de daños (por ejemplo, mediante
sistemas de emergencia) o reducción de la susceptibilidad
al riesgo (por ejemplo, por zonación de usos del suelo).
EL PLAN DE ACTUACIÓN
Un Plan de Actuación es un
conjunto de tácticas y protocolos previstos para activarse
en el caso de actualización de un riesgo.
Las actuaciones frente a un accidente
deben acomodarse a las decisiones previamente adoptadas como consecuencia
de la valoración de factores que concurren en el mismo.
De
ahí la importancia del conocimiento de estos factores,
la variedad de decisiones de actuación posibles y, en consecuencia,
la imposibilidad de establecer, en unas consignas concretas, pautas
de comportamiento particulares.
Conocidos los factores que determinan
la situación de emergencia, es preciso establecer las pautas
de actuación a través de las decisiones que deben
adoptarse con el conocimiento de dichos factores y del comportamiento
que debe esperarse de los elementos involucrados en el accidente.
Objetivos del Plan de Actuación
Los criterios de actuación
en caso de accidente responderán a los objetivos que sucesivamente
deben alcanzarse y entre los que figuran:
1. Prevenir
nuevos daños.
2. Efectuar rescate y tratamiento de los posibles heridos.
3. Contener inicialmente los efectos del accidente y llegar
a su control y neutralización.
4. Identificar a las posibles víctimas.
5. Minimizar los daños a la propiedad y al medio ambiente.
6. Atender a los damnificados.
7. Asegurar la rehabilitación del área afectada.
8. Preservar y obtener los elementos para una ulterior determinación
de las causas y circunstancias del accidente.
9. Proporcionar información autorizada a los medios de
comunicación.
10. Adoptar cuantas otras medidas tiendan a atenuar los efectos
del Accidente.
Todas las decisiones y las acciones
deben estar bajo el Principio de Seguridad; seguridad de todos
los actuantes y seguridad de las personas y sociales. La aplicación
de este principio básico es el que a través de diferentes
pautas de actuación presidirá una respuesta eficaz
al incidente. El objetivo de la presencia de los equipos de respuesta
en un incidente es la resolución del problema, no debiendo
entrar a formar parte del mismo. Frente al impulso inicial de
actuar con la máxima celeridad se debe imponer un primer
reconocimiento, identificación y clasificación del
peligro.
Para ello es muy importante como
se realice el acercamiento al lugar del incidente; sobre esto
existen unas reglas básicas: Perímetro de seguridad-Acercamiento
al incidente-Verificación de la información.
La actuación de los recursos
vendrá condicionada por los distintos FACTORES del accidente.
Esta actuación ha de seguir unas pautas ordenadas y sistemáticas
para el análisis y solución de una intervención.

La valoración es el primer
escalón en toda intervención. Para evaluar correctamente
la actuación debe analizar los siguientes factores: Accidente
en sí. Condiciones meteorológicas. Daños
posibles. Recursos.
Antes de tomar cualquier decisión
se debe analizar la amplia gama de acciones que se pueden ejecutar
para poder conseguir el control del siniestro con la máxima
eficacia y el mínimo riesgo. Las medidas a tomar serán
Correctivas y Preventivas, de acuerdo con los criterios y objetivos
actuación fijados en el Plan de Actuación. La principal
acción preventiva será el Aseguramiento de la
Zona.
El objetivo del aseguramiento de
la zona pasará por el aislamiento del lugar del incidente,
control de acceso a la zona y evacuación de las personas
implicadas. Mientras no se evalúen los efectos del accidente
se fijará un perímetro de seguridad en torno al
lugar del incidente. Esta zona de acceso limitado, zona en la
que existe un peligro real o potencial para el público
o el ambiente, deberá ser conocida por todos aquellos en
la vecindad de la misma. El acceso estará limitado a aquellos
miembros de los colectivos directamente implicados en el rescate,
control y medidas de estabilización preliminares, y siempre
que acudan con la protección debida.
En algunos casos, esta zona podría
incluir otra: zona restringida o zona de excepcional peligro,
incluyendo extremo riesgo para la seguridad humana. Sólo
el personal autorizado por el Director del incidente debiera entrar
en esa zona. Además, lo ideal es que entre ambas zonas
se estableciera una zona de descontaminación y de control
de las personas que han accedido a la zona restringida. El control
establecido de forma precoz es vital en un incidente. El propósito
es proteger a las personas de las consecuencias de la exposición
innecesaria.
La evacuación puede ser una
de las medidas adoptadas por el responsable en la resolución
del incidente fijando el radio y la zona implicada en la evacuación,
asimismo se deberá indicar la ruta apropiada para la realización
de la misma.
Una vez que las acciones se han iniciado,
el responsable de los equipos de intervención deberá
detectar la más ligera variación del siniestro,
esto es, si el problema aumenta, disminuye o se estabiliza. Una
valoración positiva indica que las medidas de control son
efectivas y que el accidente se está controlando. Las medidas
deben de continuar con pequeñas variaciones. Una valoración
negativa indica que el responsable debe realizar una nueva evaluación
y cambiar los objetivos y tácticas hasta que la situación
se estabilice.
Elementos básicos del
Plan de Actuación: La coordinación y la información
La Coordinación es entendida
como la gestión de los recursos movilizados, sobre la base
de la optimización de los mismos, y con el fin de dar la
mejor y más adecuada respuesta a un incidente; centralización
y canalización de la información generada en un
incidente y todas aquellas acciones que permitan el trabajo conjunto
de Servicios diversos dando la mejor y más pronta respuesta.
Esta labor se realizará conforme a lo especificado en la
Ley de Gestión de Emergencias y en el Plan de Protección
Civil de Euskadi (Larrialdiei Aurregiteko Bidea)
En lo referente a la información,
esta debe de ser continua y veraz, de ello dependerá que
los medios y recursos que se movilicen sean los adecuados. La
información básica en un accidente es la identificación
de los peligros con el fin de poder conocer sus características
y los riesgos que puedan generar; esta información es fundamental
tenerla en los primeros minutos del accidente para atender éste
de forma apropiada. (INDICE)
Observemos
aquí una precisión terminológica: el término
"accidente" es frecuentemente sustituido por los de
"siniestro" "catástrofe" o "calamidad
pública", lo que supone hacer un distingo cuantitativo
en relación con los daños o pérdidas que
se han producido o se pueden producir. (VOLVER)
Andoni
Arriola, Responsable del Servicio
de Intervención. Dirección de Atención de Emergencias.
Departamento de Interior. Gobierno Vasco |