La
Comunidad Autónoma del País Vasco cuenta con un
elevado número de especies de vertebrados continentales,
habiéndose inventariado un total de 399 especies, tanto
sedentarias como migrantes. Esta riqueza en especies viene motivada
por su situación biogeográfica, de contacto entre
Europa y la Península Ibérica, la diversidad de
ambientes, que van desde la costa cantábrica hasta el valle
del Ebro, pasando por zonas de montaña como las de las
sierras de la divisoria de aguas, y por la existencia de zonas
biogeográficamente bien diferenciadas: la zona cantábrica,
al norte de la divisoria de aguas, con presencia de especies de
carácter atlántico, la zona mediterránea,
al sur de la sierra de Cantabria, con especies de carácter
mediterráneo y la zona subcantábrica situada entre
las dos, con especies de carácter atlántico y mediterráneo.
Asimismo
señalar que el territorio de la Comunidad en las rutas
migratorias de un buen número de aves, por lo que es frecuente
poder observar especies migratorias en paso, existiendo zonas
como Urdaibai o Txingudi que son utilizadas como áreas
descanso y de invernada por determinadas especies migratorias
ligadas al medio acuático.
La fauna silvestre
de la Comunidad ha sufrido tradicionalmente, sin embargo, una
gran presión humana tanto por persecución directa
como por la alteración de sus hábitat, que ha traído
consigo la desaparición o rarificación de especies
y la alteración de comunidades.
Es bien conocida
la persecución sistemática especies como el lobo
o el oso, conflictivas para las actividades ganaderas, hasta llegar
a su exterminio. Otras especies de gran fragilidad no han podido
soportar la presión humana, como es el caso de grandes
rapaces como el águila real, el quebrantahuesos, el búho
real, etc.
Por
otra parte, la alteración del medio natural por las actividades
humanas ha modificado tradicionalmente el hábitat de las
especies silvestres.
En los territorios
de Bizkaia y Gipuzkoa el caserío ha sido la forma de explotación
tradicional del medio rural, basada en la creación de pastizales
y pequeños cultivos, a costa de los bosques autóctonos,
en las áreas de baja y media altitud. En la actualidad
muchas de estas zonas se encuentran ocupadas por plantaciones
forestales. Las masas de bosque autóctono más importantes
se encuentran en las zonas de montaña.
En estos territorios
cabe destacar la fuerte presión de las zonas urbanas e
industriales, que durante décadas ha hecho que los principales
cursos de agua estuviesen fuertemente contaminados, impidiendo
incluso la existencia de comunidades piscícolas y acuáticas
en general. Este desarrollo ha traído consigo también
la reducción de la superficie de humedales en la zona costera,
lo que ha influido directamente en las especies propias de este
medio.
En la vertiente mediterránea
la alteración más importante ha sido producida por
la transformación de bosques en áreas de cultivo.
Esto ha producido la deforestación de grandes áreas,
especialmente patente en la Llanada y en la Rioja alavesa. En
otras partes en donde, por su orografía, no era posible
dicha transformación, se ha conservado el arbolado autóctono,
manteniéndose, hoy en día, una extensión
forestal considerable.
La presión
urbana e industrial se encuentra más concentrada en el
entorno de Vitoria y de núcleos concretos como Amurrio
o Llodio. Esto hace que, a excepción del río Zadorra
que atraviesa las zonas industriales, gran parte de los ríos
de la vertiente mediterránea se encuentren afectados en
menor medida por la contaminación urbana e industrial y
presenten mejores condiciones para las especies acuáticas.
Conviene señalar
sin embargo la evolución positiva en los últimos
años de determinadas especies y grupos de vertebrados,
que han visto mejoradas sus poblaciones e incluso ha hecho que
especies extinguidas hace décadas empiecen a colonizar
el territorio de la Comunidad.
Así,
la mejora de la calidad del agua de los ríos de la vertiente
cantábrica ha facilitado que en amplios tramos prácticamente
abióticos, en la actualidad se haya iniciado su colonización
por especies piscícolas. Especialmente llamativo es el
caso de la recuperación del salmón atlántico
en algunos ríos de Gipuzkoa y Bizkaia, ya que es un gran
indicador de la recuperación de la fauna de los ríos.
Destaca asimismo
la lenta pero progresiva recuperación de grandes rapaces
como el buitre leonado, el águila real e incluso el quebrantahuesos,
que beneficiadas sin duda de la existencia de un cada vez mayor
respeto general hacia las especies de fauna silvestre.
En estas condiciones
es fundamental plantearse la protección y el fomento del
patrimonio faunístico de la Comunidad, de forma que se
garantice el mantenimiento de las especies y comunidades presentes
y se facilite la evolución de especies que han iniciado
una incipiente colonización. Esta es además una
parte fundamental de las estrategias de conservación de
la naturaleza. La aprobación de la Ley estatal 4/1989 de
Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y
Fauna Silvestre y la Ley 16/1994 de Conservación de la
Naturaleza del País Vasco sientan las bases para la protección
de las especies de la fauna silvestre.
El
principal cambio conceptual introducido por estas leyes es que
todas las especies se encuentran protegidas y se impide su captura
con carácter general, quedando autorizadas únicamente
las que tienen un interés para la caza o para la pesca
o las capturas motivadas por intereses científicos o culturales.
La ley vasca
ofrece especial atención a las especies amenazadas y crea
el Catálogo Vasco de Especies Amenazadas de la flora y
fauna silvestre y marinas, entendiendo por tales las especies,
subespecies o poblaciones cuya protección exige de medidas
específicas. El catálogo establece la figura del
plan de gestión como instrumento para garantizar la conservación
de las especies amenazadas, a través de la adopción
de las medidas necesarias que permitan superar los riesgos que
ponen en peligro dichas especies.
El catálogo
establece cuatro categorías para clasificar las especies
amenazadas, en función de su situación y de los
riesgos existentes cara a su conservación:
- En peligro de extinción:
Especies cuya supervivencia es poco probable, si los factores
causales de su actual situación siguen actuando.
- Vulnerables:
Especies que corren riesgo de pasar a la categoría anterior
en un futuro inmediato si los factores adversos que actúan
sobre ellas o sus hábitats no son corregidos.
- Raras: Especies
o subespecies cuyas poblaciones son de pequeño tamaño,
localizándose en áreas geográficas pequeñas
o dispersas en una superficie más amplia, y que actualmente
no se encuentran "en peligro de extinción"
o sean "vulnerables".
- De interés especial:
Especies que, sin estar contempladas en ninguna de las categorías
precedentes, son merecedoras de una atención particular
en función de su valor científico, cultural o
por su singularidad.
Los estudios sobre
la situación de las 399 especies de vertebrados inventariadas
en la Comunidad Autónoma del País Vasco dieron como
resultado la inclusión en el Catálogo de 146 especies
de vertebrados continentales. En aplicación de los criterios
de clasificación de cada una de las categorías el
número de especies de cada una de ellas y el porcentaje
que representan son:
En
peligro de extinción | 9
especies | 6% |
Vulnerables | 31
especies | 21% |
Raras | 40
especies | 27% |
De
interés especial | 66
especies | 45% |
Las 146 especies
suponen el 37% de la totalidad de las especies de vertebrados
continentales inventariadas y su distribución por grupos
es la siguiente.
Peces | 26%
catalogados |
Anfibios | 47% catalogados |
Reptiles | 43% catalogados |
Aves | 35% catalogados |
Mamíferos | 41% catalogados |
Las especies
calificadas como en peligro de extinción y que, por tanto,
se encuentran en mayor peligro son:
Peces | bagre
(Leuciscus cephalus) y el fraile (Blennius fluviatilis) |
Anfibios | ranita
meridional (Hyla meridionalis) |
Aves | quebrantahuesos
(Gypaetus barbatulus), aguila perdicera (Hieraetus
fasciatus), buscarla unicolor (Locustella luscinioides)
y carricerín común (Acrocephalus schoenobaenus) |
Mamíferos | murciélago
de herradura mediterráneo (Rhinolophus euryale)
y nutria (Lutra lutra) |
La
mayor parte de las especies catalogadas son especies ligadas a
los hábitats acuáticos y humedales, especies forestales
asociadas a bosques maduros con árboles viejos y oquedades,
especies que sufren destrucción humana directa y especies
que viven en zonas agrícolas y ganaderas, cuyo paisaje
ha sido muy simplificado por dichas actividades.
Finalmente señalar
que el reto de la conservación de la fauna silvestre es
garantizar la conservación de las especies y comunidades,
pero integrada en el desarrollo que la sociedad plantea, buscando
soluciones que compatibilicen dicha conservación con los
proyectos de infraestructuras y zonas urbanas e industriales que
se planteen en el territorio.
Iñigo Mendiola Gómez,
responsable de la Unidad de Fauna Silvestre-Departamento de Agricultura
y Medio Ambiente-Diputación Foral de Gipuzkoa
e-mail:imendiola@nekazari.gipuzkoa.net
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