Lleva
ya más de 20 años en Navarra y no le son suficientes
puesto que hoy día continúa estudiando, investigando
y adentrándose en la Historia. Tras licenciarse en
filosofía y letras, sección historia, esta soriana
decidió prolongar su estancia para doctorarse en Historia
Medieval. Centrada en el siglo XIII ha recopilado ingente
información recogida en diversas publicaciones, además
de impartir clases, cursos de doctorado y conferencias de
divulgación. Dirige, así mismo, varias tesis
y es la profesora que más distinciones ha recibido
por parte de los alumnos en la Universidad de Navarra. |
-¿Cómo
se adentró en la Historia Medieval y más concretamente
en la de Navarra? Un grupo de trabajo
nos dispusimos a ampliar la labor emprendida por José María
Lacarra. La Edad Media es una de las épocas más
interesantes de la historia y, concretamente, el siglo XIII. Es
en este momento crucial donde más cambios se dan a nivel
institucional, político y social. La segunda mitad del
siglo XIII es una época de transición, de apertura
de Navarra hacia Francia a raíz de los vínculos
dinásticos. En definitiva, es un momento de plenitud y
por tanto de abundante documentación. Si
bien soy soriana el estudiar aquí me impulsó a investigar
el pasado del Reino. No obstante, también he realizado
diversos trabajos sobre la historia de Soria.
-¿Cómo
se ha desarrollado esta labor de investigación que, tras
más de veinte años, hoy día continua? Hasta
ahora no había ninguna serie catalogada sino documentos
dispersos. El Gobierno de Navarra, desde la institución
Príncipe de Viana, ya desde los años 60 empezó
por publicar, series documentales procedentes fundamentalmente
de los fondos monásticos. Pero la publicación y
clasificación sistemática de los fondos del Archivo
General de Navarra es una labor más reciente. Es un trabajo
comenzado en los 80 y ya se ha llegado al centenar de títulos.
Primeramente hemos ido recopilando los documentos que se encontraban
dispersados en monasterios y archivos reales. A continuación
ha habido una labor de clasificar dichos documentos e incluso
hemos llegado a reconstruirlos. Una vez reunidas todas las copias
de los documentos se ofrece una edición crítica.
Esto se convierte en la materia prima para filólogos e
historiadores, es un modo de facilitarles el acceso a las fuentes.
Tras años de trabajo estamos consiguiendo una colección
catalogada de documentos que hasta entonces se habían estudiado
de modo aislado.
-Se asemeja
más a una labor archivística que de investigación... Estas
colecciones son de escaso lucimiento personal y no se ve todo
el trabajo que hay detrás y quienes realmente sacan partido
son nuestros colegas ya que se les facilita muchísimo el
trabajo. Personalmente, no hay una labor de elaboración,
de reflexión histórica, uno no descubre grandes
cosas, que es lo que para el historiador resulta más satisfactorio
y lo que también le da mayor prestigio ante sus colegas.
Estos son los ladrillos del edificio y luego lo que se haga con
el edificio el que ha puesto los ladrillos no lo ve. Es una labor
escasamente rentable desde el punto de vista de la investigación
y de la repercusión académica. Por el contrario
enormemente valiosa. Es algo que hay que hacer y resulta muy útil.
-¿Qué
le lleva a usted a realizar esto? La crítica textual,
forma parte también de la labor del historiador; no solamente
la elaboración sobre fuentes ya conocidas sino el reunir,
el sistematizar, el depurar y el editar críticamente las
fuentes. Eso sí, quizá
la labor más ingrata y más laboriosa es la confección
de los índices. Suponen dos tercios del trabajo de las
colecciones diplomáticas. Además, trabajamos a tiempo
parcial: en verano, en vacaciones... Esta es la parte más
dura de mi trabajo. En la actualidad compagino la docencia con
la investigación; la labor docente es la que más
tiempo lleva y la investigación queda para buenos momentos
de sosiego. Hay que buscar muchos días libres para ir a
los archivos y pasar muchas horas con los documentos. Las investigaciones
puntuales son las más gratificantes. Ahora estoy preparando
una síntesis de historia de Navarra y la Baja Navarra en
la Baja Edad Media donde intercalo investigaciones personales
con las ya realizadas en los últimos 30 años. Es
un trabajo que próximamente se publicará en la Revista
Internacional de Estudios Vascos.
-¿Cuáles
son y han sido sus líneas de investigación? Mi
dedicación a la documentación es antiquísima.
Porque ya mi memoria de licenciatura del año 76 ya fue
la publicación de los documentos del archivo parroquial
de Viana, Navarra. Por tanto yo ya estaba orientada a la publicación
de fuentes medievales desde mis comienzos como historiadora. Luego
realicé un catálogo de la documentación conservada
en la catedral de Burgo de Osma de Soria. Estas dos obras primerizas
están inéditas. Luego ya me centré en la
Baja Edad Media de Navarra con el fin de completar la visión
de conjunto que José María Lacarra había
dado. Quedaba por completar el siglo XIII que era el momento de
transición entre las investigaciones ya conocidas de Lacarra
y Martín Duque y las investigaciones bajo medievales de
Juan Carrasco. Así pues yo me centré en este siglo,
en el momento en el que parecía que se producían
los cambios importantes: del reino alto medieval al reino desarrollado
con cuadros de gobierno de cuño francés de la Baja
Edad Media. Mi primer estudio fue la tesis doctoral sobre el reinado
de Teobaldo II de Navarra 1253-70. Cubrí todos los aspectos
del reinado: dinásticos, políticos y sobre todo
el desarrollo y consolidación de los cuadros de gobierno
al estilo francés. Investigué los cambios socioeconómicos
y de la explotación y administración de la tierra,
despunte de las oligarquías urbanas, desarrollo del comercio...todos
los aspectos relacionados con la actividad económica. Hoy
día continuo con esta labor mediante la publicación
periódica de fuentes documentales.
-Usted ha sido
una de las pioneras en la investigación de las mujeres
en la historia de Navarra... Es
un tema que me interesó mucho y poseo varios artículos
y conferencias. Es un tema que está muy de moda y desde
el punto de vista científico y metodológico se ha
enriquecido tantísimo que no puede tratarse en su conjunto.
Hay que tratarlo puntualmente y sectorialmente. Ahora estoy estudiando
las clarisas navarras en la segunda mitad del siglo XIII: de dónde
vienen, quienes son... y mis primeras investigaciones apuntan
a que los conventos que se fundan en Navarra están muy
ligados no a la realeza, que sería lo habitual, sino a
la burguesía. En general el papel de la mujer en la Edad
Media se resumía a permanecer en la sombra del marido.
Quizá fuesen las monjas las que más libertad tuvieran
aunque su entrada en el convento siempre venía determinada
por el padre. Pero eso sí, una vez dentro estaban libres
de la carga familiar, del marido...y por tanto vivían más
que las mujeres laicas.
-¿Qué
podríamos aprender del hombre medieval en pleno 2000? Cosas concretas nada,
lo que tendríamos que recuperar son nuestras propias raíces;
darnos cuenta de que el hombre actual es deudor, por supuesto,
del pasado de la humanidad en general, pero en concreto del pasado
de la Edad Media.
La Edad Media está vigente hoy día; no son gentes
incivilizadas, brutales, salvajes, aquéllas de la Edad
Media sino que esa época tiene sus luces y sus sombras
como cualquier otra época y si nosotros vamos a buscar
nuestras raíces, vamos a por nuestra memoria histórica
desembocamos en la Edad Media necesariamente. Es en este momento
cuando se gesta la civilización cristiano occidental. Ahí
están nuestras raíces lingüísticas,
culturales, de civilización en general. Eso es lo que tendríamos
que recuperar, la memoria de la Edad Media. Cosas concretas no,
es evidente que en el aspecto material el progreso ha sido vertiginoso
y no cabe volver atrás. Pero cabe recuperar la conciencia
de esa época ya que aquellas gentes no eran muy diferentes
a nosotros. Darle a esa época su justo valor.
-¿No se le
está dando su justo valor? No,
la Edad Media desde el siglo XVI o incluso antes ha sido una época
denostada, denigrada considerada como época de oscurantismo,
de fanatismo, de incultura, de barbarie, por supuesto de miseria,
de suciedad y, sin embargo, el hombre de la Edad Media era un
hombre con las mismas preocupaciones que el actual: con una familia,
un trabajo, con unas inquietudes trascendentales, tenía
un mundo espiritual... y no era tan diferente. En lo colectivo,
en la Edad Media ya se tenía una conciencia de solidaridad,
se estaba pensando en una estructura supranacional, se estaba
gestando la Unión Europea. Los fenómenos nacionalistas
hunden sus raíces en la construcción de las naciones
de la Edad Media. Así que no se trata de volver la vista
atrás de manera nostálgica para recuperar la Edad
Media sino para ser conscientes y explicar nuestro propio presente.
A veces con acontecimientos, actitudes, mentalidades, medievales
para encontrar las razones del presente y explicarnos a nosotros
mismos. No como modelos a imitar sino raíces a descubrir.
-Hoy día
se pide que las enseñanzas tengan una aplicación
práctica, por tanto las humanidades están muy denostadas¿
Qué nos proporciona el estudio, el conocimiento de la Historia? Nos
puede servir para explicar nuestro presente, conocer nuestro pasado
y planificar el futuro, afrontarlo con unos referentes, con un
sentido de la realidad, no para planificarlo miméticamente,
para afrontarlo con prudencia, con cierta lógica sin pretender
construir nuevos mundos de la noche a la mañana. Hoy día,
los alumnos de enseñanza secundaria salen conociendo un
poco de Historia Contemporánea preferentemente de ámbito
regional y local. Esto es un error puesto que la historia va en
círculos concéntricos: no se puede explicar la Historia
Contemporánea sin la Edad Moderna y esta a su vez sin la
Edad Media. La Historia es la memoria de la humanidad y la memoria
a medias no sirve. Si la Historia sirve para algo tiene que servir
toda la Historia y no únicamente la Historia más
reciente.
-Sin embargo,
hoy día, a pesar de tener un mayor conocimiento de la historia
los conflictos continúan vigentes: Israel, los Balcanes... Las
soluciones no nos vienen dadas por los hechos pasados y lo que
sirvió para resolver el final del enfrentamiento entre
los cristianos y los musulmanes en la Edad Media, el final de
las cruzadas, no nos sirve ahora; había unas causas y se
dieron unas soluciones que no nos sirven. Los mecanismos no son
los mismos y por supuesto los medios con los que hoy se cuenta
tanto para hacer la guerra como la paz son diferentes.
-¿Una
explicación posible sería que los conocimientos
se han quedado en manos de los investigadores y no se les han
pasado a los políticos o incluso a la sociedad? Los buenos políticos
siempre han sido buenos conocedores de la historia. Yo creo que
el problema no es por falta de información, probablemente
es que hay grandes problemas que los políticos no han resuelto
ni resolverán y a veces los ignoran y están ahí.
Quizá por soberbia el político piensa que tiene
en sus manos todos los resortes para hacer más feliz a
la humanidad. Algunos políticos son extremadamente idealistas
en ese aspecto, hacen declaraciones de grandes principios para
evitar las desigualdades sociales, por ejemplo, que ya se venían
dando desde la Edad Media. Y a la vez ignoran esos desequilibrios
que afectan a la sociedad. Creo que una buena dosis de humildad
mirando hacia atrás para ver que no hemos cambiado tanto
y que, en ciertas cosas, no vamos a poder cambiar vendría
muy bien para que aquéllos que hacen esas declaraciones
fueran más modestos a la hora de aplicar esos grandes principios,
que son conceptos universales, todo el mundo está de acuerdo
con ellos, pero que luego resultan difícilmente tangibles.
Tendríamos que darnos cuenta de que con los grandes principios
y enunciados tampoco se va muy lejos si después de eso
no hay grandes personas ilustradas que los lleven a la práctica.
-¿Cuál
es la función del investigador histórico? Cualquier
otra investigación no se cuestiona, por ejemplo la médica,
se le ve una utilidad social y de gran importancia, todo el mundo
se beneficia de ella, tiene utilidad social. Las nuestras parece
que son para que estemos encerrados en un despacho mirándonos
el ombligo. No tienen reconocimiento. Se le pide una rentabilidad
social que no pasa sólo por formar universitarios sino
por llevar la historia a los niños, 3ª edad.. ya que esto
repercute en el conocimiento de la propia memoria histórica.
Yo creo que la divulgación es la asignatura pendiente de
los investigadores. En España se hace mal y se hace un
poco a regañadientes. Creo que eso tiene un momento en
la vida del investigador, no es en los primeros años, donde
el investigador tiene que producir, tiene que hacer investigación
de primera mano, monografías, acudir a congresos, debe
publicar..pero sí quizá de la Edad Media de su vida
y sobre todo en la 3º edad. Aunque la edad no supone ningún
freno ya que los nuevos avances tecnológicos permiten acceder
a la información sin necesidad de desplazarnos. Así
pues la investigación se realizará durante más
tiempo y con mejor calidad, ya no hay barreras ni físicas
ni tecnológicas. Se investiga en equipo. Pero creo que
además de los universitarios, otros colectivos deberían
beneficiarse de las investigaciones y de la docencia.
-¿En un futuro
próximo dónde se ve, en la función divulgativa
o investigando? Nunca
se acaba de releer las fuentes, se puede y se debe seguir investigando
pero yo creo que ahora, cuando uno está en la Edad Media
de su vida, uno se plantea que tiene que enseñar a investigar
la historia más que continuar investigando. Enseñar
a aprender, enseñar a mirar la historia de otra manera.
Por otro lado, la divulgación, que es algo que al investigador
puro no le agrada, escribir libritos, dar conferencias... es algo
que se le pide y es en este momento cuando mejor se puede realizar.
La gente tiene que enterarse de lo que hacemos los investigadores
y para qué sirve. Antes me resistía mucho a esta
labor y sin embargo ahora no me importa.
-En la Universidad
de Navarra los alumnos le han distinguido varias veces... Me quieren mucho porque
estoy muy cercana a ellos, procuro que aprendan por sí
mismos, salgan un poco de la rutina de las clases con actividades
extraacadémicas que les hagan pensar y relacionar. Les
hago ver un poco el pálpito de la historia en lo que les
rodea: en el cine, las novelas, en la prensa...Me gusta que descubran
cómo la edad media aflora en la actualidad. Los
trato con cierta cercanía, me preocupo si suspenden y es
que los alumnos de historia son un poco descuidados: leen poco,
estudian poco...hay que sacudirles para que se entusiasmen. Les
hago pensar y solemos ir de excursión para que vean in
situ la historia reflejada en los edificios. Les doy un poco de
historia local, que es la que uno tiene delante, y la de Pamplona
es 90% Edad Media; cuando se excava una zanja para el gas ya sale
la Edad Media. Hay que procurar hacer llegar la historia con nuevos
medios de difusión pero todo pasa por leer, hace falta
un esfuerzo de reflexión. Pero yo he procurado sacarlos
siempre de las aulas y "perder" el tiempo con ellos.
Destacan las siguientes publicaciones:
- nº 7
colección Diplomática de los Reyes de Navarra
de la dinastía de Champaña 2. Teoblado II
(1253-70)
- nº 85
Archivo general de Navarra 1234-1253 II Comptos y Cartularios
reales 98
- nº 63
Archivo general de Navarra 1253-1270 II Comptos y Cartularios
reales 96
- en breve
nº 102 Archivo general de Navarra 1259-1266 sección
de Comptos registro nº 1
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Fotografías: Idoia Marcellán
-
Euskonews & Media 106.zbk
(2001 / 1 / 12-19)
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