Jose
Joakin Gallastegi es una de las nueve personas que forman parte
del Servicio de Euskera del Ayuntamiento de Bilbao, donde trabaja
desde que hace 15 años se pusiera en funcionamiento. La
tarea de este equipo formado por dos técnicos, cuatro traductores
y tres secretarias consiste en responder a las necesidades lingüísticas
que se originan en el Ayuntamiento, traduciendo documentos y encaminando
el proceso de euskaldunización de los trabajadores de la
Administración. Los datos indican que en Bilbao el número
de euskaldunes se ha visto incrementado, pero la ciudad sigue
estando vinculada al castellano. Aun así, Gallastegi opina
que la mitificación del euskera en la capital vizcaína
es excesiva.
-¿En qué consiste el
trabajo del Servicio de Euskera del Ayuntamiento de Bilbao? El Servicio de Euskera
tiene una doble función: por una parte, se encarga de euskaldunizar,
o mejor dicho, de bilingüizar la Administración desde
el propio Ayuntamiento, porque en una Administración que
ha sido totalmente castellana, el bilingüismo tiene que pasar
necesariamente por la euskaldunización. Por otra parte,
tratamos de mejorar la situación del euskera en Bilbao.
Sin embargo, en estos momentos nuestra prioridad se centra en
la euskaldunización del Ayuntamiento, porque el primer
requisito que debe cumplir respecto al euskera es precisamente
el de ofrecer un servicio bilingüe. Nadie lo va a hacer en
su lugar. Hay otros factores que ayudan a fomentar el euskera:
por ejemplo los medios de comunicación, las redes de la
Diputación o del Gobierno Vasco, etc. La necesidad de euskaldunizarse
es evidente, pero en la Administración municipal, casi
el único emprendedor es el propio Ayuntamiento. Por
otra parte, realizamos todas las traducciones del Ayuntamiento,
al mismo tiempo que ofrecemos nuestros servicios a las empresas
municipales.
-¿Cómo se gestiona el
proceso de euskaldunización del Ayuntamiento? El proceso de euskaldunización
de los trabajadores está regulado por las leyes y decretos
del Gobierno Vasco. La Ley básica de Normalización
del Euskera de 1982 ha sido desarrollada por decretos y disposiciones.
En estos momentos estamos en una segunda fase en la que predomina
el plan para el uso
del euskera, aprobado hace dos años por el Pleno, cuyos
objetivos consisten en incrementar el número de trabajadores
euskaldunes y en ayudar a los ya euskaldunizados a trabajar en
euskera. Hay varias formas de actuar en una Administración
cuya actividad se ha desarrollado íntegramente en castellano:
reciclando a los trabajadores, de forma que algunos asistan a
clases de euskera, etc. A la hora de establecer los perfiles lingüísticos,
a aproximadamente 500 puestos de trabajo, nos hemos atenido a
aspectos como el carácter de la unidad administrativa,
la relación que mantiene con el público, el papel
que desempeña en el Ayuntamiento, etc. Y lo cierto es que
estamos cumpliendo ese objetivo con bastante buena marcha. Los nuevos trabajadores que
ingresan en la Administración presentan muchas menos complicaciones,
porque la mayoría son euskaldunes, ya sea porque han acreditado
un determinado perfil o porque el euskera se consideraba como
mérito para su puesto de trabajo.
-En las ciudades, por lo general,
apenas se escucha el euskera. ¿Cuál es la situación
en Bilbao? La situación
del euskera en Bilbao es muy contradictoria: se habla cada vez
más, las matriculaciones en los modelos euskaldunes o bilingües
no cesan de aumentar, y la presencia del euskera en protocolos
oficiales y actos análogos es cada vez mayor. Y comparando
la situación actual con la de hace 30 ó 40 años,
el cambio es más que evidente, pero eso no significa que
la situación actual baste para asegurar la normalización
del euskera en Bilbao. En los últimos años se ha
avanzado hasta donde la gente ha querido y como ha querido. Es
verdad que las entidades oficiales deberían ofrecer más
ayudas, pero considero que lo fundamental es lo que acabo de mencionar.
Lo explicaré con un ejemplo: si hoy en Bilbao no existe
ninguna autoescuela que imparta clases en euskera es porque el
gremio no lo considera necesario y porque la gente tampoco lo
reclama de un modo más o menos masivo. Pero eso no significa
que si una entidad oficial ofreciera su ayuda no fuera a crearse
algún grupo euskaldun. Las lagunas respecto al euskera
en ese tipo de servicios existen por voluntad de los agentes de
cada ámbito.
-¿Qué puede hacer el
Servicio de Euskera en esos casos? Aunque Bilbao sea la
ciudad más poblada de Euskal Herria, yo creo que la política
lingüística de un Ayuntamiento tiene que ser complementaria
de la de otra entidad superior. Deberíamos ajustarnos a
criterios como los establecidos el año pasado por el Gobierno
Vasco para diseñar un plan estratégico, porque no
podemos permitirnos el lujo de andar cada uno por su lado. En
lugar de aunar nuestras fuerzas, lo que haríamos sería
debilitarnos. En Bilbao no tenemos ningún
plan de ese tipo. Desde luego, no estaría mal que
el Ayuntamiento destinara más medios al fomento del euskera,
pero no llego a entender el establecimiento de una política
municipal propia; sería el reino de los Taifas. Bilbao
forma parte de una unidad natural que va desde Santurtzi hasta
Galdakao, y el Gran Bilbao lo integran unos 20 municipios que
vienen a ser otras 20 corporaciones municipales, y si cada una
empieza a marcar su propia política lingüística,
los problemas no dejarán de surgir. Por eso pienso que
la política municipal, en esa tarea de recuperación
del euskera, por ahora no debería ser el epicentro. Si
fuera más homogénea, comarcal, etc., como en Cataluña,
entonces me callaría, pero en Bilbao, un planteamiento
comarcal que girara en torno a una política municipal sería
mucho más difícil de desarrollar.
-Algunos municipios, como por
ejemplo Getxo, han llegado a un acuerdo con los comercios, en
base al cual los establecimientos cuyos rótulos estén
en euskera o en bilingüe recibirán subvenciones. ¿Planea
el Ayuntamiento de Bilbao llevar a cabo alguna iniciativa de este
tipo? El Ayuntamiento
de Bilbao tiene una ordenanza que realiza descuentos a quienes
tengan su publicidad exterior en euskera o en bilingüe. Que
yo sepa, todavía no ha tenido ninguna aplicación,
o de haberse aplicado, sólo se ha hecho en casos muy puntuales.
Como antes comentaba, dado que lo que en estos momentos se prima
es la Administración interna, puede que el planteamiento
del municipio esté relegado a un segundo plano, porque
nuestros recursos económicos y humanos son limitados. Aun
así, no soy partidario de las campañas, porque habiéndose
volcado en ellas y haberles dedicado un montón de energía,
pasa lo mismo que con los fuegos artificiales: que resultan espectaculares,
pero en diez minutos ya no queda ni rastro. Prefiero que las cosas
se hagan como es debido, que se analice la realidad sociolingüística,
y que a partir de ahí se decida a qué sectores deben
destinarse las ayudas. Esta actividad puede tener un efecto multiplicador
para los municipios. Los millones que estamos invirtiendo en la
euskaldunización se tienen que notar en los bosillos de
los bilbaínos que estudian el euskera. La mayoría
de nuestros programas y actividades están destinados sobre
todo al mundo de la enseñanza, porque casi todos los niños
de Bilbao están estudiando en bilingüe o en euskera.
En este caso, nuestros planes vienen a complementar los grandes
esfuerzos que está realizando el Gobierno Vasco.
-Euskaltzaindia (Real Academia
de la Lengua Vasca) confeccionó una lista con los nombres
de las calles de Bilbao. ¿Qué hay del asunto? A Euskaltzaindia le
solicitamos que preparara un dictamen con los nombres de todas
las calles de Bilbao en euskera, nos envió su propuesta
-que ahora está encima de la mesa- , y se debatirá
cuando así lo decida la corporación municipal o
el alcalde. Está pendiente de aprobación. Y no se
ha aprobado porque no se ha querido, debido a no sé qué
cuestiones burocráticas, porque está encima de la
mesa del concejal competente.
La
propuesta de Euskaltzaindia por una parte indica cuál es
la grafía vasca de los topónimos vascos, y por otra
parte recupera las raíces vascas de nombres mucho más
nuevos. Por ejemplo, mucha gente dice que "esto siempre se ha
llamado Monte Caramelo", cuando resulta que Monte Caramelo es
una denominación de este siglo y que antes se llamaba Mintegitxueta.
En la toponimia y en todos los aspectos lingüísticos
deberíamos adoptar una perspectiva más general e
histórica, sin caer en triunfalismos ni en el derrotismo.
Afortunadamente, la historia no comenzó el día que
nacimos. Hay cosas que son comprensibles y que todos aceptamos
sin rechistar, pero en cuanto nos metemos con valoraciones y balances,
la cosa cambia.
-¿Qué relación
mantiene el Servicio de Euskera con Euskaltzaindia? Muy
buena y muy efectiva. Nos sirve de gran ayuda, y es de agradecer
que Euskaltzaindia tenga su sede en Bilbao, tan cerca del Ayuntamiento.
Mucha gente nos suele llamar preguntando por el origen de un determinado
nombre propio o por la grafía correcta, por ser el Ayuntamiento
la entidad pública más cercana que encuentran, pero
luego todas esas consultas las dirigimos a Euskaltzaindia. Por
otra parte, el hecho de que esta institución esté
en Bilbao es muy positivo, otorga un cierto prestigio a nuestro
euskera.
-¿Y cómo se avienen
con las demás colectividades de euskera? ¿Tienen algún
proyecto en común? Al conocernos casi
todos, la relación que mantenemos es principalmente personal,
sin perjuicio de la institucional. Repito que no disponemos de
los recursos suficientes como para repartir entre todos, pero
en la medida de lo posible tratamos de fomentar la actividad de
todas las colectividades, a pesar de que éstas le contestarían
que el Ayuntamiento no les concede lo bastante, y razón
no les falta. Aun así, tampoco surgen altercados. Por
ahora no tenemos ningún proyecto en común, aunque
está previsto emprender el relativo a los "euskal txokoa"
creados por las colectividades de euskera de algunos barrios de
Bilbao, y que el Ayuntamiento subvenciona en la medida de sus
posibilidades. Pero en estos momentos no tenemos ningún
proyecto común promovido por el Ayuntamiento que agrupe
a todas las colectividades de Bilbao, aunque deberíamos
reunirnos y realizar un diagnóstico.
-¿Mantienen
algún contacto con los servicios de euskera de otros municipios
de Bizkaia? No. Con los municipios
tenemos algún contacto, aunque en ese aspecto los de Gipuzkoa
están mucho más enlazados entre sí. En Bizkaia
cada uno va más a su aire. Por eso, me llevé una
gran alegría cuando el año pasado la Diputación
de Bizkaia creó la Dirección para el Fomento del
Euskera, porque de ese modo tendremos un nexo común. Confío
en que mediante la coordinación de la actividad de los
municipios la Dirección cambie la situación actual.
-¿Qué proyectos y retos
se ha propuesto el Servicio de Euskera para corto plazo? El reto es el mismo
de siempre. Estamos en la segunda fase del programa, que se dará
por finalizada en el 2002, teniendo que estar el 25% de los trabajadores
del Ayuntamiento euskaldunizado, porque el porcentaje de bilbaínos
euskaldunes será también será mayor. Que
las unidades en que los trabajadores estén previamente
euskaldunizados funcionen en euskera será también
muy importante. Una cosa es ir pasando de un nivel a otro en el
euskaltegi y otra trabajar diariamente en euskera, porque es muy
probable que el funcionario tenga que hacer algunas cosas más
de una vez. Por ahora queremos ser un complemento del Ayuntamiento,
y no sólo por cuestión de medios, sino también
por filosofía. Tenemos que encontrar un punto común
en el euskera. Hemos programado nuestro trabajo con la mirada
puesta en el 2002. El balance general lo haremos cuando llegue
esa fecha. Fotografías: Estibalitz Ezkerra
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Euskonews & Media
101.zbk (2000 / 11-24 / 12-1)
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