Armando LLanos Ortiz de Landaluze, vitoriano de
64 años, es uno de esos hombres inquietos, que siempre
ha estado allí donde se le ha necesitado. Obsesionado por
cubrir huecos, son innumerables los cargos y responsabilidades
que ha ocupado a lo largo de su dilatada carrera. Sin embargo,
destacamos que durante 12 años fue vicepresidente por Álava
de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza. Muchas facetas,
y por lo tanto, muchas preguntas para nuestro protagonista.
-Armando LLanos, ¿diseñador,
arqueólogo o promotor turístico de Álava?
Son tres aspectos diferentes de mi vida. De profesión,
soy diseñador, tengo como devoción la arqueología
y dentro de mis inquietudes, está la promoción
del turismo en Álava.
-Perfecto. Vamos con la
profesión: El diseño.
Durante diez años fuí director artístico
en el departamento de diseño de la empresa alavesa Heraclio
Fournier. Posteriormente, doy un giro a mi vida laboral y me
dedico al diseño, montaje e instalación de museos
y exposiciones, coordinando más de 30 espacios museísticos
en los últimos años. Por otra parte, por mi formación
de arquitecto y diseñador, soy miembro de la federación
internacional de arquitectos de interior.
-Confiesa devoción
por la arqueología. A pesar de su trabajo de investigación
y de especialización en la etapa final de la Edad del
Bronce y en la Edad del Hierro, nunca hace de la arqueología
su profesión...
Eran otros tiempos,
entonces nos costeábamos todo. Siempre me han entusiasmado
los temas relacionados con la historia del hombre, centrándome
sobre todo, en nuestra tierra, en el País Vasco. Es esta
una vocación que me viene de lejos, ya que junto a otros
jóvenes fundamos en su día el grupo espeleológico
alavés. El grupo tenía dos campos principales de
trabajo; así, mientras unos se dedicaban a la geología,
otros estudiaban las huellas del hombre. En aquel momento conocemos
a José Miguel de Barandiaran. Se convierte en nuestro
gran maestro y junto a él realizamos numerosos trabajos
de campo en diferentes excavaciones. Cuando Barandiaran deja
el trabajo de excavación y se centra en la investigación
de los datos recopilados, recojo su testigo en diferentes yacimientos
al aire libre, entre ellos poblados como Oro o La Hoya. Producto
de todo esto, nos centramos en las denominadas Edad del Bronce
y Edad del Hierro, surgen diversas publicaciones, asistimos a
congresos, somos invitados por los departamentos de arqueología
de numerosas universidades. En total he participado en unas 30
excavaciones, en muchas de ellas como director, otras en el extranjero
(Italia y Francia). En cuanto a las publicaciones, van desde
la carta arqueológica de Álava, hasta estudios
sobre el arte rupestre.
En lo que siempre he hecho especial hincapié es en la
sistematización de la investigación. Por ello,
José Ignacio Vegas y yo, creamos un método para
la clasificación tipólogica de las cerámicas,
empleando la informática. Sí, por supuesto que
se conocían muchisimas cosas, había numerosos datos,
pero no estaban ordenados, ni claros, o simplemente faltaban.
La falta de sistema creaba el desconocimiento.
-El más difícil
todavía lo encontramos en sus inquietudes, ya que querer
hacer de Álava, una gran desconocida, un centro turístico,
debe ser una ardua tarea.
Siempre he intentado cubrir espacios vacíos. En mi opinión,
el turismo en Álava es un diamante sin pulir, un mercado
en el que la demanda no es superior, por la escasez de la oferta
existente. Mucho más, en el momento en el que emprendí
la fundación de la empresa Protur Álava, ya que
desde entonces se ha mejorado dicha oferta. Las instituciones
nunca nos reconocieron el trabajo realizado. Al comprobar que
efectivamente, no existía oferta para un mercado tan importante
como el del turismo, no aceptaban nuestros proyectos, nos ignoraban
y lo que es peor, después de cerrarnos todas
las puertas, hacían suyos nuestros proyectos y los llevaban
a la práctica. Así que, en vez de ayudar nos ocultaban,
nos tapaban. Eramos pioneros en el turismo de Álava y
no lo podían admitir. Hay que recordar que hace unos años
en Alava no existía la promoción turística
y no estoy hablando de hace 20 años. No hay más
que decir, que solo existía la oficina de información
y turismo del parque de La Florida, impulsada por el Gobierno
Vasco.
-A pesar de las negativas
que recibieron, ustedes creyeron en el proyecto.
Sí, eso está claro. Nosotros veíamos que
el turismo tenía futuro, eso sí, ordenando, organizando
y planificando el tema. No había que inventar nada, solo
copiar los mejores modelos existentes, acomodarlos a nuestra
tierra y ofertarlos. Para ello, trabajamos al unísono
un economista, un promotor de viajes, un organizador de congresos
y yo. Tras una campaña de imagen y lanzamiento, trabajamos
durante años acudiendo a Fitur en Madrid (feria del turismo
más importante del Estado), Londres..., pero la falta
de ayuda institucional nos hizo desistir en nuestro intento,
por lo que en estos momentos, Protur Álava es un tema
que tenemos aparcado. No fuimos bien vistos por las instituciones,
sin más.
-Teniendo el día
24 horas, ¿cómo es posible llegar a tantos sitios
a la vez?
Los días dan mucho de sí, sobre todo si se organizan
bien. Siempre he sido un hombre inquieto, dispuesto a descubrir
nuevos campos que estaban sin pulir. Como te decía, creamos
el grupo espeleológico, el instituto alavés de
arqueología, la sociedad Landazuri, participé en
la restauración en Álava de la Sociedad de Estudios
Vascos-Eusko Ikaskuntza... Mi obsesión siempre ha sido
llenar los vacíos que he ido encontrando por el camino.
Junto a esto, desde
1984, y durante cuatro años, fuí director de cultura
de la Diputación Foral de Álava y parlamentario
vasco por el Partido Nacionalista Vasco a lo largo de dos legislaturas.
Esto último, mi faceta política, no ha sido primordial
en mi vida porque no me considero político con todas las
letras, pero son cosas que te surgen en la vida, que debes atender
y si puedes aportar algo, lo aportas.
-En dos meses cumplirá
65 años, edad establecida para la jubilación...
No pienso en la jubilación. Seguiré con mi profesión,
mis devociones e inquietudes. Tengo la gran suerte de que me
gusta lo que hago. No lo considero un trabajo. El hecho de estar
en tantas salsas a la vez, me ha permitido cambiar de actividad
continuamente, con lo que la compensación ha sido plena.
-Volviendo a su campo profesional,
y tocando un tema de actualidad, debemos preguntarle por el Museo
Vasco de Arte Contemporáneo, recientemente bautizado como
Artium. Si todos los plazos se cumplen, a finales del año
2001 abrirá sus puertas la inversión cultural más
importante de Álava de las ultimas fechas. Una instalación
que nace con críticas por su ubicación y por el
edifico en cuestión.
Creo, que en cuanto al edificio en sí, se podría
haber hecho algo mucho más emblemático. Me da la
impresión de que en Álava siempre nos quedamos
cortos, que no explotamos, al fin y al cabo, que funcionamos
a medio gas. Esto que comento lo traslado a todos los campos
y facetas de la sociedad alavesa. ¿Por qué no vamos
a copiar algo al vecino, si vemos que funciona? Por supuesto,
acomodándolo a nuestra forma de ser. Hay que aplicarse
el dicho: "Evolucionar o morir".
-Por lo tanto, también
aplica el cuento a la arqueología. Recordando que Álava
tiene importantes yacimientos arqueológicos como Iruña-Veleia
o La Hoya.
Dentro del campo de la arqueología todo ha evolucionado
mucho. En nuestra época mis compañeros y yo nos
costeábamos las excavaciones, desde el material necesario
hasta los viajes. Con el tiempo empezamos a recibir ayudas, pero
no eran subvenciones para poder vivir de ello, eran únicamente
unas partidas económicas para cubrir las propias necesidades
de los yacimientos. Sin embargo, en Álava tenemos, por
ejemplo, el poblado de Iruña de Oca. Sin lugar a dudas,
el más importante de Euskal Herria, no solo por extensión,
sino también por el buen estado de conservación
del yacimiento. En otros
antiguos poblados todos los restos están destrozados,
no encuentras prácticamente nada intacto. Sin ir más
lejos, ahí tenemos el ejemplo de Iruña-Pamplona.
Efectivamente era otro de los lugares importantes en la antigüedad,
pero nunca conoceremos con exactitud su contenido, ya que la
actual Pamplona se levantó sobre aquel poblado. Otro caso
relevante es el de Zaragoza. La explicación es sencilla:
En la mayoría de los sitios, el yacimiento ha sido el
germen de una nueva ciudad, de una nueva población, construida
sobre él. Sin embargo, Iruña de Oca, pasó
de ser una importante población de la época post-romana
a campos de labranza, con lo que existen todas las posibilidades
de encontrar un yacimiento íntegro, excepto lo que haya
podido ser destruido por los arados de antaño y los tractores
actuales.
-Precisamente en estas
últimas semanas se está acometiendo una nueva campaña
de excavaciones en Iruña. Sus responsables han expresado
en más de una ocasión la necesidad de una adecuada
musealización del yacimiento, no solo como patrimonio
histórico, sino también como punto de referencia
del turismo en Álava para un futuro.
Lo primero que deben decidir las instituciones competentes, es
si se va a abrir al público o no. Si definitivamente se
abre, hay que ofrecer al visitante las claves necesarias para
que entienda qué es aquello, tanto en lo meramente físico
como en la parte histórica. Iruña, desde la edad
del Bronce final es un poblado, durante la Edad del Hierro se
convierte en un gran poblado y luego se romaniza. Es decir, los
romanos entran en una organización social formada, en
una estructura que ya existía y la amoldan a sus necesidades.
No destruyen nada, de ahí, su importancia.
-Podríamos decir
que en el poblado de Iruña se entremezclan las tres facetas
más importantes de la vida de Armando LLanos: El trabajo
de arqueólogo, el posible diseño de un futuro museo
del yacimiento y la promoción turística de la zona.
De alguna manera eso mismo hicimos en el poblado de La Hoya en
Laguardia (Rioja Alavesa). Por aquel entonces, La Hoya y su museo
fueron pioneros al interpretar un hallazgo arqueológico.
Hoy en día, el estado en el que encontramos aquel museo
que abrimos con tanto cariño, es vergonzoso, y a pesar
de ello, recibe 20.000 visitantes al año. Para esto, como
para todo, primero se necesita sensibilidad y segundo, una voluntad
desmedida. No hace falta decir que actualmente nos han superado.
Ahí tenemos el ejemplo de Mérida.
-Imagínese que soy
tour operador inglés, y que me debe vender Álava.
¿Qué me oferta?
En Álava puedes encontrar de todo en muy poco espacio.
Desde el paisaje de la Rioja Alavesa hasta el verde de Aramaio,
desde yacimientos arqueológicos hasta joyas góticas,
una gran oferta de instalaciones deportivas...
No tenemos algo concreto que destacar, pero sí el conjunto.
Debemos ser una pieza más en el engranaje de la promoción
del turismo en Euskadi. Gipuzkoa, por ejemplo, tiene una larga
tradición turística, Bizkaia ha sabido subirse
al carro con el Guggenheim, pero todos debemos aprender de otras
comunidades como Asturias o Galicia que tienen en el turismo
un eje importante de su economía. El turismo es un empresa
que no da resultados inmediatos, es una tarea laboriosa que no
se hace en dos días. De hecho, volviendo al caso de Álava,
se están empezando a hacer cosas, como son los vuelos
charter que van llegando desde Israel, pero aun así, nos
falta ilusionarnos, somos demasiado tímidos en nuestros
proyectos, e incluso un poco mediocres. Si a todo esto añadimos
que empezamos de cero o de bajo cero, más difícil
todavía.
-Tendrá entonces
que retomar el camino emprendido con su empresa Protur Álava,
que ya nos comentaba que de momento descansa en el baúl
de los recuerdos.
No, de momento ahí está aparcado el tema. Insisto,
nosotros en su día creamos una serie de paquetes de viajes,
ofertamos Álava y nos pusimos en contacto con los mayoristas,
pero no tuvimos ningún apoyo. Debido a la falta de ayuda
por parte de las instituciones, o mejor dicho, a las piedras
que nos ponían por el camino, paramos el barco, porque
lo único que nos aportaba era quebraderos de cabeza.
-Para terminar, y recordando
su paso por el parlamento vasco, ¿cómo ve el panorama
político del momento?
Pues lo veo negro o al menos oscuro. Yo creo que falta voluntad
de diálogo. No interesa sentarse a hablar, considerando
que sentarse en una mesa de negociación, supone que cada
parte debe dejar algo de lo suyo por el camino. No se puede tener
como solución política la máxima de "esto
o nada". En resumen, la única manera de evitar un
desastre es el diálogo.< font
size="-2" face="Arial, Helvetica, sans-serif">Fotografías: Ismael Diaz de Mendibil
Euskonews & Media 97.zbk (2000
/ 10-27 / 11-3) |