La coordinadora de ONGs de Euskadi se
constituyó en 1988, tras la campaña del 0,7. El
objetivo de aquella campaña era que el 0,7 del presupuesto
de las instutuciones se destinara a la cooperación, al
desarrollo de los países más desfavorecidos. En
torno al trabajo que se hizo antes y después de la campaña,
y para poder dedicar de una manera eficiente esos fondos, se
vió la utilidad de constituir la coordinadora. Un total
de 11 organizaciones dieron paso a la coordinadora, y en este
momento, están 60 Organizaciones No Gubernamentales de
Cooperación al Desarrollo (ONGD). Desde hace dos años
Amalio García es el presidente de la coordinadora.
-¿Cuál es
la labor de la coordinadora de ONGs de Euskadi? Durante este tiempo,
la coordinadora ha desarrollado su labor en el campo de la cooperación
y el desarrollo, bien por la vía de transferencias de
útiles o bien de medios asistenciales, la sanidad, la
educación, la alimentación etc. Pero a medida que
han pasado los años, se ha dado una evolución dentro
de las ONGD. Se observó que había que dedicar mayor
dedicación en apoyar los esfuerzos productivos y de desarrollo
de los propios países empobrecidos. En estos países
hay un déficit democrático e institucional en cuanto
a la toma de decisiones, de gestión de los propios recursos
y de redistribución de la propia riqueza. En esto también
se ha centrado el trabajo de las ONGDs. El tratar de acabar con
sistemas autoritarios, permitir la participación ciudadana
en la vida social y política de esos países, y
el respeto a los derechos humanos, es una de las tareas más
importantes, además del apoyo a la cobertura de las necesidades
básicas. Pero aún con todo el trabajo que se ha
venido desarrollando, tanto desde los gobiernos de los países
desarrollados, como del movimiento social de cooperación,
no hay unos logros palpables en cuanto a la transformación
al bienestar y al desarrollo de estos países. La tendencia
es acentuar las desigualdades, a aumentar el número de
pobres. No ha habido una escalada hacia al desarrollo, sino una
escalada hacia el empobrecimiento. Ello es debido a causas estructurales
de desigualdad en los mercados internacionales, del comercio,
las finanzas, etc, que imposibilitan el acceder al desarrollo
de estos países. De ahí, que una de las actuales
preocupaciones y vocaciones de las ONGs sea que existan unas
relaciones norte-sur más equitativas y más justas.
Se piensa que actuando sobre las causas del origen de la pobreza,
se pueda ir resolviendo algunos de los problemas, facilitando
la solución a los mismos. Esta toma de postura ha ido
acompañada de discusiones internas, ayudado también
del movimiento de reflexión por la cooperación
de ayuda al desarrollo a nivel internacional, que ha transcurrido
también por las mismas vías. Tal es así
que nos hemos visto cada vez más necesitados de un esquema
de valores propios, que indentifique a las ONGDs a diferencia
de otras entidades que se puedan mover en relación al
sur. Esto se ha materializado en el código de conducta
ética de las ONGDs de Euskadi, aprobado en mayo de 1998.
-¿En
que se basa el código ético suscrito por las ONGs? Teniendo en cuenta
que ese es un código de conducta de máximas, de
lo que decímos ser hasta lo que somos hay un cierto desajuste.
De hecho, en todas las ONGDs no se ha operado la transformación
de adecuar al código su terreno ideológico y práctico.
Además, el código no ha sido previo a la constitución
de la coordinadora, sino que una vez constituida la coordinadora
se ha buscado cuáles son los elementos y los rasgos definitorios
que puedan identificar a las diversas organizaciones de naturaleza
no gubernamentales. Se están recogiendo los segmentos
básicos sobre los que vamos a llevar un especial seguimiento
y plasmación en cuanto al funcionamiento de las ONGs.
Por una parte está que su funcionamiento interno sea democrático.
Está también el carácter de movimiento social,
por lo que deben tener una base social. No puede ser una empresa
ni una entidad de gestión de proyectos, sino que tiene
que tener una voluntad transformadora de la sociedad donde opera,
y por tanto, tiene que tener también un respaldo social.
Otro de los elementos es el factor "D": el desarrollo
tiene que ser uno de los objetivos de la organización
que esté asociada a la coordinadora. Porque hay organizaciones,
que están trabajando en campos específicos, que
resuelven problemas del colectivo donde participan, que desarrollan
su labor en el cuarto mundo en las bolsas de probeza y marginación
que hay en el norte, y que a su vez también desarrollan
de una manera secundaria proyectos de cooperación. Pero
para nosotros no sería una ONG que tendría carta
de naturaleza en la coordinadora, con independencia del valor
social que pueda tener.
Aún así, a medida
que hay una cierta especialización en las ONGs, desde
la coordinadora se pretende cumplir con nitidez las demandas
que hay para intentar promover una mayor justicia social y hacer
que la distribución de la riqueza internacional sea un
poco más justa. Otros de los elementos a los que se presta
especial atención, es a la visión y al componente
de género en el capítulo de la cooperación
al desarrollo. Sabiendo que las mujeres son las que se llevan
la peor parte en la desigualdad, es lógico que las ONGDs
entiendan que hay que desarrollar una especial labor y tener
una especial atención al enfoque de género de los
proyectos de cooperación. Si pretendemos asistir a las
poblaciones más empobrecidas, vayas donde vayas la mujer
siempre es la que peor parte lleva.
-¿Cuáles
son los países en los que principalmente se trabaja? Donde se trabaja,
porque hacia ahí se ha polarizado el movimiento social
de cooperación al desarrollo, es en Latinoamérica,
y dentro de Latinoamérica, fundamentalmente en Centroamérica
en países como Perú, Bolivia, Ecuador, Cuba. Esos
países son los que se llevan la mayor parte de la ayuda
y los esfuerzos de la cooperación, sin desatender otros
continentes, como África que es el más desfavorecido
y olvidado, Asia también. En realidad, las principales
ayudas las capta Latinoamérica, por la tradición,
la relación con otros países, y el vehículo
del castellano permite más accesibilidad que en África
o en el continente asiático.
-La muerte del cooperante
Iñigo Egiluz sacó a la luz el riesgo que corren
los voluntarios en ciertos países. ¿Cuáles
son los principales obstáculos a los que deben hacer frente
las ONGs? Pretendemos ser solidarios
con los pueblos que estén sufriendo esas situaciones de
violación de los derechos humanos, de empobrecimiento,
de miseria y de hambre. Entonces, las dificultades son de muy
distinta índole. Por una parte están las propias
infraestructuras del país, que muchas veces suelen ser
un problema para poder vehiculizar las ayudas. También
está la actitud de las autoridades de esos países,
y los cauces institucionales que puedan pretender beneficiarse
o tutelar estas ayudas para sus objetivos de carácter
político, y la existencia de la violencia interna. Pero
hacemos un esfuerzo por entender la globalidad de todos estos
temas. Muchas de las situaciones de violencia que se vive en
esos países, tienen su origen fuera del propio país.
Son problemas inducidos y promovidos por las empresas multinacionales,
por gobiernos de otros países que tienen su propia actuación
e influyen sobre esas políticas incluso militarmente,
y que les interesa mantener un conflicto o generar unos movimientos
migratorios dentro del propio país como es el caso de
Colombia. En ese país, por intereses de tipo económico
y político hay dos millones de refugiados internos y a
los que hasta ahora no se le está dando carta de naturaleza
ni se les reconoce el carácter de refugiados. Algunos
de ellos están entrando en Venezuela y en los países
limítrofes para escapar precisamente de la violencia,
y para tratar de salvar sus vidas. También está
el fenómeno paramilitar que en el caso de Colombia, y
no sólo allí, tiene una gran emvergadura, porque
es el recurso del que se valen los poderes para no tener que
oficializar determinadas masacres y
desplazamientos. Son ejércitos a sueldo, se conoce su
vinculaciones con las instituciones, el ejército y demás,
y operan con una total inpunidad. Los mismos problemas que se
pueda encontrar la población de estos países, también
los debe hacer frente el cooperante. Pero suele contar con una
ventaja: es una persona de una mayor notoriedad por ser ciudadano
de un país que pueda intervenir en ese conflicto. Dentro,
la resonancia que tiene para quienes ejercen la violencia, a
no ser que busquen publicitar sus organizaciones (y a veces lo
consiguen desarrollando acciones contra los internacionalistas),
procuran evitar esa confrontación de intereses, o que
la diplomacia internacional actúe y denuncie la situación
de violencia y descalifique sus operaciones. Otro problema dentro
del desarrollo de los proyectos pero subsanable, es el desarrollo
formativo de las personas. La ayuda de cooperación internacional
les da el empujón inicial, les permita acceder a los recursos
que de otra manera no hubieran conseguido, para una vez volcados
en esa situación puedan ellos mismos gestionar su proyecto
de vida y su proyecto productivo. En el ambiente rural está
el problema de la tierra, y de la necesaria reforma agraria que
le permita tener acceso a la tierra y a los insumos. Porque poco
hace el tener acceso a una tierra, si luego no la puede poner
en producción.
Los procesos de cooperación
al desarrollo y de ayuda cuentan con que una base de la población
pueda tener más repercusión económica, y
para eso poder tanto la financiación como la comercialización,
la transformación, la distribución, etc. Porque
si no es el intermediario son otras políticas ajenas las
que pueden sofocar estos proyectos. Esto no únicamente
afecta al proyecto que pueda desarrollar una ONG, sino también
a los esfuerzos por salir del bache de estos países. Puedes
hacer grandes esfuerzos productivos pero luego está en
manos de las distribuidoras y de las multinacionales su rendimiento,
y pueden hacer que estos países salgan a flote o se hundan.
De ahí que veamos que muchas veces no depende del propio
esfuerzo ni de la propia población de salir de la miseria,
sino de establecer unas relaciones económicas equitativas
y justas y una igualdad de oportunidades para la tierra, acceso
a los mercados etc. No se valora igual la mano de obra en un
país subdesarrollado que en un país desarrollado,
sino todo lo contrario. Eso es lo que hay que tratar de resolver
si se quiere abordar con seriedad el problema de la desigualdad
y la pobreza que pueda haber en la redistribución. Por
otra parte, están los circuitos financieros que normalmente
tratan con intereses abusivos y que endeudan a las economías
y a estos propios países. Otro problema añadido
es el comercio y la venta de armamento, y las guerras que se
fomentan y se organizan en el primer mundo, que hipotecan a estos
países además de que los destruyen de arriba abajo.
Las ONGDs queremos echar una mano a la población y ofrecerles
nuestra ayuda para dar un impulso a sus propios proyectos y que
puedan cubrir sus necesidades más básicas. Otras
cosa es cambiar las relaciones a nivel internacional. Ahí
está la Organización Mundial del Comercio, las
propias Naciones Unidas, el grupo de los ocho, el Fondo Monetario
y el Banco Mundial. Este mundo está reclamando soluciones
transformadoras que vayan a atajar las causas, y lo único
que se trata es de poner paños calientes y además
en beneficio propio. Por desgracia, en cantidad de países
(y en concreto el Gobierno Español está llevando
esa misma orientación) lo que pretende es utilizar esos
recursos económicos en beneficio propio para conseguir
unas contraprestaciones para el propio gobierno, o para la internacionalización
de las empresas, etc. En realidad más que una ayuda es
una soga al cuello. Por eso, desde nuestras organizaciones es
importante el poder mantener esa vía de colaboración
y de ayuda, transfiriendo fondos y recursos a estos países,
pero a la vez desarrollar una labor crítica y autocrítica
sobre cuál es nuestro papel y cuáles son las causas
de esta desigualdad, y tratra de abordarlas. Sabemos que no depende
únicamente de nosotros, si no que realmente somos una
pequeña parte del conjunto social. Por lo tanto, no es
una labor exclusiva ni particular de las ONGDs.
-¿Cuál es
el perfil de los voluntarios? Hay distintas vocaciones
y distintas especializaciones. Pero cada vez se va hacia una
mayor ya que el procedimiento para la vehiculización de
las ayudas a través de las ONGs se ha ido complicando
tremendamente. Tanto para
la identificación del proyecto, como para su posterior
justificación, hace falta desarrollar un trabajo administrativo
burocrático que igual está muy distante de la imagen
del cooperante, que está al pie del cañón.
Con lo que, lo que aquí son escasos recursos, allí
cubre grandes necesidades, y los problemas se resuelven a medida
que se van presentando. No se puede esperar a que una prestación
de ese tipo tenga una factura, que es lo que aquí se solicita.
En los países más empobrecidos son cosas inmediatas,
pero complican y hacen inviable la prestación de determinadas
ayudas. En muchas ocasiones, al no poderse justificar el gasto
se suprime la financiación. Esto está dando pie
a la tecnificación de las ONGs. También hay que
tener en cuenta el origen de las propias ONGDs, si son organizaciones
que han surgido dentro del voluntariado civil o provienen del
ámbito de la iglesia.
Tal vez en el pasado, los perfiles
fueran más definidos, pero a medida que se ha estrechado
la relación entre las organizaciones a través de
las coordinadoras, han tenido que afrontar conjuntamente debates
ideológicos, plantearse el por qué, el cómo
y el para qué de la ayuda. Puede haber organizaciones
que en función de sus fuentes de financiación y
de las condiciones que éstas impongan, modifiquen su propia
orientación para ajustarse a los objetivos que se fijen
desde las instituciones. Pero si se va por ese camino, se pierde
el carácter independiente y no gubernamental que es uno
de los elementos básicos y diferenciadores de la coordinadora.
La coordinadora debe tener capacidad de decisión y un
funcionamiento democrático interno. Por otra parte, dentro
de estas organizaciones no hay correspondencia entre el número
de mujeres que participan en las ONGs con el número que
son parte del propio equipo. En realidad, hay más hombres
que mujeres en los centros de decisión, y ese es otro
problema interno que se tiene que ir resolviendo.
La imagen de un cooperante, puede
ser la de una persona con una visión de cuáles
son las relaciones y cómo debe ser su realización.
Pero en cualquier caso, y aparte de las apreciaciones particulares,
se siguen con fidelidad los principios de la organización
y del proyecto. La propia organización tiene que velar
por la realización del proyecto. El voluntario que se
desplaza hasta el lugar podrá dar datos y podrá
influenciar en la modificación de algunos proyectos para
que tengan un mayor rendimiento. Pero no es el que decide, eso
debe corresponder a la propia organización. Son gente
entregada, generosa y disciplinada, con unos salarios muy por
debajo de lo que existe en el mercado. Una ONG de este tipo no
resuelve el futuro a nadie. Puede haber ONGs, como las vinculadas
a las propias Naciones Unidas, donde haya designaciones y unos
salarios desorbitados, pero no es el caso del movimiento social
de cooperación al desarrollo. Entre el personal que trabaja,
hay gente que dedica toda su vida a esto, y otros que dedican
una parte. Hay quien lo hace de una forma totalmente altruista
y gratuita, y otros no pueden hacer frente a eso porque no tienen
recursos propios, o porque no quieren entregarlos con esa generosidad.
En esos casos , la ONG le traslada al lugar, le paga el viaje,
y le da un salario de acuerdo con lo que está establecido
en la propia ONG para esas funciones.
También se da la circunstancia
de que haya técnicos que trabajen contratados por la ONG,
que hacen su trabajo pero que no son voluntarios. No hay un perfil
concreto, hay distintas situaciones, De todas maneras, si que
sería generalizable esa entrega generosa del tiempo, de
las preocupaciones y de la vida de esas personas a esta causa.
-Los
vascos siempre hemos tenido fama de ser muy solidarios. Según las
estadísticas, dentro del movimiento de cooperación
de ayuda al desarrollo, en cuanto al voluntariado y a los recursos
que se movilizan, Euskadi está a la cabeza. Esos son los
datos, ahora, ¿con esto puede decirse que debemos darnos
por satisfechos? Yo creo que no. Para la tarea que hay que hacer,
los recursos que se movilizan son insuficientes. Para cualquier
otro objeto, hay más recursos humanos, técnicos,
financieros etc que para esto. Aún siendo generosos y
solidarios, no hay motivo para relajarse. En el mundo de los
ciegos el tuerto es el amo. En esa medida podemos ser el tuerto
de la cooperación, pero no debemos conformarnos. Se puede
hacer mucho más de lo que se hace.
-De alguna manera se suele
relacionar la actividad de las ONGs con la temporada de verano.
¿Es esa la época en que más proyectos se
desarrollan? El movimiento de
las ONGs es estable. Yo diría que en verano, depende de
qué esfera, la actividad puede decaer incluso. Hay que
entender que los proyectos no están vinculados a las estaciones
del año, sino que son proyectos que se inician y se desarrollan
desde el principio hasta el final. Se da el caso de que en verano,
aprovechando el mes de vacaciones, el movimiento del voluntariado
puede ser mayor. Dedican un mes o dos a esto, y por ello hay
una mayor disponibilidad de recursos humanos. Pero a su vez,
es un mes en que la gente de las ONGDs coge vacaciones, por lo
que de alguna manera el trabajo interno se resiente. Por otra
parte, está el fenómeno vinculado a la presentación
de proyectos según las convocatorias. En concreto, este
año, julio ha sido el mes de presentación de proyectos,
por lo que parte importante del trabajo se ha tenido que desarrollar
ese mes. Otro impulso es cuando se da el visto bueno a esos proyectos
para ponerlos en marcha. De alguna manera se trabaja a impulsos,
pero en una ONG que tenga una tradición y una antigüedad
hay pocos saltos, porque hay un trabajo continuo. Estos proyectos
se siguen elaborando y desarrollando. Además, como se
tienen diferentes cuentas de financiación (las propias,
las municipales, las del Gobierno Vasco, las de la Comunidad
Europea y de otras entidades), el trabajo de la ONG es captar
esos recursos, utilizarlos en la cooperación al desarrollo
y vehiculizarlos a través de los proyectos. Para poder
presentar un proyecto ha habido que trabajarlo antes. Es como
una empresa de tornillos, que tiene que estar haciendo tornillos
todo el año.
-¿Cuáles
son los planes más inmediatos de la coordinadora? La coordinadora de
ONGDs, participa en el consejo asesor de cooperación del
Gobierno Vasco. La misión que pretende tener es asesorar
bajo el punto de vista del movimiento social de cooperación
las actuaciones institucionales en este campo. También
pretende informar y proponer la normativas que permitan llevar
un control y un seguimiento más transparente. En esta
medida, se ha participado en todo el debate con relación
al decreto que regula los fondos de ayuda para la cooperación
al desarrollo del Gobierno Vasco, y posiblemente para esta nueva
legislatura se abordará la ley de cooperación vasca
al desarrollo. En ese capítulo también trataríamos
de aportar nuestra experiencia y nuestra visión en este
desarrollo normativo. Otro tema que tiene bastante relación
con nuestro campo y que nos está obligando a dar una respuesta,
es la reforma de la ley de extranjería en los componentes
de limitación y restricción de las libertades y
de los movimientos de los ciudadanos originarios de los países
empobrecidos. La miseria y el hambre de esos países, y
la falta de libertad, la opresión y la represión
política, fuerzan movimientos migratorios hacia aquellos
países donde estas gentes piensan que se les ofrece un
futuro más esperanzados. En ese sentido, lo que se está
pretendiendo es retroceder en todo el camino recorrido en el
capítulo de reconocimiento de los derechos humanos, la
libertad de movimiento y la no discriminación por motivos
de origen, de raza o de sexo. También estamos preocupados
y queremos evitar que se cometan esas prácticas vejatorias
y discriminatorias contra los derechos humanos de la población
inmigrante. Hay que buscar una tutela de esos derechos que garantice
una sociedad libre, que pueda disfrutar con plenitud de los mismos. Fotografías:
Estibalitz Ezkerra
Euskonews & Media 95.zbk (2000
/ 10 / 13-20) |