Exposición de motivos
Desde que en el siglo XVII Oihenart presentara
su clasificación de los dialectos vascos, se ha venido
sosteniendo la singularidad del euskara de Bizkaia. Sin embargo,
a partir de finales del siglo XIX, y sobre todo a lo largo del
XX, se ha llegado a afirmar que la ruptura entre el dialecto
vizcaíno y el guipuzcoano ha sido súbita y absoluta,
e incluso que antaño no había más que dos
dialectos principales: por una parte el vizcaíno, y por
otra parte el resto de los dialectos, siendo esta opinión
compartida por Koldo Eleizalde, Uhlenbeck y Gorostiaga, entre
otros. La comprobación de la veracidad de tal postura
requería el examen de la modalidad lingüística
del valle de Deba, localizado en la frontera entre Bizkaia y
Gipuzkoa.
En la dialectología vasca
tiene también lugar el debate sobre la localización
del euskara de Álava. Mientras que en opinión de
Oihenart se trataba de un habla próximo al guipuzcoano,
Larramendi lo englobaba dentro del vizcaíno, sin llegar
identificarlo plenamente con él. Bonaparte, por su parte,
agrupó los hablas alaveses de mediados del siglo XIX en
el seno del vizcaíno. La ruptura llegó de la mano
de Mitxelena, cuando en 1958, al publicar el diccionario que
el italiano Landuchio realizara en el siglo XVI, calificó
el dialecto de Álava de singular, bautizándolo
como "el dialecto del sur".
Desde entonces han salido a la
luz nuevos testigos y pistas sobre el euskara de Álava,
y, al conocer la dialectología vasca, tanto la antigua
como la actual, en más profundidad, se nos ofrece otra
serie de puntos de mira.
La parte sur del valle de Deba,
integrada por los valles de Oñati y Leintz y limítrofe
con Álava, se ha mantenido y se mantiene en contacto con
Vitoria-Gasteiz, la ciudad importante más próxima,
más que Bilbao y desde luego que Tolosa o San Sebastián,
con lo cual no es de extrañar que sus habitantes hayan
ido a parar a la capital alavesa. Ciertamente, y como cabía
esperar, tales relaciones tuvieron su reflejo en la lengua; un
motivo más que nos condujo al estudio del euskara del
valle de Deba.
El interés hacia este
valle no se suscita sólo desde el punto de vista de la
dialectología, sino también desde el sociolingüístico.
Habitado por 150.000 personas aproximadamente, cuenta en su haber
con ciudades importantes, como por ejemplo Arrasate, Oñati,
Bergara, Eibar, Elgoibar y Ermua, villas industrializadas que
han desarrollado una labor complementaria, tecnológica
e investigadora de la industria, tal como lo atestiguan las universidades
de Mondragón y de Eibar. Toda esta serie de circunstancias
hacían de esta comarca un lugar de un porvenir prometedor,
resultando así más atractivo aún el examen
de su euskara.
Tanto el euskara como el dialecto
se han conservado bastante bien, y lo que es más, se han
hecho verdaderos esfuerzos por asegurar su futuro. El primer
grupo de euskara de Euskal Herria se formó en Arrasate
("Arrasate Euskaldun Dezagun"); en la actualidad hay
multitud de grupos esparcidos por todo el valle. Por otra parte,
casi todos los municipios cuentan con medios de comunicación
en euskara, entre los que destacan los periódicos, y se
ha procurado introducir el euskara en el mundo laboral, como
es el caso del grupo "Emun".
Metodología
y resultados
En lo que respecta a la metodología,
empecé por examinar las descripciones realizadas anteriormente.
En algunas localidades, en especial en Antzuola, Bergara y Eibar,
hallé instrumentos muy variados y concretos; también
en Aramaio, Arrasate, Oñati, Ermua y Mutriku di con diversa
información. A partir de todo lo recopilado, elaboré
un cuestionario de 252 preguntas en el que introducí un
poco de todo: fonología, morfología, sintaxis y
léxico. Incluso incluí un par de preguntas sobre
el acento.
Tan pronto como formulé
las preguntas en los diecisiete municipios que forman el valle,
me percaté de la existencia de dos singulares hablas:
el de Deba y el de Mallabia. Consideré apropiado localizar
el de Deba dentro del dialecto guipuzcoano; el de Mallabia, sin
embargo, no me pareció homogéneo. Al orientarse
una zona hacia Berriz, y otra hacia Markiña, decidí
hacer otro tanto con Mallabia.
El euskara de los restantes quince
municipios no es igual, dado lo cual he trazado tres ámbitos:
el de Debagoiena (formado por Aramaio, Gatzaga, Eskoriatza,
Aretxabaleta, Arrasate y Oñati), el de Debaerdikoa
(formado por Antzuola, Bergara, Elgeta, Eibar y Soraluze) y el
de Debabarrena (formado por Elgoibar, Mendaro y Mutriko).
El euskara de Debagoiena y de
Debaerdikoa se puede considerar parte del euskara occidental,
si bien en Antzuola y Bergara se percibe la influencia del dialecto
guipuzcoano, pero el de Debabarrena no es integrable ni en el
euskara occidental, ni en el guipuzcoano, ni en el del interior;
se trata más bien de un euskara ecléctico que reúne
las características de uno y otro.
En lo que respecta a las hipótesis
iniciales, los resultados son los siguientes. Por una parte,
señalar que la ruptura entre el dialecto vizcaíno
y el guipuzcoano no es ni súbita ni absoluta; los hablas
de Debabarrena, Bergara y Antzuola actúan como nexo entre
los dos ámbitos.
Por otra parte, el habla que
más se aproxima al vizcaíno es el de Debagoiena,
aunque dicha semejanza no puede deberse a una estrecha relación
de esta zona con Bizkaia; es decir, no es que Aretxabaleta haya
mantenido mejores relaciones con Bizkaia que las que haya podido
mantener Soraluze, sino que el valle de Deba ha permanecido vinculado
a Álava, hecho que acentúa aún más
lo que otros factores han venido a demostrar: que casi toda Álava
se integraba en el dialecto vasco occidental. En mi opinión,
tal dialecto lo formaban antiguamente Álava, Bizkaia y
la cuenca del Deba, y, a buen seguro, incluso las zonas vascas
de Burgos y de La Rioja.
El futuro
de los dialectos vascos
A modo de epílogo, me
referiré a la relevancia que puedan tener los dialectos
vascos en el futuro del euskara y en el camino hacia la normalización.
Desde la creación en 1968 del euskara batua, los dialectos
vascos han permanecido muy postergados y han circulado muchas
falsas creencias en torno a ellos, tales como que el euskara
culto, rico, moderno y unificador de los vascos era sólo
el batua, mientras que los dialectos no los empleaban sino los
ignorantes, principalmente gente del ámbito rural, personas
que no tenía lugar en la urbana e industrializada sociedad
actual y que no hacían sino obstruir las relaciones entre
los vascos. Esa errónea perspectiva nos ha deparado graves
daños cuyas consecuencias estamos empezado a descubrir
y a pagar. En el ensayo trato de retomar el buen camino, presentando
para ello algunas reflexiones y propuestas.
Koldo Zuazo,
Profesor de EHU-UPV |