Nació
el 28 de febrero de 1796 en Guetaria (Gipuzkoa). Fue alcalde
de su pueblo natal en 1815 y asistió como procurador juntero
a las juntas generales de Cestona en 1816, siendo nombrado individuo
de la comisión permanente en Madrid.
En 1828 fue elegido
diputado general de la provincia. Más tarde se le confirió
el mando de uno de los ocho batallones de tercios voluntarios
de Gipuzkoa, y en 1844 fue nombrado senador del Reino, y también
en 1862.
Comisionado en
Corte por Gipuzkoa en 1845, lo fue también durante el
mismo año de parte del Gobierno para la recepción
en Irún de los Duques de Nemours y de Aumale, y en 1846
para la del duque de Montpensier.
Su brillante
defensa de los fueros vascos en el Senado español en junio
de 1864, le valió una grande y justísima popularidad
en el país, que le nombró por aclamación
primer diputado general de Gipuzkoa en sus juntas generales de
Irún.
Era padre de
provincia en Alava y Bizkaia, caballero de la orden de Santiago
y Gran Cruz de Isabel la Católica, gentilhombre de cámara
de S. M. y caballero de la Legión de Honor de Francia.
Falleció
este inolvidable adalid de la causa vasca en Madrid el 5 de
octubre de 1866. Su cadáver fue trasladado a Getaria
y enterrado en el panteón que le erigió la provincia
en la capilla de Ntra. Sra. de la Piedad de su pueblo natal,
situado en la cripta de la parroquia de San Salvador. En el palacio
de la Diputación, se conserva un retrato suyo con una
placa metálica que dice: «Excelentísimo Señor
Don Francisco Barroeta de Aldamar». Por acuerdo del ayuntamiento
de San Sebastián, de fecha 24 de agosto de 1887, se dispuso
imponer su nombre a una de las calles de la ciudad. |