La romería de Olárizu, que
se celebra en Vitoria-Gasteiz el primer lunes después
de la "Virgen de Septiembre", coincide con la tradicional
visita de mojones que realiza el ayuntamiento gasteiztarra en
su término jurisdiccional. La celebración conjunta
de ambos actos, de diferente antigüedad y carácter
-popular y administrativo- como apuntaba ya Francisco Javier
de Landaburu en 1927 , es más reciente de lo que venía
creyéndose hasta hace poco. Entre los datos más
antiguos acerca de la histórica visita de mojones, se
halla un documento de finales del siglo XVI en el Archivo Municipal
de Vitoria-Gasteiz. Sin embargo, las referencias a la
romería de Olárizu, no aparecen hasta la segunda
mitad del siglo XIX. Al realizar el análisis de varios
aspectos históricos acerca de la visita de mojones, hemos
podido aproximarnos al inicio de la celebración conjunta
de ambos actos; un momento de cambio en diversos ámbitos
y de "nuevas costumbres" en las décadas de los
años 60 y 70 del siglo XIX, del que existen análisis
muy interesantes. También nos ha parecido de interés
el estudio, desde diferentes puntos de vista -historia, toponimia,
antropología, arte, etc.-, de este tipo de tradiciones
y sus testimonios escritos.
La
pintura, los grabados, la fotografía, la literatura, son
también documentos históricos válidos, y
que es posible -y preciso- analizar como las fuentes escritas
o el trabajo de campo. La forma en que se plasman estas costumbres
en la plástica artística de comienzos del siglo
XX, con variados ejemplos entre los pintores del País
Vasco, deberá encuadrarse a su vez en los acontecimientos,
ideologías y estética del momento.
Actos administrativos,
populares y ¿religiosos?
En los "Libros de visita
de mojones" del Ayuntamiento -a partir de 1625- se recogían
entre otros, los detalles acerca de la fecha y hora de salida,
participantes, testigos, punto de inicio, y número de
mojones que eran visitados anualmente "por costumbre",
o "por obligación" o "en conformidad
de la ley del Reino y costumbres" de la Ciudad.
La fecha de celebración
de estos actos ha sido muy variable hasta hace un siglo. El primer
documento mencionado, de 1590, se fechaba en mayo, y en los "libros
de visita", se reflejan fechas bastante variables, entre
agosto y octubre por lo general. A partir de 1847, parece que
se había normalizado que la visita fuera en septiembre,
si bien dentro de este mes las fechas son también variadas,
y no son tampoco excepcionales algunos retrasos debidos al "mal
estado de la salud pública a consecuencia de la enfermedad
reinante en los últimos meses ". Finalmente,
en el "libro de visita" que comprende los años
1912 a 1945, ninguna de las fechas de celebración va más
allá del 15 de septiembre. Puede afirmarse por tanto que
la "costumbre" de celebrar estos actos el lunes siguiente
a la Virgen de septiembre, se generalizó en la segunda
mitad del siglo XIX.
Posiblemente tenga que ver este
hecho, entre otros motivos, con la renovación e uniformización
de mojones iniciados en 1867 como veremos. Por otra parte, nos
parece asimismo curiosa la coincidencia con otra inspección
de límites que se realiza también en septiembre,
como es la "basabisitta" que realiza la villa de Otxandio
en "El Limitado", terreno en litigio con el valle de
Aramaiona.
La visita era, y sigue siendo,
organizada por el ayuntamiento gasteiztarra, y su celebración
e incidencias eran plasmadas por el escribano en las actas, que
dejaba además constancia de los participantes y testigos
en la visita: Alcalde Regidor, Procurador General y Diputados
de la Hermandad, Monteros, Archivero -que llevaba "los
documentos antiguos y modernos que tiene la ciudad" para
comprobar la disposición de los mojones-, alguacil mayor,
guardas de los montes, el "encargado del cuidado y administración
de los Montes Altos", porteros de vara, y con posterioridad,
el arquitecto municipal y su ayudante (a partir de 1880), los
guardias municipales (1891), el Sr. Inspector de montes, jardines,
paseos y arbolado (1911), y el señor ingeniero de montes
(1929) , "y otras personas y mozos". En la primera
mitad del siglo XX, este acto administrativo se había
convertido ya en un acto con mayor dimensión pública,
concurriendo incluso los medios de comunicación.
Estudiando la documentación
municipal citada a lo largo de varios años, pueden rastrearse
variaciones producidas en el punto de salida, horario, medio
de locomoción, etc. En todos los casos, tras salir del
punto de partida "con la solemnidad acostumbrada",
se iniciaba la visita "donde quedó la mojonera
el año próximo pasado", y se continuaba
la visita "hasta donde alcanzase y permita el tiempo".
El número de mojones visitados cada año, ha sido
por tanto muy variable; 15 en 1891, 101 mojones en 1870, etc.
Cuando en 1867 se comienzan a
renovar y uniformizar los mojones del término, varios
días antes de la visita oficial se comenzaron a realizar
las visitas "preparatorias" con el fin de disponer
los nuevos mojones. La "visita oficial" de septiembre,
sería sin más un acto protocolario y "solemne",
que finalizaba con la comida de la Corporación y una romería
popular. La original comprobación de los límites
jurisdiccionales en la actualidad es llevada a cabo por técnicos
del Negociado de Montes del Ayuntamiento gasteiztarra varios
días antes del dia festivo "de Olárizu".
En las visitas, se ordenaba reponer o sustituir
algún mojón, debido a sus pequeñas dimensiones,
por su caída, rotura, o poca visibilidad; en caso contrario
se daban por buenos o por visitados, "en forma"
o "en buena disposición".
Los mojones, "de piedra
caliza", "de piedra de grano o arenisca",
o de" piedra de Elguea", frecuentemente aparecían
asociados a cruces y árboles próximos, con el fin
de facilitar su localización. Hemos constatado asimismo
la costumbre de mantener los antiguos mojones como "testigos",
en caso de su renovación, y la existencia de cruces y
otras marcas en el propio mojón para su identificación:
"con una cruz encima", "con la cruz en su remate
que se dice dirección al siguiente", "poniendo
al nuevo las señales correspondientes a fin de servir
en conocimiento de su identidad", "se le renovó
la cruz", "habiéndole hecho la correspondiente
cruz", etc. Asimismo, se realizaban otras marcas que
indicaban el final de la visita de un año, y el inicio
de la del siguiente, y se mantenían, todavía en
1867, otras costumbres como la de depositar trozos de teja y
carbón vegetal bajo el mojón al ser colocado, que
se dan en otras zonas del País Vasco.
Entre otras curiosidades, se
recogen también en estos "libros" expresiones
utilizadas para describir la distancia entre mojones: "a
dos tiros de ballesta del antecedente" (1625), "a
tiro de piedra se visitó otro mojón" (1625),
"a distancia de dos tiros de escopeta" (1626),
"a tiro de mosquete" (1627), "a tiro
de arcabuz" (1638), "un tiro de perdigón
largo" (1788), etc. En 1864, se usa ya el "tiro
de pistola", y el "tiro de perdigón grueso",
así como el "tiro de postas" en 1865.
En 1867 se empleaban unidades similares, pero también
aparecen otras en metros y centímetros. A finales del
siglo XIX, cuando aparece la figura del arquitecto (o su ayudante)
entre el personal del ayuntamiento, las mediciones realizadas
serán más precisas.
De mayor interés son para
el conocimiento de la historia y del euskera en Alava, las relaciones
de topónimos que se registran en los "libros de
apeos" o "de visita". Estas series
de topónimos, son testimonio de la vigencia del euskera
en determinadas zonas, o de la evolución y transformación
que han sufrido algunos términos ("Sagastaran
o dodizen cugastaran", "Ardanzeta, y en lo antiguo
Ardansueta", etc.), e incluso permiten la localización
de ermitas desaparecidas o despoblados ("el mojón
llamado Mendigana junto a la ermita de Sanquiloz que esta en
el termino de Abechuco", "continuando en la
misma dirección del norte, antes de llegar a la ermita
titulada de Guernica la que se halla demolida", etc.).
La inspección anual de
límites que realizan los municipios y otras entidades
locales, pueden ser además estudiadas desde el punto de
vista de la antropología. En este sentido son muy interesantes
las investigaciones de José Ignacio Homobono y de Josetxu
Martínez de Montoya , que analizan diversos aspectos referidos
tanto a la revisión de límites como a algunas romerías
y otros ritos, poniendo en relación diversos conceptos
como los espacios simbólicos, la identidad colectiva,
etc. El análisis de estas manifestaciones de carácter
social, espacial y simbólico, lleva a detenerse en detalles,
alguno de ellos también señalados en nuestro caso,
como el carácter simbólico del punto de partida,
los descansos en determinados puntos del recorrido, el sentido
del giro o circulación, el simbolismo de algunos árboles
o de la música que acompaña a los actos, los sistemas
de marcado, los actos festivos asociados, etc.
Pero a pesar de las alusiones
a la tradición y la costumbre, y de las interpretaciones
de carácter antropológico, la visita de mojones
constituye en sí misma un acto de carácter netamente
administrativo. Por otra parte, ¿cabría hablar
además de un cierto carácter religioso? Sin olvidar
el simbolismo de las marcas en forma de cruz colocadas a los
mojones visitados, o que muchos de ellos estén colocados
junto a cruces, deberían considerarse otros aspectos que,
si no han llegado a la actualidad, estaban
presentes
originalmente.
La simple alusión a la
Virgen de Septiembre para fijar la fecha de celebración
de estos actos, no parecería suficiente, puesto que la
visita de mojones había venido celebrándose entre
los meses de agosto y octubre, en fechas bastante variables como
se ha visto. Pero tampoco deberíamos pasar por alto, que
las fechas que se registran en los primeros libros de visita,
y que se dan en agosto, son siempre posteriores al día
15, la Asunción de la Virgen. La asociación de
estas celebraciones con las "Vírgenes de agosto y
de septiembre", viene remarcada por las menciones a la Virgen
de Estíbaliz; tanto el documento de 1590, como los libros
de visita más antiguos, hacen alusión a la "la
visita de nuestra señora de Estíbaliz"
en referencia a la visita de mojones. En 1627,se habla de "...la
visita acostumbrada de la dicha devota casa iglesia de nª
sª de Estíbaliz, Patronazgo de esta ciudad..."
,y en otros momentos se dan frecuentes referencias a "que
salga el cura de San Miguel" o de San Vicente a "la
cassa debota de nª sª de Estibaliz para que diga missa".
Poco después, en 1640, no hay ya alusión a
Estíbaliz, pero, al finalizar la visita del 21 de agosto
-martes-, "...los dichos señores bajaron al dicho
lugar de Monasterioguren y en el con su acostumbrada devocion
y piedad oyeron misa en la iglesia parroquial y a su tiempo volvieron
a la ciudad".
Esta asistencia a los oficios
religiosos al inicio o finalización de la visita, las
referencias a la Virgen de Estíbaliz (o a la Virgen
bajo otras advocaciones), junto con la presencia de símbolos
cruciformes en los mojones o próximos a éstos,
vendrían a poner de manifiesto la mezcla de símbolos
y actos de carácter civil y religioso existentes en el
rito de inspección de límites del que venimos hablando.
Vitoria entre el siglo XIX
y el XX. "Nuevas costumbres"
El carácter religioso
de algunos de los actos que acompañaban a las visitas
de mojones inicialmente, serían por tanto de mayor antigüedad
que las celebraciones populares. Antes de que se comiencen a
registrar datos sobre la romería de Olárizu, hay
algunas -aunque escasas- referencias a comidas realizadas por
la corporación al finalizar la visita en el pueblo más
próximo al de finalización, como la de "el
día 7 de Septiembre (de 1840), en que se celebraba
la visita de mojones, comiendo el Ayuntamiento en Arcaya...".
Pero ya en 1868 Becerro de Bengoa publicaba lo siguiente:
Las cosas siguen conforme
estaban.
A lo menos los mojones de
nuestra jurisdicción.
El buen humor de los jóvenes
vitorianos que todos los años van y vuelven al campo de
Olárizu con el tamboril a la cabeza y la merienda.....
Alrededor de estas fechas se
producen diversos hechos aparentemente aislados, como la agregación
de más de 10 pueblos al distrito municipal de Vitoria
en 1849, la renovación de la ermita de San Cristóbal,
las obras en el puente de San Cristóbal (1867), la construcción
de la plaza de toros, la renovación de los mojones, las
"dos visitas", la reunión "al frente
de las Casas Consistoriales" antes de iniciar la visita,
y finalmente la celebración conjunta de ambos actos -visita
y romería - , pero que coinciden además en Vitoria
con momentos de expansión urbana hacia el sur, la llegada
del ferrocarril (1864), y a nivel más general con un considerable
aumento de población y prosperidad económica.
Numerosos investigadores han
destacado el desarrollo económico producido en el País
Vasco desde 1876, al finalizar la segunda guerra carlista, hasta
1915-20, al tiempo que se iniciaba un periodo de estabilidad
política y desarrollo urbano, que afectaría también
a nivel cultural e incluso artístico. En esta época
de cambio se produjeron también variaciones en los comportamientos
sociales y en las costumbres, en ocasiones fomentadas desde la
propia institución municipal:
"El 14 de junio (de
1878) se acuerda proporcionar mayor vida y animación
a la ciudad estableciendo ferias para el mes de septiembre,
subvencionando los gastos de festejos en 20.000 reales y 10.000
más si hubiese corridas de toros (...) Esta moción
explica la poca vitalidad de la capital alavesa, después
de la terminación de la guerra y a consecuencia de la
implantación de la ley de 21 de julio. Y si en Vitoria,
festiva y alegre de suyo, había que apelar al recurso
de unas ferias durante 15 días, para atraer a los forasteros,
aumentar las transacciones comerciales y proporcionar un poco
de animación a la Ciudad (...)"
Para comienzos del siglo XX ya
se habría implantado oficialmente la celebración
en Olárizu, como lo atestiguan algunas fotografías
de S. Vera Fajardo de 1900. La asistencia de los medios de comunicación
a este tipo de actos, y su difusión en los periódicos
locales, que se implantan en esta época, contribuirían
además de manera decisiva a la popularización de
dichos actos, y al "cambio de costumbres". La "costumbre"
de acudir a la romería de Olárizu se consolida
por tanto en un momento de renovación, expansión
e incluso modernidad, que afecta a los ámbitos más
variados. En el plano artístico tendrá gran éxito
el "tema costumbrista" que, si bien es un fenómeno
que será preciso encuadrar correctamente en el ambiente
ideológico nacionalista del primer tercio del siglo XX,
cuenta con numerosos ejemplos , de carácter pictórico
en su mayoría, entre los que podríamos recordar
las representaciones de romerías.
Miren Edurne Martín Ibarraran, Licenciada en Historia
del Arte. Diplomada en Conservación y Restauración
de Bienes Culturales.
edurnemi@euskaltel.net |