¿De qué hablamos cuando hablamos de arte vasco?
Fernando Golvano


El arte no es una nacionalidad pero, asimismo, no es un
desarraigo. El arte no es irreductible a la tierra, al pueblo y al momento que lo produce: no obstante, es inseparable de ellos.
El arte escapa de la historia, pero está marcado por ella.

Octavio Paz

Ese nudo de tensiones y paradojas que señala Octavio Paz como constitutivos del arte me parece que es muy pertinente para referirme a eso que llamamos «arte vasco». Los artistas y sus obras se inscriben en grados muy diversos con el contexto más próximo: el que corresponde al de su pertenencia o al de su lugar de trabajo o residencia. Ni la noción «arte» ni la de «vasco» remiten al mismo campo de significados que tenían en los años sesenta y setenta, de ahí que fijar la identidad de ambos términos resulte problemática en la actualidad. Si las identidades en cualquiera de sus determinaciones —sean colectivas, nacionales, de género, artísticas, etc...— no son estables ni universales sino que se construyen desde valores relativos, inestables, plurales y locales-globales, ¿cómo hablar entonces de una identidad reconocible en el arte vasco? Quizá sea imposible llegar a un acuerdo generalizado que vaya más allá de su sentido exclusivamente localizado, a saber: arte vasco podría considerarse al realizado por artistas nacidos en Euskadi y por artistas que viven o trabajan aquí. Pero, esta denominación tropieza con otras posiciones ideológicas, pues ¿a qué ámbito ciudadano y territorial denominamos Euskadi? La respuesta variará dependiendo de quién responda y desde qué criterio prevalezca: el de la realidad jurídico-política vigente o el del sentimiento de pertenencia, de este modo un artista de Iparralde o de Navarra también podría ser considerado vasco.

En el momento actual lo vasco designa tres ámbitos de sentido: el primero abarca exclusivamente a la comunidad lingüística euskaldun; el segundo sentido corresponde a la comunidad política vasca como proyecto a conformar desde el reconocimiento de la sociedad real y su pluralidad de procedencias, culturas y sentimientos de pertenencia; y el tercero se refiere a la cultura también plural de esa comunidad política. Así definido lo vasco, integrando paradójicamente los rasgos singulares que más le diferencian de otros pueblos y otros rasgos que emanan legítimamente de la sociedad heterogénea y de su devenir en un contexto en el que las identidades construyen su car·cter múltiple y movedizo en una experiencia simultánea de un mundo local y global, no resulta extraño que el arte vasco actual se manifieste más desconectado de las polémicas excluyentes y sectarias sobre lo vasco que se manifestaron en el pasado.


Rafael Balerdi. Tizas, s.f., cera y tiza sobre papel.

El escenario del arte vasco revela una gran complejidad social, política y cultural, aunque se han atemperado gran parte de los conflictos que se avivaron en el régimen franquista. Las diferentes expresiones artísticas de los años sesenta y setenta estaban moduladas en una gran medida por sus implicaciones con el contexto político: oposición a la dictadura, afirmación nacional, reivindicación de las libertades políticas. La transición hacia un régimen democrático, aún persistiendo algunas contradicciones, ha provocado cambios importantes. El reconocimiento del autogobierno, la recuperación del euskera, la afirmación de emblemas identitarios por toda la sociedad, son algunos logros políticos que han reducido la intensidad dramática de épocas pasadas. Con todo, para una parte de la sociedad sigue vigente un conflicto no resuelto entre las aspiraciones nacionales plenas y el Estado.


"Monumento a Iztueta" y "Monumento a los pescadores", de Néstor Basterretxea.

La historia reciente del arte vasco está recorrida por mútiples conflictos sobre lo que se entiende por tal denominación. Por ejemplo, en la escena de las vanguardias artísticas de los años treinta, y de modo más acentuado en la experiencia de los Grupos de la Escuela Vasca surgidos en 1966 —y en el que tuvieron una participación destacada Jorge Oteiza (1908), Eduardo Chillida (1924), Agustín Ibarrola (1930), Remigio Mendiburu (1931), Nestor Basterretxea (1924), Rafael Balerdi (1934), José Antonio Sistiaga (1932), Amable Arias (1927), José Luis Zumeta (1939)—, así como a principios de los años ochenta con la constitución de las secciones de la Asociación de Artistas Vascos, o en los colectivos de artistas visuales surgidos hace unos años como es el caso de MEDIAZ se han formulado diferentes concepciones sobre el sentido de la identidad "arte vasco".

Los artistas contemporáneos más jóvenes tienen una condición más nómada: la red internacional de centros de arte contemporáneo, las ayudas institucionales a la creación, la labor de centros como Arteleku, los programas Erasmus de las universidades, los proyectos de cooperación transfronteriza.., todo ello unido a una creciente implosión de las artes en nuevas prácticas artísticas y las nuevas configuraciones de las implicaciones entre el arte y la vida viene a afectar a esa noción de arte vasco. Txomin Badiola o Pello Irazu, que participaron de aquella experiencia de la nueva escultura vasca en los años ochenta, y que han residido varios años en Nueva York, y que han vuelto de nuevo a residir en Bilbao condensan bien la travesía paradójica de "la Identidad del arte vasco".. o lo que es lo mismo representan el estallido de sentidos que puede cobijar esa travesía. Un arte deslocalizado y al tiempo localizado, ligado y desligado a ciertas tradiciones artísticas, inscrito en la autonomía del arte y también cuestionándola, atento a valores estéticos y a su problematización, afirmado en las "poéticas individuales" pero fraterno también con derivas colectivas... Así, en este estado de las artes actuales, la cuestión planteada en esta breve nota al principio queda resemantizada en el encuentro con cada artista. Un debate abierto, pero menos trufado de ideología que en décadas pasadas.


Fernando Golvano, crítico de arte y comisario de exposiciones
Fotografías: Enciclopedia "Nosotros Los Vascos" de Lur y catálogo de Pello Irazu

Euskonews & Media 89.zbk (2000 / 7-28 / 9-8)


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