No podemos realizar una historia exhaustiva
de los hechos que han acontecido en los últimos veinte
años dentro del panorama de la plástica vasca,
pero han sido los cambios durante la década de los ochenta-noventa
los que han condicionado su posterior desarrollo y los que han
situado a una nueva generación en lugares clave del panorama
del arte contemporáneo español y europeo.
Digo que no podemos hacer una historia exhaustiva pero sí
debemos recordar algunas claves del panorama de los años
ochenta que han condicionado posteriormente el desarrollo de
nuestros jóvenes creadores: El relevo generacional de
la llamada Escuela Vasca se
realizó en aquel momento, la toma de conciencia política
con creación de premios, becas y ayudas se desarrolla
durante esos años; la conciencia de la necesidad de nuevas
infraestructuras, Arteleku en San Sebastián como protagonista
principal, en lo que se refiere al desarrollo de la creación
(1986), o la importante colección del Museo de Bellas
Artes de Álava en lo referido a una inversión pública
en la adquisición de obras de arte.
En aquel momento comienza también el desarrollo del panorama
artístico en el estado español, que contribuye
a que nuestros artistas empiecen a ser conocidos fuera de nuestro
país. Hablar de los nuevos valores de la plástica
vasca implica no olvidar esa pequeña historia por lo de
que privilegio y ventajas ha supuesto respecto a otros lugares
del estado para la promoción y desarrollo del proceso
creativo de nuestros artistas.
Hoy, cuando no hemos hecho más
que comenzar el año 2000 la situación es francamente
notable y el País Vasco se caracteriza no solo por contribuir
con gran numero de creadores al panorama de las artes plásticas
sino porque el nivel es sobresaliente. Ellos han encontrado su
lugar en la búsqueda de nuevos caminos en un mundo tan
complicado, donde todo es válido, y donde se imponen las
nuevas maneras de hacer arte.
 Itzal. Amparo.
Pieles de naranja cosidas con el cabello de la artista.
Es importante citar experiencias que han contribuido a esta situación:
la Facultad de Bellas Artes de la UPV; el desarrollo de Arteleku
como centro de creación y de encuentros e intercambio
de experiencias; los proyectos llevados a cabo por Consonni en
Bilbao (que rompe las fronteras de una infraestructura propiamente
dicha), el desarrollo de una política de adquisiciones
por parte ya no sólo del Museo de Bellas Artes de Álava,
sino también de otras instituciones (Ayuntamiento de Pamplona,
Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz); la creación de Bilboarte;
las becas y ayudas de las Diputaciones Forales y del Gobierno
Vasco; el premio Gure Artea... E incluso, me atrevería
a decir, la apertura del Museo Guggenheim. (Sería muy
largo, y motivo de otra reflexión, analizar la influencia
que ha tenido y, sobre todo, tendrá, un proyecto de las
características del Museo Guggenheim en nuestros artistas).
No puedo (ni debo) olvidar el papel fundamental de las galerías
privadas de arte contemporáneo, comprometidas más
con la difusión de las artes que con su propio negocio
ya que en un lugar donde el mercado del arte es tan escaso resulta
prácticamente imposible sobrevivir. El apoyo incondicional
hacia los jóvenes creadores, la participación en
ferias, exponiendo obra de nuestros artistas, y un largo etc...
contribuyen de una manera más que fundamental a dar a
conocer y a colocar a estos nuevos valores en un panorama al
que, de otra manera, tendrían difícil acceso.
Todo ello, cada uno en su contexto y con su clientela más
o menos diversa, proporcionan un panorama enriquecedor donde
se nutren los nuevos valores y desde donde realizan su propia
creación.
Existen muchas y diversas maneras
de hacer arte en este principio de siglo, (en el País
Vasco y fuera del País Vasco). Las artes plásticas
se han caracterizado, desde que Duchamp en 1912 las cuestionara,
por un eclecticismo donde todos los medios/objetos son válidos.
El universo de la representación invade lo más
característico del momento y en ámbitos como la
pintura, esta transformación ha sido latente.
Nos interesa subrayar este aspecto porque al citar algunos de
los artistas que consideramos que se mueven en este nuevo universo,
ya no es válido hablar de pintores, escultores, video-creadores,
o fotógrafos... sino de creadores investigadores que se
mueven de un lugar a otro dentro del laboratorio de la creación.
Fundamentalmente porque los nuevos medios (en particular las
nuevas tecnologías) les aportan la capacidad de desarrollar
sus potenciales creativos con soportes que hace poco tiempo requerían
equipos o colectivos numerosos para llevarlos acabo.
Es inevitable tener que nombrar a los más destacados artistas
que protagonizan este breve resumen sobre los nuevos valores
del País Vasco.
Es evidente que no podemos citar a todos.
Y es arriesgado desde una galería de arte contemporáneo,
no citar únicamente a sus artistas. Por todo ello, y más
por la necesidad de poner ejemplos que de seleccionar, citaremos
únicamente a algunos de ellos.
ANA LAURA ALAEZ (Bilbao, 1964)
Ana Laura pertenece a ese reducido
numero de artistas que están encontrando un notable y
merecido reconocimiento internacional, y es también muy
probablemente su trabajo uno de los que más filias y fobias
despierta en nuestro entorno. Como explica Alicia Murria en un
artículo de una revista especializada:
Bajo un aparente aspecto de juego y frivolidad Aláez pone
en marcha mecanismos complejos que exigen extremada atención.
Se trata de una obra donde los ámbitos de la subjetividad
y la privacidad se exhiben y camuflan provocando una especie
de cortocircuito interpretativo. Uno de los aspectos más
destacados en su producción es la construcción
conceptual entre realidad y simulacro, su capacidad fabuladora,
la creación de realidades ficticias que se asientan en
el ámbito real; desarrolla una especie de juego de espejos,
casi cinematográfico, en los que se refleja la artista
y el personaje de tal forma que ambos se confunden para hablar
con la voz del otro....
JOSE RAMÓN AMONDARAIN (San Sebastián, 1964)
Tras un periodo
más abstracto Amondarain comenzó a plasmar en su
obra lo que Jesús Meléndez denomina mostrar la
materialidad y fisicidad de la pintura, la que además
de velos y goteos puede ser materia sólida.. Esta materia
sólida que Amondarain denomina mochos, son objetos modelados
con óleo, tan autónomos que no necesitan soporte.
Su obra cuenta también con unos dibujos de luz realizados
en papel fotográfico e impresiones digitales, que manipula,
pinta o simplemente imprime sobre el lienzo y lo expone.
JAVIER ALKAIN (San Sebastián, 1960)
La pintura de éste artista,
cuya mirada necesita recrearse de continuo con la percepción
del mar, se inscribe siempre en el ámbito pictórico
que oscila dentro de una abstracción lírica y silenciosa.
Como dice el crítico Fernando Golvano, sus obras responden
a llamadas que apelan a esa insaciable necesidad humana de interrogarse
sobre las emociones y sobre los enigmas que, de modo singular,
surgen en nuestra relación con la naturaleza y el mundo.
JON MIKEL EUBA (Bilbao, 1967)
Jon Mikel Euba se encuentra entre los jóvenes artistas
que utilizan fundamentalmente los nuevos medios para sintetizar
su obra: fotografía, vídeos, procesos digitales...
sin que ello excluya de su trabajo la pintura, que suele realizar
en grandes murales en la pared, o las instalaciones. Las obras
son fotografías manipuladas digitalmente, al igual que
los vídeos, e impresas luego en papel fotográfico.
Muestran en la mayoría de los casos situaciones, secuencias
de una acción concreta donde parece que ha ocurrido o
va a ocurrir algo. Ese momento-instante-misterioso
las hace realmente atractivas e inquietantes. Las referencias
personales (el coche panda propiedad del artista), el personaje
(el propio artista reiterado una y otra vez, incluso en las mismas
fotografías) son constantes.
PELLO IRAZU (Andoain, 1963)
Su obra ha sido fundamentalmente
escultórica, adaptándose actualmente a las nuevas
formas y materiales que la escultura ofrece. Sus primeras obras
estuvieron íntimamente relacionadas con la concepción
escultórica de artistas como Oteiza, tanto en su apreciación
del espacio como en la utilización de materiales. Su carácter
innovador, hizo que poco a poco introdujera materiales diferentes.
Su obra actual es más ecléctica y la diversificación
del concepto ha ido extendiéndose. Ha trabajado la idea
de la casa, del habitat, de lo cotidiano en su ocupación
y representación de los espacios y en sus obras.
MANU MUNIATEGIANDIKOETXEA (Bergara, 1966)
Pintor en el que
la mayoría de su universo representacional son formas
(mesas, sillas, cubos) que parten de imágenes de la realidad
o de fotografías de obras de otros artistas que a él
le interesan. Mientras que en algunos de los cuadros las superficies
están muy trabajadas, a través de capas de pintura
que se superponen formando poco a poco un trazado geométrico,
en otros la ejecución es limpia y directa, protagonizada
por una única figura que resuelve toda la imagen. Ha realizado
recientemente incursiones en el mundo de la impresión
digital, pero su labor fundamental se enmarca en la pintura-pintura.
JUAN LUIS MORAZA (Vitoria, 1960)
Generacionalmente quizás sea mayor que otros, pero su
discurso está muy cerca de la nueva manera de hacer arte.
Centrado en los objetos como representación, su obra está
cargada de un gran componente teórico que lo sitúa
entre lo puramente conceptual y lo inevitablemente objetual.

ITZIAR OKARIZ (San Sebastián, 1965)
Utiliza la fotografía y
la imagen, en vídeo o proyectada. Se caracteriza por el
uso constante de la propia imagen fotografiada y luego fotocopiada
en poses, ambientes y maquillajes diversos que presentan un lado
grotesco y propio de una estética dura y de apariencia
masculina, plena de perversiones en algunas de sus pieza.
ALBERTO PERAL (Santurtzi, Bizkaia,
1966)
Escultor, fotógrafo, realizador de instalaciones, Peral
ha creado un particular mundo de figuras, máscaras, cuerpos,
en torno a la figura humana, la cabeza fundamentalmente. Su obra
sobrepasa la realidad situándose en un lugar común
entre lo imaginado y el pensamiento.
JAVIER PEREZ (Bilbao, 1968)
Quizás uno de los más destacados artistas en el
estado español y más olvidado y desconocido en
nuestro país. Sus instalaciones destacan por la gran sutileza
en la utilización de materiales, la poesía de sus
videos y un lenguaje comprometido dentro de las nuevas maneras
de hacer arte.
SERGIO PREGO (Hondarribia, 1969)
Pintor, video-realizador, fotógrafo,
realiza performances, intervenciones. Es un excelente dibujante
y crea, a partir de una ideas muy determinadas sobre la propia
pintura y la manera de hacer arte. Construye dispositivos e instalaciones
a partir de los que cuestiona la relación del cuerpo con
el espacio y el tiempo, dentro de los que el lenguaje corporal
se ve constreñido o limitado.
IÑIGO ROYO (Tolosa, 1962)
Fotógrafo, video-realizador, director de cine, su polifacética
obra, aunque parte de la fotografía, recorre los lugares
de lo imposible. La idea siempre está privilegiada en
su trabajo. El resultado de su obra ofrece a veces una visión
más delicada de su realidad y otras más distantes.
DARIO URZAY (Bilbao, 1959)
Quizás algo más
conocido y con una carrera más desarrollada que los anteriores,
Darío Urzay sin embargo es fundamental que figure entre
los ejemplos del paso de la pintura a la integración de
otros medios. Realiza además una obra absolutamente única
y original que le confieren un particular papel en el panorama
artístico de este país.
Para terminar, me gustaría subrayar que hemos resumido
de una manera muy genérica lo que consideramos son los
procesos más actuales de algunos artistas plásticos
que viven, trabajan, o son originarios del País Vasco.
Así entendemos a la denominada plástica vasca,
hoy en día globalizada, influenciada por tendencias internacionales
y sin fronteras.
Lourdes Fernández, directora de la Galería
DV. Donostia-San Sebastián |