La publificación de las ikastolas: la postura política del nacionalismo vasco
* Traducción al español del original en euskera
Txoli Mateos

La Ley de la Escuela Pública Vasca de 1993 levantó una gran polémica. Las ikastolas de la Comunidad Autónoma Vasca hubieron de tomar por aquel entonces la decisión de o bien pasar a la red pública o bien permanecer en la privada. Con aquella Ley se pretendía poner fin a la atípica situación que se atravesaban las ikastolas al formar un entramado especial, y a todas las consecuencias prácticas que aquélla conllevaba. Son bien conocidas las agrias discusiones originadas y el ambiente separatista que se adueñó del mundo abertzale. Resultaba asombroso ver cómo los abertzales que a primera vista compartían estrategias políticas e ideología en ocasiones adoptaban posturas contrapuestas respecto a dicho tema. Y asombraba aún más el hecho de que absolutamente todos los abertzales manifestaban que su propuesta favorecía al modelo educativo que la sociedad vasca necesitaba.

El inmenso eco socio-político de aquel debate sobre la educación hizo tambalear la entre nosotros largamente arraigada idea de que la tendencia natural del nacionalismo vasco era la de conservar la ikastola y, por tanto, de renunciar a la escuela pública. No obstante, la decisión a tomar por las ikastolas adquiría las dimensiones propias de una cuestión de vida o muerte, y, sin lugar a dudas, bajo las antagónicas posturas se encontraba la nueva legitimidad adquirida por la escuela pública. Por tal motivo, los grupos abertzales, al lanzar sus propuestas en torno al futuro de la ikastola, tenían en mente la función de la escuela pública, facetas ambas indivisibles.

Y es que, como consecuencia de la configuración autonómica, el País Vasco peninsular conoció grandes cambios, entre los que cabe destacar dos. Primero, la pluralidad existente en el seno del movimiento abertzale, dividido en dos tanto desde la perspectiva política como desde la ideológica: el nacionalismo moderado y el radical. El segundo cambio se refiere a la conmutación de la educación en la CAV, dado que tuvo lugar el proceso de euskaldunización de la escuela pública, recibiendo por otra parte la ikastola una significante aceptación institucional. Ni la escuela pública constituía un ámbito impenetrable para los abertzales, ni la ikastola suponía la única garantía de una enseñanza en euskara o punto de encuentro de los abertzales. El nacionalismo estaba obligado a escoger entre las dos opciones, y, al no posicionarse, tuvo que justificar la complementariedad de ambas, viéndose en consecuencia muy debilitado el acuerdo sobre la ikastola al que se llegó durante el franquismo. Aun y todo, la proclamación de un Sistema Educacional Propio consiguió reunir a todos y cada uno de los abertzales.


Ander Deuna Ikastola. Sopela.

A la hora de adentrarse en el estudio de este tema es necesario detenerse en los acuerdos y desacuerdos surgidos entre los grupos abertzales, ya que, digámoslo una vez más, a lo largo de aquellos años el mundo nacionalista se presentaba unido y desunido. Tales aspectos comunes y divergentes bien pueden observarse en los discursos pronunciados y en las posturas mantenidas en el tema de la educación.

Dejando los discursos de lado, las alianzas y confrontaciones entre los grupos abertzales pueden examinarse desde tres perspectivas:

La primera corresponde a la lengua, que en mi opinión no ofrece aclaraciones suficientes como para poder entender las distintas posiciones. Se daban casos de una abierta y clara defensa de la red pública escolar en nombre del euskara, en ocasiones incluso desde perspectivas radicales. En otras palabras: la reivindicación de la escuela pública aunó a todos los abertzales, siendo precisamente ésta la principal causa de las discusiones originadas entre las fuerzas abertzales y no abertzales.

La segunda perspectiva hace alusión a la dimensión ideológica. Los abertzales de la izquierda en cierta medida se confederaron en la crítica dirigida al PNV a mediados de los 80, en la que le reprochaban su dejadez en torno a la escuela pública, acusándole de querer convertir la ikastola en una escuela para sectores privilegiados.

La tercera y más importante concierne al ámbito político, en base al cual la publificación de las ikastolas debía ser entendida como un litigio político, de tal forma que las ocasiones políticas de entre 1978 y 1993 fueron altamente significativas en ese proceso.

  • En un primer momento se enfrentaron el nacionalismo, que ostentaba el poder institucional, y los abertzales de la oposición. El PNV, en tanto que consideraba inacabado el proceso autonómico, abogó por mantener la red de las ikastolas. La rivalidad con el PNV aunó al EE y HB en contra de una posible ghettización de las ikastolas.
  • En una segunda fase, es decir, a partir del momento en que el PNV y el PSE-PSOE formaron la coalición gubernamental, se formaron tres bloques en torno al debate normalización versus lucha:

a) El PNV, a raíz del mencionado convenio político, se posicionó a favor de la normalización del sistema educativo y trató de restar peso político a la decisión de la ikastola. Euskadiko Ezkerra, en tanto que se aproximaba al Partido Socialista, planteó como condición para la normalización política de la sociedad la desaparición de la red de ikastolas.

b) EA, debido especialmente a la rivalidad que mantenía con el PNV, consideró la Ley de la Escuela Pública Vasca como un obstáculo para la construcción del sistema educacional propio, aunque no mostró una clara posición respecto al mantenimiento de la ikastola como red especial. También ELA se quedó a medio camino, pero, convencido por el ámbito sindical, optó por pasar la ikastola a la red pública.

c) HB y LAB, por otra parte, concedieron una enorme dimensión política a la ikastola, e interpretaban su paso a la red pública como una victoria de la administración autonómica, y más especialmente, del Partido Socialista. Inquietos ante tal posibilidad, defendieron ardorosamente la permanencia de la ikastola en la red privada. Otro tanto hizo Ikastolen Elkartea, que, a pesar de mantener buenas relaciones con el PNV, quiso asegurar la supervivencia de la red de ikastolas. Por último, el sindicato EILAS, debido sobre todo a la vertiente ideológica, defendió de buena gana el paso de la ikastola a la red pública, si bien se mostró en contra de los propósitos del PSE-PSOE.


Haurtzaro Ikastola. Oiartzun.

Fueron sin embargo los grupos y personas allegadas a la Izquierda Abertzale las que dieron muestras de una mayor diversidad en su postura, y, en consecuencia, quienes sufrieron la crisis más profunda. En ella se aglutinaban por una parte los fervientes militantes a favor de la escuela pública vasca para todos los ciudadanos, y por otra los vehementes defensores de la red de ikastolas que aparentemente reflejaba el proyecto nacional. Por tanto, la perspectiva ideológica de la izquierda y la actitud política radical llegaron a ser en cierta medida incompatibles.


Txoli Mateos, profesora de Sociología de Euskal Herriko Unibertsitatea-Universidad del País Vasco
Fotografías: Páginas web de las diferentes ikastolas

Euskonews & Media 88.zbk (2000 / 7 / 21-28)


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