Eugenio Ibarzabal estudió Ciencias
Económicas en Bilbao y muy pronto comenzó a trabajar
en la radio y en el periodismo escrito. Más tarde comenzó
su andadura en la política como Jefe de Gabinete Técnico
del Diputado General de Gipuzkoa (1983) y posteriormente fue
nombrado Secretario General de la Presidencia y Portavoz del
Gobierno Vasco (1985). En 1987 abandonó la política
para ir a la televisión como director de "El otro
Punto de Vista" de ETB-2 y editor-adjunto de "Punto
y Aparte" en TVE-1, premio Ondas en 1989. Dicho año
fundó Iceberg Prospectiva, gabinete de análisis
de opinión pública y estudios de mercado. Ha estudiado
Calidad Total en Nueva York con Franklin Schargell y es miembro
de la Asociación Americana de Calidad. Ha recibido la
certificación de control de calidad ISO, concedida por
primera vez a una persona. Es autor de dos libros ("La pasión
de mejorar" y "Piensa bien y acertarás")
y desde 1994 dirige seminarios de calidad en los cursos de verano
de la Universidad del País Vasco.
-¿Qué se
entiende por mejora de la calidad tanto a nivel empresarial como
educativo? En base a este tema
hay una expresión que a mí me gusta mucho y es
hacer mejor lo que hay que hacer. Esto implica dos cosas: saber
que hay que hacer, y al mismo tiempo mejorarlo. Y esto vale tanto
a nivel empresarial como a nivel educativo o cualquier otro aspecto.
Uno de los problemas es que no sabemos muy bien lo que hay que
hacer. En ocasiones el auténtico problema es decir lo
que no queremos hacer, y la experiencia demuestra que cuesta
más dejar cosas que introducirse en las pruebas. En lo
que hace referencia a mejorar, yo diría que es cambiar
a mejor. En muchas ocasiones lo que hacemos simplemente es cambiar,
pero no es suficiente. De cambios que luego no han llevado a
nada estamos muy hartos. Lo fundamental es cambiar pero a mejor.
Eso es exactamente mejorar.
-¿En
qué se basa el trabajo que realiza Icerberg Prospectiva? Nos dedicamos a ayudar
a los que desean mejorar ofreciendo formación, facilitación
de equipos y evaluación, en el afán de contribuir
a que el trabajo -en medida de nuestras posibilidades- se convierta
en fuente de desarrollo personal, de colaboración con
los demás y de placer. Tratamos de enseñarles básicamente
dos cosas. En primer lugar, el cambio personal. Estamos acostumbrados
a tener que cambiar a los demás pero el cambio fundamental
es el de uno mismo. Lo que tratamos de enseñar es cómo
cambiar uno mismo antes de empezar a ver cómo lo tienen
que hacer otros. Darse cuenta de cómo debe hacerlo uno
mismo. Muchas veces decimos que hay que escuchar más,
trabajar más en equipo, que hay que organizarnos mejor,
pero siempre lo decimos para los demás. Pero esto se enseña
mejor si uno mismo da el ejemplo. En lo que hace referencia a
equipos, lo que hacemos es facilitarles los instrumentos para
poder mejorar su propio trabajo, porque ellos son los profesionales
y en el fondo saben lo que deben hacer. Nosotros únicamente
les ayudamos para que las ideas que las empresas ya tenían
pensadas puedan salir adelante. En este aspecto podemos considerarnos
unos facilitadores.
-¿Cuál suele
ser la procedencia de los problemas que padecen las empresas
en general? En muchos casos está
centrado en la comunicación y en el trabajo en equipo.
A veces no sabemos explicar las cosas, no sabemos escuchar a
los demás. No nos damos cuenta de que en muchas ocasiones
no son temas de buena o mala voluntad, sino que simplemente los
problemas suelen venir de suponer que el otro sabe lo que queremos
decir. En el tema de equipos hace falta darse cuenta que no todo
es buscar una solución sino que hay que pensar en cómo
hacemos lo que hacemos, aunque normalmente lo solemos tomar como
una crítica.
-Entre
sus clientes se encuentran tanto ayuntamientos como corporaciones
enpresariales, gobiernos, medios de comunicación y universidades
y entidades cientifico-culturales. ¿Hay algún punto
en común entre los problemas que puedan tener? Sí. Desde
el momento en que hay organizaciones que dan servicios a distintos
receptores, y lo hacen a través de unos procesos de trabajo
que es preciso identificar, desarrollar y finalmente, mejorar
hay muchos puntos en común. Nosotros tratamos de focalizar
en esos procesos.
-Estudió Calidad
Total en Nueva York con Franklin Schragell y es miembro de la
Asociación Americana de Calidad. ¿Cuál es
la situación de esos estudios aquí? ¿Qué
diferencia hay entre lo que se realiza en EEUU y aquí?
En el año 95, cuando estuve trabajando con Franklin Schragell
y con la Asociación Americana, las empresas y organizaciones
que estaban trabajando en el ámbito de la calidad con
una cierta entidad eran el 5 o 6% de las entidades americanas.
En este momento no me atrevo a dar un porcentaje pero diría
que desde entonces se ha avanzado mucho aunque en unos aspectos
más que en otros. En el mundo educativo todavía
las cosas van más lentas y donde se ha progresado mucho
es en el mundo industrial. También ha comenzado a trabajarse
en lo que se llama calidad en la vida comunitaria.
Aquí estamos siguiendo la misma línea y yo diría
que las composiciones son menores, pero el sendero ya está
marcado. Lo que está ocurriendo allí es que se
están abriendo diversas vías para trabajar en el
mismo sentido. Hay caminos diferentes y discusiones que de momento
no se han producido aquí pero son importantes porque también
nos llegarán, como son las certificaciones, el debate
del control de calidad etc.
-En su obra "Piensa
bien y acertarás" opina que a la hora de solucionar
los problemas no basta con analizarlos. ¿Qué pasos
se han de seguir para llegar a la solución acertada?
Hay que saber primero a dónde se quiere
ir. Tiene que haber unas reglas de juego, un marco, unos principios
iniciales, y desde ahí hasta el objetivo final está
la imaginación, o dicho de otro modo la intuición,
que es lo que ocurre en la práctica. No se trata tan sólo
de saber lo que ocurre y por qué ocurre; lo más
importante con frecuencia es imaginar cómo se podría
hacer de otro modo. Es lo que casi siempre olvidamos.
-Habla de intuición
a la hora de solucionar los problemas, ¿pero no es algo
arriesgado confiar en ella cuando a casi todo se le suele buscar
una interpretación demostrable? Hay dos vías
fundamentales a la hora de hablar sobre el conocimiento. Una
es la lógica y la otra es la intuición. Lo único
que trato de decir es que de la misma manera que confiamos y
propugnamos la lógica hay que hacerlo con la intuición.
La intuición es una vía maravillosa, interna, que
funciona extraordinariamente bien. Muchas veces la hemos despreciado
porque se consideraba una cualidad femenina. Da la impresión
que los temas lógicos e importantes son de los hombres,
y la intuición es para las cosas pequeñas, para
cosas de mujeres. En el fondo del debate hay un tema de profundo
machismo. Todos somos intuitivos, algunas personas más
que otras, pero la intuición se puede desarrollar y existen
metodologias para ello.
-En ese mismo libro explica
que la mejora ha de comenzar mejorando nosotros mismos. A primera
vista no resulta algo fácil de realizar. ¿Cuáles
suelen ser los principales obstáculos a los que debemos
hacer frente?
El enemigo fundamental está dentro de nosotros
mismos y se llama ego. Cuando uno se lanza hacia adelante tiene
que optar entre el ego y el proyecto, y eso es duro. Hay que
comerse la soberbia cada mañana.
El consejo más importante sería aprender a observar
la soberbia de cada uno, y no pararse a pensar y a razonar sobre
ella. Observarla, y dicho de una manera muy simple, aprender
a soltarla, a desprenderse de ella.
-El control de calidad
de las empresas y la competitividad son términos que frecuentemente
se confunden. ¿Qué diferencia hay entre uno y otro? Todo lo que significa
calidad es otro modo de decir mejora, y la mejora continua guarda
una estrecha relación con la colaboración con los
demás. La cuestión fundamental es darse cuenta
de que antes de competir con los de fuera hay que colaborar entre
los de casa. Y a colaborar le podemos dar una connotación
fundamentalmente moral, pero ante todo y sobre todo es práctica.
Un equipo que compite entre sí dentro no puede ganar carrera
alguna. Es por eso que nos han dicho desde hace mucho tiempo
aquello de divide y vencerás.
-Usted ha sido pionero
en la introducción de la cultura de la calidad dentro
de la enseñanza. ¿Por qué no se le ha dado
la debida importancia al control de calidad en este ámbito? Que se empiece a
trabajar en la implantación de sistemas de calidad no
implica que hasta ese momento no se hubiera mejorado. En los
colegios se había mejorado y mucho, lo que hemos aportado
son unas herramientas que han ayudado a que la mejora se produjera
de un modo más sistematizado.
-En
materia de calidad, ¿se puede decir que las empresas van
a mejor? ¿Qué queda por mejorar?
Esto es un hecho contrastado. Calidad ha dejado de ser una moda
para pasar a ser una herramienta imprescindible. Pero también
ocurre con frecuencia que algunos llaman calidad a lo que no
es sino dirección con objetivos con jerga de calidad,
y eso es algo muy diferente.
Yo creo que la cuestión que está ahí, pendiente,
es todo lo que hace referencia a la comunicación y al
trabajo de equipo. Cuando se analiza cómo se hace todo
el proceso del trabajo, lo que se observa es que los problemas
se producen al final. Pero las posibles oportunidades de mejora
están al principio y guardan mucha relación con
la planificación y la buena comunicación. Es por
eso que muy pocas tienen una estrecha relación con el
dinero.
Fotografías:
Estibalitz Ezkerra
Euskonews & Media 88.zbk (2000
/ 7 / 21-28) |