Puede que a muchos el uso que antaño
se hacía de los recursos naturales les resulte asombroso,
en especial a aquéllos que nunca anteriormente hayan tenido
noticias de ello. Buen ejemplo, son la ferrería y los
molinos de Agorregi, cuyas instalaciones hidráulicas,
que datan del siglo XVIII, han sido respetadas y restauradas
por la Diputación Foral de Gipuzkoa.
El caserío Iturraran,
la ferrería de Agorregi y los dos molinos se encuentran
localizados en el parque de Pagoeta, en el municipio de Aia.
La Diputación Foral de Gipuzkoa dio inicio a las obras
de renovación en 1986, abrió los molinos en 1990,
y puso la ferrería en funcionamiento al cabo de dos años.
La guía Iosune Azpiroz
indica que "en estos alrededores, este mecanismo productor
de energía se viene utilizando desde la Edad Media. Parece
ser que en el tramo que llega hasta la desembocadura
del río había tres ferrerías. Muchos caseríos
tenían su propio molino donde molían el trigo y
el maíz. El agua empleada se devolvía después
al río, y así, el caserío situado más
abajo lo volvía a aprovechar". Continúa
señalando que "se requerían grandes cantidades
de agua, y puesto que el río nunca llevaba lo suficiente,
se construyeron dos embalses y unos canales. En la actualidad,
nuestra ferrería y los molinos funcionan sirviéndose
de la misma técnica que se empleaba en el siglo XVIII,
a base de la fuerza fluvial".
Cooperación de los talleres El vínculo existente
entre las labores de molienda del molino y la ferrería
no es sino el aprovechamiento del agua. Al tener que construir
embalses y canalizar el agua, ambos talleres se levantaron el
uno junto al otro; por consiguiente, en los molinos se procedía
a moler trigo y maíz para la posterior elaboración
del pan, mientras que en la ferrería se trabajaba el hierro.
La guía Aran Aldai explica
que "en Euskal Herria había dos tipos de ferrerías:
las principales y las pequeñas. En las primeras se producían
masas de hierro fundido que posteriormente eran enviadas a las
ferrerías pequeñas para su elaboración.
La infraestructura de estas últimas, no revestía
tanta importancia, ya que la temperatura para trabajar el hierro
no era especialmente alta. En la ferrería principal de
Agorregi, sin embargo, se alcanzaban los 1300-1400 grados de
temperatura, y se necesitaban unas 5 ó 6 horas para separar
el hierro de los residuos".
El
proceso de producción de la masa de hierro fundido El proceso de producción de hierro era largo y requería
mucho tiempo y agua. Tal como explica Aran, "se traía
el mineral de hierro y se mezclaba con carbón y madera
en el horno. A las cinco o seis horas de permanecer a 1300 y
1400 grados de temperatura, se extraía el hierro. Pero,
ante la dificultad de alcanzar tales temperaturas, y con el objeto
de poner el martillo en funcionamiento, se solía aprovechar
la fuerza del agua".
Tal como se acaba de explicar,
había dos depósitos de agua, a los cuales se llegaba
gracias a los canales. El agua procedente de uno de estos depósitos
se derramaba sobre la gran rueda del fuelle, poniéndose
así en movimiento, de forma que pudiera mantener la temperatura
necesaria.
El agua del otro depósito
servía para hacer girar el molino y poner el martillo
en funcionamiento. De este modo, en tanto que en el molino
se molían trigo y maíz, el martillo se utilizaba
para limpiar la masa de hierro fundido repleta de suciedad.
Informa Aran que "el
martillo de Agorregi tiene un peso de 700 kilos, razón
por la cual se necesitan grandes cantidades de agua para ponerla
a trabajar. Este martillo se destinaba a la pasta de hierro candente,
lista para la fabricación de cualquier tipo de herramienta,
que luego se llevaba a las pequeñas ferrerías".
El caserío de Iturraran El caserío de
Iturraran alberga, además de la ferrería de Agorregi,
el Centro de Información e Interpretación, donde
se ofrece todo tipo de detalles
sobre el parque de Pagoeta y se ofrece la posiblidad de visitar
importantes colmenas y jardines. La amplia y extensa colección
del Arboretum de Iturraran, por su parte, refleja la diversidad
de la flora mundial.
Ainara Iraeta
Usabiaga, periodista
Fotografías: Arantza Cuesta Ezeiza (penúltima foto:
Ainara Iraeta) |