Si tuviera que destacar un sueño
firmemente enraizado desde siempre, una constante, en esta historia
de 700 años de los bilbaínos, éste consistiría
en la consecución de un punto de grandeza más allá
de la medianía, en todos los campos y momentos.

Hace más de 700 años,
en la ría de del Ibaizabal, en el lugar llamado "Puerto
de Bilbao", ya existía una población: probablemente
dedicada a la pesca y a trabajos relacionados con las actividades
de mineria. Así pues, ¿qué ocurrió
hace 700 años? Que Diego Lope de Haro señor de
Vizcaya, hacia el año 1300, en el lugar llamado "Puerto
de Bilbao" organizó una villa, prometiendo por medio de documento a los que allí
vivían, y a los que allí se establecieran, una
serie de privilegios. Por lo tanto, ése es el año
de la fundación de la villa situada en un margen de la
anteiglesia de Begoña, en zona a donde llegaba el movimiento
de la ría, Ibaizabal arriba.
María Díaz de Haro
se convirtió en la primera señora de Vizcaya en
1310, al morir su tío Diego, quien le había usurpado
el Señorío. Ese mismo año los bilbaínos
se dirigieron nuevamente a María. Esta aprobó por
medio de otro documento la fundación de su tío,
pero para fortalecer Bilbao otorgó un nuevo documento.
Estableció que el camino que iba de Orduña a Bermeo
por Etxebarri, en adelante, habría de pasar por Bilbao.
Por otra parte, el control de la ría hasta el mar quedó
en manos de Bilbao.
Si bien según el documento
original el terreno de Bilbao era extenso, en los dos siglos
posteriores los que vivían en sus alrededores intentaron
recortarlo. De forma que se apropiaron de las anteiglesias de
Abando y Begoña, reduciendo el terreno de la villa de
Bilbao a las siete calles.
Durante los siglos XIV y XV el
desarrolo de la villa de Bilbao fue enorme. Prueba clara de ello
es que, en el lugar de la ermita de Santiago, comenzaron a edificar
una hermosa iglesia gótica el año 1379,
y al año siguiente, una vez derruida la casa torre que
se encontraba junto al puente, edificaron en el lugar la iglesia
de San Antón. La primera misa se dijo en 1435. Con todo,
durante la Edad Media no faltaron las disputas. Cuando los jefes
de los linajes de los alrededores se dieron cuenta de que en
la ciudad había ocasión de conseguir riquezas y
mostrar el valor de cada uno, establecieron sus torres dentro
de las villas. Como consecuencia de ello, odios y competencias
se extendieron al interior de la ciudad. Si Legizamon y Arbolancha
eran los jefes de linaje de los gamboínos, Zurbaran y
Basurto lo eran en el campo de los oñacinos.
He ahí la segunda característica:
la competencia, bien enraizada entre los vascos y que será
patente en Bilbao siglo tras siglo.
Si hemos de subrayar una tercera,
ésa sería la ría. Bilbao por una parte es
puerto de mar, pero está situado en el interior y no en
la costa. Está más próximo de los ciudades
y pueblos del interior, en un tiempo en que los transportes por
tierra eran más caros y dificíles que los realizados
por mar. En 1511 los comerciantes de Bilbao constituyeron su
propia organización, independiente de la de Burgos. En
adelante, el llamado Consulado de Bilbao sería la entidad
más importante de dichos comerciantes, constituyéndose
en el punto de reunión y encuentro en el que arraigó
la cultura mercantil y financiera. Era una institución
para solucionar conflictos entre comerciantes y que por otra
parte protegía sus intereses. Pero ya anteriormente se
habían organizado en Brujas "los de nación
bizcaína", es decir, los oriundos de Vizcaya y Guipúzcoa,
para tener allí en 1493 su propia casa e institución,
su "domus Cantabrica". Las reglas y soluciones surgidas
de esta actividad, fueron reescritas en el siglo XVIII produciendo
una especie de código comercial u ordenanzas; sin lugar
a dudas, estas nuevas normas publicadas en 1738 constituyen el
mayor monumento producido por los bilbaínos. Fue un gran
aporte para el derecho marítimo mundial. Además,
para comienzos del siglo XIX, surgieron unas escuelas comerciales
especiales. Cuando desapareció en 1829, por la entrada
en vigor del código comercial español, aquellas
que eran sus actividades habituales se transformaron en otras
igualmente eficaces. Esta cultura comercial surgida en torno
al consulado revela una gran creatividad en la historia de Bilbao.
 Bilbainos en el mercado de
San Antón.
Ya en el siglo XVI, en 1574,
en el principal atlas de las ciudades del mundo encontramos una
hermosa vista de Bilbao. De este siglo es la apertura de la nueva
calle Bidebarrieta. La primera ampliación del Bilbao de
la Edad Media. A partir de entonces, Bilbao conocería
una expansión ininterrumpida. En 1870 su reducido espacio
creció a expensas de las anteiglesias de Begoña
y Abando y se realizó un plan de ampliación.
En lo que respecta a la moda,
durante los siglos XV-XVI tuvo lugar un cambio en la moda vestimental.
Las jóvenes llevaban la cabeza totalmente rapada, con
algunos largos mechones, mientras que las casadas llevaban la
cabeza cubierta. En los hermosos cuadros de F. Mendieta aparecen
vistosos tocados. Para los visitantes provenientes del extranjero,
el contraste en el vestir era evidente e inmediatamente escribían
sobre ello o bien dibujaban, tal y como hizo el germano C. Weiditz,
a fin de mostrar la moda de las bilbainas.
A finales del siglo XVI los conflictos
entre Flandes y el reino de las Españas, provocaron la
destrucción del eje comercial. Durante el siglo XVII la
siderurgia se hundió. Los tochos vizcainos no se vendían
tan bien. Nuevas tierras fueron roturadas a causa de la introducción
del maíz; el desarrollo de las ciudades quedó paralizado.
Hay que recordar, por otra parte, las campañas contra
la brujería, la marginación de las mujeres, la
contrarreforma católica, la continua presencia de la Inquisición,
la fuerza de los trabajadores de las ferrerías, tal y
como quedó de relieve en la rebelión de 1632.
El XVIII fue un siglo dinámico
y renovador para Bilbao. Una vez más los comerciantes
de Bilbao están presentes en todos los terrenos. La Real
Sociedad Bascongada de Amigos del País tenía muchos
miembros en Bilbao, y fue allí donde en 1793 tuvieron
lugar dos importantes hechos: la última reunión
de la Sociedad, que marca el final de la época floreciente
de la misma, y la reunión en Bilbao de los representantes
de las juntas generales de Alava, Guipúzcoa y Vizcaya
que decidió la creación de una entidad de carácter
político que debería reunirse anualmente. Por desgracia,
en la realidad no tuvieron una periodicidad fija, y no fue sino
después del año 1861 cuando esta reuniones resultaron
habituales.
Al final del siglo XVIII las
fuerzas revolucionarias francesas penetraron en Bilbao, y allí
tuvieron sus partidarios y sus detractores: el liberalismo por
una parte y el antiliberalismo por la otra. Ya en el siglo XIX,
las clases altas fueron partidarias de Napoleón. Durante
los años siguientes, los bilbaínos se dividieron
entre partidarios de la constitución liberal de España
y partidarios del reino antiliberal o carlistas. Guerras ininterrumpidas,
conflictos, al mismo tiempo que las primeras formulaciones del
vasquismo político aparecían en los escritos de
Vicenta Mogel y J. P. Ullibarri. Durante las guerras civiles,
los carlistas pusieron sitio A Bilbao en repetidas ocasiones.
Una nueva mitología tomó fuerza en Bilbao, la creencia
de que era invencible quedó consolidada. Hasta 1937. En
aquella ocasión los carlistas lograron conquistar Bilbao.

Entretanto, con el triunfo de
la revolución industrial, Bilbao se convirtió en
nido y crisol de los principales pensamientos y actitudes políticos.
Socialismo, republicanos, nacionalismo vasco, monárquicos
españoles: ésas serían las opciones políticas
mayores de fin de siglo. Cada cual habría de expresarse
con su propia mitología y particulares creencias. En el
siglo XX, las formas de pensar de los bilbaínos se han
articulado en torno a estas tres o cuatro opciones. En el presente
fin de siglo, cuando un determinado modelo de industria ha desaparecido
totalmente, los proyectos de los bilbaínos andan en pos
de otro modelo económico. En cualquier caso, en este fin
de siglo se está rumiando nuevamente un total cambio en
la forma y en el terreno de las ideas. Persiguen la nueva Utopía.
Joseba Agirreazkuenaga,
director de Bidebarrieta, revista de Ciencias Humanas y Sociales
de Bilbao
Fotografías: Enciclopedia Auñamendi |