A lo largo de los años, han sido
muchas y variadas las ocasiones en que se ha dado por fallecida
a la tradición. Puesto en boca de investigadores y en
la pluma de escritores que no han dudado en afirmar y defender
este "dramático" y "esperado" final.
No ha sido así, al menos en parte. Si bien es verdad,
que la paulatina desaparición de formas, consideradas
como propias del saber del pueblo, han servido para razonar estas
profecías, no lo es menos la gran cantidad que siguen
manteniéndose, e incluso revitalizándose en la
actualidad. El porqué de este apoyo y ensalzamiento habría
que buscarlo en las personas que, de una u otra manera, empujan
a su realización, conservan y hasta recuperan o recrean
el acervo cultural del país. Los motivos son diversos:
Van desde el plano meramente redifinitorio de una determinada
costumbre, hasta el puramente turístico. A lo que debíeramos
añadir la defensa a ultranza desde el desconocimiento
temporal, no cultural, de tales actos, su procedimiento y transformación
en la propia comunidad.
La falta de un estudio profundo
de opinión y análisis sobre la historia del Folklore
a nivel nacional de Euskal Herria, ha comprimido los pasos a
seguir y las pautas que, inexorablemente, podían haber
marcado las líneas de trabajo. Una sistematización
no observada hoy en día, ha desembocado en la infrautilización
del término y desprestigio del mismo ante otros campos
análogos, e incluso paralelos.
ACERCA DEL FOLKLORE
Dentro de la amplia gama de definiciones,
acerca de la palabra Folklore, por otro lado utilizadas con cierta
ambigüedad, una división que se da de forma generalizada,
atiende al siguiente esquema específico, resumido y global
al mismo tiempo.
1/ Como práctica, desde un punto de vista atemporal,
con parámetros estáticos y evolución progresivamente
lenta, el Folklore es conocido en base a representaciones y elementos,
con participación individualizada o masiva, en ambientes
festivos o ceremoniales. Elementos de representación,
difusión y mantenimiento.
2/ Estudio. La Antropología cuenta con secciones
o apartados que se interrelacionan. La Etnografía es esa
disciplina, discutida en relación al campo que abarca
junto al Folklore, que se encarga del estudio y posterior análisis
en trabajos de investigación: Las tradiciones vivas y
los recuerdos del pasado.
3/ La sobreutilización, el llamado Folklorismo,
se halla familiarizado entre nosotros. El espectáculo
utilizado de forma directa o reivindicativa, el movimiento de
emolumentos dinerarios, bien en contrataciones, apuestas, competición,
negocio y venta del producto, y la espesa fuerza producida por
poderes económicos, de comunicación y de poder
tienen un alto valor popular socializador, aunque de difinición
controvertida y, porqué no, de engaño a la masa
en muchos casos.
 Mercado otoñal con
productos del campo. Portugalete (B)
Este Folklorismo entendido como
una posibilidad de extender la imagen de un acto y que sirva
de atracción al visitante, resulta de orientación
equívoca a la preservación del valor tradicional
defendido en favor y fomento de la excepcionalidad de ciertos
componentes.
La amplia gama de elementos que
constituyen el Patrimonio, materiales e inmateriales, fundamentan
el acervo cultural de un pueblo, sin una estipulación
espacial-temporal delimitada. Han servido de una forma generalizada,
en contraposición con una cierta relatividad de criterios,
para denominar contextualizadamente el Folklore, de un colectivo
o grupo, pueblo, zona o país. Debido a la propia ambigüedad
semántica del término, a la utilización
ex proceso de fuentes de diverso orden, al cambio social acaecido
en cada momento de la historia, a la definición inexacta
de cualquier acto, recuperación o mantenimiento del mismo.
Entre otros muchos factores, al distanciamiento inequívoco
a nivel metodológico entre las escuelas, ramas, categorías
y ciencias surgidas desde, o al margen, del Folklore, como son
la Etnografía, Etnología y las Antropologías,
Cultural y Social.
No es nuestra intención
el definir los campos del Folklore, ni de materializar el término
temporal que se debiera asumir. Algunos ejemplos de lo que abarca
los encontramos en las diferentes partes que inundan todo este
mundo y controlan su proceso. Campos que, a su vez, se encuentran
subdividos e interrelacionados.
 Kalejira el día del
Dantzari Eguna. Urduña (B)
Artesanía: Lo que en otro tiempo se trataba de
un oficio, ha derivado en un pasatiempo y profesión, al
unísono o por separado, en el presente. La condición
de artesano sirve de consistencia a nivel oficial, para entrar
y mantenerse en el mercado de trabajo. El producto resultante
constituye un valor en alza y el servicio se encuentra entre
la antigüedad, el adorno cautivador, la utilización
diaria, o una combinación de todas.
Danza Tradicional: La existencia de diferentes colectivos
y asociaciones que se hallan inmersos en este campo, ejercitan
sus conocimientos, estructurados defectuosamente, siendo todo
ello debido a la avalancha de dichos colectivos creados hace
unos años, así como la problemática en cuanto
a métodos, definiciones y relaciones personales. Si bien
el cambio acaecido ha servido para una evolución técnica,
el afán de recuperación y afianzamiento en la investigación,
la escasez de medios, la desincronización entre las diferentes
partes, y sobre todo, la falta de seriedad coyuntural tienen
como resultado un desiquilibrio en la sistematización
del trabajo y formas de operar.
 Postulantes del "Abendu"
navideño en Berna. Amorebieta-Etxano (B)
Música y oratoria tradicional: La evidencial evolución de ciertos
instrumentos, líneas melódicas, relaciones y mezclas
interculturales, presentación, sensibilización
por parte de la población joven y adolescente hacia dichas
formas musicales y de consumo, han contribuido al mantenimiento,
progresión y modificación de parámetros,
considerados tradicionales o folk hasta hace pocos años.
La música instrumental en escena, el bertsolarismo, las
cuestaciones con canto... son la base actual, y hasta cierto
punto sólida, y debieran funcionar como pilar en la enseñanza
desde una edad joven.
Gastronomía: Comensalidad atribuible a ciertas
celebraciones que, en el orden festivo, incorporan elementos
en los que se alternan la tradición y el hecho actual.
Asociaciones culturales, recreativas y gastronómicas,
o txokos son utilizados para fines diversos, pero siempre
alrededor de una mesa bien servida y como relación humana.
Indumentaria: Los tejidos convencionales utilizados
en una fase histórica determinada, han dado paso a la
obtención de tipos, telas y colores que sean lo más
aproximados a los supuestamente procedentes de un pasado cercano.
Trajes resultantes de investigaciones en los campos pictórico,
literario, restaurador y conservacionista, han contribuido a
una únicamente ligera sobrevivencia, pues no obstante
la precariedad económica es el denominador común
en la Cultura.
Deportes: La integración de la pelota,
con sus diferentes modalidades, en circuitos internacionales
contrasta con el conjunto de deportes que forman herri kirolak
realizados a niveles muy inferiores. Desde la exhibición
hasta la competición, pasando por la apuesta, el deporte
ha marcado el simbolismo de la fuerza y virilidad del practicante,
deportista o trabajador.
Creencias: Quizás sea este el apartado más
controvertido y de mayor pérdida de conciencia. Las leyendas,
cuentos, historias, fórmulas mágicas y conjuros,
Mitología, etc., es decir, la Cultura Inmaterial por excelencia,
ha sufrido un cambio tan brusco como impredecible. La sociedad
ha modificado sustancialmente sus bases religiosas, de comprensión
y de posicionamiento respecto de esas creencias no atribuidas,
generalmente, a seres vivos y actitudes que se enclavan dentro
de la lógica "realidad".
Celebraciones festivas y ceremoniales: El trabajo da paso y lugar al ceremonial,
diversión y desenfreno. Fiestas móviles y fijas,
escenificaciones públicas y privadas, aspectos lúdicos
y rituales, categorías de edad participantes y organizaciones
atípicas. Todo esto y más son las celebraciones
familiares, vecinales, locales, intermunicipales y zonales entre
otras. La fiesta contempla y aglutina gran cantidad de conceptos
confluyentes con otros apartados, desde la esperada consecución
de objetivos de índole festiva hasta los meramente de
concepción religiosa.
 Hoguera solsticial
en la víspera de San Juan. Abaltzisketa (G)
FUNDAMENTOS
Existen connotaciones de cambio
en el tiempo. Oficios que se han convertido en deportes, con
o sin competición y de exhibición. Algunos, después
de un período de relativa pérdida, se han recuperado.
Los que en un momento dado servían para la diversión
y el ocio han finalizado en deporte, arte y profesión.
Los avatares históricos de la música, ciertos deportes
y oficios, han ido sembrando el espectro de la costumbre, provisionalmente,
hasta llegar al presente con unas creencias comprendidas entre
la virtud o beneficio de mantener las tradiciones, y la falsedad
de sus posibles orígenes. La realidad vital se mueve entre
el espectáculo, el montante económico y la diversión
contenida, producto todo ello de las necesidades tanto de una
parte del pueblo, como de las empresas o individuos que manejan
ese, digamos, comercio.
Por otro lado, existe una desigual
aceptación hacia las tradiciones. Unas desaparecen completamente;
bien en hogares, bien condicionados por ritmos rituales y religiosos.
Otras se mantienen o conservan por personas o colectivos que
impulsan y sirven de empuje a futuras generaciones. Mientras,
a nivel general, existen contínuos esfuerzos por recuperar,
reconstruir y ensalzar valores semi-perdidos.
Sin embargo, el Folklore sirve
de atracción, tanto a los elementos practicantes, como
a todo ese otro mundo que se mueve a su alrededor, e incluso
vive de ello. El consumo del mismo es visible en todo tipo de
fiestas, actos protocolarios, concursos..., donde, la bebida,
la comida, el espectáculo en escena, la publicidad, etc.
controlan el espacio y mueven dinero con diferentes fines, pero
en la mayoría de los casos gracias al mismo contribuyente:
el pueblo.
La aceptación del Folklore bajo
unas formas predeterminadas, las cuales han sido asimilados durante
años por la información ofrecida a diferentes niveles,
dan un resultado peyorativo. El "desprecio" es notorio
cuando nos referimos a todo tipo de recuerdos y vivencias festivas
del pasado. Unas son consideradas "tabú", es
decir, no porque hoy en día se deban circunscribir con
ese apelativo, si no debido a cómo eran entendidas por
el pueblo en general en aquellos tiempos. Otras, eran incluidas
en el apartado de "tonterías", advertidas con
desprecio y oportunamente olvidadas: Bien por significados religiosos
directos o de fondo, bien por directrices prohibitivas institucionales.
Incluso hoy en día, el
apoyo económico, social y laboral hacia, por ejemplo,
la danza, la artesanía o el deporte, se limitan únicamente
a la imagen, con o sin derivación política, de
ciertos estamentos, público en general y seguidores de
cada uno de estos campos. La referencia va más allá
del simple hecho del entendimiento de porqué deben existir
gremios y representantes o intérpretes, que de una forma
aficionada, y en los que recaen tales atribuciones, deben ser
los mantenedores de unos valores y por ende los participantes
pasivos, es decir el resto del pueblo que los "apoya"
lo son también.
CONCEPTUALIZACIÓN
Quizás sea la unión
de diferentes vicisitudes, preponderantemente negativas por un
lado, y con acierto indirecto por otro, las que han compuesto
la fachada y base, folklóricamente, tal como nos ha llegado
hasta nuestros días.
Errores producidos por una incorrecta
información en unos momentos dados, han contribuido a
la obtención de unos resultados que han trastocado el
original, entendido éste como de raiz ancestral: Aurresku
"de honor" individual, amanerado y estilista ante autoridades;
indumentaria básica-tipo de aldeano o aldeana; danzas
con arcos asumidas al papel femenino; cuestación con Olentzero,
como tradición normalizada en todo el país, en
detrimento de la propia del lugar; o, entre otros, la instrumentalización
informativa generalizada del uso de la flor del cardo o eguzki
lore, como elemento preservativo nacional.
Los fundamentos de convivencia
social son delimitados por la imagen que se da del mismo. Mientras
existe una confraternidad de patrones, basados en una evidente
asimilación por parte de la población, oriunda
o foránea, se diluye en una dicotomía que se fundamenta
en la salvaguarda de cada patrimonio cultural, vigente y plural,
que al mismo tiempo hace de fuerza de choque, protección
e incluso hasta de modelo xenófobo.
No debemos olvidar las tendencias
actuales a nivel de movimientos transculturales, o situadas entre
las culturas autóctona y no autóctona, popular
o de élite, tradicional o contemporánea y así
una larga serie de sinónimos y antónimos localizados
alrededor de factores de conexión humana y de celebración
generalmente de masas. La riqueza reside en la positiva conjunción
y relación, sin obviar cada pasado. Las luchas y celos
en una pequeña sociedad como ésta, donde colectivos
de diversa procedencia dentro de localidades industrializadas,
se someten al fuero municipal de subvenciones son sinónimo
de una convivencia negativa que se traslada a otros aspectos
sociales.
La tradición vista como
una serie de elementos que conforman una normativa, por otro
lado no esplícitada a nivel oficial, pero sí sumergida
bajo el subconsciente del individuo, la cual se ejemplifica en
las directrices que deben regir cada colectividad. Es la actividad
admirada, relegada de espectáculo, por la pasividad. Es
la pasividad tildada de oportunismo, sujeto-negocio, público-espectador
por el sujeto activo, conteniendo un componente de atracción
positivo para el sujeto pasivo.
El estado de salud actual de
nuestro Folklore es relativo. Mientras se mantienen una serie
de tradiciones, curiosamente ritos que han perdido su sentido
y simbolismo para convertirse en una formas interpretativas populares
y, asimismo, adquirir un espacio más terrenal, otras han
captado el sentimiento de participación y se han apoderado
de un halo simbólico-racional, extendido literaria y formalmente
por ciertas personas dentro del colectivo de investigadores,
escritores y periodistas. Sin obviar este tipo de conexión
facultada entre la práctica y la disciplina, la divulgación
debe consistir y fundamentar sus bases en la preparación
de próximas generaciones, ante la llegada de un futuro
potencialmente más individualizado a nivel personal y
tecnológicamente avanzado en relación a la rudimentariedad
de lo conservado. Asímismo esta tecnología puede,
y debe, ser utilizada en favor del Folklore, la Etnografía
y la Antropología para sus subsistencia y desarrollo.
Emilio Xabier
Dueñas
Fotografías: Emilio Xabier Dueñas |