| Desde que en 1992 abriera sus puertas,
 el Museo Vasco del tren, ubicado en la antigua estación
 de ferrocarril de Azpeitia, da fe del impacto y relevancia que
 tuvo la aparición, utilización y  expansión del tren en la vida
 socio-económica de Euskal Herria. La que antaño
 fuera la más importante de las estaciones del viejo tren
 de Urola ofrece a los visitantes la posibilidad de conocer los
 trayectos que efectuaba el ferrocarril tiempo atrás, los
 cambios motivados por la Revolución Industrial y el funcionamiento
 de los antiguos tranvías eléctricos. Una primera parte del Museo,
 construído por iniciativa del Departamento de Transporte
 y Obras Públicas, se abrió en 1992; dos años
 más tarde se reformó la carrocería y se
 empezaron a recibir los trenes, y en 1998 se inauguraba el tren
 de vapor que se desplaza desde la estación de Azpeitia
 hasta Lasao. Los fines de semana los visitantes tienen la ocasión
 de montar en los vagones de madera del antiguo tren de Urola,
 donde, remolcados por la locomotora Aurrera, necesitan
 20 minutos para recorrer una distancia de 5 kilómetros.  De los años 50 en adelante, el
 desarrollo del que fue objeto el transporte de carretera, así
 como la ausencia de inversiones en el proceso de modernización
 del ferrocarril, trajeron consigo el abandono de este medio de
 locomoción. En la década de los 80, el Gobierno
 Vasco acordó inventariar los viejos trenes que se hallaban
 en las estaciones, y, ante la grata sorpresa de dar con más
 de las que en un principio se esperaba, la idea de abrir un museo
 fue adquiriendo cada vez más fuerza. En vista de la extensa
 colección de trenes, se adoptó la decisión
 de levantar un museo temático.
 Los primeros pasos del tren
 en Euskal HerriaCuando el uso de este
 medio de transporte hubo imperado, los insalvables obstáculos
 de Euskal Herria fueron vencidos. "Para la gente fue
 de suma importancia, pero lo fue mucho más para el transporte
 de mercancías. Sin el tren, Euskal Herria no hubiera conocido
 la Revolución Industrial", señala Juanjo
 Olaizola, director del Museo Vasco del Tren.
 El primer tren que se puso en
 funcionamiento en Euskal Herria realizaba el trayecto entre Madrid
 e Irún. El primer tramo inaugurado fue el de Álava,
 en 1861; dos años más tarde se abriría el
 que llegaba hasta Miranda de Ebro, y en 1864 se estrenó
 la vía que  comunicaba
 a Madrid con París. En palabras de Juanjo Olaizola, "por
 aquel entonces los ferrocarriles y las vías se fabricaban
 por iniciativa privada, y esta última vía se construyó
 con capital francés. La primera inversión vasca
 se realizó en la fabricación del tren que hacía
 el trayecto de Bilbao a Miranda y a Tutera, y que resultó
 ser un desastre económico. Los empresarios vascos, convencidos
 de que el tren no era provechoso, pasaron años sin invertir
 una sola peseta en este medio de transporte". El tren de vía estrechaEn opinión del
 director del Museo, el tren de vía estrecha obtuvo en
 Euskal Herria un inmenso éxito que propició su
 gran desarrollo y rentabilidad. "En 1882 se inauguraba
 el tren que circulaba entre
  Bilbao y Durango, un negocio redondo, cuya principal
 peculiaridad residía en la estrechez de su vía.
 Los adinerados de Bilbao no tardaron en ver en él la posibilidad
 de enriquecerse, puesto que en vista de la montañosa orografía
 de Euskal Herria, la construcción de este tipo de tren
 resultaba mucho más económica, por lo que invirtieron
 su capital en la fabricación de raíles de vía
 estrecha. En el periodo que abarca el final del siglo XIX y principios
 del XX se construyeron el tren de entre Durango y Zumarraga,
 el que comunicaba Elgoibar y San Sebastián, el de Robla,
 el que llegaba hasta las minas de León... Todo esto repercutió
 directamente en la industria vasca". Durante los primeros años
 industriales, Euskal Herria carecía de coches y camiones,
 motivo por el cual a finales del siglo XIX el tren de vía
 estrecha se desarrolló a la par que la industria. Prueba
 del éxito acaparado por este medio de transporte son los
 Altos Hornos de Vizcaya, en cuyo interior había 100 km
 de vías, 140 locomotoras y 2000 vagones con los que transportar
 el material de un lado a otro. De no ser por el tren, este tipo
 de industria no se hubiera podido desarrollar. La fabricación de trenes,
 vagones, locomotoras y raíles exigía por su parte
 la presencia cada vez mayor de industria, propiciando la creación
 de nuevas industrias y numerosos puestos de trabajo. Así,
 en CAF se fabricaban vagones, en los Altos Hornos de Vizcaya
 carriles, en los Hornos de Zornotza puentes, en Babcock &
 Wilcox locomotoras de vapor y en Naval Sestao trenes. El tren de UrolaEl hecho de que el tren
 de Urola hubiera sido construído a petición de
 la Diputación Foral de Gipuzkoa le dotaba de un carácter
 especial. En el año de su construcción, 1926, era
 el que mejor
  equipado
 estaba: eléctrico, dotado de vagones de hierro, y con
 un taller de tecnología punta a su disposición.
 No obstante, el tiempo transcurría sin que la Diputación
 realizara ningún tipo de inversión dirigida a renovar
 el servicio, y cuando en 1986 se adoptó la decisión
 de cerrarlo, aún se seguía trabajando en el mismo
 taller y con las mismas herramientas que se venían empleando
 desde hacía 60 años. Proyecto de ampliación
 del MuseoLa carrocería
 del Museo del Tren se encuentra abarrotada de vagones y locomotoras,
 pero su propósito de recuperar y renovar los trenes antiguos
 sigue en pie. Juanjo Olaizola explica que "el principal
 reto del Museo es alargar el paseo del viejo tren de Urola hasta
 Zestoa, e incluso puede que con el tiempo nos sea posible llegar
 hasta Zumaia".
 
 Ainara Iraeta Usabiaga, periodista
 Fotografías: Ainara Iraeta
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