Gaur Egun, Teleberri, Telediario, Informativos
Telecinco, Antena-3 Noticias, Noticias en Canal+, Albisteak Canal
Bizkaia,... los programas informativos diarios en televisivión
son tantos que, a primera vista, alguien podría hablar
de diversidad en la oferta informativa. De hecho, a aquél
se le acusa por partidista, a éste por sensacionalista,
al otro por intrascendente, y al de más allá por
centralista y gubernamental. Son marcas que presuntamente distinguen
un informativo del otro, aparentes diferencias que buscan justificar
la necesidad del denominado pluralismo informativo. Difícilmente
casa este concepto, sin embargo, con la evidente tendencia a
la total homegeneización cultural de nuestra sociedad.
Conocemos el mundo a través de nuestra experiencia cotidiana,
de las opiniones de los amigos, de la familia, a través
de los libros, los periódicos, el cine, las teleseries,...
y a través de los informativos de televisión, seguramente
el producto cultural de consumo masivo que más directamente
contribuye en la denominada construcción social de
la realidad.
Examinar cómo se construye
ese producto constructor de nuestra visión de la realidad
ha sido el objetivo de una investigación que, bajo el
formato de tesis doctoral y a partir de un trabajo de campo centrado
en la redacción de informativos diarios de Euskal Telebista,
ha seguido la línea desarrollada en el ámbito anglosajón
conocida con el término newsmaking. Desde un punto
de vista cualitativo -mediante la utilización de técnicas
como la observación directa y las entrevistas en profundidad-
se ha abordado el estudio de la organización periodística
y los procesos de producción de las noticias.
Ideología profesional
vs. necesidades productivas
La ideología/cultura
profesional nos muestra una visión idealizada de la actividad
periodística, relacionada con conceptos tales como el
olfato o instinto periodístico, la defensa de la verdad,
la neutralidad, la independencia, el saber comunicar,
la objetividad. Sin embargo, el periodista vocacional al acecho
de la noticia las 24 horas del día poco tiene que ver
con la práctica de las redacciones. Es más bien
un recurso empresarial efectivo para lograr una aún mayor
flexibilización del horario laboral. Muchos periodistas,
además, parecen sufrir lo que podríamos denominar
síndrome de organismo público que les hace
verse como servidores de la sociedad frente a los periodistas
de los medios privados, que atenderían únicamente
a los intereses del propietario del medio. Esta imagen distorsionada
de la actividad periodística funciona como elemento legitimador
de la práctica profesional, como táctica para evitar
el control exterior explícito y como prevención
contra las críticas del público.
La organización
del trabajo
Lejos de esta imagen,
la redacción de informativos de ETB -como tantas otras-
es un organismo burocrático (impersonal, jerárquico,...)
que busca la eficacia en la producción de noticias a través
de una organización del trabajo que se articula en tres
niveles diferentes:
- en primer lugar, a pesar de
que la realidad constituye un flujo constante y sin límites,
los periodistas establecen ciclos productivos de 24 horas, de
igual manera que se organiza el resto de la actividad cotidiana.
- en segundo lugar, se produce una división del trabajo
en torno al producto, es decir, medios humanos y técnicos
se organizan en grupos cuyo objetivo es la puesta en antena de
un determinada programa informativo; de esta manera, la función
del periodista se define más en relación con el
producto informativo que con los acontecimientos o la realidad.
Este tipo de estructuración nos muestra el productivismo
que caracteriza al periodismo actual -fábricas de noticias-
en las que la prioridad absoluta es la salida de la producción
por encima de cualquier otro tipo de consideración.
- y en tercer lugar, la redacción se estructura en torno
a a tres tipos de especialización, que se derivan de razones
de tipo práctico y organizativo así como de los
valores-noticia que recorren toda la producción: La primera
de ellas es la especialización temática, que busca
tipificar los acontecimientos, esto es, reducir la enorme variabilidad
de los sucesos a categorías que hagan posible organizar
el trabajo; existe también una especialización
territorial, que persigue la cobertura de acontecimientos dentro
de una determinada área geográfica; por último,
podemos hablar de una especialización institucional, que
pretende cubrir las expectativas de mayor uso de las fuentes.
Al mismo tiempo, como en otras
organizaciones, la evolución histórica de la redacción
de informativos de ETB se ha correspondido con una creciente
jerarquización, un control cada vez mayor y una menor
flexibilidad.
RUTINIZAR LA PRODUCCIÓN
Toda esta estructura organizativa
tiene como meta la fabricación de un producto -las noticias-
en las que la materia prima es la realidad, los acontecimientos,
algo enormemente idiosincrásico, con una variedad y diversidad
extremas. Para hacerse posible a sí misma la planificación
y organización del trabajo, la redacción debe entonces
rutinizar el proceso de producción, convertir lo imprevisto
en planificable a través de unas rutinas, que vamos a
analizar a través de las tres fases en que podemos dividir
la producción, esto es, recogida de la información,
selección y elaboración de las noticias.
Recogida de información
La recogida de información
es un proceso rutinario, enormemente burocratizado, en el que
son las fuerzas externas a la redacción las que toman
la iniciativa, en contraposición con la imagen del periodista
a la búsqueda de la noticia. Los periodistas tienen una
actitud pasiva y, como en una economía nómada,
se limitan a la recolección en la red de fuentes. Son
éstas las que lideran la relación entre fuentes
y periodistas. Además, cada vez en mayor medida se trata
de fuentes secundarias; esto es, hay un grado creciente de mediación
entre la fuente y el periodista, en medio de los cuales se sitúan
cada vez más agencias de noticias, productoras de televisión,
gabinetes de comunicación o asesores de imagen, los nuevos
mediadores. El análisis de las fuentes revela que
el número de fuentes usadas es bajo, hay un dominio de
las fuentes oficiales y una significativa falta de contraste
de la información, que se produce sólo de modo
endogámico mediante la verificación dentro del
propio sistema informativo.
Existe una relación de
mutua dependencia entre periodistas y fuentes, una relación
cordial, inestable la mayor parte de la veces, tensa en ocasiones,
pero que no puede romperse nunca, en beneficio de unos y otros,
por lo que debe caracterizarse por su carácter negociador.
Se trata de un banco de favores, en el que el poder de
la fuente define su capacidad de negociación: cuanto más
poderosa es una fuente, mayor su noticiabilidad, mayor la necesidad
del periodista de mantener a salvo la relación. Además,
se produce una clara analogía entre el estatus de la fuente
y el estatus del periodista: periodistas importantes contactan
con fuentes importantes, los novatos o los de menor rango se
ocupan de las fuentes marginales.
Selección
Se trata de la fase
menos visible de la producción de noticias y, aunque con
frecuencia se identifica con la reunión de redacción
en la que se enumeran los temas que conformaran el guión
del día, lo cierto es que la selección recorre
todo el proceso productivo. De hecho, previamente a la selección
cotidiana, existe toda una serie de opciones -ejercitadas por
la máxima autoridad del medio- sobre la contratación
de agencias y productoras, la diseminación de reporteros,
la implantación de corresponsalías, la duración
y formato del informativo, etc., que determinarán la posterior
selección. Es la propia organización la que actúa
de gatekeeper, de seleccionador a partir de cuyas decisiones
se irán sucediendo las selecciones en el trabajo cotidiano.
La selección es una actividad
fuertemente jerarquizada: los recursos humanos se organizan en
una estructura que se corresponde con una amplia escala de capacidades
de poder en la toma de decisiones que afectan sobre todo a la
selección. No obstante, el poder de selección se
ha ido concentrando en manos del editor que, a menudo, dicta
hasta los más mínimos detalles en la elaboración
de una noticia. La denominada reunión de redacción
queda así como un mero instrumento para conferir carácter
oficial y apariencia colegiada a las decisiones; en esta reunión
el debate es nulo, la reflexión inexistente y, en
general, los jefes de área muestran una participación
poco activa y escasa iniciativa.
La elaboración de
las noticias
La fase de elaboración
se caracteriza por la presión que ejerce la inmediatez
del comienzo del informativo. Es la más acorde con la
imagen que la ideología profesional muestra del periodismo
televisivo; mientras el momento final del proceso de producción
es exhibido en los numerosos vídeos de autopromoción,
equiparándose dotaciones técnicas y humanas con
calidad de la información, los mecanismos de recogida
y selección de las noticias permanecen ocultos a la luz.
La falta de tiempo para la reflexión,
la excesiva urgencia en la toma de decisiones y la incertidumbre
respecto a la viabilidad de parte del material son los rasgos
que mejor definen el momento final de la emisión. El productivismo
característico de este modo de producción es aún
mayor en el caso de ETB donde los reporteros deben editar sus
noticias y deben hacerlo, además, por partida doble, en
euskera y castellano. La edición de imágenes y
texto se realiza, a menudo, desde una obsesión casi patológica
por no exceder unos pocos segundos el tiempo marcado por el editor.
Esta restricción temporal
y otras características del formato han adquirido tal
hegemonía, que podemos hablar de una dictadura del
formato. Toda la producción está guiada al
propósito más o menos explícito de encajar
el acontecimiento en un formato predeterminado de noticia. La
rigidez de este molde único termina por esclavizar la
actividad periodística. También aquí existe
una correspondencia directa entre la gama de diferentes formatos,
la clasificación de las noticias según su relevancia
y la estructura jerárquica de la redacción.
Los valores-noticia
Tanto la estructura organizativa
como los procesos de producción de noticias están
recorridos por los valores-noticia, esos elementos que -junto
con consideraciones de tipo práctico- definen la noticiabilidad
y posibilitan la rutinización del trabajo periodístico.
Del análisis de los valores-noticia presentes en la redacción
de ETB extraemos tres consideraciones: en primer lugar, esta
redacción comparte valores que podemos considerar universales
en el periodismo televisivo: notoriedad del sujeto, brevedad,
novedad, calidad visual o identificación del espectador
con la noticia, por citar algunos, son valores comunes, que confirman
los hallazgos de las investigaciones efectuadas en otros medios
de información.
Además, junto a estos
valores se ha producido una tendencia general a la espectacularización
en la información televisiva que, en el caso particular
de ETB, entra en conflicto con el predominio de lo institucional
en las noticias de esta televisión.
Por último, la mayor parte
de esos valores-noticia, pero sobre todo los ligados a la nación
y al interés nacional, están adaptados a la ideología
nacionalista, conforme a los objetivos del proyecto de televisión
y a las directrices de las instituciones gubernamentales de las
que depende. Así, los valores-noticia priman a estas instituciones,
a los grupos de mayor poder social, económico y político,
dotándoles de legitimidad entre el público.
En resumen, rutinas productivas
y valores-noticia actúan conjuntamente en el mantenimiento
de la estructura social dominante, y crean un sistema informativo
que compatibiliza la rentabilidad económica con la integración
social y la amortiguación de las contradicciones, tensiones
y conflictos de la sociedad.
Rosa M. Martín
Sabarís, Dpto. Comunicación Audiovisual y Publicidad.
Facultad CC. Sociales y de la Comunicación UPV-EHU |