Notas sobre la Biblia de Pedro de Pamplona en la
Catedral de Sevilla
Ana Domínguez Rodríguez

INTRODUCCION

Mi interés por la Biblia de Pedro de Pamplona se despertó al contemplarla en el marco de la exposición dedicada a Alfonso X el Sabio y celebrada en Toledo en el año 1284 en conmemoración del séptimo centenario de su muerte (1).
En el catálogo del evento se recogen las escasas menciones hechas al códice en estudios de miniatura y en otras exposiciones pero no se indica de donde procede la tradición, citada siempre en relación con
este códice, de que dicha Biblia fue legada por Alfonso X (1252-1284) a su hijo Sancho IV y por este a la catedral de Sevilla (2).
Paralelamente la Biblia de Pedro de Pamplona es mencionada en estudios de pintura y miniatura navarras, en donde en ocasiones se apunta a alguna posible conexión estilística aunque se trata siempre de referencias tangenciales que únicamente van acompañadas por alguna de
las dos fotografías hasta ahora publicadas de sus miniaturas (3).
Este estudio no pretende en ningún modo ser definitivo sino una simple llamada de atención a las posibles conexiones con la obra alfonsí y a los méritos artísticos del códice.


DESCRIPCIÓN DEL CÓDICE

La Biblia que nos ocupa se conserva en la Biblioteca de la catedral de Sevilla. Es un códice miniado, constituído por dos volúmenes (signaturas 56-5-1 y 56-5-1 bis), escrito en latín y con una inscripción en el f.233 del segundo volumen que señala el final del libro y menciona a Pedro de Pamplona como "scriptor" del mismo sin hacer ninguna alusión a sus posibles poseedores. Los folios de ambos volúmenes están sin numerar y las referencias que haga a su número de orden, aunque contadas por mi cuidadosamente, pueden estar sujetas a error.

El estilo de las miniaturas apunta al arte 1200 con un carácter muy internacional (4). Se trata de letras capitales historiadas, muchas de ellas con escenas religiosas aunque algunas tienen simplemente decoración vegetal en roleos entre los que se entremezclan personajes desnudos. El tomo I consta de 23 miniaturas y el tomo II de 35. Las tablas canónicas del tomo II constituyen composiciones a doble página cuyas miniaturas ocupan los folios 98v-99 y 99v.-100.

Se ha repetido sin más discusiones el juicio de Domínguez Bordona que señaló, refiriéndose sin duda a las miniaturas : "Es obra del siglo XIII, debida a Pedro de Pamplona, a excepción de las ilustraciones del Libro de los Macabeos que fueron hechas posteriormente" (5). A partir de aquí diversos autores repiten la idea de que Pedro de Pamplona fuera el miniaturista o ilustrador del códice, o al menos de parte de él.

A mi juicio, aunque aquí no voy a hacer una transcripción y análisis del párrafo latino que menciona a este personaje, Pedro de Pamplona es citado como escriba y no como iluminador de la Biblia. Además no me parece posible establecer a primera vista la existencia de dos etapas diferentes en la iluminación del códice y creo que sólo tras un estudio detallado podrá hablarse de la intervención de diferentes manos en la misma.


LA BIBLIA DE PEDRO DE PAMPLONA Y LAS OBRAS ALFONSÍES

Si bien en todos los estudios citados se señala que la Biblia de Pedro de Pamplona fue legada por Alfonso X a su hijo Sancho IV sólo en una ocasión se llega a decir de la Biblia "hecha ésta, al parecer, por encargo de Alfonso X el Sabio" (6).

 

 

 

 

Biblia de Pedro de Pamplona (Catedral de Sevilla, ms. 56-5-1, f. 245 v.), Trinidad Trono de Gracia

"Institución Colombina. Biblioteca Capitular. Sevilla".

Sin embargo, aunque es muy posible que la Biblia haya pertenecido a Alfonso X el Sabio (1252-1284), a quien pudo haber llegado por diversos conductos, no parece por razones múltiples que hubiera sido encargada por él. Es muy posible que el rey Sabio recopilara libros de diversas procedencias con el fin de conseguir material para su traducción al romance de la Biblia y entre ellas pudo haber adquirido los códices de Pedro de Pamplona. Aunque también pudo haber llegado a sus manos como herencia de su padre Fernando III (1217-1252) a cuya época parece corresponder cronológicamente nuestra Biblia (7).

Una de las grandes empresas literarias patrocinadas por Alfonso X el Sabio fue la traducción de la Biblia al romance. Esta tarea formaba parte de los prolegómenos necesarios para la redacción de su General Estoria, cuyo propósito, según el propio Alfonso, era abarcar "todos los fechos sennalados, tan bien de las estorias de la Biblia como de las otras grandes cosas que acahesçieron por el mundo, desde que fue començado fastal nuestro tiempo" (8). Por lo tanto la Biblia latina en dos tomos de Pedro de Pamplona no parece tener ninguna relación con los códices promovidos por el rey Sabio y escritos e iluminados en el scriptorium regio, todos ellos redactados en lenguas romances, castellano ( Lapidario, Libros del Saber de Astrología, Libro de Astromagia, Estoria de España, General Estoria, Libro de los Juegos de Ajedrez, Dados y Tablas, Siete Partidas, etc...) o gallego-portugués (Cantigas de Santa María). Estos códices alfonsíes revisten ciertos caracteres escriturarios, iconográficos y estilísticos que no aparecen en la Biblia de Pedro de Pamplona (9).


 

 

 

 

Biblia de Pedro de Pamplona (Catedral de Sevilla, ms.56-5-1, f.2). San Jerónimo escribiendo su carta a Paulino de Nola.

"Institución Colombina. Biblioteca Capitular. Sevilla"

Razones estilísticas impiden suponer que las miniaturas de la Biblia de Pedro de Pamplona sean coetáneas a la producción alfonsí. Aquellas se pueden fechar en mi opinión entre 1230 y 1250, mientras que ésta última se extiende durante los años de su reinado, entre 1252 y 1284.


ALGUNAS MINIATURAS DE LA BIBLIA DE PEDRO DE PAMPLONA

Entre las miniaturas de la Biblia de Pedro de Pamplona destaca tanto por su interés iconográfico como por su belleza lineal y cromática la Trinidad del f.245v. (ms.56-5-1) que ilustra el salmo "Dixit Dominus Domino meo...". Corresponde al tipo trinitario llamado Trono de Gracia en el que aparece el Padre Eterno sentado en un escaño, sosteniendo entre sus manos y rodillas a Cristo crucificado, y acompañado en lo alto por la paloma del Espíritu Santo. La expresión Trono de Gracia con que se denomina a este tipo de Trinidad procede de la Epístola de San Pablo a los Hebreos (IV, 16) en donde, después de haberse referido a Cristo como Pontífice y Víctima propiciatoria, se invita a los lectores a que acudan con confianza a ese Pontífice bajo la metáfora de Trono de Gracia. San Pablo debió de inspirarse en Isaías (XVI, 5) quien habla del "solium misericordiae" del cordero, símbolo del Mesías sacrificado (10). Es posible que también sirviera de inspiración para esta imagen un texto de Lucas (XXIII, 46) que dice: "Entonces Jesús, clamando con una voz muy grande, dijo: Padre mío en tus manos encomiendo mi espíritu... y diciendo esto expiró" (11).

La Trinidad de la Biblia de Pedro de Pamplona es de gran belleza cromática. Sobre un fondo aúreo se enmarca el ductus de la letra capital que enmarca la historia y que está constituído por hermosos entrelazos y un acróbata. El Cristo crucificado corresponde al tipo gótico, con los ojos cerrados, la cabeza caída y los pies atravesados por un sólo clavo. El Padre Eterno, situado tras Él, viste con ropas de tonos apagados. La atención del espectador es atraída por unas ondulaciones de color rojo brillante que avanzan desde la cabeza del Padre hasta los brazos de la cruz, contrastando fuertemente con los oros y azules más bien apagados del resto de la composición. Esas rojas ondulaciones pueden tener una finalidad no sólo cromática y es posible que representen la individual sustancia divina, común a las tres personas de la Trinidad, reflejando por lo tanto las preocupaciones teológicas de su época frente a la herejía del triteismo (12).

La denominación de Trono de Gracia aplicada a este tipo trinitario aparece por primera vez en un grabado alemán del año 1548. Los primeros ejemplos de esta representación son de comienzos del siglo XII aunque en España no se conservan ejemplares de este siglo e incluso los de la primera mitad del siglo XIII, fecha a la que puede corresponder nuestra Biblia, son escasos en toda Europa (13). Es importante señalar que el tema tuvo un amplio desarrollo en Navarra (14).

En el folio 2 del volumen primero (ms.56-5-I) una letra capital F alberga la representación de S.Jerónimo escribiendo en un pupitre su carta a Paulino de Nola que empieza con las palabras "Frater Ambrosius" (15). La letra F que enmarca la escena está constituída por entrelazos y personajes monstruosos así como por un tejadillo, muy decorativo, que sirve como cobijo a San Jerónimo. Este personaje aparece sentado ante un pupitre que constituye el único elemento tridimensional de la escena. La volumetría de San Jerónimo, claramente señalada como es habitual en el estilo 1200, contribuye con el pupitre a plasmar una dimensión espacial a la composición.


 

 

 

 

Biblia de Pedro de Pamplona (Catedral de Sevilla, ms.56-5-1, f.229). Capital D con ornamentación vegetal y humana (el loco).

"Institución Colombina. Biblioteca Capitular. Sevilla"

Esta miniatura al ser la primera del libro ha sufrido deterioros en su pigmentación y no tiene el brillo ni la luminosidad de la Trinidad de la miniatura anteriormente citada. Precisamente la pintura de libros, a diferencia de la mural y de retablos, suele conservar la autenticidad y luminosidad de los colores primigenios al haber estado preservada de deterioros y contaminaciones en el interior del libro cerrado. Por eso comparar las miniaturas del códice de Pedro de Pamplona con las pinturas murales de Artaiz, Artajona y Olite, llegadas a nosotros en condiciones muy diferentes, es una tarea de gran dificultad que debe ser realizada desde un punto de vista que no presuponga el carácter subsidiario de la miniatura frente a la pintura (16).

 

 

 


Biblia de Pedro de Pamplona (Catedral de Sevilla, ms.56-5-1, f.174). Capital E con ornamentación vegetal y monstruosa.

"Institución Colombina. Biblioteca Capitular. Sevilla"  


 

Una letra capital del folio 229 (ms.56-6-1) está ornamentado con una refinada decoración de roleos vegetales con hermosas hojas que parecen trocarse en alas de ave, siguiendo el viejo principio de la metamorfosis. Un joven desnudo, con cabeza muy esférica y fuertemente caracterizada, cabalga entre sus tallos. El trazo que dibuja la letra capital D (salmo "Dixit insipiens in corde suo non est Deus...") está coronado por una cabeza de dragoncillo de cuya boca sale un estilizado y decorativo vegetal. Todo ello está pintado en colores predominantemente azules, con toques de carmines y verdes, destacando con fuerza en el oro bruñido que sirve de fondo a la letra capital. Se trata de una hermosa miniatura, aparentemente sin tema, que ilustra perfectamente el contenido del salmo a que acompaña representando, como en la mayor parte de los Salterios góticos, al loco (el "insipiens" del salmo). Pero en este caso no se identifica con los rasgos y vestiduras que este tipo de individuos llevaban en la sociedad medieval sino con un personaje completamente al margen de cualquier sociedad (17) .

El estilo del follaje de esta letra capital con ornamentación vegetal coincide con las del Martirologio descubierto recientemente en las Huelgas de Burgos (18). Se trata de nuevo de ese carácter internacional al que ya hemos aludido que exige que toda la pintura española en torno al 1200 sea reestudiada en torno a los manuscritos iluminados que hace unos años resultaban de difícil acceso y que se van dando a conocer poco a poco (19).

El folio 174 del ms. 56-5-1 lleva además de la letra capital, con ornamentación simplemente vegetal similar a la anterior, una decoración de marginalia que aparece en muchos otros lugares de la Biblia de Pedro de Pamplona. Se trata de un dragoncillo alado que vomita un vástago vegetal y enlaza su cola con otro similar a éste. Ambos vástagos rodean el texto y el dragoncillo se sitúa cerca del ángulo exterior de la hoja. Toda esta decoración marginal está hecha con una técnica mucho más pobre y sumaria que las miniaturas pues está dibujada con tintas de colores, rojo y verde predominantemente.

También aparecen marginalia, hechas simplemente en tintas pero con más tosquedad, en los códices de Santo Martino de León, que corresponden plenamente al estilo 1200 (20).

En síntesis: espero haber renovado el interés por las magníficas miniaturas de esta Biblia de Pedro de Pamplona, haber convencido de que su relación con Alfonso X fue puramente coyuntural y haber apuntado la complejidad del estudio futuro sobre la misma.

 

BIBLIOGRAFÍA CITADA CON MÁS FRECUENCIA

BUCHER, 1970: F.BUCHER, The Pamplona Bibles, New Haven & London, 1970.
DOMÍNGUEZ BORDONA, 1933: J.DOMÍNGUEZ BORDONA, Manuscritos con pinturas. 2 vols., Madrid, 1933.
DOMÍNGUEZ BORDONA, 1962: J.DOMÍNGUEZ BORDONA y J.AINAUD, Miniatura. Grabado. Encuadernación, vol.XVIII del "Ars Hispaniae", Madrid, 1962.
LACARRA DUCAY, 1974: M.C.LACARRA DUCAY, Aportación al estudio de la pintura mural gótica en Navarra, Pamplona, 1974.
PAMPLONA, 1970 : G. de Pamplona, Iconografía de la Santísima Trinidad en el arte medieval español, Madrid, 1970.
 


Notas

(1) Alfonso X. Toledo. 1984, Museo de Santa Cruz, Junio- Septiembre, 1984, nº 99, p.151. M.LÓPEZ IBOR y L.PAN DE SORALUCE figuran en el mismo como responsables de la investigación, documentación y fichas del catálogo. (VOLVER)
(2) En Alfonso X. Toledo. 1984, nº99, p.151, se dan unas medidas muy dudosas para ambos volúmenes de la Biblia de Pedro de Pamplona. Como bibliografía sobre la misma se indican las obras siguientes: J. CONTRERAS, MARQUÉS DE LOZOYA, Historia del arte hispánico, Barcelona, 1934, p.290, fig.308; A.DOTOR Y MUNICIO, La catedral de Sevilla. Museo, Barcelona, 1950, p.12; DOMÍNGUEZ BORDONA, 1962, p.77, fig.86; Catálogo de la Exposición de Códices Miniados Españoles, Barcelona, 1962, p.59, nº66. A esto habría que añadir, además de las citas que se hacen a la Biblia de Pedro de Pamplona desde los estudios sobre pintura y miniatura navarra, que luego mencionaremos, a DOMÍNGUEZ BORDONA,1933, vol.II, nº 1715, Figs.537-538 y V.V.A.A., La catedral de Sevilla, Sevilla, 1984, p.790 en "La Biblioteca Capitular y Colombina" por J.BERNALES BALLESTEROS. Agradezco las informaciones de Mari Carmen Lacarra Ducay, catedrática de la Universidad de Zaragoza, y de Teresa Laguna, Profesora Titular de la de Sevilla. Doy también las gracias a Soledad de Silva y Verástegui, Profesora Titular de la Universidad de Vitoria, por la información de que dirige una tesis sobre la Biblia de Pedro de Pamplona. (VOLVER)
(3) Las citas por mi conocidas son las siguientes: BUCHER, 1970, p.48-49, fig.77; GOÑI GAZTAMBIDE, "Las Biblias ilustradas de Pamplona", Pregón, 109 (1971), s.p.; LACARRA DUCAY, 1974, p.107,fig.13. (VOLVER)
(4) A la ausencia de notas estilísticas acusadamente locales ya se refirió DOMÍNGUEZ BORDONA ( 1962, p.77) diciendo:"...en la Biblia de Pedro de Pamplona, las notas genuinamente peninsulares aparecen muy debilitadas". Como es bien sabido el estilo artístico europeo muy bizantinizante y de carácter internacional que se manifiesta en las artes figurativas entre 1180 y 1230 recibió el nombre de arte 1200 a partir de una exposición celebrada en el Metropolitan Museum de Nueva York ( The Year 1200. The exhibition, vol.I y The Year 1200. A background Survey, vol.II, New York, 1970), de febrero a mayo de 1970, y del congreso dedicado al mismo tema celebrado en la misma institución en 1975 ( The Year 1200. A Symposium, Dublin, 1975). (VOLVER)
(5) DOMÍNGUEZ BORDONA, 1933,vol.II, nº1715. (VOLVER)
(6) DOMÍNGUEZ BORDONA, 1962, p.77. (VOLVER)
(7) Sólo BUCHER ( 1970, pp.48-49) se atreve a situar en el tiempo la Biblia de Pedro de Pamplona, aunque de una manera aproximada pues dice, únicamente, que le fue dada al rey Alfonso el Sabio probablemente no mucho antes del comienzo de su reinado en el año 1252. (VOLVER)
(8) F.RICO, Alfonso el Sabio y la General Estoria, Barcelona, 1972, p.50. (VOLVER)
(9) En lo que llego a conocer he sido la única autora que se ha ocupado en diferentes ocasiones de la miniatura alfonsí como conjunto pero puedo destacar como visión global: A. DOMÍNGUEZ RODRÍGUEZ, La miniatura en la corte de Alfonso X, "Cuadernos de arte español" de historia 16, nº 35, Madrid, 1992. (VOLVER)
(10) PAMPLONA, 1970, p.89. (VOLVER)
(11) LACARRA DUCAY, 1974,139. (VOLVER)
(12) LACARRA DUCAY, 1974, p.139. (VOLVER)
(13) PAMPLONA, 1970, pp.90, 98 y 106. (VOLVER)
(14) PAMPLONA, 1970, pp.96, 98 Y 118; LACARRA DUCAY, 1974, 141. (VOLVER)
(15) Es la carta de San Jerónimo a Paulino de Nola que encabeza el códice como certificación de que se trata de una copia de su traducción de la Biblia (la Vulgata). La epístola comienza con la mención a Fray Ambrosio que ha servido de emisario anteriormente entre S. Jerónimo y Paulino de Nola. La traducción del comienzo de la carta dice así: "El hermano Ambrosio me ha traido tus regalillos y, con ellos, me ha entregado una gratísima carta tuya...". Vid.M.C. MARTÍNEZ MURILLO, Estudio iconográfico y estilístico de las "Biblias boloñesas" en España. Reino de Castilla, servicio de reprografía de la Universidad Complutense, Madrid, 1991, vol.I, p.255. (VOLVER)
(16) LACARRA DUCAY, 1974, p.107, habla, tangencialmente de ciertas concordancias estilísticas entre las pinturas de Olite y las miniaturas de la Biblia de Pedro de Pamplona. (VOLVER)
(17) Sobre la iconografía de los salterios véase V.LEROQUAIS, Les psautiers manuscrits latins des Bibliothèques publiques de France, París, 1940-41. (VOLVER)
(18) S.HERRERO GONZÁLEZ, Códices miniados en el Real Monasterio de las Huelgas,ed.Lunwerg, Barcelona y Madrid, 1988, figs.39 a 48; sus miniaturas han sido estudiadas por J.YARZA LUACES, "Códices iluminasdos en el monasterio de las Huelgas", Reales Sitios, 107 (1991) pp.49-56. (VOLVER)
(19) El estudio sobre el Beato Navarro de la Biblioteca Nacional de París, de Soledad de Silva y Verástegui (en prensa), que espero con impaciencia, arrojará algo más de luz sobre una obra importantísima, y supuestamente navarra, del mismo periodo. (VOLVER)
(20) Vid.A. VIÑAYO y E.FERNÁNDEZ, Abecedario-Bestiario de los códices de Santo Martino, León, 1985, lams.LXI-XCII. Véase también el estudio de E.FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, "Las miniaturas de los códices de Santo Martino" en Congreso Internacional Santo Martino de León, León, 1985. (VOLVER)


Ana Domínguez Rodríguez, historiadora del arte

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