Desde que en 1986 el Gobierno Vasco lo
designara Director de Relaciones con las Colectividades Vascas,
Josu Legarreta se ocupa de mantenerse en contacto con las Euskal
Etxeak, una ocupación que le obliga a realizar constantes
desplazamientos, pasando un promedio de tres meses al año
en el extranjero. Incluso nada más concedernos esta entrevista
ya partía de viaje. En tan sólo nueve días
visitó las 24 euskal etxeak de Argentina y estuvo asimismo
en Santiago de Chile.
-¿Se podría
decir que su función consiste en conservar la identidad
vasca en el extranjero?
En concreto se trata de relacionarse con las Euskal Etxeak de
todo el mundo, aunque es importante hacer unas cuantas puntualizaciones,
porque con frecuencia se cree que las Euskal Etxeak han sido
fundadas por el gobierno.
La primera de todas fue "Laurak-bat", creada en Montevideo
en 1876, hoy ya desaparecida. Algunos sostienen que la primera
comunidad vasca en el extranjero fue la Cofradía de Nuestra
Señora de Aranzazu, constituída en Perú
en 1612. Argumentan que tenía las mismas finalidades que
las actuales Euskal Etxeak, es decir, prestarse ayuda mutua,
salvaguardar la identidad vasca, etc. En cualquier caso, la mayoría
considera que es la pionera es la de Montevideo. De modo que
las primeras Euskal Etxeak son anteriores al Gobierno Vasco.
-¿Cuándo
se afianzaron las relaciones entre Euskal Herria y las Euskal
Etxeak?
A partir de 1910, basándose en el modelo de los irlandeses.
Ante los problemas políticos existentes, los movimientos
internos primero del EAJ y luego del ANV estimaron conveniente
ponerse en contacto con los vascos residentes en el extranjero
para así poder recibir su ayuda.
Tras la Guerra civil,
durante su estancia en los EEUU y en París, Jose Antonio
Agirre estuvo muy ligado a las Euskal Etxeak, aunque eso no significa
que éstas compartieran el mismo punto de vista; al contrario,
la pluralidad era más que evidente. Durante la Guerra
civil emigraron muchos vascos, y dentro de las Euskal Etxeak
surgió un movimiento solidario que induce a que muchos
piensen que fueron los abertzales quienes erigieron estas casas
vascas, cuando lo cierto es que no.
Tras la muerte de Franco, las Euskal Etxeak solicitaron relacionarse
con el Gobierno Vasco, y con tal fin en 1982 se celebró
un congreso de vascos de todo el mundo.
-La mayor parte de las
noticias procedentes de la diáspora vasca hacen referencia
a fiestas, con lo cual parece que las Euskal Etxeak no hacen
sino organizar este tipo de eventos.
Las Euskal Etxeak son unas residencias fundadas por los vascos
residentes en el extranjero. Empleando una antigua terminología,
se podría decir que son unos clubs vascos. Un club suele
hacer muchas cosas, pero normalmente lo que más trasciende
es su faceta festiva, no las reuniones que celebra. La imagen
que tenemos de las Euskal Etxeak es de unos centros en los que
se juega a pelota o de residencias con comedores. Así
es como aparecen en los medios de comunicación, pero ésa
no es más que una faceta. La imagen de los vascos sería
muy diferente sin la existencia de las Euskal Etxeak. En el mundo,
y especialmente en América, se nos conoce en parte gracias
al fenómeno de las Euskal Etxeak.
-¿Cómo vislumbra
el futuro de estas casas vascas?
Tienen un problema sociológico, porque, al no haber más
emigración, parece ser que dentro de poco en las Euskal
Etxeak no habrá nadie de Euskal Herria. Seguramente la
gente que esté en ellas dentro de veinte años tendrá
una visión muy distinta de este país. Claro que
el problema de las nuevas generaciones no sólo concierne
a las Euskal Etxeak; en general, los jóvenes no comparten
nuestra perspectiva del mundo.
¿Qué
será de estas casas vascas? Pues que serán lo que
la gente quiera que sean. En 1994 se promulgó una Ley
que dispone que cada cuatro años habrá de celebrarse
un congreso internacional de las Euskal Etxeak de todo el mundo.
En el último, celebrado en octubre del año pasado,
llegamos a una serie de conclusiones, y quedó bien claro
que para salvaguardar el futuro de estas casas hay que empezar
por motivar a la juventud. Los directores se comprometieron a
fomentar la participación de los jóvenes en las
comisiones rectoras, y el Gobierno Vasco trata de apoyar la formación
de los miembros más jóvenes de las Euskal Etxeak
concediendo ayudas para que, por una parte, conozcan este país,
y, por otra, reciban una formación. Por tal motivo otorga
subvenciones a los miembros de las Euskal Etxeak que estén
interesados en cursar un master o doctorado en Euskadi. Pero
en Euskal Herria, además de universidades, hay también
empresas; por eso estamos estudiando la posibilidad de que puedan
realizar prácticas en empresas vascas, porque pasando
una temporada en una universidad o empresa vasca irán
conociendo este país.
Además, en las Euskal Etxeak se baila mucho, y puesto
que hay mucha gente con ganas de aprender a bailar, se conceden
ayudas en ese sentido, y también para las infraestructuras.
-Hasta ahora nos hemos
referido a la emigración hacia América, no obstante
en la actualidad se parte menos hacia ese continente y más
hacia Europa.
En Londres, Bruselas, París, Burdeos y Bonn hay en cada
una de ellas una Euskal Etxea, y también en el estado:
en Madrid, Barcelona, Valencia, Salou y Valladolid. Todavía
se puede hablar de emigración, si bien ya no hacia América,
sí a los estados europeos. Las nuevas Euskal Etxeak responden
al concepto clásico, pero ya que la emigración
vasca está cambiando su destino, puede que el péndulo
se esté orientando hacia Europa.
-¿Cuántas
Euskal Etxeak hay en la actualidad?
Reconocidas por el Gobierno Vasco, 125; hay otras 30 en vías
de obtener la oficialidad.
-¿Cuál es
la dimensión aproximada de la diáspora vasca?
No me gusta el término
diáspora, prefiero emplear el concepto de vascos en el
mundo. El recuento se puede realizar en base a tres criterios:
el total de miembros de todas las Euskal Etxeak es de 17.760.
Dejando a un lado las Euskal Etxeak y examinando el censo, el
número de residentes en el extranjero con derecho al voto
en la CAV asciende a 30.000. Y si consideramos que vasco es todo
aquél de ascendencia vasca, y si para ello nos atenemos
al apellido, veremos que hay cuatro millones y medio de personas.
-¿Cómo nos
ven los habitantes de las diásporas?
En Latinoamérica, teniendo la economía tan hundida,
nos envidian, creen que aquí todo es fácil. Nos
idealizan demasiado.
-¿Cuánto
perdurará la identidad vasca en América?
Yo creo que mucho. Este país cuenta con muchos simpatizantes
por todo el mundo; son muchos los vascos que se ven obligados
a emigrar. Durará mucho, aunque con los mismos riesgos
que corren todas las identidades. Fotografías: Maria Agirre
Euskonews & Media 72.zbk (2000
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