El crecimiento económico de Álava
es superior a la media tanto del Estado como de Euskadi. Esa
constatación, junto a los éxitos relativos en atracción
de nuevas empresas así como la evolución de otras
ya implantadas y la creación de nuevas "tractoras",
con semejante éxito, permiten mirar al futuro con cierta
confianza. Con confianza pero no con complacencia.
Álava siempre ha alardeado, y con base para ello, de ir
"dos pasos por delante" preparando las condiciones
para un futuro siempre incierto que había de conquistar.
Ha sabido hacerlo y ahí están los frutos. ¿Cómo
se sigue en ese proceso?
Álava, quizás por primera vez, puede plantearse,
en el seno del País Vasco, pasar de ser inducida a
inductora. Ha alcanzado una capacidad propia que, como tal,
sólo resulta incipiente y refuerza en todo caso su reconocida
capacidad de atraer inversiones y empresarios foráneos.
Por un renovado crecimiento,
con otras claves. La tesis es: ya no sólo
se puede atraer porque haya genéricas condiciones de posición,
disponibilidad de suelo y una Administración de fácil
acceso y que fomenta las inversiones. La capacidad endógena
generada constituye un factor más de atracción
pero, para aprovecharla, hace falta dar un salto, cualitativo
pero también cuantitativo, de crecimiento.
Crecimiento económico,
y también demográfico, que, interrelacionados,
y en efecto reforzante, generen una oferta que atraiga población
y, con el mayor peso poblacional, la demanda de nuevas actividades
y servicios.

La apuesta es fuerte. Parece posible por necesaria. El futuro
ya no puede ser concebido incrementalmente. Conviene que sea
planteado con otras claves.
Ese crecimiento necesita un "nuevo" territorio. Un
nuevo tablero de juego que, al tiempo que permita superar tensiones
que aparecen, en tanto demandas latentes, pueda responder a otras
nuevas, a generar a su vez mediante innovadoras actuaciones.
Reforzar la componente alavesa
de la Ciudad-Región vasca. Aportando a ésta la
singularidad que sólo en Álava Central se puede
dar. Se aboga por un crecimiento
que permita fortalecer la componente alavesa del sistema de ciudades
vasco, contribuyendo así a reforzar ese sistema en su
conjunto, y en base al desarrollo de las oportunidades latentes,
que le posibiliten configurar una identidad propia, complementaria
pero ya inductora de las de los otros dos Territorios Históricos.
La apuesta es doble. Es en Álava
Central, en torno a Vitoria-Gastéiz, porque es donde puede
hacerse, pero está dirigida, también, al conjunto
del País Vasco. O la propuesta cuaja y se produce en Álava
Central o no podrá realizarse en otros Territorios. Por
su singularidad, por los sectores a los que apunta, sólo
cabe y puede lanzarse, para el conjunto, allí donde se
plantea. Ni hay opciones alternativas ni cabe fraccionarla; requiere,
también, una cierta masa crítica.
Las oportunidades diferenciales
para ello surgen de las históricamente reconocidas en
razón de su disponibilidad de suelo y posición
geográfica pero, ahora, actualizadas no sólo en
función de la centralidad aportada como nodo de movilidad,
sino incorporando, en tanto nuevo factor, el control de los flujos,
lo que añade a la movilidad el carácter estratégico
aportado por la logística. A nivel territorial, ello
significa traducir a claves de valor añadido la renovada
comprensión de la geografía alavesa.
Y significa, una vez reconocido
el valor de esa geografía, ganar la posición
y asegurarla. "Estar" en los Ejes, para incorporar
valor añadido a los flujos. Reforzar el Eje Norte/Sur,
por cuya condición pelean otras opciones a la tradicional
por el Oeste de los Pirineos.
La posición de "charnela"
territorial que la logística demanda a los emplazamientos
territoriales, encuentra en los suelos llanos de Álava
Central una oportunidad locacional inestimable. En el punto de
fractura de carga de los ejes de desarrollo y en relación
a un aeropuerto de especialización reciente en transporte
de mercancías, con muchas potencialidades a desarrollar.
Un punto de confluencia del eje
norte-sur Madrid-París; del eje de actividad del Valle
del Ebro; de la relación Valladolid-Oporto-Lisboa; que,
además, articula las áreas de desarrollo del País
Vasco: la propia Álava, el nuevo territorio metropolitano
de Bilbao con su nuevo puerto y su nueva economía-
y los valles de Guipúzcoa con su economía
mantenida-reforzada-, a las que se agregan, también, las
del entorno próximo de Navarra y La Rioja.
Las interrelaciones se dan y
la integración funcional es ya grande. La implantación
selectiva diferencial/complementaria de actividades y población,
en el seno de la Ciudad-Región, reclama una estrategia
común, en clave de futuro, de ulterior integración.
El reforzamiento de Álava Central puede jugar un papel
significativo, con su apuesta de crecimiento en nuevos sectores,
en esa integración del conjunto.
La apuesta de crecimiento:
¿qué significa el "salto cuantitativo"? Significa que en Álava
Central se puede volver a hacer hoy una apuesta de crecimiento.
Una apuesta que sólo se parece a la que se hizo en
los años 60 pero con otras claves. "Volver a empezar"
que se decía en el Plan Estratégico, pero desde
posiciones, posibilidades y enfoque con que no se contaba en
los años 60. Y además para otro tipo de crecimiento,
atrayendo nuevas actividades, captando la "innovación".
Quizá hoy resulta extraño
que se formule una apuesta semejante, en un momento en que los
discursos habituales son otros en ciudades y áreas metropolitanas
maduras como las principales ciudades del entorno europeo-
las cuales, habiendo alcanzado un nivel de desarrollo determinado
ya no pueden contemplar el factor de crecimiento poblacional
como motor de recualificación, y se dirigen, sobre la
base del crecimiento económico y la relocalización
de actividades con nuevas formas de implantación territorial,
a la redistribución de la población en su espacio,
como forma de actualizar el propio modelo territorial.
También ocurre así
en Álava, pero no sólo. Vitoria/Álava Central
pueden aspirar, y apostar, por
generar un nuevo proceso, propio de una ciudad-aglomeración
joven, y de carácter distinto al que respondían
esos procesos en una etapa de desarrollo urbano inducida por
la primera industrialización. El momento hoy es distinto.
También el carácter del crecimiento por el que
se puede apostar. Se habla de sociedad "post-industrial",
no porque la industria sea pasado sino por las formas tan distintas
a sus orígenes que ha asumido en el presente. La nueva
industria, tan impregnada de servicios, y el desarrollo mismo
de éstos reclama otros modos de implantación. El
fenómeno tendrá otro carácter y otra manifestación
física en el territorio.
El proceso se asimilaría
más a los experimentados por algunas ciudades medias europeas
pero, sobre todo, americanas que, recientemente, han conseguido
atraer y desarrollar en su seno nuevos sectores, punteros o renovados
en su planteamiento, que les han permitido captar actividades
generadoras de empleo, atrayendo población en un proceso
rápido e intenso de crecimiento de población, que
sólo numéricamente se asemeja al que se produjo
hace tres décadas; sus rasgos son totalmente distintos.
Un "segundo" proceso de crecimiento singularizado sobre
todo por su carácter "selectivo", menos importante
aunque no necesariamente- en términos cuantitativos
que cualitativos: actividades modernas que demandan buenas condiciones
ambientales y una organización espacial diversificada
en el territorio; inmigración atraída por el empleo,
generalmente joven y con un alto nivel de cualificación
que exige, a su vez, un alto nivel de calidad de vida y un entorno
adecuado para desarrollarla. Pocas cosas en común respecto
a aquellos viejos procesos conocidos de la primera industrialización
con masivo éxodo campo-ciudad.
Vitoria ya ha empezado a vivir
esta evolución de forma incipiente. La desataron, primero,
su consolidación como capital vasca, luego las primeras
demandas diferenciadas de suelo para el desarrollo de actividad
económica. Todo indica, como ya se ha apuntado, que la
tendencia va a más y que puede producirse el "salto",
frente al cual las viejas prácticas y pautas pueden actuar
como elemento de freno y distorsión.
Álava deberá prepararse
para el futuro en un doble sentido: preparando su territorio
y desarrollando, sobre esa base, una gran operación de
marketing. La estrategia para el "salto" será
básicamente económica pero sus objetivos, económicos
y de bienestar, difícilmente se podrán alcanzar
en ausencia de una adecuada y específica estrategia territorial,
pensada desde el territorio. Un territorio que no sólo
es ya un mero soporte para implantar los nuevos usos en la medida
en que, quizá, sin esa "estrategia específica",
éstos nunca llegarían.
Eduardo Leira,
Arquitecto. Master in City and Regional Planning. Director del
Plan Territorial Parcial (PTP) de Álava Central
Fotografías: La primera es de Eduardo Leira y las dos
últimas de la Enciclopedia Lur |