La conservación del medioambiente
ocupa un destacado lugar entre las inquietudes de la sociedad
actual. Durante los últimos años, los criterios
a los que el consumidor se atiene a la hora de realizar una compra,
tales como el precio, la utilidad o la marca, se han visto acompañados
por el que aboga por un producto "ecológico",
calificándose de tal forma el impacto que causa en el
medioambiente una vez llegado a considerarse residuo. No obstante,
el estudio aislado de este último aspecto ofrecería
una visión limitada, por lo cual se deben estudiar asimismo
las fuentes de las materias primas empleadas (canteras, bosques,
petróleo, manantiales, etc.), los medios utilizados en
la fabricación del producto (energía, cantidad
de material, etc.), eficacia de su uso (expectativa de vida,
peso, etc.), y, por último, el tratamiento que recibe
una vez finalizada su vida útil (reutilización,
reciclaje, etc.).
El
impacto nocivo que producen los plásticos en el medioambiente
es menor que el ocasionado por otros materiales tradicionales,
su fabricación requiere menos recursos que otros casos,
su ligereza y resistencia medioambiental aportan claras ventajas
a su eficacia (transporte, embalaje, etc.), y, además,
los plásticos se pueden reciclar. El citado material tiene
muchas aplicaciones, tal como lo atestigua el hecho de que en
1998 cada ciudadano español consumió un promedio
de 92,4 kg.
Existen dos soluciones generales
para cuando un producto se convierte en residuo: a) tirarlo a
un vertedero, b) recuperarlo. Los plásticos no se degradan
en el medioambiente como la basura ecológica (exceptuando
el caso de los plásticos biodegradables), y la primera
opción no parece ecológicamente muy aceptable,
ni tan siquiera para la imagen del producto. Sí, en cambio,
la recuperación. Se trata de un amplio concepto que engloba
en sí a otros dos: a) reutilización, b) reciclaje.
El que más interés acapara es sin lugar a dudas
el primero de ellos, tanto ecológica como económicamente,
debido a que requiere mínimos recursos y el menor desgaste
del valor del producto. Sin embargo, la normativa legal, la salubridad
y la degradación del producto no siempre posibilitan recurrir
a la reutilización, con lo cual la única alternativa
posible para esta serie de supuestos es la del reciclaje, que,
en cualquier caso, nunca será el último fin, sino
una vía para alcanzar otra serie de objetivos. Si lo que
se pretende es disminuir la cantidad
de residuos y el consumo de materias primas, el reciclaje siempre
resultará rentable; si se persigue reducir el consumo
energético, la energía necesaria para el reciclaje
deberá ser inferior a la que se requiera para fabricar
la materia prima.
En el reciclaje se pueden distinguir
cuatro niveles:
I |
Se denomina reciclaje primario a la trituración de los residuos
plásticos procedentes del proceso de fabricación
de un producto, posterior mezcla con plásticos vírgenes y su utilización a modo de materia
prima (reciclaje mecánico). Se trata de un proceso barato
y rentable, dado que el residuo es homogéneo y se encuentra
poco contaminado. |
II |
En el reciclaje secundario, sin embargo, el residuo plástico
procede de una pieza ya utilizada, con lo cual el material es
más heterogéneo y contaminado. Hay que separar,
triturar, limpiar y convertir los plásticos en materia
prima (reciclaje mecánico). Dada la degradación
del plástico, para que la calidad del material reciclado
sea aceptable se han de agregar aditivos
especiales y caros, motivo por el cual en la mayoría de
los casos se recurre a este tipo de reciclaje -más complejo
y costoso- cuando se cuenta con alguna subvención pública.
Si bien durante los últimos años se ha avanzado
mucho en la tecnología de separación de plásticos,
en ocasiones resulta insuficiente. |
III |
En el reciclaje terciario o químico (pirolisis, glicolisis,
alcoholisis e hidrolisis) las cadenas moleculares se reducen
hasta
obtener los monomeros iniciales o productos intermedios de bajo
peso molecular que pueden
servir de materia prima para la polimerización. Según
un estudio realizado por Association of Plastic Manufacturers
of Europe (APME), en 1995 un total de 99.000 toneladas de residuos
plásticos fueron recicladas mediante esta tecnología,
cifra que en los años venideros irá en aumento,
puesto que cuando
no es posible el reciclaje
mecánico, el químico resulta una buena opción,
aunque, hoy por hoy, resulta demasiado costosa. |
IV |
En el reciclaje cuaternario o recuperación de la energía,
el residuo plástico se emplea como combustible. Dado que
los plásticos son materiales provenientes del petróleo,
su valor energético es similar al de este último.
El PP, por ejemplo, tiene 46 MJ/kg, mientras que la leña
tiene 16 MJ/kg. La energía de los residuos orgánicos
no llega sino al 10% de la que contienen los plásticos.
Otro ejemplo: la energía proveniente de un envase de yogur
de 0,3 litros es capaz de mantener encendida una bombilla de
40W por espacio de una hora. Decir asimismo que un estudio de
APME efectuado en unos hornos de cemento de Suiza demuestra que
por cada tonelada de residuos plásticos empleado como
combustible se ahorran 1,4 toneladas de carbón, lo cual
supondría 3,8 millones de toneladas de carbón menos
al año en Europa, reduciéndose al mismo tiempo
las emisiones. Así pues, la recuperación de la
energía de los plásticos reduce la cantidad de
material depositado en los vertederos y contribuye a la
conservación de los combustibles clásicos. |
De los 16 millones de toneladas
de residuos útiles de Europa en 1995, un 7,6% se recicló
mecánicamente y un 0,6% químicamente, un 17% se
destinó a su conversión en energía, y el
resto terminó en vertederos.
En el Departamento de Mecánica
de la Escuela Politécnica Superior de Mondragon Unibertsitatea
estamos analizando la utilidad del método de reciclaje
de disolución/precipitación, entre cuyas ventajas
cabe citar las siguientes:
1-
Al reciclar,
el polímero no alcanza altas temperaturas y los esfuerzos
mecánicos no son grandes, con lo que la degradación
disminuye y la pérdida de valor del polímero se
produce en menor medida. |
2- Se supone que la mala miscibilidad durante
la extrusión de las mezclas de plástico virgen
y reciclado de naturaleza análoga se puede superar por
medio de la disolución. Se pretende demostrar que las
propiedades mecánicas de las mezclas derivadas de la disolución
son mejores. |
3- Sirviéndose de las distintas solubilidades
de los plásticos se puede realizar una separación
selectiva, de gran interés para el reciclaje de los embalajes
de múltiples capas. La disolución puede además
limpiar el plástico, con lo cual el proceso resulta más
fácil y rentable. |
4- En el caso de los composites, las fibras
pueden aislarse de la matriz, pudiendo así reutilizar
ambas por separado. |
5- Tal como se puede observar, el residuo plástico
es de gran valor, puesto que se puede destinar tanto a la fabricación
de nuevos productos como a su aprovechamiento como combustible.
Desechando la idea del plástico como contaminante y mediante
una buena gestión del residuo plástico, el impacto
medioambiental puede verse enormemente reducido. |
Bibliografía
- Brandrup & Bittner & Menges & Michaeli.
Recycling and recovery of plastics, Munich: Carl Hanser Verlag,
1996.
- Lund, H.F. Manual McGraw-Hill de Reciclaje. Madrid:
McGraw-Hill, 1996. Jon
Aurrekoetxea, Mª Asun Sarrionandia, Departamento
de Mecánica de la Escuela Politécnica Superior
de Mondragon Unibertsitatea |