¿Resulta útil el residuo plástico?
* Traducción al español del original en euskera
Jon Aurrekoetxea, Mª Asun Sarrionandia

La conservación del medioambiente ocupa un destacado lugar entre las inquietudes de la sociedad actual. Durante los últimos años, los criterios a los que el consumidor se atiene a la hora de realizar una compra, tales como el precio, la utilidad o la marca, se han visto acompañados por el que aboga por un producto "ecológico", calificándose de tal forma el impacto que causa en el medioambiente una vez llegado a considerarse residuo. No obstante, el estudio aislado de este último aspecto ofrecería una visión limitada, por lo cual se deben estudiar asimismo las fuentes de las materias primas empleadas (canteras, bosques, petróleo, manantiales, etc.), los medios utilizados en la fabricación del producto (energía, cantidad de material, etc.), eficacia de su uso (expectativa de vida, peso, etc.), y, por último, el tratamiento que recibe una vez finalizada su vida útil (reutilización, reciclaje, etc.).

El impacto nocivo que producen los plásticos en el medioambiente es menor que el ocasionado por otros materiales tradicionales, su fabricación requiere menos recursos que otros casos, su ligereza y resistencia medioambiental aportan claras ventajas a su eficacia (transporte, embalaje, etc.), y, además, los plásticos se pueden reciclar. El citado material tiene muchas aplicaciones, tal como lo atestigua el hecho de que en 1998 cada ciudadano español consumió un promedio de 92,4 kg.

Existen dos soluciones generales para cuando un producto se convierte en residuo: a) tirarlo a un vertedero, b) recuperarlo. Los plásticos no se degradan en el medioambiente como la basura ecológica (exceptuando el caso de los plásticos biodegradables), y la primera opción no parece ecológicamente muy aceptable, ni tan siquiera para la imagen del producto. Sí, en cambio, la recuperación. Se trata de un amplio concepto que engloba en sí a otros dos: a) reutilización, b) reciclaje. El que más interés acapara es sin lugar a dudas el primero de ellos, tanto ecológica como económicamente, debido a que requiere mínimos recursos y el menor desgaste del valor del producto. Sin embargo, la normativa legal, la salubridad y la degradación del producto no siempre posibilitan recurrir a la reutilización, con lo cual la única alternativa posible para esta serie de supuestos es la del reciclaje, que, en cualquier caso, nunca será el último fin, sino una vía para alcanzar otra serie de objetivos. Si lo que se pretende es disminuir la cantidad de residuos y el consumo de materias primas, el reciclaje siempre resultará rentable; si se persigue reducir el consumo energético, la energía necesaria para el reciclaje deberá ser inferior a la que se requiera para fabricar la materia prima.

En el reciclaje se pueden distinguir cuatro niveles:
 I Se denomina reciclaje primario a la trituración de los residuos plásticos procedentes del proceso de fabricación de un producto, posterior mezcla con plásticos vírgenes y su utilización a modo de materia prima (reciclaje mecánico). Se trata de un proceso barato y rentable, dado que el residuo es homogéneo y se encuentra poco contaminado.
II En el reciclaje secundario, sin embargo, el residuo plástico procede de una pieza ya utilizada, con lo cual el material es más heterogéneo y contaminado. Hay que separar, triturar, limpiar y convertir los plásticos en materia prima (reciclaje mecánico). Dada la degradación del plástico, para que la calidad del material reciclado sea aceptable se han de agregar aditivos especiales y caros, motivo por el cual en la mayoría de los casos se recurre a este tipo de reciclaje -más complejo y costoso- cuando se cuenta con alguna subvención pública. Si bien durante los últimos años se ha avanzado mucho en la tecnología de separación de plásticos, en ocasiones resulta insuficiente.  
III En el reciclaje terciario o químico (pirolisis, glicolisis, alcoholisis e hidrolisis) las cadenas moleculares se reducen hasta obtener los monomeros iniciales o productos intermedios de bajo peso molecular que pueden servir de materia prima para la polimerización. Según un estudio realizado por Association of Plastic Manufacturers of Europe (APME), en 1995 un total de 99.000 toneladas de residuos plásticos fueron recicladas mediante esta tecnología, cifra que en los años venideros irá en aumento, puesto que cuando no es posible el reciclaje mecánico, el químico resulta una buena opción, aunque, hoy por hoy, resulta demasiado costosa.
IV En el reciclaje cuaternario o recuperación de la energía, el residuo plástico se emplea como combustible. Dado que los plásticos son materiales provenientes del petróleo, su valor energético es similar al de este último. El PP, por ejemplo, tiene 46 MJ/kg, mientras que la leña tiene 16 MJ/kg. La energía de los residuos orgánicos no llega sino al 10% de la que contienen los plásticos. Otro ejemplo: la energía proveniente de un envase de yogur de 0,3 litros es capaz de mantener encendida una bombilla de 40W por espacio de una hora. Decir asimismo que un estudio de APME efectuado en unos hornos de cemento de Suiza demuestra que por cada tonelada de residuos plásticos empleado como combustible se ahorran 1,4 toneladas de carbón, lo cual supondría 3,8 millones de toneladas de carbón menos al año en Europa, reduciéndose al mismo tiempo las emisiones. Así pues, la recuperación de la energía de los plásticos reduce la cantidad de material depositado en los vertederos y contribuye a la conservación de los combustibles clásicos.

De los 16 millones de toneladas de residuos útiles de Europa en 1995, un 7,6% se recicló mecánicamente y un 0,6% químicamente, un 17% se destinó a su conversión en energía, y el resto terminó en vertederos.

En el Departamento de Mecánica de la Escuela Politécnica Superior de Mondragon Unibertsitatea estamos analizando la utilidad del método de reciclaje de disolución/precipitación, entre cuyas ventajas cabe citar las siguientes:

1-  Al reciclar, el polímero no alcanza altas temperaturas y los esfuerzos mecánicos no son grandes, con lo que la degradación disminuye y la pérdida de valor del polímero se produce en menor medida.
2- Se supone que la mala miscibilidad durante la extrusión de las mezclas de plástico virgen y reciclado de naturaleza análoga se puede superar por medio de la disolución. Se pretende demostrar que las propiedades mecánicas de las mezclas derivadas de la disolución son mejores.
3- Sirviéndose de las distintas solubilidades de los plásticos se puede realizar una separación selectiva, de gran interés para el reciclaje de los embalajes de múltiples capas. La disolución puede además limpiar el plástico, con lo cual el proceso resulta más fácil y rentable.
4- En el caso de los composites, las fibras pueden aislarse de la matriz, pudiendo así reutilizar ambas por separado.
5- Tal como se puede observar, el residuo plástico es de gran valor, puesto que se puede destinar tanto a la fabricación de nuevos productos como a su aprovechamiento como combustible. Desechando la idea del plástico como contaminante y mediante una buena gestión del residuo plástico, el impacto medioambiental puede verse enormemente reducido.

Bibliografía

- Brandrup & Bittner & Menges & Michaeli. Recycling and recovery of plastics, Munich: Carl Hanser Verlag, 1996.

- Lund, H.F. Manual McGraw-Hill de Reciclaje. Madrid: McGraw-Hill, 1996.


Jon Aurrekoetxea, Mª Asun Sarrionandia, Departamento de Mecánica de la Escuela Politécnica Superior de Mondragon Unibertsitatea


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