Lingüista, filólogo, hispanista
pero sobre todo vascólogo. Ése es Vahan Sarkisian,
un hombre que también dirige el Centro de Estudios Armenio-Vasco.
Tal y como él asegura, tiene mucho trabajo y poco tiempo.
Y es que el reto que se ha marcado Vahan Sarkisian es ambicioso.
Está convencido de que antiguamente el euskera y el armenio
componían una sola unidad lingüística, y quiere
llegar al estado antiguo de esas dos lenguas.
Sin duda alguna pretende recomponer
un puzzle complicado, pero con su ter orgomia entre manos, una
especie de rosario que utilizan en Armenia, Vahan consigue concentrarse
y mantener el equilibrio ante tan difícil tarea.
-¿Quién es
Vahan Sarkisian?
Tengo 45 años y vivo en Erevan, capital de la República
de Armenia. Imparto clases en la universidad estatal sobre civilización
española y teoría de la traducción. También
dirijo el Centro de Estudios Armenio-Vasco en la universidad
estatal de Erevan, y soy el director de la revista internacional
armenio-vasca llamada Araxses. Asimismo, hace poco se
ha creado en Armenia una institución científica-cultural,
la Academia Lingüística Internacional, de la cual
soy presidente.
-¿Cuántas
lenguas habla? Realmente pocas:
el armenio, la cual es mi lengua materna, el ruso, castellano,
francés y un poco de inglés e italiano. Además
conozco algunas lenguas ya desaparecidas, y claro, también
el latín.
-¿Le parece poco?
Para el trabajo que intento realizar necesitaría saber
muchas más.
-¿Y el euskera?
Lamentablemente
no lo hablo, pero lo comprendo y conozco.
-Cuénteme algo sobre
Armenia. ¿Cómo es?
Es un país asiático que se encuentra en un cruce
de civilizaciones. En Armenia termina lo europeo y comienza lo
asiático, y al revés. Armenia contiene muchos elementos
de varias civilizaciones ya desaparecidas. En alguna medida,
Armenia es la heredera principal de esas culturas desaparecidas.
Por su naturaleza, la cultura armenia es bastante heterogénea,
pero con claras connotaciones europeas, ya que es una cultura
cristiana. Es un país donde se ha mantenido la fe cristiana
frente a invasiones musulmanas.
Es difícil precisar la población de Armenia, porque
hay mucho movimiento, pero se supone que viven más de
tres millones de personas. El paisaje es casi idéntico
al de Euskal Herria, y también coinciden los nombres.
Es decir, las situaciones geográficas y lingüísticas
son idénticas. En Armenia hay un río que se llama
Araxses (como en Navarra), otro Deba (como en Gipuzkoa) etc.
Existen centenares de paralelismos.
-¿Cuándo
tuvo la primera referencia sobre el euskera?
Hace unos 25 años. Cuando estudiaba el sustrato pre-latino
del español, llegaron a mis manos algunas comparaciones
sobre la influencia en el castellano del euskera y las lenguas
pre-románicas. Así, empecé a profundizar
en este asunto aunque no había libros sobre ello, y logré
contactar con los vascólogos Jose María Satrustegi,
Enrike Knörr, Arana Martija...
-Usted ha realizado investigaciones
entre la relación del euskera y el armenio. Por lo tanto
¿cuál es su planteamiento? ¿el euskera y
el armenio son hermanos, primos...?
Hace 70 años, Joseph Karst, gran lingüista alemán,
realizó estudios muy importantes, y llegó a la
conclusión de que el euskera y el armenio son dos variedades
apenas modificadas del mismo tronco lingüístico.
Por lo tanto, son hermanos. Yo defiendo esta tesis, aportando
nuevos datos y pruebas. Creo, que por su cultura y lengua, los
armenios y los vascos son dos pueblos próximos. Sabemos
que en la familia románica, las lenguas neolatinas tienen
semejanzas y discrepancias. Con el euskera y el armenio ocurre
lo mismo. A veces tienen tantas semejanzas, que incluso nos podríamos
comunicar sin traductor. Claro, todo depende del tema y de la
disposición de las personas. Yo he realizado una lista
de las palabras que coinciden entre el euskera y el armenio,
y son aproximadamente 600 palabras. Con esas palabras podemos
comunicarnos fácilmente, sólo hace falta conocer
las particularidades del armenio y del euskera.
Lo fundamental es que el euskera y el armenio han conservado
su originalidad, y ahora, nos interesa saber de dónde
podrían provenir. Tal vez, este estudio nos podría
sugerir un camino para comprender la vía de separación
de ambos pueblos. Yo supongo que antiguamente existía
una gran cultura euro-asiática que posteriormente se mezcló
con otros elementos adventizos, y éstos abrieron una brecha
entre el vasco y el armenio. De tal manera, que hoy en día,
contamos con dos islas importantes de esta cultura antigua. Pueden
haber más, pero en otras culturas estos rasgos aparecen
muy modificados y transformados.
-Con sus investigaciones
¿hasta dónde pretende llegar?
Mi tarea cardenal es la de reconstruir
lo desaparecido, es decir, la protolengua común del armenio
y el euskera. Antiguamente componían una unidad lingüística,
no dos, y pretendo llegar al estado antiguo del armenio y el
euskera.
Creo que tendré que remontarme hasta el cuarto o tercer
milenio antes de Cristo.
- Tiene entre manos una
tarea bastante difícil.
Depende de la buena disposición. Este trabajo debe ser
unilateral. Por una parte estoy yo, que conozco el euskera suficientemente
para trabajar en este ámbito, y ya tengo treinta trabajos
vascológicos publicados. Asimismo he traducido libros
sobre la cultura vasca al armenio. Por lo tanto, en mi país
se conoce bastante la cultura vasca y los investigadores pueden
trabajar con este material. Pero ¿qué es lo que
ocurre aquí? Nada. El conocimiento de Armenia en Euskal
Herria es nulo. Todavía no existe ningún trabajo
sobre la cultura armenia en euskera, nada sobre la lingüística
o literatura armenia. Esto es una tragedia. Si en Armenia tenemos
varios libros sobre la lengua y cultura vasca, aquí se
debería hacer lo mismo. No hay equilibrio, y en estas
condiciones no se puede trabajar.
-¿Ve posibilidades
de que cambie esta situación?
De que cambie radicalmente, no. Pero hay que decir, que estamos
tomando medidas serias para cubrir parcialmente este vacío.
Se trata de por una parte, confeccionar dos diccionarios sobre
euskera-armenio y armenio-euskera, y por otra parte, dos manuales
de gramática. Todo esto para que por fin, comience el
conocimiento recíproco.
-¿Qué organismo
apoyará económicamente este trabajo?
Antes que nada quiero decir, que todo lo que se ha logrado en
Armenia, se ha conseguido con gravísimas dificultades
económicas. El nivel de vida en Armenia es muy inferior,
y los problemas que tenemos en Armenia no dejan espacio y no
permiten desarrollar el trabajo. Aún y todo, lo conseguido
en esa situación ha sido importante. Existen en idioma
armenio 5.000 ejemplares sobre una gran antología de la
mitología vasca de Jose Maria Satrustegi. También
tenemos el Refranero Vasco, Lengua Vascomun primitae (Linguae
Vasconum Primitiae) de Vernard (Bernart) Etxepare. Pero nadie
me pregunta cómo se ha logrado hacer esto. Todo el mundo
está contento con el trabajo que hago, pero nadie me pregunta
cómo lo hago. Necesitamos una colaboración por
parte vasca, que asuma esta responsabilidad conmigo, tanto material
como moral. Últimamente parece que tenemos buenas noticias,
porque hemos hablado con la directora de euskera de la Diputación
Foral de Gipuzkoa, y nos ha prometido promover el proyecto del
diccionario vasco-armenio y el manual de gramática. ¡Ojalá
que se logre algo! El Diccionario voy a realizarlo junto a Enrique
Knörr, y el manual de gramática con Jose María
Satrustegui.
-Usted es filólogo
del Centro de Estudios Armenio-Vasco. ¿Cuál es
la función de este centro?
Se fundó en el 1994, con la subvención
estatal de mi país. En estos momentos cuenta con cinco
colaboradores y edita también la revista armenia-vasca
Araxses. El gobierno de Armenia, en pésimas condiciones
económicas, ha conseguido mantener durante cinco años
el centro y la revista. Esto demuestra que nuestro gobierno se
toma este asunto muy en serio, y la vascología forma oficialmente
parte de la política científica de nuestro gobierno.
Pero ya hemos comenzado con problemas graves, porque, al no haber
respuesta oficial más o menos seria por parte vasca, el
gobierno armenio comienza a preguntarse si es útil el
trabajo que hacemos en el centro. La subvención para el
futuro está pendiente. Tengo un amigo aquí, el
industrial Luis Zamakona Azkuna, que nos ha financiado tres publicaciones,
pero claro, no puede subvencionar grandes proyectos.
-¿En su visita a
Euskal Herria, ha mantenido algún contacto con el Gobierno
Vasco?
No. Disculpa, pero un investigador de mi prestigio no puede andar
pidiendo dinero de puerta en puerta. Me ha tocado hacer esto
varias veces, y he recibido varios rechazos oficiales. Pero curiosamente,
frente a esa indiferencia por parte oficial vasca, el Gobierno
de España decidió concederme una beca vascológica
para desarrollar un proyecto aquitano-vasco-armenio. Por lo tanto,
nos encontramos con que la vascología forma parte de la
política lingüística de Armenia, y por otra,
el problema vasco-armenio forma parte de la política oficial
de Madrid. Mientras, Euskadi no se pronuncia. Es curioso.
Gran Bretaña, Francia y Alemania tienen embajadas en Armenia,
y ¿sabes lo que hacen? Cada año distribuyen gratuitamente
miles de libros. En cambio, yo, para conseguir un libro dirijo
varias cartas y no lo consigo. Por ejemplo, para este proyecto
necesito un ejemplar del Diccionario General Vasco de Luis Mitxelena
que ahora está culminando Ibon Sarasola y para mí
esto es muy caro. Para poder comprarme el diccionario, yo tendría
que ahorrar el sueldo íntegro de un año y medio.
Esta vez, también he dirigido varias cartas, pero hasta
la fecha no he recibido ninguna respuesta.
-¿Le noto un tanto
enfadado e indignado?
No un tanto, sino muy.
-Visita Euskal Herria todos
los años. ¿Cómo se arregla económicamente?
Hasta la fecha, jamás he venido a Euskal Herria mediante
invitación oficial. Únicamente por invitación
personal y dos veces por invitación del gobierno de España.
Es curioso, porque yo soy hispanista como mucho el 20%, y en
el 80% soy vascólogo.
-Pero así y todo
usted no arroja la toalla.
No, no. Lo que me toca es ganar, no existe otra opción.
Aquí veo un escepticismo excesivo, demasiada desconfianza
por el futuro de los estudios vasco-armenios, pero creo que mi
optimismo es más grande. Es una batalla ganada.
Fotografías:
Maria Agirre
Euskonews
& Media 59.zbk (1999 / 12 / 17-24) |