El próximo lunes 8 de noviembre
se celebra el Kastañarre-eguna de Eibar, por lo que es
un buen momento para reflexionar sobre sus orígenes.
Lo primero que habrá que
hacer es explicar un poco en que consiste el rito del Kastañarre-eguna.
En Eibar el lunes siguiente del 2 de noviembre, festividad de
las Animas, era costumbre reunirse en los caseríos, la
familia, amigos y cuadrillas, par hacer una afari-merienda a
base de castañas asadas. (De ahí el nombre de Kastañarre-eguna,
"día de las castañas"). La sofisticación
de esta costumbre hizo que fuera mejorándose la cena añadiéndole
caracoles y chorizo de las recientes matanzas de San Martín.
 Tamboril para asar castañas
(Fuente: Enciclopedia Auñamendi)
La costumbre de comer castañas
asadas con motivo de la festividad de la fiesta de Animas, ha
sido común en toda la zona norte de la Península.
Así mientras nosotros le llamábamos "kastañarre-eguna",
los catalanes le llaman "casnyadas", en Galicia "magostos",
en Portugal "magustos" (en donde la palabra "magusto"
sirve tanto para denominar a las castañas que se ingieren
en estas fechas, como a la propia hoguera en que se hacen), en
Asturias le llaman "maguestu" al rito de comer en cuadrilla,
castañas asadas con sidra dulce por estas fechas. Hay
que tener en cuenta que en las zonas en donde no había
castañas se comían los frutos de la zona. En Andalucía
a estos frutos les llamaban "Tosantos". En todos estos
sitios los jóvenes pasaban por los domicilios a recoger
los donativos de castañas:
Con el tiempo fueron también
apareciendo nuevos productos alimenticios mas elaborados: en
Ciudad Real los "tostones"; en Andalucía las
tortas o "dobladitas" en Cuenca "los roscos"
que los padrinos y madrinas regalaban a sus ahijados; en Cataluña
"los panellet" dulce compuesto de harina, almendras,
azúcar, huevos y adornados con piñones; en Castilla-La
Mancha en general las "gachas dulces" y los "puches"
parecidos a los descritos para Cataluña y en Albacete
llamaban "nuegados". En La Sagra (Toledo) se hacían
para tal fecha unos panes en forma humana.
Es lógico que si en el
ritual cristiano se celebran las fiestas de los santos patrones,
y las fechas solemnes de Cristo o de la Virgen, se celebre también
la fiesta de Todos los Santos, y mas aún el día
de las Animas, o los Santos Difuntos, que tanta importancia han
tenido en la antigüedad.
Esta
costumbre cristiana, también se exportó a América.
Así en México, uno de los países de mayor
tradición en las honras a sus difuntos, son aún
famosos los caramelos en forma
de calaveras y esqueletos, que se dan a los niños.
Pero si todos estos alimentos
señalados hasta aquí son alimentos que se toman
en honor de los difuntos, existía toda una
suerte de alimentos que eran para los difuntos,
esto es que estaban destinados a los difuntos. Así en
varias zonas de Francia como en Ariège y Rousillon, en
tal día se comen castañas y se dejan unas cuantas
encima de la mesa y en peldaños de la escalera, "para
los difuntos". Igual costumbre había en Portugal.
Se consideraba que el difunto, en tales fechas, volvía
a visitar su hogar y por ello se les dejaba alimentos.
En muchas zonas de todo América
en tal día se prepara el plato preferido por el difunto.
En Tucumán (México) se deja en una habitación.
Al día siguiente se lo comen sus deudos "aunque está
ya sin la sustancia" que la habían tomado los difuntos.
En otras zonas se les coloca encima de las tumbas. No está
tan lejos lo que en toda la península se hacia, que era
colocar un pan sobre la tumba de la familia en la iglesia. Según
me contaba una persona de Amezketa, el pan que ellos llevaban
a la iglesia para poner sobre el "yarleku", una vez
terminada la misa se la quedaban para los sacerdotes, sacristán
y serora y aunque el peso era el mismo, ya no era igual "pues
ya no tenia sustancia" que era la que se lo quedaban las
Animas.
Los modernos productos comerciales
que nos han impuesto como los "huesillos de santo"
o similar no dejan de ser productos que continúan con
estas tradiciones, aunque muchas veces ya sea desconocida su
procedencia para la mayoría de los compradores.
En resumen: el "kastañarre-eguna"
no es mas que el resto de un ritual medieval de una celebración
religiosa en honor de los difuntos.
Antxon Aguirre
Sorondo, miembro de la sección de Antropología
de Eusko Ikaskuntza |