Es opinión general que durante
la Edad Media se siguieron usando las antiguas rutas romanas,
trazadas sobre las vías naturales de comunicación,
y que tenían muy en cuenta los dictados y limitaciones
de la geografía regional.
Una
de estas rutas coincide a grandes rasgos con la ruta jacobea
litoral vizcaína, que surge en un momento indeterminado
(que se suele fijar sobre el siglo XII-XIII), en un primigenio
camino costero (1)
huyendo del peligro árabe, que desde Francia cruzaba Gipuzkoa,
Bizkaia y de ahí se desgajaba un ramal hacia el interior,
por Burgos, y otro por Cantabria, hasta Santiago de Compostela.
La ruta costera principal, desde
Francia entraba por Irún, Donostia, Orio, Zarautz, Getaria,
Itziar, Mendaro (2),
y ya en Bizkaia recorría: Bolibar, Zenarruza, Arbaltzegi,
Arratzua, Gernika, Morga, Larrabetzu, Lezama y Bilbao (3).
Allí, por el corredor
del Cadagua (camino de origen romano), seguía por el alto
de Castrejana y Zalla rumbo a Balmaseda y El Berrón, entrando
en la provincia de Burgos en donde retomaba la Pisoraca-Flauiobriga
para, por el noroeste del valle de Mena subir a Montija y de
allí por Reinosa se unía al camino francés
en Carrión de los Condes (4).
Parte del
camino de Santiago, concretamente en el sector Bilbao-Bermeo
coincidía con otras vías igualmente antiguas: la
Ruta Juradera, que recorrían los Señores de Vizcaya
para jurar los fueros en Lezama, Gernika y Bermeo; y el llamado
Camino Orduña-Bermeo, que aparece mencionado en la Carta
Puebla de Bilbao en 1300, en la cual el rey Alfonso XI ordena
su desvío para pasar por Bilbao (5).
Todos ellos han dejado referencias
documentales escasas (las más antiguas del siglo XIV)
así como pocos restos conservados, lo cual es lógico
considerando que el paso de los siglos y la acción del
hombre mutilan continuamente el paisaje. Esta es la razón
de que algunas partes del recorrido de la ruta de santiago o
juradera permanecieran desconocidas, ignorándose el trazado
concreto en las zonas más próximas a Bilbao, como
es el caso del tramo Larrabetzu-Bilbao.
La ausencia
de restos hasta hace poco multiplicó las diferencias de
opinión entre los estudiosos del tema, que aunque coincidían
en que la ruta proseguía desde Larrabetzu hacia
Archanda (6), algunos
opinaban que el camino subía desde Lezama a Begoña
por Santa Marina (7),
y otros que cruzaba terrenos de Zamudio hasta Santo Domingo (8). Sin embargo, los últimos
hallazgos arqueológicos efectuados por las autoras en
la zona de Zamudio, ponen fin a la discusión, pudiéndose
afirmar sin género de dudas que el "Camino Viejo
Bilbao-Gernika" (siguiendo la denominación que se
le dio a partir del siglo XIX) proseguía desde Lezama
por terrenos de Zamudio, bordeando la Torre Larragoiti y el actual
caserío Uxinas, para ascender hacia Artxanda por el Alto
de Santo Domingo y alcanzar así Begoña y Bilbao
por la Puerta de Zamudio (9).
PROSPECCIÓN DEL
AREA ZAMUDIO-ARTXANDA. RESTOS ARQUEOLÓGICOS.
Hasta hace poco, de la Ruta Juradera
propiamente dicha, se conservaban tan sólo dos fragmentos
pertenecientes a los extremos del camino: aquellos localizados
en Bermeo y en Artxanda. Este último perteneciente asimismo
a la parte del trazado compartida por el Camino de Santiago.
Recientemente, un descubrimiento
casual vino a añadir nuevos testimonios viarios y una
serie de obras de fábrica pertenecientes a la vía.
El hallazgo se localiza en el
barrio Aranolza de Zamudio, en la zona de Uxinas, y gracias a
estos nuevos restos, a través de una prospección
del área, se ha podido fijar con precisión el recorrido
de la Ruta Juradera, o Camino Viejo Bilbao-Gernika, para el
tramo inicial, por cuanto los investigadores no podían
precisar cuál era el trazado de la misma desde Santo Domingo
a Lezama.
Las obras de fábrica se
reconstruían, invariablemente, a lo largo del tiempo debido
al desgaste sufrido por el uso y las inclemencias atmosféricas.
De ese modo, los pocos restos con que nos encontramos los arqueólogos,
llegan a nuestros días "parcheados" durante
los dos últimos siglo.
En este sentido, los restos de
la zona de Uxinas (Zamudio) corresponden a un fragmento de empedrado
que arqueológicamente y a través de testimonios
documentales habría sido reconstruído en el siglo
XVIII, mientras que uno de los puentes, que además constituía
el límite jurisdiccional histórico entre Lezama
y Zamudio, ha dejado rastros documentales claros desde el siglo
XVII. |