Iñaki Agirreazkuenaga nos ha recibido
en su despacho de la Facultad de Derecho de San Sebastián.
Se le ha quedado pequeño, puesto que está a rebosar
de libros y papeles. La entrevista con este catedrático
en Derecho administrativo pudo haber versado sobre multitud de
temas, pero nos atuvimos al del euskera.
Nuestra conversación giró en torno a la oficialidad
del euskera, a su situación y hacia la dirección
a la que deberían encaminarse los esfuerzos. Durante la
entrevista manifestó reiteradas veces que la clave de
la actual situación del euskera no se ha de buscar solamanente
en las leyes, sino en la realidad sociolingüística.
-¿Hasta qué
punto tiene su importancia la lengua, en nuestro caso el euskera,
en el hecho diferencial vasco? El hecho diferencial
más destacable es el del euskera. Existen diferencias
en el deporte y en la cultura, por ejemplo en el ámbito
patrimonial, pero todo país tiene esa clase de peculariedades.
Sin ninguna duda, es la lengua la que nos caracteriza y diferencia.
El contraste incumbe a toda Euskal Herria en su globalidad, pero,
evidentemente, también existen heterogeneidades dentro
de ella, puesto que la realidad que vive el euskera es diversa.
Por eso, a la hora de desarrollar las leyes, hay que tomar en
cuenta esa pluralidad. Es decir, no se pueden disponer las mismas
medidas en Ataun o Elciego. En mi opinión, la reflexión
futura debería encaminarse hacia esa dirección.
En cualquier caso, no estoy diciendo que no se deba aplicar la
misma política. Sí que deben establecerse la misma
política y las mismas leyes, pero a continuación
esas características deben regularse legalmente en función
del lugar.
-La Constitución
dispone la exigencia del conocimiento del castellano; no obstante,
no obliga al conocimiento de las restantes lenguas, por ejemplo
del euskera. ¿Relega esta medida el euskera a un segundo
plano? ¿Si nos preguntamos
por qué conocemos el castellano, la respuesta es porque
la Constitución lo dicta así? En la Comunidad Autónoma,
por ley nadie está obligado a hablar castellano. Cualquier
realidad puede ser objeto de una lectura positiva y negativa,
pero con frecuencia enfatizamos la negativa. En mi opinión,
la Constitución y el Estatuto son positivos, porque ambos
reconocen la oficialidad del euskera. La oficialidad trae consigo
tres consecuencias. Primero, que tenemos el derecho de emplear
esa lengua tanto en el ámbito privado como en el público,
y además, con total efectividad. Claro que el hablar en
euskera en el País Vasco continental no tiene ninguna
oficialidad ni valor jurídico alguno. Sin embargo, tanto
en la CAV como en una parte de Navarra se puede hablar con oficialidad
y valor jurídico. Segundo, como consecuencia de la oficialidad,
en la enseñanza obligatoria se han de enseñar obligatoriamente
las dos lenguas oficiales, y la responsabilidad de formar en
las dos lenguas de manera eficaz recae sobre los poderes públicos.
De esta manera, todo alumno, una vez finalizados los estudios
obligatorios, tiene que conocer ambas lenguas. De no ser así,
la culpa no será de la ley, sino de quienes aplican la
ley.
Tercero, si los poderes públicos enseñan las lenguas
oficiales con efectividad, los ciudadanos no podrán alegar
en un futuro que desconocen una u otra.
-Por tanto, ¿qué
ventajas conlleva la oficialidad? Respecto al euskera
todas. Por destacar una se puede decir, que en las zonas no vascoparlantes,
como por ejemplo en la llanada alavesa, a pesar de que en la
actualidad haya mucha gente que no sepa euskera, esta lengua
es oficial y así, a los jóvenes se les enseña
y en el porvenir puede convertirse en una zona euskaldun.
-Tal
como ha mencionado, la situación en Navarra es distinta.
En la parte del norte es oficial, pero no en el sur. En 1980 el Parlamento navarro proclamó el euskera
oficial para toda Navarra. Así fue entre el 80 y el 82,
hasta la aprobación de la LORAFNA. Con ella se determinó
que sería oficial en las zonas vascoparlantes, y más
tarde, con la Ley del Vascuence de 1986, se resolvió que
el norte era zona vascoparlante, el centro mixta y el sur no
vascoparlante. Al aprobar la ley, los navarros optaron por el
sistema jurídico de Valencia. Alli, el catalán
es oficial en toda la comunidad, mas sus efectos jurídicos
están modulados, y si los padres así lo desean,
en las escuelas se enseña el valenciano.
En el sistema de enseñanza de Navarra hay tres modelos
lingüísticos: el modelo D, que se imparte en euskera
en su totalidad; el modelo A, en el cual el euskera se recoge
como asignatura, y por último el modelo G, donde no se
enseña euskera. Echando un vistazo al número de
alumnos matriculados en este curso, veremos que el 57% ha escogido
los modelos A y D, y un 43% el G. Lo cual significa que si en
el futuro esos alumnos conocen el euskera, en Navarra podría
producirse un cambio sociolingüístico.
-En el País Vasco
continental, por contra, la situación es más deficiente. Hace 50 años,
el mayor número de vascos residía en el País
Vasco continental, donde el 60-70% era vasco. Incluso hoy en
día el número de vascos de Zuberoa y Baja Navarra
es importante, pero en Lapurdi la cifra ha disminuído
considerablemente. La situación más difícil
se vive en el País Vasco continental.
En Francia, finalizada la Revolución Francesa, sólo
un 40% hablaba francés; la mayoría utilizaba otras
lenguas. Sin embargo, en la actualidad las lenguas minoritarias
son no oficiales en Francia. El corso, el bretón o el
euskera no tienen ningún estatus jurídico. El centralismo
ha tenido en Francia un éxito mayor que aquí.
-¿Cambiaría
en algo la situación del euskera en el País Vasco
continental con el reconocimiento de su oficialidad? Claro que sí.
De todos modos, debemos tener en cuenta que las leyes no modifican
la realidad. En el País Vasco continental, ahora mismo
el euskera no es oficial, pero los habitantes tienen la posibilidad
de educar a sus hijos en euskera, así y todo la mayoría
no opta por esa posibilidad. No se debe pensar que en País
Vasco continental el euskera esté vetado al igual que
lo estuvo en el peninsular durante varios años. Hay que
estudiar la situación sociolingüística y política
del País Vasco continental para darse cuenta de que oficializar,
y como consecuencia, obligar a enseñar euskera en la educación,
no resulta tan fácil. He ahí el ejemplo de Valencia.
Allí el valenciano es oficial, pero eso no significa que
lo deban aprender todos los jóvenes.
-Por lo tanto, las modificaciones
jurídicas no mejorarían forzosamente la situación
del euskera.
Al
hablar sobre cambios jurídicos, hay que hacer distinciones.
En el País Vasco peninsular con frecuencia solemos tener
vanas discusiones. Pensamos que la precaria situación
del euskera tiene su origen en las leyes, y sucede exactamente
lo contrario. El marco jurídico lingüístico
que tenemos en el País Vasco peninsular es el mismo que
tienen los catalanes.
Las diferencias hay que buscarlas en la realidad sociolingüística.
La Constitución también establece a los catalanes
la obligatoriedad de conocer el castellano, pero no ordena que
haya que emplear necesariamente el castellano. El vasco no tiene
ningún impedimento legal para utilizar el euskera; los
impedimentos están en la realidad sociolingüística.
En Elciego el euskera es oficial, pero la realidad sociolingüstica
nos demuestra que allí apenas lo sabe nadie, de modo que
será difícil que lo empleen. El problema no reside
solamente en las leyes (aunque las hay), sino en la realidad
sociolingüística.
Desde el punto de vista jurídico, en cuestión de
las lenguas la Constitución es beneficiosa; de hecho,
el euskera es oficial. En otros muchos países, en cambio,
hay lenguas que no están oficializadas. Si aquí
no se emplea más el euskera, en la mayoría de los
casos es porque los habitantes no lo conocen, no porque la ley
no ofrezca su protección. En la CAV los que sabemos euskera
somos pocos, pero si la gente lo desea, la situación en
el porvenir puede cambiar, ya que la ley así lo protege.
Opino que, de cara al futuro, deberíamos buscar el modelo
entre los estados desarrollados, en estados como Dinamarca, Noruega,
Suecia, Islandia o Luxemburgo. Dado que los vascos somos pocos
en el nivel internacional, el euskera será una lengua
minoritaria. Así que, para mantener relaciones internacionales,
resulta necesario conocer lenguas como el castellano, el francés
o el inglés. En los estados más desarrollados la
propia lengua suele estar garantizada, pero emplean el inglés
con absoluta normalidad. Todo pequeño país debe
conocer su propia lengua, pero sin temor al plurilingüismo.
El euskera es nuestra lengua y aquí debe tener un valor
jurídico absoluto, pero el vasco del mañana tiene
que conocer otras lenguas además del euskera. Por eso,
en la enseñanza obligatoria hay que impartir correctamente
el euskera, el castellano y el francés o inglés.
En el futuro deberemos ser capaces de hablar con cualquier persona
del mundo. El mundo se está empequeñeciendo, y
los jóvenes del futuro tienen que estar preparados.
-¿Garantiza el sistema
educacional actual el conocimiento futuro de los jóvenes
de las tres lenguas? A mí el modelo
de educación actual no me gusta. De cara al futuro, en
la enseñanza obligatoria, los grupos deberían ser
bilingües, impartiendo además algunas asignaturas
en inglés o francés. Desde mi punto de vista, una
vez finalizada la enseñanza obligatoria habría
que dominar tres idiomas: dos oficiales y una lengua internacional
extendida. Después, en la universidad, las clases se deberían
poder seguir en esas tres lenguas. De ese modo se llega a conocer
las lenguas. Ahora, sin embargo, quien estudia en castellano
domina sólo el castellano, y el mismo peligro pueden correr
los que estudian en euskera.
-¿Es partidario
de una nueva recapacitación en el tema de la educación? Sí. La enseñanza
obligatoria tiene que garantizar el conocimiento de las lenguas
oficiales; un buen conocimiento. Si eso hoy en día no
se produce, será porque los poderes públicos no
han organizado bien la educación. Puede que haya que seguir
un modelo desde los tres años hasta los seis, otro desde
los seis hasta los doce, y otro distinto desde los doce hasta
los dieciocho. No voy a decir cuál, y tampoco estoy pensando
en el A, B y D. Lo que yo mantengo es que hay que dominar tres
idiomas, y que para eso es necesario impartir las asignaturas
en diversas lenguas. Es decir, educar en distintas lenguas. Por
ejemplo, enseñando historia en inglés. Afortunadamente,
hay colegios en la CAV en las que se imparten clases en inglés.
Lo mismo en la universidad. El modelo actual universitario es
el de la separación, es decir, tenemos grupos de euskera
y grupos de castellano. Un posible modelo sería el de
impartir algunas clases en castellano y otras en euskera, o en
inglés. Ya sé que esto no se puede implantar mañana
mismo, pero debemos tomarlo en cuenta. El Parlamento Vasco acaba
de aprobar la nueva Ley de Ordenación Universitaria, y
me parece muy triste que no se le haya dedicado ni una sola línea
a la materia de las lenguas. En la enseñanza obligatoria
seguimos con los modelos implantados hace 16 años, pero
por aquel entonces la realidad sociolingüística era
muy diferente.
-Han transcurrido ya varios
años desde que el Gobierno Vasco estableciera el sistema
de los perfiles lingüísticos en la Administración
Pública. ¿Está obteniendo buenos resultados
el plan? En general sí,
los resultados del Plan están siendo bastante positivos,
pero se pueden mejorar. Por una parte, se olvida de que el Plan
de los perfiles lingüísticos se aplica tan sólo
a 29.000 funcionarios, quedando fuera la Ertzaintza, Osakidetza
(donde hay 22.000 funcionarios), la Administración de
Justicia, la Universidad... es decir, hay muchos campos en los
que no se aplica.
Está claro que en los pueblos vascoparlantes la administración
tiene que ser más euskaldun, y además en todos
los ámbitos, no sólo en el Ayuntamiento. Lo que
se ha hecho hasta ahora es importante, pero aún queda
mucho por hacer, también desde lay leyes que se deben
aprobar en el Parlamento Vasco. En ese sentido, hay que dar pasos
en la CAV; en especial en las zonas vascoparlantes. En Elciego,
a pesar de que el euskera sea oficial, al haber pocos vascos,
no se pueden garantizar los derechos lingüísticos.
Por contra, en Azpeitia u Ondarru sí que hay que garantizarlos.
Hay que graduar los objetivos y saber dónde son aplicables.
Aun cuando la política lingüística tiene que
ser la misma en toda la comunidad, a continuación se deben
adoptar distintas medidas en función del lugar. En mi
opinión, la finalidad a corto plazo tiene que ser que
en las zonas vascoparlantes los vascos tengamos garantizados
nuestros derechos lingüísticos.
Fotografías:
Maria Agirre
Euskonews
& Media 53.zbk (1999 / 11 / 5 - 12) |