El presente es un pequeño aporte
sobre San Roque y la celebración de sus fiestas en Buenos
Aires, cuyo escrito surgió al observar la foto con la
procesión de homenaje al mismo llevada a cabo en Vitoria
Gasteiz (C: 1915-1930) (1) . También
por la pertenencia que tuvo ese Santo con la Orden Tercera de
San Francisco y por la especial devoción que tuvieron
hacia él los pobladores vasco-navarros establecidos en
aquella primera ciudad.
Conocidas
son las fuertes transmisiones culturales que el Río de
la Plata recibió a través de los siglos a través
de una siempre renovada migración de las tres provincias
vascas y de Navarra que llegó a sus costas.
Este fue el
caso de la ciudad puerto rioplatense, a donde arribó el
imaginario de San Roque, figura del santoral, la que estuvo impregnada
de una trascendental forma de manifestación religiosa
en la Capilla que en la actualidad todavía lleva su nombre(2) . Se desconoce en qué fecha
la devoción de este Santo hizo carne en una parte de la
sociedad colonial, la que ha perdurado, como se dijo, en congregaciones
religiosas civiles que bajo el nombre de la Orden Tercera de
San Francisco y bajo el manto de San Francisco de Asís
tuvo por epicentro dicha capilla de San Roque.
Un historiador
clásico de la historia de la Iglesia en la Argentina señaló
que la capilla de este Santo y su fundación estaba "envuelta
en tinieblas", agregando que sus empeños por
aclarar su historia "no han ido más allá
de la comprobación de que en agosto de 1621, el Cabildo
tenía el propósito de construirla, en atención
a los méritos de su bienaventurado protector"(3) . Otras fuentes permiten arribar al
conocimiento de una antigüedad un poco mayor, en las menciones
a dicho protector. Fue debido a la petición del gobernador
y capitán general de Buenos Aires don Diego de Góngora,
junto con el Cabildo en el acuerdo que celebró el 14 de
junio de 1621, cuando se lo propuso como abogado espiritual contra
la terrible epidemia de viruela y tabardillo que asolaba la ciudad. Y en el acuerdo siguiente
del 21 de igual mes y año, se aprobó la petición
de aquel mandatario y se dispuso levantar una ermita y fundar
una cofradía para lo que se gestionaría ante el
Obispo la licencia pertinente a la vez que el Cabildo se constituía
en patrono y fundador (4) . He aquí
lo poco que se sabe en Buenos Aires con respecto a una figura
trascendente en la devoción privada y pública religiosa,
tal como luego se verá. Pero es cierto que el primer templo
franciscano, al que San Roque estuvo por una u otra causa siempre
unido, fue edificado en 1589 y que el segundo, en 1602 "en
el mismo sitio que ocupa la actual capilla de San Roque; era
de barro y paja" (5).
Si se vuelve
al relato anterior, ya en el mes de agosto de 1621 el Cabildo
bonaerense en sus actas del día 9 dispuso festejar con
toda la dignidad posible al Santo; ello en medio de un poblado
todavía pequeño que se sentía obligado espiritualmente
a dar las gracias y solicitar ayuda a San Roque por su intervención
en contra de los males combatidos por todos (6)
.
Consta que más tarde siendo
gobernador otro vasco, el caballero de la Orden de Santiago,
don Pedro de Baigorri, se manifestó por parte de los ediles
del Cabildo que San Roque era el mejor abogado contra las pestes.
Es decir hasta ahora, dos vascos que ejercían la más
alta magistratura de la gobernación, intercedieron por
la imposición de la fiesta que se trata, los expresados
Diego de Góngora y Pedro de Baigorri. El primero (7)
, nacido en Pamplona, Navarra, quien provenía de la Casa
de los Condes de Benavente. Había prestado servicio en
Flandes, en el sitio de Ostende, y debido a sus actuaciones en
éste como en otros objetivos del reino, a propuesta del
duque de Lerma fue elevado al puesto de gobernador del Río
de la Plata, tal como figura en la Real Cédula del 16
de diciembre de 1617, asumiendo en noviembre de 1618. Cabe destacar
que Góngora fue el primer gobernador de Buenos Aires,
al dividirse en dos la original gobernación del Río
de la Plata (8) .
Entre los objetivos
que cumplió está documentado que apoyó a
los jesuítas y se interesó por el destino de los
indígenas, como por la protección de los menores
(9), obra que sin duda formaba parte
de la idiosincracia del catolicismo puesto en acción.
Por su parte, Pedro de Baigorri Ruiz, nació en Corella,
también Navarra, Caballero de Santiago, fue nombrado gobernador
de Buenos Aires. A ésta arribó el 18 de febrero
de 1653 y falleció en 1670, luego que haber otorgado testamento
en 1669 (10) . Es interesante la
lectura de que ambos funcionarios de la Corona fueron unánimes
en la imposición del Santo, si bien no existe una constancia
final que el Cabildo costeara finalmente de sus propios tal festividad
(11). Pero lo cierto es que a fines
del siglo XVII ya la idea de establecer la Capilla de San Roque
al lado de la Iglesia de San Francisco de Asís era un
hecho, ubicándola en su asentamiento actual en las calles
Alsina (antes Potosí) y Defensa, así las fotos
que se agregan, tomadas en años recientes, que muestran
cómo ha permanecido a lo largo del tiempo.
Así
se conoce que en 1727 el terreno que ocupa la capilla de San
Roque fue vendida por los padres franciscanos a los terciarios,
logrando de esta forma un viejo anhelo de los mismos, por lo
que se obligaron a dar en retribución $5.000 de moneda
corriente, cuyo destino fue concluir la Iglesia de San Francisco
(12). El predio en donde se construyó
la renovada capilla de aquél santo, porque se ha visto
su anterior funcionamiento, ocupó,
"...cuarenta baras de
sitio de largo leste a oeste y de norte asur onze y media para
que en dicho sitio se haga la capilla para la dicha benerable
orden tercera según consta del diseño echo por
el P. Josef Blanqui de la Compañía de Jesús".
La escritura
se formalizó más tarde por el escribano Francisco
de Merlo el 13 de agosto de 1750. En forma posterior, en 1785,
y por una claúsula del convenio de donación, el
convento,
"cedió una y media
varas de ancho por tres de largo para la construcción
de una dependencia de la capilla al lado de la sacristía..."
(13).
Finalmente
el P. Blanchi construyó la capilla y el panteón
y como la tarea demandó un largo tiempo un lego franciscano,
el vasco fray Vicente Muñoz, competente en arquitectura,
se hizo cargo de la dirección junto con el turinés
terciario franciscano Antonio Masella (14)
. No hay fecha exacta de cuánto duró la obra, pero
se presume que la capilla se terminó en 1762. En su interior
estaban consagrados siete altares a una cantidad similar de devociones,
entre ellas Nuestra Señora de la Begoña, es decir,
que se mantenía por entonces una transmisión de
religiosidad similar. Esta se dio tanto en tierras vizcaínas
como en Buenos Aires, lo que marcó a sus habitantes con
un signo perdurable (15) .
Interesa sin
duda saber quiénes fueron los primeros pobladores avecindados
en Buenos Aires que sesionaron en la Capilla de San Roque, bajo
la congregación civil de la llamada Orden Tercera de San
Francisco. De ésta tampoco es mucho lo que se conoce a
pesar de la colaboración dada a luz por el historiador
Enrique Udaondo (16), que expresa
que los terciarios tomaron como centro de reunión de las
asambleas a la Capilla, a la par que ésta cobijó
los enterramientos de sus miembros hasta principios del siglo
XIX.
Y es aquí donde encontramos
las coincidencias espirituales de hondas raíces culturales
entre la procesión que tuvo lugar en Vitoria Gasteiz entre
1915-1930 con determinados rasgos de los que primeramente asumieron
el rectorado de la llamada Venerable Orden Tercera, porque éstos
en su mayoría fueron vascos o estuvieron relacionados
con lazos de parentesco muy estrecho con los mismos. Esta impronta
no fue obra de la casualidad sino de una causa que produjo posteriormente
la instalación y funcionamiento de la congregación
en la preindicada capilla, es decir hubo una veneración
en común. Si bien la lista de los ministros, primer puesto
ejecutor civil de la hermandad, permite observar un variado repertorio
de apellidos vascos y navarros fueron sin duda Roque Samartín
o San Martín de Portugalete y su yerno José Martínez
de Aberasturi, nacido justamente en Vitoria, Álava, lugar
de la procesión mencionada al principio de estas líneas,
los que participaron en la congregación civil religiosa
de San Roque. Son escasas las fuentes que se conservan sobre
la llegada del segundo al Río de la Plata y el resto de
su existencia.
De hecho consta
la presencia Martínez de Aberasturi en Buenos Aires desde
1682 (17) , donde contrajo enlace
dos años más tarde (18)
con doña Antonia de Azócar y San Martín,
hija de Pedro de Azócar (cuyos ascendientes en Chile habían
sido vascos) y Francisca de San Martín. Es interesante
observar que su madre, Francisca, era hija de Roque de San Martín
y María de Humanes, de la más alta sociedad bonaerense
del momento. Martínez de Aberasturi, el que por momentos
se hizo llamar Alvarez Aberasturi y su esposa Antonia de Azócar,
llegaron a dar en garantía a los hermanos menores de ésta,
las casas de su morada que lindaban por el norte (19)
, con los herederos de Juan Antonio de Arregui, de Oñate,
el que estaba casado con otra pariente de los San Martín:
Juana Gutiérrez de Paz. Este matrimonio tuvo varios hijos
religiosos franciscanos e inclusive uno de ellos fue síndico
de su convento.
Por su parte,
Roque de San Martín procedía de Portugalete, Vizcaya,
quien llegó al Río de la Plata en 1631, como Capitán
del presidio de Buenos Aires, descendiente del apellido de igual
nombre de familia de hijosdalgos notorios, de la anteiglesia
de San Martín de Zamudio, cuyas armas estaban representadas
por plata, y tres fajas ajedrezadas de 3 hileras de azur y plata
(20) . Antonia fue criada por sus
tíos Ana de San Martín y el portugués Antonio
Guerrero, casados en 1671, y su dote fue destacable ya que ascendía
a los $6.500. Al fallecer Martínez de Aberasturi a principios
de 1700, Antonia de Azócar y San Martín volvió
a casar, esta vez con Pascual Torres y Salazar quien también
llegó a ser ministro de la Orden Tercera en 1707. Como
si las relaciones allende los mares fueron pocas, una pariente
de Antonia, Luisa de Azócar, casó en Buenos Aires
con Juan de Zamudio, nacido en Baracaldo, bautizado en 1653.
Se repite el apellido Zamudio de aquella anteiglesia de San Martín
de su homónimo. Don Juan Zamudio y sus hijos, como especialmente
los San Martín y el resto de la familia tuvieron una enorme
actuación en la capilla de San Roque, la veneración
de este Santo y la actividad vinculada con la Orden Tercera de
San Francisco, tema sobre el que no es posible extenderse en
esta ocasión.
Cabe expresar
que ministros de la Orden de origen vasco-navarro o con apellidos
que reconocen esta filiación fueron, a lo largo de los
siglos, entre otros, el mismo José Martínez de
Aberasturi (1697); Juan de Arozarena (1737); Diego de Sorarte
(1740); Ignacio Gari (1741); José de Zumelzú (1746);
José de Andonaegui (1747-1748-); Domingo de Basavilbaso
(1756-1760); Vicente de Azcuénaga (1761-1766-1767); Manuel
J. De Borda (1764); Juan M. De Echegoyen (1765); Francisco Zuloaga
(1768); Saturnino Saraza (1774); Bernardo Sancho de Larrea (1777);
José A.Gainza (1779); Domingo Urien (1780); José
García de Echaburu (1786); Cristóbal de Aguirre
(1788); José Blas de Gainza (1791) (21)
; Luis de Gardeázabal (1793); José R. De Ugarteche
(1796); José de Gurruchaga (1797); Manuel Ferreira de
la Cruz (1799); Juan A. Zelaya (1801); Joaquín de Arana
(1803); Martín G. Yáñiz (1808); Tomás
de Balenzátegui (1809) (22)
.
Estas menciones hasta 1810 (si bien como excepción se
indica, por su representatividad, a Francisco Antonio de Beláustegui,de
Forua, ministro en 1823), época del proceso revolucionario
en el Virreinato rioplatense, proyectan la actitud de un grupo
de personas de origen étnico específico asociados
en esta entidad civil que tuvo por epicentro de reunión
la Capilla de San Roque. Ellos llevaron a cabo importantes objetivos
de orden religioso y de caridad a lo largo de sus vidas. En las
festividades del Santo, salieron en procesión por las
calles que delimitaban el sector que más tarde fue Catedral
al Sur hacia la Catedral metropolitana, en la homónima
del Norte, en pleno centro de la ciudad bonaerense. La devoción
se transmitió a través de los siglos como un signo
cultural común. En la actualidad sus seguidores continúan
solicitando su mediación para mitigar los males que los
aquejan. En especial, se reúnen en su capilla los días
16 de agosto, día de San Roque, en una secuencia siempre
renovada de fe y esperanza.
 A la izquierda de la Iglesia
de San Francisco, la Capilla de San Roque.
NOTAS
1.
EUSKONEWS - #36 (4/6/1999) - Atzoko
Irudiak - Arantza Cuesta Ezeiza. (VOLVER)
2. El presente
forma parte de un trabajo de investigación mayor que
se realiza como Investigadora de la Carrera del Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina
(CONICET- CEMLA), vinculado a la Historia de los miembros de
la Venerable Orden Tercera de San Francisco en Buenos Aires,
siglos XVIII-XIX. (VOLVER)
3.
Rómulo Carbia, Historia Eclesiástica del Río
de la Plata, Buenos Aires, 1935, Tomo I, p. 92. (VOLVER)
4. José
Torre Revello, "Festividades religiosas en el Buenos Aires
antiguo", en Junta de Historia Eclesiástica Argentina,
Archivum MCMLV, p. 29. Asimismo, en Archivo General De la Nación,
R.A., Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires,
Tomo V, pp. 80-82 y 90-91. (VOLVER)
5. Enrique
Udaondo, Crónica histórica de la Venerable
Orden Histórica de San Francisco, Buenos Aires, 1920,
p. 21.(VOLVER)
6. Ibídem,
p. 29.(VOLVER)
7. Susana R.
Frías (Dir.)-César A. García Belsunce,
Marcela Huergo, Investigación sobre asentamientos
vascos en el territorio argentino, siglos XVI a XIX, Provincia
de Buenos Aires, 1580-1713, Tomo IV, Buenos Aires, 1999,
p. 161. Varios de los apellidos aquí tratados en Hugo
Fernández de Burzaco, Aportes biogenealógicos
para un Padrón de habitantes del Río de la Plata,
Buenos Aires, 1986-1991, 6 tomos. Asimismo puede seguirse
a Raúl A. Molina, "Historia de la Gobernación
del Río de la Plata, 1573-1776", en Historia
Argentina, (Roberto Levillier, Director), Barcelona, 1968,
Tomo I, pp. 779-783.(VOLVER)
8. S. Frías
y otros, Asentamientos..., p. 161.(VOLVER)
9. Ibídem,
p. 161.(VOLVER)
10. Ibídem,
pp. 141-142.(VOLVER)
11. J. Torre
Revello, Festividades..., p. 29.(VOLVER)
12. E. Udaondo,
Crónica Histórica..., p. 21.(VOLVER)
13. Ibídem,
p. 22.(VOLVER)
14. Ibídem,
p. 22-23.(VOLVER)
15. Cfr. Nora
L. Siegrist de Gentile, "Notas sobre la religiosidad y
transmisión cultural de devociones de los vasco-navarros
en Buenos Aires: 1731-1878": Sociedad de Estudios Vascos,
"Notas sobre la religiosidad y transmisión cultural
de devociones de los vasco- navarros en la ciudad de Buenos
Aires: 1731-1878", en Vasconia N° 27, Cuadernos
de Historia-Geografía, Donostia, 1998. Separata. En San
Francisco se veneraba la Virgen de Arántzazu.(VOLVER)
16. E.Udaondo,
Crónica Histórica..., citado.(VOLVER)
17. S.R.Frías
y otros, "Asentamientos...", p. 175.(VOLVER)
18. Carlos
Jáuregui Rueda, Matrimonios de la Catedral de Buenos
Aires, 1656-1760, Buenos Aires, Fuentes Históricas
y Genealógicas Argentinas, 1987, p. 63.(VOLVER)
19. José
María Pico, "Casas, ranchos y solares de la Ciudad
de Buenos Aires", en Revista del Instituto de Ciencias
Genealógicas N° 28, Buenos Aires, 1997,
p. 359.(VOLVER)
20. Carlos
Calvo, "Los San Martín de Portugalete" en,
Revista del Instituto de Ciencias Genealógicas N°
2, Buenos Aires, 1943, Año II, p. 39-40 y ss. Esta
rama de los San Martín no tuvo nada que ver con la de
José de San Martín, que llevó a cabo las
luchas por la independencia en Sudamérica. (VOLVER)
21. José
Blas de Gainza se emparentó con Roque de San Martín,
citado, a través de su esposa. Los dos últimos
eran primos. La familia de los San Martín siempre estuvo
en relación con la VOT hasta aquí tratada. Varias
de las mujeres de su familia fueron abadesas de la Orden. Ver
a Hialmar Edmundo Gammalson, Los primeros pobladores de Buenos
Aires, Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, Secretaría
de Cultura, 1980, p. 251. (VOLVER)
22. Trabajos
que abarcan aspectos de la VOT y los vascos en: Nora Siegrist
de Gentile, Basques in the contemporary world: migration,
identity, and globalization. Reno-Nevada, July, 6-9-1998,
bajo el título: "Vasco-navarros en Buenos Aires.
Su relación con la Matrícula de Comerciantes del
Sur de España y con la Tercera Orden de San Francisco.
Fuentes contemporáneas para su estudio". En prensa
en el Tomo III de las contribuciones presentadas; Idem, "Filiación
religiosa de los San Ginés-Rodríguez de Vida con
la Orden Tercera de San Francisco", en Boletín
del Instituto de Estudios Históricos de San Fernando
de Buena Vista 6, Buenos Aires, 1997, pp. 51-67; Idem, "Disposiciones
religiosas en testamentos de españoles y sus descendientes
en Buenos Aires. La filiación y su vinculación
"cercana" como terciarios de la Orden de San Francisco:
1730-1870", en Junta de Historia Eclesiástica Argentina,
Archivum XVIII, Buenos Aires, 1998, pp. 9-34; Idem, De
la Ría del Nervión al Río de la Plata.
Estudio Histórico de un proceso migratorio 1750-1850,
Vizcaya, Ayuntamiento de Portugalete, 1998, 206 p. Que trae
referencia a algunos de estos ministros. También, variadas
noticias de su actuación en:. "Familias de origen
vasco-navarras-santanderinas y sus enlaces con el litoral desde
fines del siglo XVIII hasta mediados del XIX"" en
Academia Nacional de la Historia R.A., Noveno Congreso Nacional
y Regional de Historia Argentina, Rosario, 26-28 de septiembre
de 1996, Buenos Aires, 1996. Separata. Durante la primera mitad
del XIX, algunos de los descendientes de esas personas siguieron
unidos en múltiples propósitos civiles y religiosos:
Cfr.: Idem, "Redes sociales, económicas, espirituales
y religiosas de vascos y navarros en Buenos Aires: 1826-1865",
en Ronald Escobedo Mansilla, Ana de Zaballa Beascoechea y Óscar
Álvarez Gila (Compiladores), Emigración y redes
sociales de los vascos en América, Vitoria-Gasteiz,
1996, pp. 479-502.(VOLVER)
NORA SIEGRIST, Lic.
en Historia. UNBA. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas
y Técnicas. Argentina. |