Euskal Herria tras la muerte de Franco (1975-1984)
Emilio Majuelo

Introducción

1. El proceso político: la preautonomía

El Estatuto de Gernika

Las elecciones autonómicas de marzo de 1980

El Amejoramiento del Fuero para Navarra, 1982

El Parlamento Vasco y el Estatuto

2. La economía vasca durante la transición

Los cambios de la demografía vasca

El desempleo

La crisis económica durante el período 1976-1982

Las oscuras perspectivas económicas

 

La historia vasca a partir de 1975 mostró algunas diferencias notables con respecto al proceso general de reforma política emprendida por Adolfo Suárez. Los altos índices de abstención en el referéndum por la reforma política, la existencia de un sistema de partidos complejo, el fortísimo abstencionismo ante el referéndum del texto constitucional y del estatuto autonómico de Gernika, la división territorial vasca entre la CAV y Navarra, o la pervivencia de la lucha armada junto a un potente movimiento independentista son algunos de los rasgos que caracterizan el proyecto transicional en suelo vasco.

Adolfo Suárez y el rey Juan Carlos ISi algo llama la atención en esta nueva coyuntura fue la eclosión de un heterogéneo movimiento sociopolítico que había ido gestándose desde varios lustros atrás. Al mismo tiempo, la creciente represión sufrida por amplios sectores populares durante la década anterior a la muerte de Franco y la canalización de la protesta política mediante su conexión con organizaciones políticas radicales, dieron un peso específico a los movimientos sociales y favorecieron el surgimiento de un mosaico de partidos políticos muy activos cuando en 1976 se planteó el tema de la reforma política. También el número de conflictos laborales declarados durante estos primeros años tuvo un peso muy importante puesto que iban cargados de una creciente crítica de los acontecimientos políticos. El mantenimiento de una política policial fuertemente represiva contra estos movimientos sociopolíticos marcó de algún modo el decurso de la transición en el país, propiciando que el proceso de reforma política iniciado desde arriba por Suárez y el monarca confrontara con esta realidad. Como consecuencia de todo esto, el ensayo de una política de consenso sobre algunos de los temas más trascendentes para el futuro, como la elaboración del texto constitucional y el encaje de los nacionalismos en la futura vertebración territorial del Estado, fue más complicada y sus resultados más inciertos que en otros territorios peninsulares.volver al indice

1. El proceso político: la preautonomía

Suárez había diseñado una política de contención de los nacionalismos periféricos mediante la creación de unos regímenes preautonómicos que impidieran el desarrollo de iniciativas nacionalistas fuera del control del gobierno central. A diferencia de lo que aconteció en Cataluña el proceso preautonómico vasco resultó más prolongado debido a la existencia, además del PNV, UCD y el PSOE, de un nutrido grupo de partidos de izquierda y abertzales y a la ausencia de una hegemonía clara de alguno de ellos, circunstancias que impedían la formalización de un acuerdo político rápido y sencillo. El paso fundamental para la transformación del viejo régimen, la Ley de Reforma Política planteada por Suárez sometida a referéndum a mediados de diciembre de 1976, cosechó un rechazo amplísimo en Guipúzcoa y Bizkaia, con una abstención del 55,1 % y del 46,8 % respectivamente sobre el censo electoral, (el 53,9 % en Vascongadas).

Meses antes, en la primavera de 1976, se había ido configurando un movimiento de alcaldes vascos con el fin de lograr una salida foral autonomista para el país, exigiendo al mismo tiempo la legalización de los partidos políticos, la recuperación del euskera y la defensa de la territorialidad vasca. En apoyo a estas reivindicaciones, en mayo de 1977, un conjunto importante de formaciones políticas (PNV, PSOE, ESEI, PCE, DCV y ANV), se comprometieron en la exigencia del reconocimiento de la personalidad política y administrativa de Euskadi por medio de la elaboración de un Proyecto de Estatuto que, respetando la personalidad política y administrativa de cada región histórica vasca, sirviera de vínculo con la tradicional aspiración al autogobierno del pueblo vasco.

También los movimientos sociales mostraron una gran capacidad de convocatoria y dinamismo tanto antes como después de las elecciones generales de 1977. La lucha por la amnistía y contra la represión ejercida por las fuerzas de orden público y grupos de extrema derecha que seguían actuando de forma brutal contra la población, fueron reivindicadas en múltiples ocasiones gracias a la enorme adhesión popular que alcanzaron. De gravedad extrema y de gran impacto público fueron las agresiones de las fuerzas de orden público durante la huelga general declarada en Vitoria en marzo de 1976 por motivos laborales, con el resultado de cinco trabajadores muertos por disparos, y la protagonizada por grupos paramilitares de extrema derecha que actuaron pocos meses después con el resultado de otros dos muertos en Montejurra (Navarra), lugar de concentración simbólica y de peregrinación del carlismo.

En este agitado y dinámico contexto sociopolítico se celebraron las elecciones generales en junio de 1977 en las que el PSOE (9 parlamentarios), PNV (8) y UCD (7), resultaron vencedores. A los pocos días quedó formada la Asamblea de Parlamentarios Vascos de los cuatro territorios peninsulares en la casa de Juntas de Gernika para exigir la devolución de los derechos históricos del País Vasco mediante la elaboración de un Estatuto de Autonomía.

Esta Asamblea de Parlamentarios Vascos elaboró un régimen preautonómico hasta la aprobación de la Constitución y del Estatuto, creándose el Consejo General Vasco (4.I.1978) órgano que sustituyó a la Asamblea y que afrontó la elaboración del Estatuto de Autonomía, la pacificación, el bilingüismo y la crisis económica. La labor de la Asamblea y luego del CGV se entrecruzó con la oposición creciente al asentamiento de la reforma política que protagonizaba el nacionalismo rupturista representado por la Koordinadora Abertzale Sozialista, el movimiento en favor de la amnistía (Marcha por la Libertad en el verano de 1977) y de la autodeterminación, y con la ofensiva armada de ETA en favor de esos mismos objetivos.

La estrategia esgrimida por el gobierno central ante este cúmulo de custiones interfirieron directamente la labor de la Asamblea de Parlamentarios ya que hizo caso omiso a la exigencia de celebración de las elecciones municipales, no restituyó los Conciertos Económicos de Guipúzcoa y Vizcaya y se dejó arrastrar por los ucedistas navarros en el tema de la incorporación de Navarra al régimen preautonómico común. De esta manera la negativa de estos parlamentarios, los únicos, a formar parte de la Asamblea de los electos vascos fue utilizada tácticamente por Suárez para impedir el fortalecimiento del nacionalismo y la hegemonía política de los socialistas vascos.

Además, esta actitud abrió una fisura entre las fuerzas de la oposición vasca ya que parte de ésta aceptó posteriormente una situación particular para Navarra que exigía, a diferencia del procedimiento establecido para el resto de los territorios, un referéndum por el que los navarros decidirían o no su incorporación al preautonómico vasco común.

Los amplios movimientos populares que se desarrollaron durante estos meses contra la construcción de la central nuclear de Lemoniz (marzo de 1978), en favor de la amnistía (septiembre de 1978) o con motivo de la celebración del día de la Patria Vasca (Aberri Eguna), mostraban la doble vertiente de una realidad social que pivotaba entre la política de institucionalización de la reforma y el arraigo y popularidad de las reivindicaciones socio-políticas que mostraban el rechazo de dicho proceso.


 Concentración contra la central nuclear de Lemoniz en la campa de la Troka en Górliz, 12 de marzo de 1978 (Foto: Enciclopedia Auñamendi)

Los resultados del referéndum constitucional celebrado el 8 de diciembre de 1978 indican el grado de cuestionamiento que dicho texto mereció en estas cuatro provincias y muestra de manera fehaciente las dificultades de asentamiento de la reforma política en esta zona de Euskal Herria. Concretamente en Guipúzcoa y Bizkaia los votos favorables emitidos fueron en torno a un tercio del censo, un 42,3 % en Alava y un poco más de la mitad en Navarra, 50,4 %. Al rechazo del texto constitucional expresado por el nacionalismo radical se añadió la postura abstencionista impulsada por el PNV, que no se sintió suficientemente identificado con la elaboración y el resultado expresado en la Carta constitucional española. Las fuerzas políticas de ámbito estatal, UCD, PSOE y PCE, propugnaron el voto afirmativo.

En el tramo final del período preautonómico quedó elaborado el proyecto estatutario, aprobado el 29 de diciembre de 1978 por la Asamblea de Parlamentarios Vascos, y se preparó la celebración tanto del referéndum estatutario como de las elecciones autonómicas.

De cualquier manera, la situación social y política mostraba las dificultades existentes entre las fuerzas políticas para lograr un acuerdo estatutario consensuado como reflejaron los resultados de las elecciones generales celebradas en marzo de 1979 que dieron el triunfo al PNV en Vascongadas, por delante del PSOE, UCD y Herri Batasuna, la coalición electoral que aglutinó las tendencias rupturistas presentes en la sociedad vasca. Semanas después, los resultados de las elecciones municipales celebradas en abril reprodujeron las tendencias anteriormente observadas en las generales: fuerte crecimiento del nacionalismo vasco representado por el PNV, irrupción del nacionalismo radical representado por Herri Batasuna, pérdida de una importante cuota electoral del PSOE y escasos resultados de la UCD. Como consecuencia de esta nueva situación la presidencia del CGV pasó del socialista Ramón Rubial al peneuvista Carlos Garaicoechea.volver al indice

El Estatuto de Gernika

El proyecto estatutario elaborado por la Asamblea de Parlamentarios tras ser refrendado el 3 de junio de 1979 en Vitoria por los nuevos electos surgidos de las elecciones generales, fue sometido a votación en referéndum celebrado el 25 de octubre de 1979, tras intensas y discretas negociaciones entre el gobierno y el PNV para ultimar el texto estatutario definitivo. Las consideraciones sobre éste reflejan bastante bien los diferentes análisis existentes sobre la situación política vasca del momento. En Navarra, tras el éxito de la estrategia ucedista de segregarla del proceso autonómico común, hubo que esperar hasta 1982 a la aprobación del Amejoramiento del Fuero.

El texto estatutario fue presentado como la actualización de la antigua foralidad, esto es, venía dotado de legitimidad histórica en el que destacaba la relevancia dada al pueblo vasco frente a la primacía tradicional de los territorios forales, y se mostraba como resultado de un pacto político a diferencia de otros estatutos otorgados. El nacionalismo rupturista, sin embargo, rechazó estas consideraciones a partir de la diferenciación entre soberanía y autonomía como conceptos políticos diametralmente distintos, la defensa de la territorialidad vasca y del derecho de los pueblos a autodeterminarse. Principios que identifican el núcleo del nacionalismo rupturista.

Ambas posturas se reflejaron durante la campaña del referéndum en las que el bloque estatutista (PNV, PSOE, EIA, ESEI, PCE, PT, ELA-STV, UGT, CCOO) defendió el voto afirmativo frente a la abstención propugnada por el nacionalismo radical rupturista. Como puede comprobarse, a los cuatro años de haber muerto el dictador las fuerzas políticas vascas aparecen profundamente divididas, resultando imposible la reconstrucción nacional desde una base nacionalista consensuada.

El Estatuto de Gernika recibió la aprobación del 59,77 % del total del censo frente a un 40, 23 % de abstenciones, defendida por la izquierda rupturista en el referéndum celebrado el 25 de octubre de 1979. A pesar del resultado de la votación que obviamente validaba el resultado, y a pesar de la consideración cuantitativa de la abstención técnica, a nadie se le ocultaba la existencia de un problema político de envergadura ante la legitimación de la reforma política en Euskalerria. Tras la ratificación del Estatuto en las Cortes españolas se convocaron elecciones autonómicas en la Comunidad Autónoma Vasca para el 9 de marzo de 1980.

El texto estatutario aprobado mantiene en sus contenidos un cierto equilibrio entre los Territorios Históricos y el nuevo poder político de base nacional, definido por criterios de nacionalidad, territorio, cooficialidad del euskera, ciudadanía vasca y un determinado entramado institucional. Pero al excluirse de su traspaso a la CAV las competencias exclusivas del Estado, el Estatuto quedaba configurado inicialmente como un texto de mínimos que, a posteriori, mediante la negociación, iría desarrollándose en la medida que los acuerdos políticos fueran produciéndose. En consecuencia, el grado competencial adquirido iba a ser la medida del desarrollo legislativo.

La configuración de los poderes políticos de la CAV se fundamentan en la separación de poderes. Así, el Parlamento Vasco es elegido mediante el sufragio universal y éste elige al Lehendakari del Gobierno Vasco, que detenta el poder ejecutivo y que está sometido al Parlamento mediante el recurso a la moción de censura de la política gubernamental. El Estatuto de Gernika supuso el alcance de competencias educativas, culturales, económicas, administrativas y policiales. Aunque estos campos competenciales pronto pasaron a ser terrenos de disputa entre UCD, desde el gobierno central, y los grupos mayoritarios nacionalistas de Vascongadas.volver al indice

Las elecciones autonómicas de marzo de 1980

Las primeras elecciones autonómicas que se celebraron con el texto estatutario aprobado dieron un amplio triunfo al PNV, que obtuvo el 38,8 % de los votos válidos emitidos, seguido de Herri Batasuna, con el 16,5 %, y del PSOE, 14,2 %. Carlos Garaicoechea elegido Lehendakari del Gobierno Vasco marcó como objetivos de actuación gubernamental la consolidación de las nuevas instituciones y el tratamiento, entre otros temas, de la normalización lingüística, la pacificación y el paro. Al mismo tiempo, se inició el traspaso de algunas competencias importantes, entre las cuales destaca la recuperación del Concierto Económico (29.XII.1980), fundamento clave para el desarrollo del autogobierno al hacer viable la asunción de nuevas competencias.

Los resultados electorales mostraban igualmente la fortaleza del independentismo vasco. El rechazo a la reforma política española y a su desarrollo estatutario siguió simbolizado por la coalición Herri Batasuna que mantuvo la defensa del derecho de autodeterminación, la amnistía y la reunificación territorial vasca, e insistió en la negociación política entre ETA y el Estado para la resolución del conflicto. Tanto Herri Batasuna como ETA fueron un punto de referencia político para los movimientos sociales que se desarrollaron en Euskal Herria a lo largo de los años 1980. Esta última además continuó empleando la lucha armada con un balance de varios cientos de muertos con campañas muy intensas durante los años de 1978 a 1980.

La situación política vasca vino marcada durante estos meses por el incipiente asentamiento institucional derivado del Estatuto, por la existencia de fuertes movimientos sociales y por las numerosas acciones armadas llevadas a cabo por ETA militar, y se complicó aún más tras la dimisión de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno, el golpe de estado del 23-F de 1981, y la consiguiente promulgación de la LOAPA (Ley Orgánica para la Armonización del Proceso Autonómico) cuyo fin no era otro que "reconducir" el futuro desarrollo autonómico en detrimento, en este caso, de la incipiente autonomía vasca. Los terribles efectos sociales de la profunda crisis económica que afectó a Euskal Herria, el paro inmenso y la desindustrialización y reconversión del tejido productivo, marcaron el inicio de un giro radical en el paisaje socio-económico presente desde hacía décadas en el país.

En este contexto de suma inestabilidad política general se celebraron las elecciones generales de octubre de 1982, que modificaron el panorama político español al resultar triunfante por mayoría absoluta el PSOE. Pero el gran avance socialista en la CAV no fue a costa de las tres opciones nacionalistas vascas que concurrían a las elecciones, PNV, HB y Euskadiko Eskerra, ya que éstas incrementaron su número de votos. Los grandes derrotados fueron la UCD, AP y el Partido Comunista de Euskadi. En Navarra, a pesar del incremento de votos del nacionalismo radical, la coalición de derechas también aumentó su número de votos, aunque fueron los socialistas los que mejores resultados obtuvieron.

Sin embargo, el nuevo ejecutivo socialista presidido por Felipe González pronto mostró su escasa voluntad para dotar al Estatuto de Gernika de contenido competencial, reflejada en la inactividad de la que hizo gala la Comisión Mixta de Competencias durante estos años.

Mientras tanto, el Parlamento Vasco siguió legislando sobre materias importantes como Sanidad-Osakidetza, se aprobó el Estatuto de las ikastolas, comenzó a emitir ETB, se puso en marcha la Ertzaintza, se legisló sobre materia económica y el paro, se convocó la Mesa por la Paz y se adoptaron medidas de urgencia tras las amplias destrucciones materiales y de vidas humanas que ocasionaron las lluvias torrenciales de agosto de 1983.volver al indice

El Amejoramiento del Fuero para Navarra, 1982

La táctica ucedista para el apartamiento de Navarra de un proyecto territorial conjunto vasco se mostró exitosa tras el refrendo dado por el PNV y el PSOE a esa política durante el período preautonómico. La singularización institucional de Navarra se construyó bajo una falsa legitimación histórica, la consideración de una ley ordinaria (Ley de Modificación de Fueros de 1841) como si fuera una Ley Paccionada, y la creación de un órgano foral competente a partir de una instancia meramente administrativa (Real Decreto para la creación del Parlamento Foral en 1979). A ello se sumó una imprecisión jurídica expresada en la Disposición Adicional 1ª de la Constitución española, por la que los "derechos históricos de los territorios forales" quedaban bajo el amparo constitucional.

De resultas de todo ello, en Navarra no hubo un período preautonómico similar al de otros territorios en el que se siguieran las pautas constitucionales, excepto la referencia citada a los "derechos históricos", que fue utilizada para evitar la consulta popular que refrendara, en su caso, por vía referéndum el resultado de este proceso institucionalizador.

Desde mediados de 1980 fueron elaborándose las bases para la reintegración foral y la futura organización de las instituciones forales. El Amejoramiento del Fuero resultante fue fruto de una negociación entre los comisionados representantes del Estado y los de Navarra, representación de la que habían sido excluídos los representantes de las opciones nacionalistas vascas, sin que siguiera el mismo camino de elaboración que los otros Estatutos de Autonomía. El texto del Amejoramiento quedó oficialmente aprobado el 10 de agosto de 1982, sancionando de hecho la separación institucional de los territorios vascos peninsulares.volver al indice

El Parlamento Vasco y el Estatuto

En las elecciones autonómicas celebradas en febrero de 1984 resultó vencedor el PNV que obtuvo sus mejores resultados electorales hasta la fecha, 42 % de los votos emitidos, seguido del PSOE con el 23 %, Herri Batasuna con el 14,6 % y EE el 8 %. La progresión socialista fue notable así como pobrísimo el empuje electoral mostrado por la derecha españolista, 9,3 %. Resultados que tendencialmente reproducen los obtenidos en las elecciones forales y locales de mayo de 1983.

Tras la formación del nuevo Parlamento y durante el período de 1983-1984 el desarrollo del Estatuto fue prácticamente nulo, no reuniéndose el pleno de la Comisión Mixta ni en una sóla ocasión, lo que demostraba la escasa voluntad política del Gobierno Central de desarrollar competencialmente el Estatuto de Autonomía. Por otra parte, el mantenimiento de las posturas contrarias a la vía estatutaria desde la izquierda abertzale siguió siendo importante a pesar de la fuerte represión a que fueron sometidos los movimientos sociales en torno al independentismo vasco (8.585 personas detenidas entre 1978 y finales de 1984; 419 presos políticos en este último año; utilización de la guerra sucia surgida desde antes de la muerte de Franco, y desde finales de 1983 con la irrupción del GAL, organización terrorista surgida de las estructuras del Estado). Además la vida política en la CAV quedó marcada en este último año por un hecho trascendental que llevó a la fractura del nacionalismo moderado.

Pues efectivamente, la hegemonía electoral y política del PNV en las instituciones vascas se puso en entredicho debido a los graves problemas internos que se manifestaron con ocasión de la gestación y aprobación de la Ley de Territorios Históricos (23.XI.1983). Las diferentes interpretaciones sobre la misma versaron sobre el mayor o menor poder que debieran ejercer las instituciones de carácter provincial o las de ámbito gubernamental. El Gobierno Vasco vio discutido por su propio partido, el PNV, su planteamiento sobre los Territorios Históricos, de modo que su derrota en este tema supuso una ampliación competencial de las Diputaciones Provinciales y la consiguiente dimisión de Carlos Garaicoechea como presidente del Gobierno Vasco en 1985.volver al indice

2. La economía vasca durante la transición

La economía vasca debido a su interrelación con la economía española siguió unas pautas similares en la evolución de la crisis económica que afectó a ambas desde 1974. Sin embargo, el impacto social y económico de las consecuencias de ésta, emigración, desempleo y desindustrialización, fue mayor en Euskal Herria debido a la importancia que históricamente ostentaba el tejido industrial vasco, que quedó afectado enormemente en sus estructuras.

Los cambios de la demografía vasca

Durante el período de 1975 a 1983 se produjeron importantes variaciones en el comportamiento demográfico de la población vasca respecto a la del período inmediatamente anterior. En líneas generales, estas variaciones quedan reflejadas en el descenso de la tasa de crecimiento demográfico (1,75 % entre 1970-1975; 0,55 % entre 1975-1982), la aparición de flujos migratorios negativos y en el descenso mantenido de la tasa de natalidad. La misma tendencia se observa en la evolución de la tasa de mortalidad, ya de por sí baja, que siguió descendiendo más aún repercutiendo en la evolución demográfica de este período, como se observa en el siguiente cuadro.

 Tasa de Natalidad y Mortalidad
(nº de nacidos y fallecidos por mil)

 

Natalidad

 

Mortalidad

1975

1982

1975

1982

Álava

19,33

12,01

6,66

5,20

Guipúzcoa

18,24

12,08

6,44

5,76

Navarra

17,11

12,63

8,99

8,38

Vizcaya

19,64

10,97

6,81

6,24

De este modo, la población se envejeció, al estrecharse la base de la pirámide poblacional, y los efectos de la crisis económica se dejaron notar en el comportamiento de los movimientos migratorios.

Efectivamente la poca fortaleza del mercado de trabajo y la renqueante actividad económica incidieron en la evolución negativa del saldo emigratorio en las provincias costeras, más industrializadas, ya en los años 1976 y1977. De esta manera, el saldo emigratorio del País Vasco marítimo desde 1978 hasta 1982 fue negativo y supuso un total de -37.338 personas. Entre 1978 y 1981 salió el 13 % de la población que entró entre 1962 y 1976, dirigiéndose no solamente hacia las zonas de recepción habituales sino, y esto es un fenómeno novedoso, hacia sus lugares de origen, Andalucía, Extremadura, Galicia, etc.. La emigración de contingentes de población del País Vasco constituyó un elemento, si no novedoso, ya olvidado en la historia del país.volver al indice

El desempleo

Otro aspecto caracterizador de la economía vasca de este período fue la aparición del fenómeno del desempleo. Entre 1976 y 1983 se perdieron 139.400 empleos, afectando de manera extraordinaria esta reducción al sector industrial que perdió la cuarta parte de los efectivos con que contaba en 1976 (-104.700 puestos de trabajo, de los cuales 38.400 pertenecían al sector de la construcción) y al sector primario (-28.000). El sector servicios fue el único que no sólo mantuvo su porcentaje de empleo sino que lo incrementó con la incorporación de 4.000 nuevos trabajadores.

Esta pérdida de empleo está en relación con las crisis empresariales que, en forma de regulaciones de empleo, suspensión de pagos y cierre de empresas, abundaron durante estas fechas. A su vez, la actividad inversora se ralentizó ante la baja rentabilidad del capital, lo que supuso menor creación de empleo, a lo que se añadió, como último factor interviniente en las modificaciones del mercado de trabajo, la reconversión de los distintos sectores productivos en aras de lograr una mejor dimensión empresarial y de competitividad.

Por todo ello no es de extrañar que la tasa de actividad (población activa/población total) descendiera en un 3,6 % entre 1976 y 1982. Con todo lo más preocupante fue el fuerte incremento de la tasa de paro (número de parados/población activa) desde 1977, tasa del 4 %, hasta 1983, tasa del 19,4 %, con mayor incidencia en Bizkaia (22,5 % en 1983) y menor en Alava (14,4%), y especialmente intensa en los sectores jóvenes entre los 16 y 24 años, (56,9 % del paro en la CAV). Tasa de paro que tendió al alza en los años siguientes.volver al indice

La crisis económica durante el período 1976-1982

El sector primario vivió instalado en la crisis como ponen de manifiesto los siguientes factores: la participación decreciente de la agricultura en la economía vasca, (el 3,3 % del total en 1981); la disminución de la población activa agraria respecto al total de la población activa, (16 % en Navarra, 11,4 % en Alava, el 5,6 % en Guipúzcoa y 4% en Vizcaya); el diminuto tamaño y la desaparición progresiva de las explotaciones agrarias; el profundo envejecimiento de la población agraria y la escasa rentabilidad obtenida por persona empleada, a pesar del aumento de la productividad, lo que explica la intensidad de la pérdida de empleo.

Manifestación el 1 de Mayo de 1978 en Donostia
Manifestación el 1 de Mayo de 1978 en Donostia

Respecto al sector pesquero los factores de crisis se centraban además de los relacionados con la subida de los precios del combustible y la pérdida de los caladeros tradicionales, en la atomización del sector, el aumento de los costos de explotación y las dificultades para una eficiente comercialización, junto al envejecimiento técnico de la flota y a la fuerte dependencia de los bancos de pesca extranjeros, todo lo cual influyó en la pérdida de la cuota de participación en la economía española.

La evolución del sector industrial estuvo marcada por la ineficacia de la administración para realizar un diagnóstico serio de la crisis económica a la que se consideraba como coyuntural. Las grandes reformas fiscal, financiera y administrativa quedaron sin ser abordadas, a pesar de la letra de los pactos de la Moncloa, y a partir de 1981 se inició la política de reconversión industrial y desde 1982 de reindustrialización. La reconversión afectó a la siderurgia integral, acero común y aceros especiales, construcción naval, electrodomésticos de línea blanca y componentes electrónicos, cuyas empresas afectadas recibieron para su realización, aportaciones financieras en forma de subvenciones, créditos y avales, por valor de 88.012 millones de pesetas. Los efectos de esta reconversión en la pérdida de empleo fueron cuantiosos, estimándose en 14.982 los puestos de trabajo que desaparecieron en el período 1981-1985, y se dejaron notar con intensidad en el descenso de la producción industrial. Todos estos factores han llevado a la pérdida de importancia del País Vasco en el conjunto de la economía española.volver al indice

Las oscuras perspectivas económicas

El déficit comercial y público, el alto índice de inflación o el incremento galopante del paro, indicaban a las claras la gravedad de la crisis que afectó a la economía española y vasca. Las soluciones efectivas a la misma se demoraron al no haber tenido en cuenta la aparición e implantación de tecnologías nuevas que como la microelectrónica estaban revolucionando el campo de la información y exigía una creciente especialización de los agentes que intervienen en el proceso productivo. La crisis política, visible en los últimos gobiernos de la UCD, y la envergadura de los nuevos retos económicos, se implementaron a los procesos de destrucción de empleo y de reconversión sectorial, añadiendo más dificultades para el correcto análisis de la crisis y la resolución de los problemas.

La posterior adhesión a la CEE propició una más amplia internacionalización de la economía española y vasca, teniendo que atender desde ese momento a las normativas generales elaboradas en Bruselas y a la acción de una mayor competencia internacional. De esta forma, los problemas económicos y sociales derivados de la crisis no pudieron tener una solución efectiva en el ámbito de la renovación tecnológica y a tenor del modesto grado de institucionalización en la CAV tras la formación del Gobierno Vasco y la ampliación de la administración propia.

En torno a 1985, en plena crisis política del partido gobernante, el PNV, la economía vasca se situaba en unas coordenadas entre las que sobresalían la altísima tasa de paro, un crecimiento económico ralentizado, el impacto de la introducción de las nuevas tecnologías, el fin de la anterior ola de crecimiento expansivo, y la apertura a la competencia internacional.


Emilio Majuelo, Historiador


Euskonews & Media 47.zbk (1999 / 9-24 / 10-1)


Dohaneko harpidetza | Suscripción gratuita | Abonnement gratuit |
Free subscription


Aurreko Aleak | Números anteriores | Numéros Précedents |
Previous issues


Kredituak | Créditos | Crédits | Credits

Eusko Ikaskuntzaren Web Orria

webmaster@euskonews.com

Copyright © Eusko Ikaskuntza
All rights reserved