Eneko
Olasagasti, cineasta y miembro de la productora "Tentazioa" |
"Nuestro mercado no es capaz de amortizar los productos
audiovisuales" * Traducción al español del original
en euskera |
Ainhoa Irazu |
El donostiarra Eneko Olasagasti tiene
amplia experiencia en el mundo audiovisual. Ha dirigido numerosas
teleseries de éxito que hemos podido ver en ETB. Hace
poco más de un mes estrenó su segundo largometraje
realizado junto con Carlos Zabala: "Sí, quiero".
Hemos conversado con este miembro de la productora "Tentazioa"
sobre teatro, cine y, en general, sobre el mundo audiovisual.
-
- -Has realizado varias
teleseries para ETB. Muchas veces has manisfestado que, por motivos
de financiación, resulta difícil hacer ficción
en la televisión pública autonómica. ¿De
tan poco dinero dispone ETB para la ficción?
Sí. De muy poco. El mayor problema reside en la política
de ETB para la obtención y distribución del dinero.
Hay graves problemas de esponsorización. Dar con unos
espónsors para la teleserie "Ertzainak", por
ejemplo, nos ha resultado muy difícil. La política
publicitaria de ETB es muy concreta. Si damos con un espónsor
para realizar nuestras teleseries, debemos someternos a esa política.
Es decir, que ese dinero, al final, va a parar a ETB. ETB no
permite que el dinero proveniente de la esponsorización
vaya directamente a las productoras. Debido a la política
de ETB, es difícil encauzar la financiación privada.
De modo que nuestro propósito de miras al futuro es conseguir
esos recursos económicos antes de elaborar el producto.
-En alguna ocasión te has posicionado a favor la
reducción de las horas de emisión de ETB. No obstante,
gran parte de la programación se compone de repeticiones.
¿Qué se puede hacer para conseguir una programación
de calidad?
Es cierto que ETB incluye muchas repeticiones en su programación.
Sin embargo, la programación es de 24 horas. Todos los
recursos económicos se encaminan a ella. En mi opinión,
hay que estudiar otras fórmulas; por ejemplo, ¿por
qué no realizar una emisión desde las seis de la
tarde hasta las once de la noche? No es una fórmula que
se haya inventado aquí, porque ya se viene haciendo en
otros lugares. Si la programación fuera de cinco horas,
los recursos económicos se distribuirían entre
menos productos. De modo que la reducción de la emisión
mejoraría la calidad de la programación.
-Recientemente declaraste que nos asemejamos a los taiwaneses.
Ellos producen muy barato, pero sus productos son competitivos
y exportables. Los de aquí, por contra, no son ni competitivos,
ni exportables. ¿Qué es lo que falla?
Los productos de aquí no se venden fuera porque les falta
calidad. Si comparamos nuestros recursos con los de otras televisiones
generalistas, veremos que hay una enorme diferencia. Los actores
aquí también son buenos. Las historias son parecidas.
En cuanto a la realización, la situación es similar,
pero el envoltorio del caramelo es muy distinto. Quizás
el caramelo sea en ambos casos bueno, pero el envoltorio no.
Cuando mencioné lo de los taiwaneses, me refería
a que nosotros conseguimos producir muy barato. Pero en Madrid
cobraríamos mucho más por el trabajo realizado.
Aquí, un capítulo de una teleserie cuesta 10 millones;
en Madrid, 60. El desequilibrio es demasiado grande. Todo eso
influye mucho en la calidad. Por lo tanto, el producto no es
competitivo; no es exportable. La clave está en la financiación.
Si queremos que nuestras producciones tengan un buen nivel, tendremos
que gastar más dinero en la producción.
-A pesar de que se exprese que hay que fomentar la producción
propia, en ETB predominan las producciones extranjeras. En lo
que respecta al precio, las producciones de aquí no serán
comparables con las de fuera, ¿no es así?
Hay un mercado universal. Como dices, las producciones extranjeras
son mucho más baratas. En ETB, al igual que en otras televisiones,
predominan las producciones estadounidenses. Los americanos amortizan
sus producciones en EEUU, y luego las venden muy baratas en otros
mercados. Es evidente que en el aspecto del precio, nuestros
productos no pueden competir con los de EEUU.
-No obstante, ¿se
realiza un esfuerzo real por impulsar la producción propia?
Poco a poco se han ido dando pasos. Por ejemplo, en el ámbito
de la ficción se produce mucho más que hace ocho
años. Además, los profesionales debemos ser capaces
de responder a ese reto. Esta profesión es joven en este
país, y los profesionales tenemos que llegar a la madurez.
Nosotros somos la primera generación que ha entrado en
el mundo audiovisual. Nadie lo ha hecho antes que nosotros. En
este sentido, quienes nos sigan tendrán mejor suerte,
porque tendrán unos referentes. Creo que en ese aspecto
se ha avanzado. Otra cuestión diferente es cómo
se produce y en manos de quién se dejan los trabajos de
producción. Ése es otro tema. Ahí, no voy
a decir que haya mafias, pero sí que hay un monopolio.
-¿Qué se puede hacer para acabar con ese
monopolio?
No lo sé. Lo que nosotros hacemos es ofrecer productos.
Por otra parte, hay unas productoras que venden muy barato, como
por ejemplo Pausoka. A los responsables de ETB les interesan
sus producciones, porque les sale barato. Si nosotros somos taiwaneses,
los de Pausoka son chinos; es decir, que producen más
barato todavía. A ETB le resulta muy difícil decir
que no a las casas que venden barato. ¿Cómo ofrecer
si no un "culebrón" todos los días?
-¿Y cuál puede ser la clave para poner término
al monopolio de las producciones extranjeras?
Ese tema no está en nuestras manos. Hace unos años,
en Venecia se reunieron directores de cine para debatir sobre
ese tema. Algunos países han tomado medidas contra el
monopolio de los EEUU; Francia, por ejemplo, ha puesto en vigor
una normativa protectora. De todos modos, casi el 80% del mercado
audiovisual de Europa está en manos de los EEUU. Hay que
tratar ese tema en términos más amplios.
-¿No deberíamos seguir el ejemplo de Francia,
implantando una normativa protectora?
Si ETB cumpliera la normativa de la Unión Europea, habría
más dinero para los productos de casa. La Ley de la UE
es una medida para luchar contra la producción que nos
llega desde los EEUU. Tiene por finalidad fomentar los productos
locales. Claro que esas producciones tienen que estar cerca de
la gente. Ahora se ha visto que los productos aquí producidos
están más cerca de la gente, de lo que la gente
siente. Y cuando digo los de aquí, me refiero a los europeos:
los de España, los de Francia, etcétera. La clave
del éxito de las producciones de Europa ha sido la proximidad.
-¿Qué traería consigo el cumplimiento
de esa normativa de la Unión Europea?
Según esa normativa, las naciones de la UE están
obligadas a dirigir el 5% de su presupuesto a la ficción:
películas, teleseries, "TV móviles",
etcétera. ETB no cumple ese requisito. Para ETB todo es
producción propia, todo es producido en casa: las teleseries,
los concursos, los magazines, y todo lo que se hace. Entonces,
la ficción sale perdiendo. Si se cumpliera la ley de Europa,
andaríamos bastante bien a nivel de producción
propia. De todos modos, eso puede ocurrir dentro de poco. Ahora
ETB va a invertir en infraestructura. Eso está bien, pero
aunque se disponga de hermosos platós para teleseries
o lo que sea, si no hay recursos económicos para realizar
los productos, éstos siempre serán mediocres.
-Vuestra última serie se titula "Ertzainak".
¿Cuál ha sido vuestro reto?
Por una parte, romper con la línea que llevábamos.
Hasta ahora hemos realizado comedia o "dramedia", y
queríamos pasar a otro género. Además, deseábamos
responder a una situación sociopolítica concreta,
siempre desde nuestro punto de vista. Evidentemente, procuramos
que nuestro producto fuera competitivo, aunando una vez más
las fuerzas para conseguir un producto de calidad. Desde el punto
de vista de la credibilidad, hemos querido avanzar unos pasos.
Los elementos de trabajo han sido realistas. De modo que no sirven
los decorados mediocres; no sirve emplear cualquier euskera...
Hay algunos requisitos que tomar en cuenta. Nuestro reto era
elaborar un producto que cumpliera con todos ellos. Lo que en
definitiva queríamos era que los espectadores no identificaran
"Ertzainak" con otras teleseries de ETB.
-Ya habéis realizado
varios capítulos de la teleserie, pero, por motivos presupuestarios,
no se ha llegado a ningún acuerdo con ETB. ¿Cuál
es el fondo del desacuerdo?
Yo decía a mis compañeros de trabajo que, de tener
nosotros alguna culpa, sería la de andar fuera de tiempo.
Fuera de tiempo en dos sentidos: políticamente, y en lo
referente a las condiciones de producción. Políticamente,
no hemos andado fuera de tiempo. Creo que ha sido un momento
adecuado para socializar la teleserie. Hemos tenido altibajos,
pero eso me parece muy normal, porque en este país las
cosas han estado políticamente muy polarizadas. Yo creo
que hemos fallado en las condiciones de producción. Hemos
fracasado en la previsión del tiempo, porque pensábamos
que terminaríamos la producción en pocos días.
Sin embargo, hemos necesitado más tiempo. Por eso, quedamos
fuera de las condiciones negociadas. Finalmente, preparamos 7
capítulos. De cara al futuro, ETB dice que la teleserie
continuará. De todos modos, eso está por ver. Para
seguir con la producción se necesita dinero.
-Has mencionado la credibilidad. En ese aspecto, varios
medios de comunicación han criticado la teleserie "Ertzainak"
por no coincidir con la realidad, por asemejarse demasiado a
las teleseries policíacas norteamericanas...
Nosotros no realizamos documentales. Hacemos una interpretación
de la realidad, es decir, ficción. Puede que esté
de acuerdo con quienes dicen que la teleserie, al principio,
era quizás demasiado blanda. Pero en los capítulos
que estamos escribiendo ahora queremos reflejar otras actitudes.
En resumidas cuentas, la teleserie la hemos hecho con toda nuestra
humildad. No obstante, creo que la gente tiene muchos prejuicios.
En ese aspecto, tras haber leído esas opiniones que han
aparecido, me da la impresión de que la gente es muy inocente.
Con algunas cosas estoy de acuerdo, pero con otras no. Lo cierto
es que las críticas llegan de todas partes.
-Antes, en las teleseries, utilizabais el euskera unificado,
y ahora, sin embargo, los dialectos...
En determinados casos, como por ejemplo en las teleseries "Bi
eta bat" y "Jaun eta Jabe", el lenguaje se aproximaba
al habla de los actores. Nunca hemos creído en un euskera
unificado puro. Yo siempre he pensado que hay que acercar el
euskera al lenguaje de la calle. Hay que trabajar por el euskera
unificado, pero, en mi opinión, en el campo lingüístico
lo más importante son la vivacidad y la credibilidad.
En la comedia eso es más fácil, porque no se sirve
de planteamientos tan realistas. Sin embargo, en el teatro y
en el cine, como en Maité, no utilizamos el euskera unificado.
Sólo unos personajes lo hablaban. En ese momento, había
que hablar en euskera unificado. Nosotros intentamos actuar de
otro modo, pero la apuesta por la credibilidad y la frescura
fue muy criticada. En estos momentos esa apuesta es mucho más
clara. ¿Cómo actuaremos de ahora en adelante? Dependerá
del producto y de los personajes. Hemos localizado la teleserie
"Ertzainak" en Bergara, para hacerles un hueco a los
actores de Gipuzkoa y Bizkaia, para poder emplear el habla guipuzcoana
y vizcaina, para no caer en el "guipuzcoarrismo" y
el "vizcaitarrismo", etcétera. Cada producto
te proporciona una actitud diferente. Es el producto en sí
mismo el que impone las condiciones del tratamiento de la lengua.
Al fin y al cabo, nuestro trabajo consiste en reflexionar en
torno a ello. Si aciertas, el producto será más
redondo.
-Hace poco
habéis estrenado vuestra segunda película: "Sí
quiero".
¿Por qué habéis seleccionado a actores de
fuera? ¿No hay en Euskal Herria actores como para realizar
esa película?
Sí, pero eso ha sido cosa de la coproductora. Cuando la
casa ALTA decidió incorporarse a la película, impuso
una serie de condiciones. Nuestro propósito es llegar
a todos los mercados. Para eso, hemos escogido unos actores que
son conocidos en el estado español, porque los nuestros
fuera son desconocidos.
-Durante las últimas décadas,
se ha ido creando la industria cinematográfica en Euskal
Herria: iluminadores, técnicos cinematográficos,
guionistas, microfonistas... ¿Cómo se ha desarrollado
la evolución?
Yo creo que estamos en ello. Al no vislumbrar el final del camino,
no sabemos con certeza en qué punto nos encontramos. Estamos
avanzando poco a poco, porque en esta profesión no se
pueden dar pasos rápidos. Si supiera dónde está
el final, te podría decir si estamos o no cerca de él.
Pero no te lo puedo decir. Vamos haciendo el camino. Cada año
hay mejores profesionales, y a medida que se hagan cosas, los
profesionales serán aún mejores. En esta profesión,
ninguna cosa te brinda lo que la experiencia. Iremos mejorando
a medida que trabajemos. Los guionistas, mientras publiquen sus
guiones, realizarán mejor su trabajo. En la literatura,
ahora se publican muchos más libros que hace 20 años.
La literatura vasca se ha normalizado a base de trabajarla. Lo
mismo sucederá con el teatro, la televisión y el
cine.
-¿Qué límites encuentra la industria
audiovisual de aquí?
La industria de aquí tiene un nivel bastante bueno. Sin
embargo, en algunos casos tenemos que salir fuera. Por ejemplo,
aquí hay pocos montadores. Si quieres hacer algo en ese
campo, tienes que salir fuera. En general, en todos los trabajos
de laboratorio se sale fuera. Ese proceso cinematográfico
lo tienes que terminar a la fuerza en Madrid. Nuestra industria
no da para tanto.
-¿Cuáles serían las prioridades a
desarrollar?
Una sería el ámbito del montaje. La segunda, el
del guión. El guión es muy importante, porque es
la base del producto. Así que es difícil sacar
algo bueno de un guión malo. En ese sentido, la sociedad
de guionistas está trabajando mucho. En lo que respecta
a la profesión de actor, tenemos más de 200 actores,
pero sólo 20 son buenos. En general, es necesario hacer
una fuerte inversión. Tampoco hace falta demasiado dinero
para reforzar y mantener la industria audiovisual. Pero me parece
que falta voluntad política. Nosotros no podemos amortizar
un producto en el mercado que tenemos. Para que el producto sea
amortizable tenemos que ir a otros mercados y cumplir los requisitos
de eso mercados, tales como trabajar con actores españoles,
etc. Si deseamos hacer una película desde nuestra perspectiva,
necesitaremos subvenciones para que no tengamos que supeditarnos
a esos requisitos comerciales. Lo que ocurre es que nuestro mercado
no es capaz de amortizar los productos. Maité, por ejemplo,
tuvo un gran éxito. Pero no dejó más que
30 millones en taquilla. La película tuvo un presupuesto
de 120 millones. De modo que, aun resultando exitosa, no resultó
rentable.
-Vayamos ahora a otro tema
muy ligado al cine: el teatro. Frecuentemente comparamos Euskal
Herria con Cataluña, donde cuentan con la Escuela Nacional
de Teatro y con salas como el Teatre Neu. ¿En qué
cojeamos nosotros?
Aquí nos faltan muchas cosas. No tenemos un teatro nacional,
ni una escuela de teatro pública, ni escuelas de cine.
La principal consecuencia es que cada cual anda por su cuenta.
No hay coordinación. Aquí se quieren tener una
televisión pública y una ficción propia,
pero no se toman en cuenta los elementos que los vayan a posibilitar.
Hace un tiempo tuvimos la escuela de teatro, pero debido a unos
errores políticos desapareció. Nadie se ha esforzado
por volver a ponerla en funcionamiento. Es necesario organizar
la escuela de teatro. Si no, ¿de dónde saldrán
actores nuevos? Y cuando digo actores, me refiero a otras profesiones
y elementos del teatro. Me parece que las instituciones deberían
ponerse de acuerdo sobre ese aspecto. Habría que aliar
la cultura y la educación por una vez.
-Según datos de Sarea (red teatral del País
Vasco peninsular), en las capitales del País Vasco peninsular
se organizan cada vez menos representaciones teatrales. Los grupos
teatrales sostienen que los programadores no organizan obras
en euskera. Los programadores, por su parte, que hay pocas obras
de teatro en euskera. ¿Qué opina al respecto?
En mi opinión, todo eso es un problema de programación.
Hay una gran dejadez por parte de las instituciones. Aquí,
en San Sebastián, hace un tiempo se elaboró una
programación que tuvo seguimiento, y en torno a ella se
formó un público y la tendencia a ir al teatro.
Se programaba en euskera y las salas se llenaban. Eso sí,
el mero hecho de que la obra sea euskera no llena el teatro.
Lo que lo llena es la propia representación. Por otra
parte, se ha extendido la convicción de que la gente no
acude a las representaciones en euskera, y eso no es cierto.
De modo que los programadores deberían programar más
obras en euskera. No creo que se puedan mezclar éxito
y lengua. El éxito depende de la representación,
es decir, de si a la gente le gusta o no le gusta. Con la obra
"Ama Begira ezazu" ofrecimos 160 representaciones en
euskera. Eso sí, fuimos a todos los lugares posibles.
Creo que no tendría por qué ser la lengua la que
fijara las condiciones de producción y exposición.
-De todos modos, muy pocos textos se escriben originariamente
en euskera...
Escribirse, sí que se escriben textos en euskera, pero
pocos. La mayoría de los textos se escriben originariamente
en castellano. Muy poca gente tiene por profesión el escribir
guiones. Es difícil vivir de la escritura. Además,
desgraciadamente, el teatro vasco se ha localizado durante mucho
tiempo entre los aficionados. Eso, más que favorecer,
lo que ha hecho es perjudicar al teatro en euskera. Muy pocos
grupos de nivel profesional se han servido de textos originarios
en euskera. Nosotros los solemos buscar muchas veces, pero es
muy difícil dar con textos en euskera. Por eso, ahora
hemos ido a Cataluña. Allí el mundo teatral tiene
más fuerza. Hay una joven generación de autores
que escribe textos. El teatro de allí, en el aspecto de
la escritura y los moldes, es mucho más moderno que el
de aquí.
-Siendo así las cosas, ¿existe un teatro
vasco? ¿Y un cine vasco?
Ni una cosa ni la otra.
-¿Qué características deberían
reunir el cine y el teatro para obtener el label vasco?
La producción; es decir, la procedencia del dinero, la
lengua, actores, autores y directores de aquí. Si se aunaran
todos esos elementos, el producto llevaría el label vasco.
Eso no sucede ni en el teatro ni en el cine. Salvo excepciones,
nunca se cumple la totalidad de las condiciones. No podríamos
otorgar el label ni a uno ni a otro. No obstante, y aunque no
se cumplan todas las condiciones, es evidente que sí que
hay productos de aquí.
-Para finalizar, el Estatuto de Autonomía establecía
que ETB tenía que ser impulsor del teatro y cine vascos,
además de un medio para normalizar el euskera. ¿Ha
cumplido los objetivos?
En mi opinión, no. En el caso del cine, suele comprar
los derechos para poder desarrollar los proyectos. En lo que
respecta al teatro, en cambio, la política de ETB ha sido
lamentable. ¿Acaso el teatro no es una profesión?
Al parecer, todos los actores deben contentarse con salir en
televisión, aunque cobren poco. Por otra parte, ETB ha
trabajado mucho más en el esfuerzo por normalizar el euskera,
pero, de todos modos, opino que ese trabajo hay que agradecérselo
a los profesionales, y no a una determinada política.
Por ejemplo, hace unos años, cuando realizamos la teleserie
"Bi eta Bat", procuramos flexibilizar ese frío
euskera unificado que aparecía en ETB. Eso, en todo caso,
fue un asunto nuestro. La función de ETB ha sido la de
comisario lingüístico, para que las normas fueran
respetadas. En todos los medios de comunicación ha habido
conflictos en torno a ese tema. Las lenguas están vivas
y suelen avanzar. Pero, muchas veces, las instituciones han paralizado
ese proceso.
Fotografías:
Ainhoa Irazu y revista "Irutxulo".
Euskonews
& Media 46.zbk (1999 / 9 / 17-24) |
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