Agustín
Martínez: "En un concierto de rock es necesario poner
40 metros de distancia entre el bafle y nuestro oído. |
- El ruido afecta al nervio de
la audición. Lo sabemos desde hace más de 20 siglos,
aunque antiguamente no existían los ruidos empresariales
y sólo existían los truenos o las cascadas, pero
desde hace un par de siglos con la aparición de los telares
y otras maquinarias se ha comprobado que el ruido genera una
hipocusia o pérdida auditiva muy importante.
Este fue el meollo de la lección impartida por el profesor
Agustín Martínez, director del curso sobre Ruido
y Salud que se impartió en el seno de los Cursos de Verano
de la UPV-EHU.
"El 75% del ruido se genera por el tráfico urbano
pero apenas origina lesiones en el oído porque no llega
a los 70-80 decibelios que supone el límite en las ciudades,
pero el nivel industrial, a pesar de ser muy pequeño genera
intensidades muy altas por lo que los trabajadores que lo soportan
presentan hipoacusia (falta de audición)".
El Dr. de la Facultad de Medicina de la UPV-EHU avanzaba el fenómeno
de la socio-acusia que son lesiones de oído debidas a
las actividades de ocio como puede ser la caza o audición
de música en altas intensidades. "Una noche de juerga
puede ser terrorífico para el oído. Se juntan intensidades
elevadas (a partir de los 15 minutos por encima de los 100 decibelios
se producen lesiones irreversibles). A eso se juntan las copas
de alcohol que es uno de los tóxicos más importantes
para el oído. Todo sumado significa la pérdida
de una serie de células que son irrecuperables".
Quería dejar bien claro el profesor Martínez que
son síntomas que no se manifiestan en los pitidos que
sufre una persona tras un concierto de rock sino transcurridos
10 años. "La mayoría de la gente entiende
que la presviacusia (pérdida de audición de los
adultos) es cuestión fisiológica -de la edad- pero
según las últimas investigaciones se está
demostrando que no es verdad. Las tribus del Sudán, por
ejemplo, no presentan esa falta de audición según
avanza en edad. Creemos que es normal que una persona los 60
años oiga menos que a los 40 pero eso no es cierto. Es
consecuencia de que estamos sometidos a una contaminación
acústica y a la ingesta de tóxicos".
Entre los elementos tóxicos se encuentra el alcohol que
lesiona el oído interno. La aspirina es también
un tóxico importante, porque produce pérdidas de
audición reversibles, pero al fin y al cabo lesiones en
la audición.
Para el profesor Martínez, la mejor higiene para el oído
es "no someterse a ruidos intensos, y por cuestiones laborales
es imprescindible ponerse los medios protectores adecuados. En
un concierto de rock son necesarios al menos 20 metros desde
el bafle. Los 140 decibelios de un bafle son una auténtica
salvajada, destroza cualquier oído".
Texto
elaborado por el Departamento de prensa de los Cursos de Verano
de la UPV / EHU. |
|