Sirva este pequeño apunte como
reflexión sobre las urbanizaciones actuales que están
deteriorando el paisaje rural. Estas serán la herencia
que dejaremos de la generación de finales de siglo.
Por
ello veo necesario emprender una serie de expresiones divulgativas
e informativas de temas relacionados con la arquitectura en general,
para acercar al ciudadano el hecho arquitectónico por
una parte, y por otra para conseguir una
mejora en la calidad de la edificación.
Cuando hoy rescatamos vestigios
en una excavación arqueológica tratamos de identificar
ciertos elementos, definirlos, averiguar dónde acaban
y qué son. Buscamos también, darles un nombre y
nos interrogamos sobre los usos de las partes que vamos descubriendo.
Haciendo esta operación
dentro de miles de años, ¿podrán verificar
que los vestigios de estas urbanizaciones actuales están
concebidas según el modo de pensar, modo de construir,
materiales y funciones de una época de alta tecnología
e investigación?. Aislando objetos concretos, ¿serán
identificables?, ¿les darán un nombre que sea parte
coherente en sí mismo y en relación al todo de
una generación?.
Entiendo
que a través de un estudio atento de las partes de un
edificio: plantas, elementos de cierre, accesos, cubiertas, etc...
no sólo debieramos conseguir reproducir el aspecto exterior
del edificio, sino llegar a precisar, dentro de él, una
serie de elementos que podríamos definir por alguna razón
que el edificio pertenece a una época, que tiene una determinada
forma, un uso o una función constructiva.
Sirva esta pequeña nota
como muestra de reconocimiento a una generación, de la
cual, en mayor o menor grado todos somos deudores: El Movimiento
Moderno.
No es momento de extendernos
sobre la Europa de las Vanguardias, con toda esa serie de efímeros
movimientos que tuvieron su sentido en el continuo sucederse.
Pero sí nace en este momento el germen de la arquitectura
moderna.
Periodo éste, en que la
actividad arquitectónica es la expresión de una
estética creada para un nuevo material: el hormigón
armado y su técnica.
Los
padres y líderes de esta arquitectura moderna, Le Corbusieur,
Mies van der Rohe, Frank Lloyd Wright, Gropius, Oud... sus ideas
y obras influyeron en todos los arquitectos del momento. Apareció
la promesa de un nuevo estilo comprometido con una modernidad
radical.
Desde mediados de los años
veinte trataron de conciliar las leyes formativas y la pureza
con la racionalidad de la producción, las exigencias de
la función con los nuevos materiales y la construcción.
Fueron años heróicos frente a la edad del escepticismo
actual. Van Schnitzel definió a este movimiento en tres
palabras: claridad, simplicidad e integridad.
Mantengamos El Movimiento Moderno
en la retina. Maria Jesus Bilbao.
Lda. Geografía e Historia |