El examen realizado por Luzia Alberro Goikoetxea
sobre las fiestas vascas celebradas hace cien años en Cestona es
fruto del suscrito con el Ayuntamiento de dicha localidad, en base a los
convenios que Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos ha suscrito con
diversos ayuntamientos del País Vasco. Es la propia autora quien
en las siguientes líneas nos informará sobre este trabajo
El principal objetivo
de este trabajo ha sido realizar un estudio sobre las fiestas vascas celebradas
en Zestoa en 1898. Para empezar, sin embargo, consideramos apropiado definir
el concepto de "fiesta vasca", ya que no podemos entender la particularidad
sin antes conocer los pormenores de la generalidad.
Cuando decimos "fiesta vasca", nos
estamos refiriendo al conjunto de actos que comprendía diversas fiestas
y concursos. En el territorio vasco, fue Anton Abbadia quien a mediados
del siglo XIX les dio inició, empezando en Urrugne celebrándose
en Sara, Donapaleu, Mauleón... en muchos pueblos. El espíritu
y la pasión de Abbadia se expandieron a los restantes territorios
e instituciones del País Vasco. Así, la difusión de
las fiestas vascas se produjo en Navarra de la mano de la Asociación
Euskara de Navarra, del centro Euskal-Herria en Bizkaia... En
San Sebastián, el principal promotor de estas fiestas fue la asamblea
Donostia Euskal Itz-jostaldien Batzarrea.
Los donostiarras empezaron a organizar las
fiestas vascas en 1879. Las obras literarias y musicales ocupaban un destacado
lugar. La principal finalidad que se perseguía mediante los concursos
era "conservar nuestra bella lengua y las buenas y antiguas costumbres
en estas montañas y difundirlas lo más posible" y "estimular
el cultivo de su especial literatura (...) conservación y propagación
de nuestra música popular". Pero, ¿cómo se expandieron
de las fiestas vascas a toda Gipuzkoa? ¿Por obra de quién?
Aquí nos encontramos con la labor y el deseo de la Diputación
Foral de Gipuzkoa. En 1894 tomó la decisión de añadir
a las fiestas vascas organizadas por el centro de San Sebastián concursos
de ganado, y así se hizo de 1896 en adelante, extendiendo estos festejos
a toda la provincia. ¿Cuál era el motivo de todo esto?
En estos momentos es imprescindible reparar
en el contexto sociopolítico de aquella época. La derrota
en 1876 de la guerra carlista motivó la abolición de los fueros
vascos, que conllevó el cambio de las Juntas Generales. La modificación
de las celebraciones de estas Juntas Generales ya no garantizaba la unión
entre las autoridades guipuzcoanas y el pueblo. El ambiente festivo que
Larramendi describía en su Corografía dejó de
existir. ¿Cómo recuperar lo perdido? ¿Cómo mantener
la unión entre pueblo y autoridades? La Diputación Foral de
Gipuzkoa supo aprovechar la ocasión. Con el pretexto de las fiestas
vascas y los concursos de ganado, hizo un esfuerzo por recuperar lo perdido
(evidentemente, mediante los concursos de ganado buscaba asimismo mejorar
la ganadería y agricultura guipuzcoanas, y por medio de las fiestas
vascas reforzar la cultura vasca).
Testigo de ello son las fiestas celebradas
el 17, 18 y 19 de septiembre de 1898 en Zestoa, fiestas que estuvieron a
punto de no celebrarse con motivo de la guerra de Cuba. No obstante, las
peticiones realizadas por el pueblo llano y determinados organismos lograron
convencer a las autoridades y pudieron desarrollar el programa festivo.
En la polémica sobre la celebración o no de las fiestas, podemos
percatarnos del matiz político que para algunos tenían (no
sólo económico o cultural, sino vinculado al proyecto político
que comprendía todos los aspectos): y es que no se aceptó
que se celebraran sólo unas partes de la fiesta y otras no, argumentando
que Gipuzkoa tenía que festejarlas en su integridad.
Las fiestas vascas de Zestoa conservaron en
general la estructura habitual, como más adelante veremos. Fue Antonio
Arzac quien se ocupó de su organización. Las principales fuentes
de información sobre aquellas fiestas vascas de Zestoa han sido,
además del Archivo Municipal de dicha villa y del Archivo General
de Gipuzkoa, los diarios y revistas de la época (resultando la más
adecuada Euskal-Erria). Las principales actividades de las fiestas
de Zestoa fueron tres: el concurso de ganado, la procesión y Misa
Mayor, y el concurso literario.
Hace cien años, el 17 de septiembre
era sábado, día en que se celebró el concurso de ganado.
Había muchos animales: toros, vacas, cerdos, carneros, burros, pollos...
y también una exposición y concurso de aperos para labrar
la tierra y de productos del caserío (queso, miel...). A la tarde,
con la asistencia de los miembros de la Diputación, se ofició
la Salve.
El día 18, domingo, a la mañana,
se celebró la Misa Mayor, el más importante de los actos.
Camino de la iglesia, la gente de Zestoa y de los alrededores marchó
en procesión junto con el alcalde de Zestoa, los miembros de la Diputación
y las imágenes de San Ignacio, patrón de Gipuzkoa, y de la
Virgen. El sermón, en el cual se idealizó y ensalzó
la figura del campesino vasco, corrió a cuenta de Txomin Agirre,
autor de unas de las primeras novelas vascas, Kresala y Garoa.
La entrega de los premios del concurso de ganado se realizó también
el domingo.
Al día siguiente, el lunes, las actividades
de la fiesta comenzaron bien temprano: la diana, la carrera... Pero el acontecimiento
central fue, sin lugar a dudas, la entrega de premios del concurso literario.
En la sección de obras sobre el modo de vida de los campesinos resultaron
vencedores Emeterio Arrese y Biktoriano Iraola. En la concerniente a las
viejas leyes o fueros de Gipuzkoa, el premio fue a parar a Franzisko Lopez
Alen. El lunes por la tarde hubo asimismo un concurso de tamborileros, una
función de bailarines y bertsolaris.
Hemos resumido lo estudiado en torno a las
fiestas vascas de Zestoa. Poco a poco, sección por sección,
mediante pequeñas investigaciones, estamos obteniendo y comunicando
noticias de diversas fiestas vascas. ¿No es ya hora de empezar a
profundizar sobre el carácter de las fiestas vascas? Eso creemos.
Para ello no basta con analizar las fiestas celebradas en un pueblecito:
debemos efectuar, por lo menos, un profundo estudio de un organismo organizador
de las fiestas vascas (carácter, finalidad, participantes, relaciones
con los demás organismos, examen de todas las fiestas vascas organizadas).
Hemos de dar este paso en la investigación de las fiestas vascas,
en caso de que anhelemos progresar en la erudición. Además,
si deseamos tener un conocimiento más completo, nos resultará
imprescindible ligar el fenómeno de estas fiestas vascas al contexto
de la época, a la situación socioeconómica y política
de entonces. De ese modo, a los historiadores nos resultará esclarecedor
interiorizar el análisis de este tipo de acontecimientos en nuestros
trabajos, puesto que estas fuentes hasta ahora ignoradas nos ayudarán
a entender la historia global o completa del País Vasco.
Luzia Alberro Goikoetxea, Licenciada
en Historia |