El pasado 15 de mayo se
cumplían 739 años de la creación de la villa
de Mondragón. Esta efeméride tan irregular no
hubiera acaparado mi atención de no haber leído
la noticia en el número 33 de Euskonews. Y es
precisamente eso lo que me ha traído a sentarme
frente al ordenador, con el objeto de aclarar un
punto que en mi opinión debiera esclarecerse
definitivamente. Sé, y bien, que error tras
error se puede llegar hasta el infinito, y el
testimonio de numerosos despropósitos
acontecidos a través de la historia deberían
afianzarnos en esa idea. Para a continuación
darle una solución, claro. Estas
líneas no vienen a explicar ninguna teoría
científica. Al igual que lo he hecho muchas
veces, lo que aquí expongo es una simple
conclusión desde mi condición de lector. Eso sí,
bajo la inmensa cobertura divulgativa que ofrece
Internet. De modo que quiero pensar que mis
palabras no volverán a caer en ese árido
terreno, y que si algún lector de alguna parte
del mundo retomara este mi caso, en el futuro ya
no sería la solitaria voz del desierto, y, con
un poco de suerte, podríamos desmontar las tesis
de ciertos teóricos fantasiosos. A ver, pues.
El 15 de mayo de
1260, Alfonso X - más conocido por el
sobrenombre de "El Sabio"- concedió la
carta de identidad a la villa de Mondragón, que
fundó en ese mismo instante. En aquella partida
de nacimiento suscrita en San Esteban del Puerto
podemos leer lo siguiente:
"Por fabor
que avemos de fazer bien e merced a todos los
pobladores de la puebla que es en Leniz, que avie
ante nombre Arressate, a que Nos ponemos
nombre Montdragon"
La cursiva no es
un detalle del escribano de aquel tiempo, sino mía.
Otros
historiadores han leído eso mismo mucho antes
que yo en ese documento que se conserva en el
Ayuntamiento de Mondragón. Pero parece ser que
no le han concedido demasiada importancia como
para dar un poco de luz a este tema que hoy me
trae. Que yo sepa - y para eso he recurrido al
libro "Colección documental del Archivo
municipal de Mondragón. Tomo I. 1260-1400",
publicado en 1992 por Eusko Ikaskuntza/Sociedad
de Estudios Vascos- en el Ayuntamiento se
conservan asimismo otros documentos, 1262 (2),
1270, 1280, 1281, 1282, 1294, 1302 (2), 1304,
1315, 1317 (3), 1326, 1332 (2), y en todos
aparece el nombre Mondragón, con alguna que otra
variable (como por ejemplo Mondaragon).
No obstante, puede
que el documento del 6 de junio de 1334 que viene
tras los citados encierre el motivo de los
quebraderos de cabeza que durante años han
padecido muchos de nuestros "intelectuales",
y, por ende, la clave del problema. Miren Vds.:
en el mencionado documento, firmado por Alfonso
XI en San Juan de la Peña, se lee lo siguiente:
"... sus
procuradores con su procuracion seellada con su
seello. E mostraronnos en commo el rey don
Alffonso, nuestro visavuelo, que poblo la dicha
villa de Montdragon, les ovo dado un previllegio
en que se contiene que por saber que avia de
faser bien e merced a los pobladores de la puebla
que es en Lenis que avia antes nonbre Arrassate
a que el puso Montdragon..."
¡Halehoop! He ahí
la mera transcripción realizada por el pobre
escribano Pero Ferrandes a los ochenta y cuatro años
de la creación de Mondragón. ¡Si Ferrandes
hubiera sabido cuántas preocupaciones iba a
causar debido a ese despiste suyo a numerosos
investigadores en torno al por qué de nuestro
topónimo!
Resumiendo,
mensaje para los investigadores aficionados: para
analizar la etimología de cualquier nombre, les
ruego que lean un poco en la historia. Les
facilitará mucho el camino.
Josemari
Velez de Mendizabal, escritor |