Desde la década
de los 80, la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno Vasco
ha abordado el inventario de los recursos naturales, con objeto de conseguir
un conocimiento básico sobre los diferentes aspectos de la calidad
del medio ambiente. Estos inventarios incluyen generalmente una cartografía,
es decir, una expresión espacial de la distribución de los
recursos ambientales. Así, desde un primer momento, se elaboraron
el mapa de vegetación y el atlas de vertebrados continentales de
la Comunidad Autónoma del País Vasco, con la intención
de conocer mejor los aspectos relacionados con los usos del suelo y la distribución
de la fauna. Al mismo tiempo, se vió la necesidad de contar con un
análisis de la calidad visual del territorio, que adoptó la
forma de cartografía del paisaje y cuya realización corrió
a cargo del Departamento de Ecología de la Universidad Autónoma
de Madrid y del Departamento de Proyectos y Planificación Rural de
la E.T.S. de Ingenieros de Montes de Madrid.
El significado del término "paisaje"
tiene dos lecturas complementarias de mucho interés para una sociedad
que intenta desarrollarse de forma integrada con el medio ambiente. Por
una parte, es una expresión de un complejo sistema de relaciones
ecológicas, el resultado de la interacción entre factores
físicos y biológicos a lo largo del tiempo. Por otra parte,
el paisaje es también la percepción que de un hecho físico
tienen las personas que, o bien son espectadoras, o bien se encuentran inmersas
en él. En esta percepción intervienen aspectos unificadores,
como la adaptación de la especie humana al medio en el proceso de
evolución, y otros diferenciadores, como la cultura o la edad del
individuo.
Al igual que otros recursos, el paisaje constituye
un patrimonio que debe usarse y conservarse. Conviene conocer, por una parte,
las oportunidades que ofrece a los usuarios, fundamentalmente desde el punto
de vista de la educación y del esparcimiento. Por otra parte, es
necesario establecer medidas de protección del paisaje que eviten
su deterioro, a través de diferentes instrumentos adiministrativos,
entre los que cabe destacar los de planeamiento y los de control de actividades
(licencia de actividad, evaluación de impacto ambiental, diversos
tipos de autorizaciones). La cartografía de paisaje se realiza, por
tanto, con el objetivo de responder a estos requerimientos y con ella se
ha puesto a disposición de los técnicos y de los ciudadanos
en general una herramienta que contribuye a un mejor conocimiento de los
recursos estético-culturales.
Tradicionalmente se han utilizado dos estrategias
distintas para realizar las cartografias paisajísticas. Una de ellas
se basa en la superposición de mapas temáticos (vegetación,
usos del suelo, geomorfología) y en la delimitación de unidades
homogéneas desde el punto de vista visual. La segunda estrategia
parte de una determinación "a priori" de áreas visuales
cerradas o autocontenidas denominadas cuencas visuales. La cartografía
de paisaje de la Comunidad Autónoma del País Vasco se realiza
combinando ambas estrategias, de forma que se incorporan las ventajas de
ambas. Proporciona información referida a conjuntos visuales cerrados,
siendo posible también delimitar unidades homogéneas por su
textura.
Otro aspecto a tener en cuenta es el factor
de escala. En el momento en que se gestó el mapa del paisaje existía
un consenso por parte de distintas instituciones implicadas en la cartografía
de los distintos temas (aspectos ambientales), de realizar estos mapas,
que afectaban al conjunto del territorio de la Comunidad Autónoma,
a la escala 1:25.000. Por otra parte, el tamaño de las unidades territoriales
que se delimiten debe adaptarse a las posibilidades de percepción
de las personas. Bien por la amplitud del campo de visión propio
del ser humano, o bien por circunstancias sociales (generalmente culturales),
la capacidad de percibir como homogéneo un determinado escenario
es lo que va a condicionar el tamaño de grano, es decir, hasta qué
punto se va a abstraer del conjunto de colores, formas y texturas, la información
que posteriormente se recogerá y se transmitirá a través
de una parcela delimitada por una línea en un mapa.
De cualquier forma, aunque los elementos del
medio que transmiten sensaciones estéticas al espectador son de naturaleza
muy diversa, el cartógrafo raramente toma apuntes directamente del
natural. Lo habitual y razonable es utilizar un modelo elaborado a partir
de dos aspectos básicos, la geomorfología y los usos del suelo.
En el caso de la Comunidad Autónoma del País Vasco, las características
morfológicas resultan muy definitorias del tipo de paisaje porque,
a pesar de tratarse de un territorio poco extenso, es muy variado. Estas
características confieren un aspecto muy diferente a zonas que se
encuentran relativamente próximas. En cuanto a los usos del suelo,
éstos se desarrollan en unidades muy pequeñas, en parcelas
de pocas hectáreas, especialmente en la vertiente atlántica.
El resultado inmediato es que la variabilidad espacial de los usos es muy
alta, pero su patrón de distribución puede llegar a ser muy
similar, de forma que, visto con la suficiente lejanía, da una impresión
mucho más homogénea. Es lo que se ha llamado "mosaico"
o "unidades en mosaico".
De acuerdo con lo expuesto, la estrategia
para tipificar los paisajes en este territorio ha consistido en definir,
en primer lugar, el dominio geomorfológico (grandes formas de modelado)
al que corresponden. Se han diferenciado cinco grandes dominios: estuarino,
litoral, kárstico, fluvial y antropogénico. En un segundo
nivel de detalle, se han reconocido características de "posición
geográfica", dependiendo del relieve, en las que se diferencian
hasta once categorías. Por último, la vegetación y
el uso del suelo han proporcionado datos de mayor detalle para definir el
tipo de paisaje que en el mapa va a constituir una unidad elemental.
Como se ha comentado ya, en esta cartografía
se realiza también una delimitación de las cuencas visuales.
Aunque la definición de cuenca visual incorpora el componente básico
de contener "el conjunto de puntos que son intervisibles", esto
no debe tomarse en sentido estricto, ya que la naturaleza siempre presenta
accidentes que, aunque no tienen relevancia territorial, puntualmente ofrecen
obstáculos a la visión. En el caso de la Comunidad Autónoma
del País Vasco, la delimitación de cuencas visuales se ha
apoyado fuertemente en la topografía, especialmente en la existencia
de las cuencas hidrográficas. Por supuesto que, en numerosas ocasiones,
la cuenca visual puede contener más de una cuenca hidrográfica,
mientras que en muchas otras puede ser parte de una cuenca hidrográfica.
En la vertiente atlántica, la red fluvial, muy encajada, propicia
una fragmentación excesiva de las cuencas, lo que podría dar
lugar a una sectorización poco operativa. En este caso, se ha optado
por una delimitación que tiene en cuenta únicamente las barreras
visuales muy significativas.
Por último, hay que mencionar que esta
cartografía, que tiene fundamentalmente un carácter descriptivo,
es también el fundamento de un trabajo posterior de valoración
del paisaje. Este aspecto es en sí mismo suficientemente complejo
y merece un tratamiento específico, pero las modestas pretensiones
de este artículo aconsejan dejarlo para otra ocasión. No obstante,
cabe adelantar que el método empleado para la valoración se
basa en gran medida en la presencia de elementos que confieren calidad a
los paisajes, seleccionados de acuerdo con la opinión de los expertos,
y también en el análisis de las preferencias paisajísticas
de una muestra de la población.
M. Rosario Barturen |