Tras licenciarse en Ciencias Biológicas en la
Universidad del País Vasco, Miren Askasibar partió hacia Oxford
para cursar el Master de la Ordenación del Paisaje de Europa. Esta
donostiarra, que tomó la decisión de profundizar en un tema
poco conocido en el País Vasco, hizo una buena elección, puesto
que poco a poco el paisaje cobra una importancia cada vez mayor en las decisiones
que se toman en ese campo.
Tuvimos la ocasión de charlar con esta mujer en torno al tema que
con tanta profundidad conoce, ahora que, finalizada su tesis sobre la evolución
del paisaje cultural de Gipuzkoa, está realizando el doctorado sobre
el análisis de los paisajes vascos.
-¿Qué es para ti el paisaje?
El paisaje es la expresión más visible del patrimonio natural,
cultural y de la identidad de un pueblo. En el paisaje hay diversos aspectos.
Por una parte está el aspecto objetivo y lo que tenemos ante nuestros
ojos, el territorio. En buena medida el paisaje es relieve, pero también
son importantes la vegetación y los usos del suelo. Además,
estos elementos miden la intensidad de la actividad humana en el paisaje:
cuando el uso del suelo es considerable, denota que el ser humano está
muy presente en ese paisaje, y sin embargo, si predomina la presencia de
la vegetación natural, la intervención humana es evidentemente
menor. Pero el paisaje es más que una realidad física, reúne
también características subjetivas y culturales. El paisaje
existe porque un ser humano lo ve y lo interpreta. Es decir, el paisaje
surge cuando las personas hacemos una interpretación de nuestro entorno.
Además, el paisaje recoge constancia del paso del tiempo en su seno.
El paisaje, al ser dinámico, suele ir cambiando. Por ejemplo, en
el paisaje de San Sebastián tenemos, entre otros, un relieve que
comenzó a moldearse hace ya mucho en una escala geológica
de tiempo, algunos elementos que provienen de la Edad Media y que dan cuenta
de una historia. Pero hay otros elementos más nuevos, como los cubos
del Kursaal, que hablan del paisaje del futuro.
- Con frecuencia relacionamos el paisaje
con la belleza.
Sí, en paisaje, en su dimensión subjetiva y cultural tiene
un valor estético, sin duda, pero a menudo la gente relaciona el
paisaje únicamente con un entorno bonito. De ese modo, al hablar
de paisaje tendríamos en mente el caserío, el bosque, el monte
o los prados, pero la ciudad es igualmente paisaje, la industria también
es paisaje, de modo que también hay paisajes comunes.
- ¿A
qué campo correspondería la investigación del paisaje? Yo creo que la investigación
del paisaje no le corresponde a una sola ciencia. Las actuaciones sobre
el paisaje están vinculadas a distintos ámbitos, con lo cual
su investigación está igualmente relacionada con varias disciplinas.
Los principales ámbitos pueden ser: las ciencias de la naturaleza,
la historia, la geografía, la arquitectura, el urbanismo, la agricultura,
la ingeniería forestal, las bellas artes, la literatura... El concepto
del paisaje reúne temas que tradicionalmente han sido separados entre
"las letras" y "las ciencias".
-¿Qué relevancia tiene
el paisaje en la investigación del medio ambiente y en la ordenación
del territorio?
La relevancia va en aumento. Evidentemente, nunca es lo bastante para quienes
trabajamos en ello, pero ya empieza a notarse. En el País Vasco,
el paisaje ha comenzado a introducirse en la política y la normativa
de medio ambiente, ordenación del territorio y agricultura. De igual
modo, en las universidades está adquiriendo importancia, más
en la investigación que en la docencia. Creo que aquí va a
repetirse la evolución que ha tenido lugar en otros países
de Europa. Con lo cual, en las universidades habrá estudios sobre
el paisaje, como de hecho los hay en la mayoría de los países
europeos.
-¿Qué es el Convenio Europeo
del Paisaje?
A principios de la década de los 90, el Consejo de Europa redactó
la Carta de los Paisajes Mediterráneos. En ella se señalaba
cómo debía tratarse el paisaje en la zona mediterránea,
así como los problemas y soluciones que se veían. A raíz
de ello, se pensó en hacer algo que vinculara a todos los países
de Europa, y en 1994 un grupo se puso a trabajar para redactar el Convenio
en el Consejo de Europea, y en ello siguen. Actualmente hay un borrador
sobre la mesa, que ya ha sido aprobado en el Consejo de Europa, y se espera
que el documento esté preparado este año, para que los países
de Europa lo suscriban. En el borrador se expresa que las normativas elaboradas
hasta ahora en torno al paisaje tenían por finalidad la protección
de paisajes muy especiales. Ha habido una tendencia a proteger paisajes
de importantes características naturales, culturales, históricas
y estéticas, y en muchos sitios se ha tomado la decisión de
preservarlos intactos. Suiza, por ejemplo, tiene un punto de vista muy museográfico
respecto al paisaje; otros han sido más dinámicos y han permitido
algunas modificaciones en la conservación de los paisajes. El Convenio
afirma desde el principio que su objetivo es la protección, la gestión
y la ordenación de todos los paisajes de Europa. Así que no
se tomarán en cuenta únicamente los paisajes bellos y especiales,
sino también paisajes cotidianos y los que hoy en día son
un puro desastre. Para ello, el Convenio propone tres estrategias: por un
lado manifiesta que se han de proteger algunos paisajes, y plantea desarrollar
unas estrategias para ellos. Otros, sin embargo, son paisajes comunes y
no plantean problemas especiales, pero hay que seguir conservándolos.
Por último, hay paisajes que al no poseer ninguna característica
especial, requieren imaginación, como los paisajes periurbanos. A
todos ellos hay que darles un valor positivo, para lo cual se necesitan
ideas, nuevas soluciones. Para terminar, decir que el Convenio propone también
desarrollar la investigación y la metodología.
-¿Hay algún rasgo que
identifique al paisaje vasco?
La identidad de los pueblos ha sido ligada al paisaje en muchas ocasiones,
y por ejemplo, en muchos casos la creación de los primeros parques
nacionales obedeció a este tipo de razones. Se pretendía mostrar
al pueblo cuál era el paisaje idílico o ideal, de dónde
provenía su identidad. Hoy día, la publicidad y la política,
por ejemplo, también utilizan mucho el paisaje para expresar la imagen
de su "producto". En el País Vasco, me gustaría
mucho hacer una encuesta entorno a la diferencia entre el paisaje ideal,
y el paisaje real, por ejemplo preguntando cuál es el árbol
vasco por excelencia. Seguramente la mayoría respondería que
el roble o el haya, pero si observamos el paisaje, veremos que otras especies
son mayoría, y que por tanto podríamos decir que el paisaje
que relacionamos con nuestra identidad no casa con el que tenemos en realidad.
De hacho, ese es el objetivo principal de la ordenación del paisaje,
solucionar los quebraderos que nos ocasiona la diferencia entre el paisaje
que tenemos en nuestra mente y el que tenemos sobre el territorio. Parece
ser que la sociedad asocia el paisaje vasco más a los prados, montes
y caseríos que a los paisajes secos de Álava y Navarra. Por
otra parte, en los libros que se publican o en los programas de televisión
sobre la cultura vasca, nunca falta el megalitismo. Al parecer, en gran
parte Asociamos nuestra cultura al megalitismo o a las montañas.
-¿Tienen
importancia los urbanistas en la ordenación del paisaje?
Sí, mucha, porque son los que ordenan el paisaje urbano. Al fin y
al cabo, construyendo un edificio y otro, se conforma un paisaje. También
los agricultores están formando y conservando el paisaje con sus
actos aislados, y deciden en cada momento cómo va a ser el paisaje.
Es decir, si un terreno se destina a un uso en lugar de a otro, el paisaje
será de un modo o de otro.
-¿Qué tipo de paisaje
pide la sociedad hoy en día?
Hoy día el sector terciario está cobrando importancia, y la
gente pide un paisaje para el ocio. No debemos olvidar que en estos momentos
el País Vasco está vendiendo un tipo de paisaje ligado al
ocio, una silla de tres patas: Bilbao, una gran ciudad que comienza a sofisticarse;
el turismo de costa, con pueblos y ciudades sin grandes estridencias; y
los paisajes rurales, unidos a la opción del agroturismo. Quizá
en el futuro los paisajes industriales también se incorporarán
a este grupo. Estoy segura de que dentro de unos años la gente querrá
visitar paisajes industriales. En Gran Bretaña también el
paisaje industrial es importante, porque se considera parte del patrimonio.
Nosotros tampoco deberíamos dejar de lado ese tipo de paisajes. En
los paisajes cotidianos, los paisajes comunes en los que vivir y trabajar,
la sociedad quiere ver sus raíces, quiere un paisaje que conserve
su patrimonio histórico, natural y cultural, pero a la vez quiere
paisajes funcionales.
-Las ciudades están creciendo.
¿Cómo afectará ésto al paisaje?
Traerá muchos cambios. Así que quienes vivimos en la ciudad
tenemos una gran responsabilidad en el cambio de los paisajes, no sólo
los agricultores crean y conservan paisaje. Me refiero a que si yo tomo
la decisión de vivir en un piso del centro de San Sebastián,
estoy contribuyendo a crear o mantener un determinado paisaje. En cambio,
si decido vivir en una casa de las afueras de San Sebastián, entonces
creo otro paisaje, un paisaje que necesita unas comunicaciones, tiene una
dependencia respecto a la ciudad, un paisaje en la "naturaleza",
pero que quizá estropea la naturaleza...
-¿Qué consecuencias puede
tener el agroturismo en el paisaje? Cualquier tipo de turismo tiene
unas consecuencias claras. Por ejemplo, en el litoral español se
apostó por el turismo de masa, y eso ha traído consigo un
tipo de paisaje. Si queremos atraer el agroturismo, tendremos que conservar
el paisaje rural. Pero, de todos modos, en la conservación de los
paisajes tradicionales, como ocurre en la conservación de cualquier
aspecto del patrimonio cultural e histórico, se corre el riesgo de
caer en el folclorismo, existe el peligro de descontextualizar el paisaje
momificándolo, el riesgo de ahogar el paisaje. Por eso es importante
tomar en cuenta los criterios de expertos en el paisaje.
-¿Qué
riesgos se ven en cuanto al paisaje? El desarrollo de las políticas
sobre el paisaje en Europa puede traer consigo el problema de la uniformización.
Es decir, desarrollar los mismos criterios mediante las mismas herramientas
en todos los lugares. Eso supondría homogeneizar los paisajes, y
es imprescindible evitarlo. En muchos casos habrá que fijar criterios
comunes, pero su aplicación debe dar como resultado formas diferentes,
en función de la identidad y de las necesidades de cada país.
Cuanto más global sea el mundo, mayor necesidad tendremos de identificarnos
con los paisajes más cercanos.
A mí me preocupan sobre todo los paisajes periurbanos, porque son
los que más problemas tienen. Los paisajes rurales mantienen su carácter,
y los urbanos también, pero estos otros no son ni una cosa ni la
otra. No tienen ninguna característica en concreto, no tienen nada
especial que merezca ser conservado. Todas las cosas que no queremos ver
las emplazamos en estos paisajes: los vertederos, las industrias más
feas. En el futuro, estos paisajes serán difíciles de ordenar,
pueden convertirse en nuestros "paisajes-gueto". De modo que habrá
que darles alguna identidad. Los paisajes fronterizos también tienen
problemas parecidos, ¿cuál es su identidad, su destino, unir
los paisajes, esto es, las culturas y sociedades de ambos lados de las fronteras,
o separarlos?
-¿Cuál es el papel que
desempeñan los medios de comunicación en este tema? Dado que vivimos en una sociedad
mediatizada, orientar el interés de la gente hacia un lado u otro
está en manos de los medios, y las actividades necesitada de la aprobación
social deben despertar el interés de esos medios de comunicación,
para que éstos hagan posible la necesaria comunicación con
la sociedad. Quienes trabajen en este tema del paisaje deben ir de la mano
de los medios de comunicación para sensibilizar a la sociedad en
materia de paisaje. En estos tiempos en los que el concepto del paisaje
se está fortaleciendo, gran parte del éxito radicará
en la capacidad de conectar con los medios. Con el medio ambiente ha sucedido
lo mismo. Así que ahí queda mucho trabajo, y también
habrá que hacer uso del marketing; hay que saber vender ideas. En
cualquier caso, en este aspecto el paisaje tiene un punto a su favor: toda
la gente tiene algún concepto sobre el paisaje; en el sentido de
que al decir paisaje a todos se nos viene algo a la cabeza, y eso facilita
la labor de propagar el mensaje sobre la necesidad de ordenar y conservar
los paisajes.
Fotografías: Oskia Yaben |