Dora Salazar, escultora
"No me gusta la idea del arte por el arte. Me gusta contar cosas"
Ainhoa Irazu

Dora Salazar tiene su taller en un antiguo caserío en el corazón de Alsasua, su pueblo natal. Vive en Bilbao y cuando siente necesidad de crear se retira a Alsasua. Es allí donde trabaja. Esta escultora es uno de los estandartes más singulares del arte en el Estado. Su trabajo ha sido ampliamente galardonado. Dueña de una gran capacidad creadora, Dora ha sabido pertrecharse de una sólida personalidad. Mediante un sentido irónico y un énfasis corrosivo y crítico fuera de lo común, ridiculiza costumbres y valores del modelo de vida contemporáneo. Sus piezas son livianas, sin peso, pero con gran impacto visual. En su obra manifiesta una profunda preocupación por la mujer y la femineidad. Es por ello por lo que su nombre ha sido ligado al de renombradas artistas como Katharina Fritsch, Hannah Collins o Rebecca Horn. En su última colección "Heroínas ficticias", Dora crea un escenario donde viven personajes de una irrepetible obra teatral. Estos personajes tienen vida autónoma y nos traen al recuerdo los robots de Pistoletto.

-"Parto de la pequeña historia, de mí y de lo que me rodea" has declarado en alguna ocasión. ¿Cuál es la pequeña historia de Dora? ¿Cuáles son tus puntos de partida, tus premisas a la hora de trabajar?

Tengo 36 años y llevo trabajando en esto más de doce años. Las premisas se han ido acumulando durante estos años. Desde mis inicios mantengo unos parámetros pero a través del tiempo han ido surgiendo otros nuevos. A nivel plástico o puramente representativo hay unas constantes. Lo precario me interesa, lo precario pero con fuerza, es decir, la dualidad entre la fuerza y la inestabilidad; la tensión y la armonía entre las cosas. Sobre el acabado no puedo decir lo mismo, ya que al principio era más osada y zarrapastrosa. Ahora con el tiempo me estoy volviendo más esteta. Luego el espacio lo voy alternando. A veces es como algo que los objetos no necesitan y otras veces es algo muy importante. En cuanto a la temática, he de decir que con mi trabajo me gusta contar cosas. No me gusta la idea del arte por el arte. No me interesa sólo el punto estético. En éste sentido también hay elementos que se repiten. Por ejemplo, ahora me veo trabajando con el cuerpo y la figura pero mis primeras piezas también eran figuras. Entonces eran más teatrales, más esperpénticas, una especie de marionetas. De cualquier manera lo humano estaba ahí. Luego, suelo intentar jugar con lo privado y lo público.
A veces hablo de mí y proyecto hacia fuera. Otras, sin embargo, cojo cosas de fuera e intento interiorizarlas. Por otra parte, en lo que se refiere a mi pequeña historia, puedo decir que el mundo del trabajo, es decir, los ratos que estás en el estudio, maquinando, creando, esos momentos son para mí tan intensos o más intensos que la vida misma. Supongo que si sigo trabajando también es por eso, porque la vida que tengo ahí dentro es comparable a la que puedo encontrar fuera. De todas formas, soy consciente de que la vida supera a la ficción en la que trabajamos, pero hay momentos en los que sientes que en tu trabajo hay algo más.

- En tus comienzos como escultora trabajabas con materiales de desecho, una propuesta iniciada en los años 80 por Tony Cragg y Bill Woodrow. ¿Por qué razón te decantaste por los materiales de desecho? ¿Qué te aportan estos materiales que los materiales habituales no te den?
Siempre me han fascinado las basuras. Yo voy a Bilbao y en la ciudad hay un encuentro con las basuras. Antes paseaba por el monte y veía las hojas. Ahora paseo por la ciudad sobre todo a la noche, pues soy muy nocturna, y me encuentro con objetos que han pertenecido a otras personas. En esos objetos hay muchos datos. Eso es lo que me interesa. Por otro lado, existe una razón económica, en mis inicios no tenía dinero para materiales, por ello reciclaba. De cualquier manera, creo que es más una seducción. Ideológicamente además, tiene unas connotaciones. Todo ello carga de significado la obra. En ciertas ocasiones, sin embargo, la carga demasiado. Es por ello, por lo que últimamente prescindo de los materiales de desecho e intento canalizar el discurso por otros lados.

-Tienes una concepción del arte muy personal, en este sentido apuestas por una estética calificada por ti misma como "hiriente". Por otro lado, tus esculturas revelan un sentido de la fugacidad , en contra de lo que establecen los cánones clásicos. ¿Cómo resumirías tu visión del arte?
Creo que soy muy clásica. A pesar de todo, sí que hay en mi obra ingredientes que contradicen la visión clásica de la escultura, por ejemplo el que la pieza tenga perforaciones, que sea un traje y no un cuerpo entero...De todas formas, creo que mi obra es clásica, tal vez sea debido a que he estudiado la historia del arte desde el pasado. Es como si mezclaran las dos cosas: el componente que tú das y lo que has abstraído. En composición tengo tendencia a composiciones bastante simétricas. Es verdad que son fugaces, precarias con juegos de equilibrio. Me gusta introducir una dosis de riesgo dentro de lo establecido. Éstos ingredientes están como queriendo invertir los modos clásicos. En cierta manera busco otros códigos para contar las cosas. Ultimamente sucede mucho en el mundo de las mujeres. Estamos en un mundo de hombres, entonces no vamos a seguir con el mismo lenguaje. Pero si cambiamos radicalmente de lenguaje ¿quién nos entiende?. Luego en referencia a lo de hiriente, creo que todas las cosas pueden cortar, un folio, un cuchillo...Las cosas tienen como una doble capacidad, y a mí la blandura excesiva me da miedo. Cuando hago algo y me dicen "qué bonito", si es excesivamente bonito y no dice nada, me parece que está un poco vacío. En este sentido en mis piezas tiene que haber algo que rasgue, que transgreda.

-En tu obra puede apreciarse un debate entre el cultivo del yo, la preocupación formal y sensible por el objeto, y la toma de contacto con los espectadores. ¿No es así?
Si. De hecho utilizo siempre códigos figurativos porque son más asequibles, se entienden más fácilmente. Entonces entras y ya estás dentro. A partir de ahí, te puedes contradecir, puedes agitarte. Además, yo soy de la generación de la figuración.

-¿Qué es lo que les quieres comunicar a las personas que ven tu obra?
Quiero contar cosas. Cuando voy a hacer algo no estoy en blanco, hay algo, algo sobre lo que parto. Luego en el proceso de creación surgen varias otras fuerzas que confluyen y a veces se contradicen. Es como estar afirmándolas por un lado y negándolas por otro. Siempre hay una especie de lucha en mis piezas. Supongo que es porque no creo que las cosas tengan una sola verdad, sino que hay muchas. Eso es precisamente lo que quiero comunicar: una ambigüedad. Tampoco es una ambigüedad tan amorfa que no muestre nada. Normalmente hay unos factores que predominan y otros que contradicen a los primeros. De ésta forma cada uno saca sus conclusiones. Cada uno se proyecta en las piezas y ve con referencia a sus vivencias, a sus conocimientos. No transmito mensajes cerrados, discursos acabados. Quiero que el espectador saque sus propias conclusiones. Lo contrario me parece un poco déspota.

-Siempre has estado interesada en trabajar con el cuerpo femenino. Tus famosos corsés plantean una reivindicación por la problemática de la mujer en la sociedad moderna. Además reflejan otros problemas que superan el límite de la sexualidad. Háblanos de todo ello...
Soy mujer y por tanto me interesa mucho nuestro mundo. Vivo mi cuerpo y se cómo es la diferencia entre mostrarte de una manera u de otra, o lo importante que es la imagen. De todas formas hay mucho de inconsciente y de azar tanto en mi vida como en mi trabajo. Actualmente leo mucho sobre el tema de la mujer: el genero, el sexo, los roles que supuestamente tienes que cumplir y los polos eternamente opuestos entre lo femenino y lo masculino. Estamos abocados a la diferenciación de lo femenino y lo masculino. De todas formas, dentro de la vía de la mujer trato de buscar una idea diferente a la de la opresión, a la del corsé. Busco otros posibles, otras vías para contar. Un corsé es una opresión pero por otro lado es también algo estético. Es difícil de explicar. Yo vivo en mi piel lo de la idea de mujer, soy mujer y me relaciono con mujeres, pero aún así, todavía estoy intentando buscar mi identidad. Con mis piezas sucede algo de lo mismo, están intentando como defenderse. Es algo que no puede resumirse porque si lo resumes lo matas. Podría decirse que vivo las cosas y luego las proyecto. Por ejemplo, en el caso de los corsés, cuando estaba haciéndolos, surgió la problemática del Sida. Me pareció fantástico porque nuevamente surgía la idea de represión y yo sin preverlo estaba haciendo corsés, estaba en sintonía. Creo que a la mayoría de los artistas nos sucede lo mismo, no somos plenamente conscientes de lo que estamos haciendo. Vives en un mundo y ese mundo sale, aflora, y es el que va creando.

-En alguna ocasión has declarado que se dan diferencias entre mujeres y hombres artistas a la hora de plantear determinadas cuestiones y también en la resolución de las piezas. ¿En qué se evidencia esto? ¿Cuáles son las diferencias principales?
Es un debate en el que no quiero entrar, no quiero entrar en el juego de las diferencias entre lo femenino y lo masculino, porque construir un femenino que esté luchando con el masculino es entrar en ese juego que para mí no es válido. En ese sentido lo único que veo es que en el mundo del arte se han producido variantes. Hay muy pocos críticos que asumen que éstas variantes las ha introducido la mujer y que las propuestas de las mujeres son por tanto importantes. El arte parece que tiene esquemas asignados, concretos. Lo que a mí me interesa son pautas diferentes, propuestas diferentes fuera de toda clasificación de lo femenino o lo masculino. No acepto ésa diferenciación ya preestablecida. Creo que lo femenino y lo masculino es algo ya construido, que no te pertenece y que sin embargo te enseñan desde que eres una niña.

-En lo que se refiere a oportunidades ¿cómo es la situación?
Sin duda hay más presencia de hombres. Sin embargo los planteamientos de las mujeres me parecen importantísimos. Aún así, no creo que haya igualdad de oportunidades. Salvo algunas excepciones muy concretas, por lo general en las exposiciones hay mayor presencia de hombres. Esto siempre ha sido así, en todas las disciplinas. Para que esto cambie los comisarios/as tendrán que cambiar sus esquemas. No creo que las propuestas de las mujeres vayan a defraudarlos/as.

-En tu primera etapa la duda era algo inherente a ti. La búsqueda de equilibrio era entonces uno de tus principales objetivos. ¿Cómo es ésa nueva etapa en la que declaras estar?
Aunque esté en una nueva etapa la búsqueda de equilibrio sigue siendo uno de mis principales objetivos. La lucha entre el equilibrio y el desequilibrio sigue estando ahí. Es algo innato en mí.

-De cualquier manera en tu obra puede apreciarse una evolución. ¿Viene esa evolución ligada a la madurez? ¿Cuáles son los cambios principales?
La evolución está ligada al tiempo de trabajo invertido. Yo he volcado mi vida en esto. Supongo que esta evolución es atribuible a la madurez. Ahora tengo muchos más referentes externos tanto en mi trabajo como mi vida privada. En éste sentido mi obra ha variado. En cuanto a la temática ahora es más consciente. De todas formas a la hora de construir sigo patinando y me dejo llevar. Procuro que las cosas que estoy gestando me sorprendan. En cuanto a los materiales ahora son más variados metal, gomas...son materiales con menos datos. Otra de las cosas que estoy variando es el proceso constructivo. Ahora he empezado a modelar lo que supone un cambio mental. El proceso es bastante diferente, puesto que requiere una previsión. Necesitas la idea a priori, es bastante más complicado. Aún así luz, equilibrio, movimiento e incluso música y sonido son constantes en muchas de mis obras. Me gusta experimentar y sorprenderme con mi trabajo. El estar haciendo siempre lo mismo no me vale, necesito la sorpresa. De todos modos no creo que los cambios sean tan patentes. Cambian los intereses pero la problemática sigue siendo la misma. Esa duda y ese miedo persisten.

-Eres una artista polifacética, además de esculturas trabajas la pintura, has ilustrado libros, has realizado carteles e incluso escenografías para grupos de teatro...¿Por qué surge en ti esta necesidad de abrirte hacia nuevos campos?
Creo que todo es lo mismo. Al fin y al cabo lo único que cambia es el soporte. La base es la misma, es la experiencia en sí lo que varia. La gente con la que te tienes que relacionar para hacer un cartel o una escenografía de teatro por ejemplo, te aporta cosas, pautas. Es muy interesante conocer nuevos campos pues este conocimiento conlleva nuevas experiencias. En éste sentido creo que seguiré trabajando en diferentes campos o disciplinas. Siento el deseo de hacer muchas cosas.

-Actualmente estás realizando un libro de artista sobre la construcción de los Cubos de Moneo. ¿Cuál es tu visión artística del futuro Palacio de Congresos del Kursaal?
Yo lo veo como un purismo arquitectónico, casi son coordenadas. Veo en el edificio un intento, un intento casi de que no exista. Es de cristal, lo menos existente, aunque sea un cristal rugoso etc. Mis dibujos por tanto son líneas y coordenadas a nivel de espacio. Luego, claro, un edificio tiene que albergar, tiene que tener techo, tiene que tener suelo, infraestructuras. En lo que se vaya a albergar y en cómo se va a albergar es una cuestión en la que no me meto. En general, no me disgusta. No estoy en contra. Creo que la gente que está en contra es porque conoció el anterior edificio. Para esa gente creo que tuvo que resultar odioso que derrumbaran aquel edificio. En consecuencia están en contra del actual edificio. Yo como no he conocido el edificio anterior no me parece mal. De todas formas lo más dudoso es lo que va a haber dentro, lo que albergará el edificio.

-En 1996 fuiste seleccionada para el proyecto Abando-Ibarra, diseñado para cubrir el espacio existente entre el palacio de la música y el museo Guggenheim. ¿Qué opinión tienes de ese polémico museo? ¿Crees que dará oportunidades a las nuevas generaciones de artistas vascos?
En principio no creo que el hecho de ser vasco abra las puertas del museo a los artistas. Para exponer allí tienes que estar dentro de la premisa de calidad que establece el Guggenheim. Al fin y al cabo es una multinacional, una franquicia americana.

-¿Tienen los jóvenes artistas vascos posibilidades de crear, de exponer, de salir adelante?
La situación es mala como en todos los sitios. De odas formas existe cierto proteccionismo. En el País Vasco te protegen si eres vasco, lo mismo que en Cataluña a los catalanes y en Madrid a los madrileños. Es consecuencia del regionalismo.

-Has expuesto en dos ocasiones en ARCO la feria internacional del arte de Madrid. Muchos artistas han definido ARCO como "el gran circo del arte". ¿Qué opinión tienes acerca de ello?
ARCO bien puede ser "el gran circo del arte" o "el gran bazar del arte" aunque cada día es más esteta. Es cierto que es una feria. Para mí es un gran lío. Yo voy a ARCO y cada vez estoy menos tiempo. De todas formas allí tienes posibilidad de vender tus piezas, de conocer gente, de ver una pequeña muestra de lo que se está haciendo en ese momento. No obstante en ARCO todo es muy elitista, como el mundo del arte en sí. En principio una pieza escultórica, un cuadro, no son objetos básicos, sino de lujo, es decir no cubren unas necesidades básicas.

- Tu última exposición "Caja de Música" reúne una colección de Heroínas Ficticias. ¿Quiénes son estas heroínas ficticias?
Son mujeres que pertenecen a los cuentos, a las historias, a los relatos. Es como una supuesta revisión histórica a través del tiempo. Si te molestas en revisar la historia te das cuenta que ha habido mujeres. Sin embargo la historia oficial no las reconoce. En esta colección yo hago una supuesta revisión de personajes que han existido en la historia: una serena, un genio... Todas ellas nos recuerdan que ha habido un pasado pero que en ese pasado, en esa historia escrita, no ha habido lugar para las mujeres.

-En 1997 ganaste el primer premio de escultura "Paseo Marítimo de Zarautz". Anteriormente ya habías realizado otras esculturas de calle, sin embargo el proyecto de Zarautz fue un gran reto para ti, ya que te enfrentabas por primera vez con un espacio natural de gran fuerza: el mar. ¿Te surgieron dificultades?
Para mí ese fue un gran reto. Para mí la calle siempre es un gran reto ya que las personas que viven allí van a ver día a día la pieza que tu has creado. Luego en el caso de Zarautz no estaba la calle solamente, estaba el mar también. En ese sentido la gente que pasea por el malecón quiere ver el mar, el horizonte abierto. Por eso decidí hacer algo que no interfiriera, que se integrara en el espacio, en el paisaje. Partí de la idea de seres que hubieran surgido del mar que intentaran volver a él. Por otro lado sentí la necesidad de establecer una diferencia entre la civilización que está a un lado y el mar, la naturaleza, que esta al otro. El proceso de creación resultó complicado ya que el espacio condicionaba mucho. De todas formas estoy muy satisfecha de ese trabajo.

- No eres amiga de definiciones pero, ¿cómo definirías tu trabajo?
Mi trabajo es una obsesión, lo necesito.

-"Creo que hay que encontrar un punto de equilibrio entre lo formal y lo ideológico" afirmaste en cierta ocasión. ¿Serviría esa afirmación para definir tu obra?
Si y no. Yo creo que no es sólo importante lo que se cuenta sino cómo se cuenta. Las formas me interesan mucho. Mi ideología puede estar proyectada en las obras, sin embargo es una cuestión que aún está sin definir. Soy bastante complicada, aún no sé muy bien donde estoy. De todas formas lo que tengo claro es que no me vale algo que sea solamente formal. Necesito que me cuenten, que me hablen, y por supuesto cuando hablo pongo mucho de mi.

-¿Con qué nos sorprenderás la siguiente ocasión?
En este momento estoy trabajando con pasta. He tomado como referencia nuevamente el cuerpo humano y sus formas. Son piezas muy anatómicas y totalmente blancas. A parte de ello he comenzado a hacer diferentes cosas en fotografía. Por lo demás, en estos momentos dedico mucho tiempo a la lectura. Tengo además muchas ideas con las cuales más adelante me pondré a trabajar.




DORA SALAZAR
(Alsasua, 1963)


  • 1981-86: Facultad de Bellas Artes - UPV / EHU
  • 1986-89: Doctorado en Escultura.
  • 1987: "Bizkaiko Artea". Segundo premio de Escultura.
  • 1989: "Bizkaiko Artea". Accésit de Escultura.
  • 1990: "Gure Artea". Primer premio de Escultura.
  • 1990: "Bizkaiko Artea". Accésit de Escultura.
  • 1992: "Concurso de Escultura". Europistas. Segundo premio.
  • 1995: Prix du Ministére de la Jeuneusse, Luxemburgo.
  • 1997: Primer Premio de Escultura "Paseo Marítimo de Zarautz". Gipuzkoa
  • OBRAS EN MUSEOS E INSTITUCIONES
    • JJ. GG. de Bizkaia
    • Colección Argentaria, Madrid
    • Museo de BB. AA. de Navarra
    • Museo de BB. AA. de Alava
    • Colección Rafael Tours, Barcelona
    • Fundación Sáez de Gorbea, Vizcaya
    • Centre Hospitalier Privé Claude Gallien, Paris
    • Ayuntamiento de Zarautz, Guipúzcoa
    • Biblioteca Koldo Mitxelena, San Sebastian
    • Windsor Kulturgintza, Bilbao


Fotografías de Dora Salazar: Ainhoa Irazu
Fotografías de las obras: Galería ARCO


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