Cuando nos referimos
a una lengua minorizada, implícitamente hacemos alusión a
la relación que mantiene respecto a otra lengua mayoritaria que se
halla en su mismo ámbito natural. A continuación mencionaremos
algunas circunstancias que una lengua ha tenido que soportar para llegar
a su condición de "minorizada". Entre éstas, tiene
especial importancia el haber dejado de ser instrumento lingüístico
en las relaciones laborales y en la actividad económica en general,
siendo reemplazada en este ámbito por otra lengua más fuerte.
En el caso del euskara, este proceso de reemplazo
ha sido distinto en cada sector económico, teniendo lugar en diferentes
épocas y con más fuerza en unas comarcas que en otras. Así,
para mediados del siglo XVIII, en en el sur de Alava y Navarra el euskara
estaba en declive, dado que la lengua empleada por los comerciantes del
ámbito urbano era el castellano. También en la costa se había
iniciado el proceso del bilingüismo, entre otras causas porque la burguesía
urbana, recién surgida a partir de la construcción naval y
de la siderurgia, consideraba el euskara lengua de los baserritarras (campesinos)
y de los trabajadores poco cualificados.
En tiempos de la revolución industrial,
la expansión del castellano y francés se produjo con gran
rapidez. En la medida en que la industrialización cambió las
estructuras demográficas, económicas y sociales, provocando
un descenso del peso relativo del primer sector de la economía, ocasionó
dos tendencias en cuanto al euskara.
Por una parte, el desarrollo industrial se
produjo a la vez que surgía una amplia masa de inmigrantes, principalmente
en Gipuzkoa y Bizkaia. Mientras, la enseñanza y los medios de comunicación
se encontraban en manos de la burguesía foránea o simpatizante
hacia ella. Además, tal como se ha mencionado, ya para entonces el
euskara se veía como lengua de las personas más incultas,
y la admiración hacia el castellano o francés proviene del
hecho de considerarse lengua de las clases superiores. La superioridad del
castellano se produce en función de la tasa de industrialización
y urbanización, de un modo directo.
Pero al mismo tiempo, no ha de olvidarse que
el euskara ha encontrado uno de sus mayores refugios en el mismo ambiente
urbano que la industrialización había impulsado. El movimiento
por la recuperación del euskara fue promovido por la clase popular
de las ciudades: los trabajadores, administrativos, técnicos, etc.,
han sido imprescindibles impulsores de la lengua. Si bien el movimiento
de inmigración se interrumpió en las décadas de los
años 60 y 70, estas dos tendencias de dirección opuesta se
han acentuado cuando la sociedad de servicios ha sustituido a la sociedad
industrial.
De todos modos, en los últimos años
han tenido lugar esperanzadores cambios para la permanencia del euskara,
sobre todo en las zonas donde su presencia es mayor: la fuerza del movimiento
popular ha aumentado, un gran número de inmigrantes desea que sus
hijos sean vascoparlantes, y en la clase dirigente ha surgido una postura
a favor del euskara.
No obstante, la influencia de la economía
y, en especial, del mundo laboral, sobre la situación lingüística,
supone un gran reto para el euskara, puesto que en este campo se encuentra
en una situación minorizada. Y, si fue en el ámbito de las
relaciones laborales donde el castellano (o francés) comenzó
a sustituir al euskara, tal y como se ha querido señalar más
arriba, el riesgo de un nuevo declive puede ser inevitable mientras no se
normalice el uso del euskara en la actividad económica y en las relaciones
laborales. Es decir, que el euskara ha de recuperar el mundo laboral si
es que quiere asegurar su supervivencia.
¿Cuál es, pues, la situación
actual del euskara en el mundo laboral, y qué tendencias se observan
de cara al futuro? La situación presente es de sobra conocida: en
determinados sectores, el euskara es instrumento de trabajo y lengua para
las relaciones laborales (en especial, algunos medios de comunicación
y gran parte de la enseñanza), pero en los restantes sectores (en
la mayoría de las industrias y servicios), la utilización
del euskara es prácticamente nula. Una salvedad la constituirían
los puestos de trabajo de cara al público, donde algunas empresas
emplean la política de contratar trabajadores vascoparlantes para
atender a los clientes euskaldunes.
En los estudios sociolingüísticos
que se han realizado (por ejemplo en los de Siadeco) se ve claramente que
incluso en las zonas con más vascoparlantes la utilización
del euskara en las empresas industriales es muy escasa. En el mejor de los
casos, los trabajadores euskaldunes emplean el euskara, pero normalmente
para hablar sobre temas de extralaborales, es decir, que la lengua empleada
para la actividad profesional es el castellano o el francés. Igualmente,
el euskara tiene poco espacio en la administración y dirección
de las empresas, sobre todo para tratar temas vinculados a la propia actividad
empresarial. Como lengua escrita, tampoco se suele utilizar mucho el euskara.
Siendo tal la situación, y resultando
imprescindible conocer la actitud de los responsables de las empresas, realizamos
dos encuestas, en 1997 y 1998, respectivamente. La primera en Oarsoaldea
(en las empresas industriales de Errenteria, Lezo, Pasaia y Oiartzun); la
segunda en Urolaldea (en las empresas industriales de Azkoitia, Azpeitia
y Zestoa).
La primera encuesta la realizamos en Oarsoaldea
por ser representativa de la situación sociolingüística
del País Vasco, tanto en lo concerniente al número de euskaldunes
como a la estructura económica. Tal como esperábamos, el uso
del euskara escrito y hablado en estas empresas es muy escaso. A pesar de
que en opinión de los responsables de las mismas ir euskaldunizando
su actividad puede resultar positivo, pudimos constatar que existe poca
voluntad de involucrarse en ese tipo de iniciativas.
En vista de esos datos, repetimos la misma
encuesta en Urolaldea, al tratarse de la más euskaldun de las zonas
industriales. Aunque en este caso el empleo del euskara en las empresas
es algo mayor, dista mucho del porcentaje de euskaldunes de la comarca.
Si bien la actitud hacia del euskara, así por ir euskaldunizando
la actividad empresarial, son en general positivas, tampoco aquí
percibimos esfuerzos por apostar realmente a favor de ello.
De todos modos, se puede pensar que el hecho
de que el del euskara no sea un asunto prioritario y la falta de información,
entre otras razones, influyen en este tipo de respuesta. Precisamente en
estos últimos años se han puesto en funcionamiento en diversas
empresas planes para incrementar el uso del euskara, y todos estos casos
han sido considerados como experiencias muy interesantes tanto por parte
de los trabajadores como de las direcciones de las empresas. Así,
podríamos citar los pioneros grupo Elay de Antzuola y CAF de Beasain,
y otros que han comenzado a desarrollar iniciativas similares, como Alecoop,
Arlan, Fagor, Ikerlan, Irizar, JMA, Labein, Maier o MCC.
Debe recordarse que en el Plan de Recuperación
del Euskara (Euskara Biziberritzeko Plana), elaborado por la Comisión
Asesora del Euskara del Gobierno Vasco, se hace especial mención
al mundo laboral, considerando la metodología hasta ahora empleada
apropiada y modélica. En el mismo Plan se cita que la sociedad vasca
no se ha percatado de la importancia que tiene el no utilizar el euskara
en el campo empresarial. El Consejo de las Organizaciones Sociales del Euskara
(Euskararen Gizarte Erakundeen Kontseilua) ha otorgado especial relevancia
a este apartado, puesto que entre los objetivos que persigue la campaña
"Una hora a favor del euskara" (Lanordu bat euskararen alde),
está el de que los trabajadores conozcan el papel que desempeñan
en este ámbito.
Evidentemente, habrá que dar muchos
pasos más. Por ejemplo, en Gipuzkoa, el territorio más euskaldun,
de los 50 ciclos de formación profesional ofrecidos en los niveles
medio y superior en las centros públicos, sólo 5 se pueden
cursar en euskara, 13 en euskara o castellano, y 32 sólo en castellano.
Si la presencia del euskara en la formación que se ofrece para las
diversas profesiones no aumenta, será difícil capacitar trabajadores
euskaldunes.
De todos modos, los estudiantes, futuros trabajadores,
realizan cada vez más su fromación educativa en euskara, los
clientes tienden progresivamente a solicitar y recibir los servicios en
euskara, y el hecho de que los trabajadores euskaldunes mantengan las relaciones
laborales en euskara puede ser un medio para la cohesión de las empresas.
En la actualidad, integrar el euskara puede suponer para muchas empresas
poder contar con más opciones, bien en la actividad interna, bien
en la imagen externa. De ser así, podremos decir como mínimo
que las tendencias de los últimos siglos están cambiando,
habiendo quizás llegado al definitivo punto de inflexión del
proceso de minorización del euskara.
Jose M. Zendoia
Sainz, profesor del Depto. de Economía Aplicada I de la UPV/EHU |