Aunque tenga cumplidos 84 años y como él
dice a esa edad uno va perdiendo facultades, Manuel Agud Querol no deja
de aprender. Este lingüista, brillante investigador de la lengua vasca,
de vez en cuando aprieta el botón de su antiguo magnetofón
para oír inglés. Rodeado de placas y medallas en reconocimiento
a su labor, tuvimos el gusto de hablar con Manuel Agud sobre las investigaciones
que ha realizado y su generación. Una generación de la que,
según cuenta, él es el único que queda.
-Usted nació en Argentina, aunque
su familia era aragonesa. Así es, mi familia emigró
a Argentina y yo nací allí, pero de joven volvimos a Zaragoza.
En la Universidad de Zaragoza primero estudié Magisterio, y después
Filosofía y Letras en la especialidad de Estudios Clásicos,
que era una certificación especial de la Universidad de Zaragoza.
Por lo tanto estudié latín y después griego como asignatura
voluntaria. Pero mí me gustaba mucho más el griego y así
hice la oposición y obtuve la plaza de esa asignatura en Santander
y al año siguiente en San Sebastián. Precisamente conocí
a la que es mi esposa en un cursillo de griego, y así en 1943 vine
a San Sebastián para casarme y quedarme a vivir aquí. He impartido
clases de griego y latín por afición en el Instituto Peñaflorida
y después en la UPV, también de griego y latín como
profesor titular.
-Ha
investigado la lengua vasca aunque no la habla No hablo vasco, pero sí
que recibí clases de vasco en el Ateneo. Fui alumno de Koldo Mitxelena
durante tres o cuatro años. A mí me interesaba la estructura
de la lengua, es decir, la gramática histórica o lingüística
histórica.
-¿Cómo empezó a
trabajar en el Diccionario Etimológico Vasco? Un día, en 1951, bajábamos
de Aginaga y Antonio Tovar comentó que podíamos hacer un Diccionario
Etimológico Vasco. Parecía un sueño pero nos citamos
y empezamos a elaborarlo Tovar, Mitxelena y yo mismo en el año 1953
en el Seminario de Filología Vasca "Julio de Urquijo",
de la Diputación Foral de Guipúzcoa. También colaboraron,
con mayor o menor extensión, Mario Grande, Emilio Más y M.ª
Teresa Imaz. Decir también que de Joan Corominas recibimos abundantes
observaciones. Nos dejó impresionados con los setecientos folios
que nos mandó con las observaciones que había realizado. Después
empezó con el Diccionario Etimológico Catalán y así
se apartó de éste.
Al Diccionario Etimológico Vasco le he dedicado más de cuarenta
años. Al salir de trabajar iba a la Diputación, y me quedaba
allí en mi mesa de trabajo. Soy miembro de la última generacion
que ha trabajado gratis.
-¿En
qué consiste este Diccionario? Alguno puede preguntarse cómo
puede haber un Diccionario Etimológico Vasco si no se sabe nada sobre
el origen de la misma lengua, pero nosotros pretendíamos agrupar
en un Corpus todos los temas que tratasen de lingüística histórica
vasca. La idea era hacer un Corpus donde se recogiese todo lo que habían
opinado los más variados autores sobre etimología de la lengua
vasca y sus relaciones con otras lenguas. Para eso empezamos a acumular
vocablos, teorías e hipótesis para redactarlos después.
La intención era tener agrupado lo escrito hasta el momento sobre
las palabras vascas. Comenzamos a publicar el diccionario en 1988, y hasta
ahora se han editado siete tomos, concretamente hasta la O, por lo tanto,
todavía queda trabajo para realizar y para éllo se va a convocar
una beca. Existe una cuantía de fichas enorme, una parte en Vitoria,
otra en Koldo Mitxelena y por último en mi mesa de trabajo en el
Koldo Mitxelena. Esto está esperando a que alguien continúe
con la investigación.
-¿Y qué me dice de su
tesis? La tesis doctoral la presenté
en la Facultad de Historia y Geografía de la Universidad Complutense
en 1978, con 60 años. El título de la tesis fue: "Elementos
de Cultura Material en el País Vasco". La verdad es que hasta
entonces no se había realizado una tesis de esa naturaleza y tuvo
cierto éxito. Fue Tovar quien me animó a hacerla. Un día
que pasaba por San Sebastián, él me dijo que con toda la investigación
que había realizado en el Diccionario Etimológico sólo
me faltaba redactarlo para tener hecha la tesis. Redactar la tesis me costó
un año, pero la investigación un montón de años.
La intención de la tesis era reunir términos que designen
recipientes, vasijas y similares y deducir su procedencia para ver qué
lenguas han aportado al vasco mayor cantidad de palabras de cultura material.
Es decir, numerar cuántas palabras ha prestado al vasco el gascón,
el latín...
-¿A
qué conclusiones llegó? Es evidente que el vocabulario
latino y románico es abundante en vasco. La existencia de palabras
de tipo latino o románico, son muestra de que muchos elementos vinieron
de fuera y sustituyeron a los existentes. Resumiendo, los préstamos
predominantes corresponden al latín, al gascón o bearnés
y al romance español (castellano, aragonés, navarro). También
hay préstamos del francés, románico no determinado
o palabras viajeras.
En la tesis, también apunto algunas cosas que se habían dicho
pero estaban equivocadas, es decir, que la procedencia era distinta.
-Decía usted antes que todavía
no se conoce la procedencia del euskera aunque especulaciones a este respecto
no faltan. Es estupendo que no se sepa de
dónde proviene. Así nos encontramos ante un misterio que permite
investigar. Yo creo que el vasco no tiene nada que ver con el ibérico,
ni con el checheno, ni bereber.
Mi teoría es que si hay alguna relación entre el vasco y el
ibérico, hay que sacarlo desde el oriente español. En un pueblo
de Valencia, llamado Lidia, aparecieron unos vasos con unos signos. Yo opino,
que tiene que salir de esa zona del levante español si existe alguna
relacion entre el vasco y el iberico. Ésto es lo que nos tiene un
poco interesados.
-Pero
además de investigar, usted también es conocido por su colaboración
periodística. Así es, he colaborado durante
42 años en varios periódicos. En San Sebastián en La
Voz de España, en Bilbao en El Correo Español, pero también
en periódicos de Murcia o la Rioja. He escrito artículos de
todo tipo, algunos de tinte político no comprometido. Pero sobre
todo he escrito muchísimo a favor de la creación de la universidad
vasca.
Yo formaba parte de la comisión para la creación de la Universidad
y logramos crear nada más y nada menos que siete facultades en Guipúzcoa,
partiendo de Derecho. Hicimos todo lo que pudiamos para que la gente pudiera
estudiar en el País Vasco, sin tener que salir fuera. Yo me entregué
por completo en la lucha por la creación de la universidad vasca,
y tuve alguna discusión a este respecto. Resulta, que algunos que
tenían asegurado el mandar fuera a sus hijos a estudiar no veían
con buenos ojos la creación de la universidad, y por lo tanto tuvimos
que luchar.
Para mí, la mayor satisfacción es la de haber contribuido
de forma positiva a la creación de la Universidad Pública
Vasca.
-Cuénteme
cómo era el ambiente de su época
Había ambiente de trabajo y no politizado aunque la época
era crítica. Aunque fuéramos gente de distinta ideología,
supimos integrarnos y trabajar todos juntos. Pienso que era una generación
más desinteresada, trabajabamos gratis. Recuerdo que hacíamos
muchas tertulias en los cafés, en el Ateneo... También en
la biblioteca de la Diputación nos reuniamos los "conspiradores",
como decía el secretario de la Diputación. Nos juntábamos
José Arteche, el arquitecto Irizar, el bibliotecario Fausto Arozena...
Había una vida cultural muy intensa. Seran añoranzas de viejo,
pero así era.
-¿Cuáles son las tareas
que estan pendientes de realizar en la lingüística vasca? Primero, terminar las cosas que
ya están empezadas, por ejemplo, el Diccionario Etimológico
Vasco. Por otra parte, fomentar los estudios que se pueden realizar en el
aspecto de lingüística histórica y no se han hecho. Asimismo
hay que insistir en la lengua como elemento científico o de estudio,
y evitar que se convierta en un arma de combate. Fomentar la lengua desde
un desinterés extremo, evitando que sea motivo de lucha. Fotografías: Maria
Agirre |