La
agricultura vasca ha experimentado fuertes
cambios en los últimos 15 años. Quizás uno de
los más importantes haya sido el de su
modernización. Algunos caseríos han mejorado su
estructura productiva y, con ello, han aumentado
considerablemente su producción. Este cambio
productivo ha tenido importantes consecuencias
para el conjunto del sector agrario y la sociedad
rural. Quizás el más importante es la
diferenciación entre los baserritarras. Se ha
producido una diferenciación económica entre
quienes han modernizado la explotación y los que
han mantenido una estructura productiva
tradicional. Estos últimos han visto como su
capacidad adquisitiva se ha ido reduciendo. La
diferenciación anterior está generando, a su
vez, una diferenciación social e ideológica. La
estratificación social en la agricultura se ha
alterado sustancialmente ante la emergencia de
unas pocas familias en cada municipio que han ido
acaparado los recursos locales y públicos (en
forma de ayudas institucionales). Además, la
mejora de unas pocas explotaciones está
generando conflictos y tensiones sociales más o
menos latentes en el medio rural. También se
está produciendo una diferenciación
ideológica. Como gran parte de los baserritarras
no pueden acceder a las ayudas públicas, entra
en crisis la definición de agricultor o
ganadero. Son las instituciones públicas, al
establecer los criterios para acceder a las
ayudas, quienes definen qué tipo de agricultura
es deseable e, indirectamente, que es ser
agricultor o ganadero. Quienes no pueden acceder
a dichas ayudas, perciben que detentan un status
y desempeñan un rol no-deseable y marcadamente
distinto a baserritarras; que bien pueden ser sus
vecinos.
Siendo este uno de los principales problemas
de la agricultura y la sociedad rural vasca, el
objetivo de esta investigación no es ahondar y
clarificar esta diferenciación, sino explicar
sus causas. Para comprender la creciente
heterogeneidad de la agricultura vasca es
necesario entender las razones de la
diferenciación económica. Más en concreto, hay
que tratar de explicar las razones por las que en
un mismo contexto espacial e histórico, no todos
los caseríos optan por modernizarse.
Para dar cuenta de este fenómeno, hay que
tener en cuenta una serie de factores macro
o externos al caserío como la Política Agraria,
la posibilidad de trabajar fuera del caserío, o
la evolución de los precios agrarios. También
hay que considerar los factores micro
o rasgos del propio caserío como la valoración
que hacen del trabajo agrario los sucesores
potenciales, el apoyo familiar prestado al
sucesor, o las características productivas de la
explotación (tamaño, parcelación, aislamiento,
características orográficas y edafológicas,
etc.). Son los factores micro los que mejor
pueden dar cuenta del comportamiento diferencial
de la agricultura familiar de un mismo contexto.
La hipótesis de investigación que se plantea
es que los cambios productivos de la explotación
agraria dependen de la estrategia reproductiva
por la que opte de la familia. Esta estrategia
tiene dos grandes opciones: la de emplear o no la
explotación como un medio de vida para los
hijos.
Esta perspectiva de análisis considera que el
caserío está formado por una explotación
agraria y una familia, y que la explotación se
encuentra al servicio de la familia. Igualmente,
el enfoque propuesto considera que la familia es
una unidad de toma de decisiones que valora los
factores macro y micro antes mencionados. La
familia no es un criterio explicativo alternativo
a otros posibles, sino un ente que los engloba y
aglutina.
El colectivo de estudio se ha limitado a una
de las producciones agrarias más importantes de
la Comunidad Autónoma, la leche de vaca.
Para recoger la información necesaria se ha
combinado la metodología cuantitativa y
cualitativa. En concreto, se han realizado 308
encuestas y 8 grupos de discusión con ganaderos.
Con el fin de operacionalizar el concepto
proyecto reproductivo se ha
empleado como indicador el tipo de familia que se
encuentra al frente del caserío. Se ha utilizado
una tipología con las 6 familias que surgen al
combinar tres criterios: edad y dedicación al
trabajo en la explotación de la persona central,
y la existencia o no de un hijo trabajando en la
explotación.
Los resultados encontrados muestran que cada
tipo de familia realiza ciertos cambios
productivos porque dichos cambios forman parte de
una lógica familiar concreta. La tipología
familiar también permite explicar las
características presentes del caserío
especializado en la producción de leche, y
sugiere respuestas a otras cuestiones centrales
para las Ciencias Sociales Agrarias como la
cuestión agraria, las razones de la emigración,
el papel de la mujer en la agricultura, el
funcionamiento de la agricultura familiar, los
problemas que genera un modelo de desarrollo
agrario basado en la modernización, o la
importancia real que tiene sector agrario en la
sociedad vasca actual.
La importancia de este sector no ha de medirse
únicamente teniendo en cuenta la población
activa que tiene ocupada o su contribución al
VAB total. Su importancia económica ha de
valorarse incluyendo también otros elementos
como las empresas del sector industrial o de
servicios que dependen de la producción agraria.
Además, la relevancia de este sector no es sólo
económica. La agricultura juega un papel
estratégico para mantener el equilibrio de la
población en el territorio, para gestionar los
recursos naturales, como referente cultural, y
como productor de las materias primas de las que
depende la alimentación y salud de todos.
Jose Ramón Mauleón, miembro
del departamento de Sociología 2 de la UPV/EHU. |