Antropólogo nacido en Reno (Nevada), es
uno de los grandes especialistas en la historia de la emigración
vasca al Oeste americano y otros puntos del mundo. Fruto de esa investigación
publicó junto a Jon Bilbao el libro "Amerikanuak".
William Douglass ha dedicado prácticamente toda su carrera al estudio
de temas vascos, y fue el fundador del programa de Estudios Vascos de la
Universidad de Nevada del cual es el actual director.
Con él tuvimos la oportunidad de hablar sobre su investigación
y el porvenir de la diáspora vasca.
-¿Por qué comenzó a investigar la emigración
vasca? ¿Qué le une con el mundo vasco? Aunque siendo de Reno,
me imagino que habría oído hablar sobre los vascos.
No creas, cuando yo era joven los vascos eran un grupo con poco perfil en
el estado de Nevada. En aquella época, los vascos no celebraban fiestas
ni tenían un club vasco en Reno. Se puede decir que no habían
creado su mundo étnico. Además, por circunstancias históricas,
en EE.UU. la inmigración vasca estuvo parada entre los años
1920-40, es decir, no llegaba sangre nueva del País Vasco. La colonia
vasca en aquellos tiempos iba envejeciendo y por otra parte, en EE.UU. todo
el mundo más bien quería olvidarse de sus orígenes
europeos, asiáticos o africanos. Entonces no estaban de moda los
clubes étnicos, nadie se preocupaba por su genealogía... Además,
aunque para los años 40-50 los vascos no estaban mal vistos, años
antes habían tenido mala prensa en el Oeste americano. Se les consideró
como usurpadores de terreno público, gente que únicamente
quería ganar dinero en EE.UU. y después volver al País
Vasco.
-Entonces, ¿por qué le llamó la atención
lo vasco?
Yo comencé mis estudios universitarios como especialista en literatura
castellana, y tenía intención de convertirme en profesor de
letras. Con 19 años, mediante un programa para extranjeros, tuve
la oportunidad de ir a la Universidad Complutense para estudiar lengua y
literatura castellana. Durante la estancia en Madrid me di cuenta que amaba
la literatura, pero que no quería enfocar mis estudios en éso.
En la Complutense me empezó a interesar la geografía humana
de la península ibérica, que era bastante parecido a la antropología.
Así, comencé a estudiar todo lo relacionado con los pueblos
de Iberia y a leer a Julio Caro Baroja. Al regresar a EE.UU. en el año
60, me titulé en literatura castellana pero sabía que me dedicaría
a la antropología. Por lo tanto, me trasladé a la Universidad
de Chicago para realizar estudios de antropología, y en el año
1963 me vine a Murélaga y Echalar durante más de dos años
para realizar el trabajo de campo. Pero mi intención entonces no
era la de estudiar la emigracíon vasca. Realmente, no tenía
enfocado el tema del estudio.
-¿Qué
quería investigar en Murélaga y Echalar? En Echalar me interesé por el éxodo rural que estaba
ocurriendo. La agricultura estaba perdiendo peso y era la industria la que
cogía fuerza. Yo no lo sabía, pero para entonces, los rancheros
norteamericanos estaban reclutando gente que se dedicase al pastoreo en
el Oeste americano. Otra opción en la economía de Echalar
y que además tenía fuerza era la del contrabando, casi todo
el mundo estaba involucrado en el contrabando. Asimismo, existía
la posibilidad de la emigración. Primero estuve en Echalar analizando
el éxodo, y después me trasladé a Murélaga porque
quería tener otro marco comparativo.
En el año 1967, después de doctorarme, me ofrecieron el puesto
en Reno para crear el programa de estudios vascos, y ya para entonces era
muy consciente de la emigracion vasca hacia Latinoamerica, Filipinas e incluso
Australia.
-Su estudio no tiene fronteras. Su investigación no se
ha centrado únicamente en los vascos que emigraron al Oste americano.
¿No es así?
Sí, pero se puede decir que mi investigación se ha centrado
especialmente en la emigración al Oeste americano, seguido por la
emigración a Australia. También he analizado la emigración
a Latinoamérica, pero mucho menos. La verdad es que viviendo en el
Oeste americano fue fácil hacer el trabajo de campo. Aún así,
estuve viviendo en los campamentos de los pastores varios meses, y también
en los hoteles vascos como huésped. Ahora, en los ultimos dos años
me estoy centrando en la emigracíon a Uruguay.
-¿Se ha superado en EE.UU. el estereotipo que relaciona
al emigrante vasco con el mundo del pastoreo?
Sí y no, porque incluso para los vascos es parte de su identidad
étnica. Aunque hoy en día no se dedican a cuidar ovejas, los
vascos evocan al pastor y conservan con orgullo esa tradición ya
que es algo que les distingue. Prácticamente hoy en día ha
terminado la vida del pastor vasco y no vasco, y el pastor vasco ha pasado
a la historia como una de las figuras del Oeste americano.
Además, actualmente, el vasco está muy bien considerado dentro
de la sociedad norteamericana. Como decía, cuando yo era joven, poco
se sabía de los vascos ya que no automanifestaban su identidad étnica.
Por eso era común la siguiente pregunta: ¿qué es un
vasco, un francés o un español? Esto ha cambiado un tanto
por nuestro programa, ya que tenemos publicados cuarenta libros sobre temas
vascos en inglés.
-Los vascos que se fueron al Oeste americano o Argentina a cuidar
ovejas, ¿realmente conocían con tanta profundidad como se
piensa el oficio del pastoreo? En absoluto. Lo que tenían era experiencia con el ganado,
e incluso algunos con ovejas, pero no todos. Cuidar ovejas en el País
Vasco o en Norteamérica es completamente distinto. En Norteamérica
el rebaño cuenta con mil ovejas, y éstos pastan en el desierto
monte abierto y con gran peligro de que aparezcan animales depredadores.
Esto no se puede comparar con el rebaño de un caserío, en
el cual hay 30 ovejas pastando cerca del caserío. Por lo tanto, aprendían
el oficio allí. Normalmente les enseñaban los pastores que
también habían entrado de novatos. Pero hay que señalar
que tampoco les costó mucho aprender, ya que como decía, tenían
experiencia con el ganado.
-¿Hoy en día cuántos descendientes de vascos
existen en el Oeste americano cuidando ovejas?
No llegarán ni a cincuenta. Los únicos que quedan son algunos
veteranos, que por una cosa o por otra no quieren volver al País
Vasco o bajar al pueblo. Incluso, sin entrar en la etnicidad del pastor,
en números globales, hoy no habrá ni la mitad de los pastores
que había hace 20 años. Y eso que entonces había la
mitad de los de hace 40. Hace 40 años, habría más de
2.000 pastores y el 90% eran vascos. En estos momentos son los chilenos,
peruanos y algunos mejicanos los que se dedican al pastoreo.
-Usted es el fundador y actual director del Centro de Estudios
Vascos de la Universidad de Nevada-Reno. ¿Cómo se crearon
estos estudios? Se crearon a través del denominado "Instituto de Estudios
de Zonas Aridas". Este es un instituto independiente de investigación
dentro del sistema universitario de Nevada, y lo que hicieron es crear una
especie de centro para los estudios del Oeste americano. Esto más
o menos fue en el año 1961.
El centro se puso en marcha en base a los consejos de tres antropólogos
que fueron los que diseñaron la agenda investigativa del centro.
Los antropólogos sugerieron la idea de ofrecer un programa de estudios
vascos dentro del centro, basándose primodialmente en la idea de
que el pastor vasco era uno de los elementos humanos que había configurado
la historia del Oeste americano, pero nadie se había preocupado de
entender el impacto y contribuciones que tuvo el pastoreo vasco. Decir también
que el Centro tenía gran interés en asuntos ambientales en
zonas áridas y claro, al ser un centro de ciencias sociales, se enfocaba
también en el impacto del ser humano. Por lo tanto, en Nevada aceptaron
la idea pero no había nadie que desarrollara ésto. 
Yo por aquel entonces estaba en la Universidad de Chicago y uno de los tres
antropólogos citados, me habló sobre este programa por si
me interesaba. Yo no dije que sí ni que no, pero el puesto siguió
sin cubrirse. Hacia 1965-66 me ofrecieron otra vez la posibilidad de ir
a Nevada y yo en principio acepté, pero antes terminé el doctorado
en Chicago. Al final, fue en el 67 cuando me puse al frente de los estudios
vascos.
Pero a mí me interesaba el tema la emigración humana y en
el año 1972 decidí irme al sur de Italia. Pasé un año
allí y publiqué un libro sobre la emigración de un
pueblo italiano. Tanto en Italia como en Murélaga, me encontré
con gente que había cortado caña de azúcar en el norte
de Australia, en Queensland. Incluso algunos se conocían por haber
estado en las mismas barracas. Así me interesé por la posibilidad
de irme a Australia, a comparar estas dos emigraciones europeas que coincidían
en la Australia tropical. Durante un año realicé el trabajo
de campo en Australia. Hice un estudio entre los que se quedaron en las
zonas azucareras, los que se trasladaron a la Australia urbana, y otros
que volvieron a Europa. Al final escribí el libro "Azúcar
amargo", unicamente en versión castellana.
-¿ En qué consisten los Estudios Vascos? Han evolucionado a través de los años. Pero hemos
sido fieles en investigar la emigración al Oeste americano. Así,
en 1970 junto a Jon Bilbao, publiqué "Amerikanuak", un
libro que estudia la emigración vasca. Esa era la primera prioridad.
El programa ha ido evolucionando en relación a los intereses particulares
de cada miembro del programa. Por ejemplo, Gorka Aulestia se incorporó
al programa y se interesó por la lexicografía, y casi sin
darse cuenta se introdujo en una tarea de 10 años junto con Linda
White haciendo un diccionario vasco-inglés. Al crear el programa
no teníamos interés en hacer un diccionario, pero surgió
así. Después se incorporó Joseba Zulaika, y trajo otra
dimensión al programa. Al principio el objetivo era la investigación,
pero después algunos querían estudiar euskara, otros la historia
y cultura vasca... así desarrollamos y ofrecemos cursos.
Hay que recordar también, que Jon Bilbao se encargó de organizar
cursos en el País Vasco para descendientes de vascos.
-Las noticias que nos llegan de la diáspora vasca, casi
todas están relacionadas con las fiestas que se celebran. ¿Son
éstas las que realmente vinculan a la diáspora vasca con la
cultura vasca? Yo creo que sí, pero hemos llegado a un momento en el que
la fiesta vasca tanto de Norteamérica como Latinoamérica tiene
menos sentido de la que tuvo en una época. Las fiestas vascas del
Oeste americano incorporan simbología y elementos de la vida pastoril
y la ovejera que prácticamente ya han pasado a la historia. Sirven
como eventos nostálgicos y todavía tienen sentido de identidad.
Pero según pasen los años, tendrán que "inventar"
nueva simbología que llame más la atención. Pienso
que cuando se inventaron las fiestas vascas del Oeste americano, tenían
sentido para los que los organizaban, ya que muchos eran pastores, ex pastores,
o gente que había nacido en EE.UU. pero había oído
hablar sobre la vida rural de aquí. Hoy por hoy, tal vez se celebren más fiestas,
pero la pregunta no es cuál es el estado actual, sino, cuál
sera el porvenir de esas fiestas. Los centros vascos de todo el mundo están
viviendo una crisis o preocupación en torno a la cuestión
de las nuevas generaciones. Yo me pregunto si sería una tragedia
perder la identidad vasca en la diáspora, y francamente no creo que
fuera una tragedia. Mantenerlas tampoco sería un triunfo, sino ambas
serían realidades sociales y serán los mismos actores los
que vayan a tener la última palabra. El que en el año 2.050
ser descendiente vasco viviendo en Argentina no le diga nada a una persona,
¿es una tragedia? Será una realidad, histórica, social
y cultural. No podemos imponer ni determinar el resultado. Pero el tiempo
dirá.
-El País Vasco ha cambiado en las últimas décadas.
Pero, ¿ha cambiado la visión que existe en la diáspora
sobre el País Vasco, o nos siguen relacionando con el caserío
y el folklore? Algunos sí que siguen con esa idea, y hay otros que lo identifican
con el Guggenheim, como si fuera lo único que hay. También
lo relacionan con la violencia, ya que ha sido un tema casi constante en
la prensa durante los últimos años. Noticias de aquí,
incluso las elecciones presidenciales del estado, no se mencionan en la
prensa norteamericana, pero noticias relacionadas con la violencia sí.
Por eso, algunos norteamericanos relacionan lo vasco con ETA. Pero como
mediante nuestro programa son varios los jóvenes que todos los años
vienen al País Vasco, despues éso tiene un impacto allí.
-Hace años se oía hablar en vasco en el Oeste americano.
¿Hoy en día qué utilidad tiene el euskera en esa zona? Muy poca utilidad. Hace un tiempo era la lengua vernácula
del pastoreo, pero hoy en día los rancheros tienen pastores chilenos
o peruanos, y el euskera no sirve. Incluso en los hoteles vascos que en
una época eran mundos étnicos bastante cerrados donde se oía
mucho euskera, hoy en día no se escucha euskera. En terminos prácticos,
el euskera ha dejado de tener su razón económica. Hoy por
hoy mantener la lengua vasca en el Oeste americano es un acto de amor o
de satisfacción personal.
-¿Actualmente existe emigración vasca o ha disminuido
considerablemente? Hoy prácticamente no existe y es que no hay complejos económicos
con capacidad de absorber tantos emigrantes. Tampoco existen motivos políticos
como cuando la dictadura de Franco. Actualmente hay más posibilidades
en el País Vasco, aunque haya problemas de paro. Hoy en día
tira más Europa, e incluso en Londres se ha formado una asociación
vasca, lo cual quiere decir que hay una masa crítica.
-Por
lo tanto ¿por cuánto tiempo persistirá la identidad
vasca en América?
Hay bases para pensar que va a durar dos o tres generaciones más.
Pero, ¿existirá en el año 2.100? No lo sé. Creo
que la identidad vasca tendrá que suponer algo, o no persistirá.
Pero esa preocupación puede existir aquí también, aunque
el reto es mayor en la diáspora ya que el tiempo va en contra. En
el País Vasco, en cambio, el tiempo puede ayudar, pero en la diáspora
una vez que la emigración se ha parado, el tiempo es un gran enemigo.
-¿Internet puede servir para mantener vivos los vínculos
entre la diáspora y aquellos que viven en el País Vasco?
Personalmente creo que es imprescindible para el mantenimiento de la identidad
vasca fuera del País Vasco. Si no existiera Internet sería
bastante más pesimista sobre el porvenir de la diáspora. Internet
facilita muchísimo, ya que estando en cualquier punto del mundo si
alguien quiere puede acceder a información relacionado con lo vasco.
Es una revolución posible pero no garantizada, y a la vez es un reto.
Quiero decir, que Internet ofrece muchas opciones, es un gran supermercado,
y el reto está en hacer productos atractivos.
-Tanto estudiar sobre temas vascos, ¿ se siente un tanto
vasco?
He dedicado toda mi carrera profesional a ello, así que, me definiría
como vascófilo. Pero creo que en muchos sentidos soy muy vasco, por
ejemplo, en mi formación intelectual. La verdad es que sé
más sobre algunos asuntos de este país que del mío. Fotografías: María Agirre. |